lunes, julio 09, 2012

Tiempos de Paz

Se puede hablar de Paz en los tiempos actuales que estamos viviendo?, Cuántos personajes de la historia han sacrificado su vida por ese ideal, y cuántas libran una lucha desigual y llena de obstáculos deseando alcanzar esa meta?, y muchos más de nosotros anhelamos vivir tiempos de paz en una sociedad que está sumergida en la corrupción y la violencia como nunca antes, no sólo a nivel de fanatismo sino a través de la manipulación mediática para engañar y confundir a un pueblo con informerciales y spots, con el único fin de orientar un voto sobre candidatos prefabricados, viscerales, huecos y manipulados que carecen de propuestas esperanzadoras que hagan pensar siquiera que los tiempos de paz estén próximos a acallar el clamor general de una sociedad cada vez más ansiosa y anhelante de justicia y equidad.

En todo este caos exterior, de qué forma podemos acallar las voces de nuestros estados internos y que ofuscan nuestro buen razonar, a tal punto que mucha de las cosas que acontecen en nuestra sociedad se nos escapan del entendimiento a tal grado de no percibir con claridad la cruel manipulación y adormecimiento en que nos han infringido los estratos del poder, y que nos acarrean en masas aprovechando la necesidad imperiosa de supervivencia de la gente que anhela mejores condiciones de vida.

Los tiempos de paz parecen aún muy lejanos, cómo muy lejana la esperanza de experimentar una sociedad más equitativa y con un sentido de justicia que consolide y humanice a las instituciones gubernamentales a fin de beneficiar a los estratos de la población más desprotegidos. Es complejo aún confiar en nuestras autoridades que se dicen ser representantes de los intereses de la nación; ya que esto es un fiel reflejo de lo que sucede a nivel global, donde otrora potencias poderosas, se encuentran en su peor situación económica y un sistema social convulso.

Sin embargo, esos tiempos de paz en apariencia muy lejanos de nuestro horizonte visual, se hallan más cerca de lo que pensamos, porque la paz no necesariamente es producto de la estabilidad social, ni de la extinción de guerras en todas sus vertientes, ni mucho menos de la humanización de la sociedad misma; tiene que ver más allá de nuestros sentidos ordinarios, es una cuestión de percepción orientada hacia nuestra actividad interna, aquella que se encuentra al final de nuestras prioridades existenciales. La luz al final del túnel es aquella que no le damos la importancia que merece ya que no proporciona satisfacciones materiales y mucho menos reconocimientos. Todo aquello que es aparentemente intangible, es la parte vital de nuestra existencia, aquello que le proporciona sentido a la vida, aquel clamor de paz que denostamos porque nos atemoriza enfrentarnos a nuestros cuestionamientos existenciales.

Todo ser viviente pensante o instintivo clama de paz y armonía no sólo en su entorno exterior, clama hallar un sentido real de supervivencia interior, donde el caos es más confuso y desordenado, donde habita esa chispa que anima nuestro Ser, y que en nuestro alrededor impere la incertidumbre por una paz que se ha transformado con el paso del tiempo en una utopía; nuestro núcleo esencial debe permanecer inalterable y controlado, como el ojo de un huracán. Pero para ello debe haber autoconocimiento facultativo, que impere la confianza mediante una autosugestión positivista y constructiva con miras a desarrollar el máximo de nuestro potencial que aperture una visión periférica y más amplia en posibilidades.

