Deja tus Cargas
- ¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?
Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos.
Entonces el conferencista comentó:
- No importa el peso absoluto. Depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré un DOLOR en mi brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Pero es exactamente el MISMO peso, pero entre más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo. Si cargamos nuestros PESARES, RENCORES u ODIOS todo el tiempo, luego, más temprano o más tarde, ya no seremos capaces de continuar, la carga se irá volviendo cada vez MAS PESADA y entonces viene la desesperación. Toma todas tus cargas, PERDONA y anímate a ser LIBRE!
Reflexion:
Cuando hemos sido los protagonistas de alguna experiencia matizada con dolor, sufrimiento y violencia en cualquiera de sus vertientes, siempre nos ha dejado alguna secuela física o emocional, por una parte la física con el tiempo tiende a sanar; en cambio la emocional es la que puede permanecer largo tiempo, e incluso durante toda la vida. Al principio esa carga emocional o moral aparentemente no causará ningún trastorno, pero con el paso del tiempo al no hallar los medios para desprendernos de esa carga, se hará cada vez más y más pesada al punto de que ésta sea insoportable, provocando que no tengamos paz y sosiego. En algún momento de nuestra existencia nos tocó experimentar un infortunio, lo cuál provocó un desprendimiento de nuestro ser, y a partir de ahí nuestra vida ya no fue igual, dejándonos una marca difícil de desprender de la memoria. Y así sucesivamente, una y otra vez se presentan experiencias que se van acumulando en nuestro cuerpo emocional, al grado de dominar por sobre nuestros deseos. Podremos cuestionarnos infinidad de veces el porque no logramos desprendernos de esas cargas, de esas experiencias que se transforman en pesadillas nocturnas, en sensación de vacío existencial, en dolor silencioso que apaga nuestra facultad para vivir plenamente el presente, en rechazo constante para darnos la oportunidad de perdonar, en la indiferencia y apatía ante la vida, por las constantes culpas y remordimientos que trastornan nuestra conciencia.
Hasta cuando daremos el primer paso para desprendernos del pasado?, hasta que terminemos por autocompadecernos y destruirnos?, hasta que en verdad ya no haya marcha atrás cuando despertemos de nuestro letargo?, hasta que ya sea demasiado tarde?. Hasta que se haya desvanecido la oportunidad de amar?, o hasta que nos acerquemos al final de nuestro ciclo existencial?. Esperar pasivamente para que ocurra un ¨milagro¨, no resolverá nuestros problemas. Hemos sido dotados de todo lo necesario para asumir la absoluta responsabilidad sobre nuestra existencia, y por ende no estamos en la posición de culpar a nada ni nadie externo por el destino que nos tocó vivir, directa o indirectamente, así como consciente e inconscientemente somos los únicos protagonistas y responsables de la realidad que actualmente vivimos!. Por alguna razón nos aferrarnos a las cargas, quizás porque al no sentirnos plenos, nos valemos de ellas para experimentar un cierto peso y eso nos proporcione una sensación de existencialidad. O acaso al autocompadecernos recibiremos el afecto que tanto necesitamos para nuestro confort emocional?. O quizás sea una vía de exclusión y evasión para encarar los retos del futuro inmediato?. Por naturaleza somos emocionales y el arrastrar cargas, alimenta esa necesidad de sentir y experimentar fuertes emociones hasta el grado provocarnos trastornos mentales y por ende físicos; es decir; predomina más nuestra naturaleza autodestructiva por excelencia.
Nadie nos obliga a aferrarnos las cargas del pasado, es cierto que muchas de las vivencias pasadas difícilmente se desprenderán de nuestro cuerpo mental, pero si es imperativo que comencemos a desprenderlas de cuerpo emocional para que no terminemos consumiendo nuestro cuerpo físico. Debemos hallar de una u otra forma el equilibrio, para que no terminemos arrojando al precipicio nuestra vida entera. Todo en la vida no es casual sino causal; lo que nos sucedió en el pasado no fue casual, tuvo un porque, y cuál es?: Enseñanza?, Experiencia?, Madurez?, Carácter?, Crecimiento?, Evolución?, Trascendencia?. Si ese el objetivo de las experiencias, debemos iniciar nuestro proceso de sanación integral. No ver las experiencias del pasado como cargas, quizás nos dejaron algunas secuelas, pero si estamos dispuestos a perdonar, éstas desaparecerán gradualmente tanto de nuestra memoria como de nuestras emociones, el dolor poco a poco se diluirá si tenemos fe en que así será, un cambio de actitud será muy buen comienzo. Lo demás depende del tiempo para que las heridas del alma vayan sanando conforme vayamos transformando las cargas en experiencias positivas para nuestro crecimiento; si todo pasa por algo, el sentido es aprender y evolucionar para aspirar a ser perfectibles; pero si no nos atrevemos a seguir a delante por las culpas y los remordimientos, eso se transformará en temor e inseguridad y ese no es el objetivo de la vida; hay que avanzar siempre, aún cuando no se tenga plena certeza del sendero que transitaremos, sólo la experiencia nos va desarrollando sabiduría para andar con mayor seguridad y libertad….. libres de cargas!, para descubrir el sentido de nuestra existencia y aspirar a obtener equilibrio y paz interior!.