Cuando existe disposición al cambio y tolerancia al medio, se generan grandes frutos para acallar el clamor interno que exige de atención y dedicación; ya que la paz debe surgir desde lo más íntimo de nuestro Ser, abriendo nuestros sentidos y elevando el nivel de conciencia que a su vez irradie en el entorno en que nos desenvolvemos. La forma de despertar a una sociedad que anhela libertad y paz es contagiándola con actitudes progresistas y constructivas ante entornos deprimentes y mediáticos; nada en la vida está perdido, aún cuando la esperanza se pierda momentáneamente, no significa que todo ha acabado, los tiempos de esperanza y justicia social surgen de la voluntad de unos cuantos que nunca se rinden y luchan aún de cuando la fuerza de voluntad abandona el espíritu; porque la mayor de las victorias es cuando emerge la fuerza de la colectividad que trasforma naciones y derrumba dictaduras e imperialismos, plasmando páginas de oro en la historia de la humanidad.

¨Los tiempos de paz llegarán cuando el ser humano comprenda que la voluntad del espíritu es indestructible¨.

Siete Pasos para dominar el Ego

No te sientas ofendido
El ego nos impulsa a defendernos cuando alguien nos ofende o intenta evidenciar o humillar para blindarnos ante los absurdos de las ofensas sin fundamento o carentes de moral; porque aquel que intenta ridiculizar en público a otra persona, sólo demuestra su pobreza interior, es un grito desesperado por llamar la atención cuando experimenta soledad en su alma; el sentirnos ofendidos es aceptar que carecemos de autoestima, el silencio respetuoso ante la ofensa demuestra grandeza, porque somos sabedores de nuestra valía.

Libérate de la necesidad de ganar
El ego nos impulsa a competir para buscar ante cualquier circunstancia la necesidad de ganar, buscando autoafirmación, porque aún no valoramos los afortunados que somos al poseer el preciado regalo de la vida y lo valiosos que somos sin importar el qué dirán, porque la verdadera competencia no es ante otro ser humano, es ante nosotros mismos, en superar nuestras limitaciones mentales, nuestros prejuicios adquiridos; ganar es vencer la necesidad de competir al exterior, es alcanzar la victoria de nuestra propia realización.

Libérate de la necesidad de tener razón
El ego nos impulsa a imponer ante todo una verdad que creemos poseer, pensando que siempre tendremos la razón, cuando cada ser humano experimenta en su propio universo y nadie puede pretender imponer su razón, eso es soberbia, es ser impositor; la verdad aplica inherente y exclusivamente en cada ser humano.

Libérate de la necesidad de ser superior
El ego nos impulsa a sentirnos superiores a los demás como un mecanismo de defensa ante nuestra inseguridad, la que obliga a reafirmarnos con este tipo de actitudes, porque hemos dejado de creer en nuestro propio valor, el cual no hay necesidad de externarlo ni gritarlo a los cuatro vientos, sólo estamos evidenciando carencia interior; quien realmente lo posee, lo emana, y éste se manifiesta sin intentar sobresalir ante otro ser humano, la verdadera luz brilla por sí misma, no necesita encenderla para que la vean y admiren.

Libérate de la necesidad de tener más
El ego nos impulsa a poseer más y más sin saciedad, porque no encontramos algo que termine por llenar ese vacío existencial que nos embarga y deprime, la autoafirmación es amar lo que somos, no negar nuestro origen; porque la posesión material sin límites sólo pretende llenar huecos en un pozo sin fondo, la felicidad no estriba en la acumulación de posesiones, riquezas o títulos; la felicidad es experimentar la riqueza que la naturaleza nos ofrece, y que es la que alimenta el alma.

Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros
El ego nos impulsa a identificarnos ante los demás en relación a nuestros logros materiales o profesionales, porque necesitamos que nos reconozcan, que nos estimen, que nos valoren, que nos vitoreen o que nos coloquen en un pedestal para adorarnos, para que se enteren de lo valioso que somos y de esa forma ganar prestigio y respeto; la grandeza emana del alma y no a través de palabras sin consistencia. El valor emana desde el interior, no depende del exterior para estimularnos, esto sólo refleja carencia y falta de aceptación.

Libérate de la necesidad de tu fama
El ego nos impulsa a expresar que somos exitosos porque hemos alcanzado la cúspide de lo material; y que eso se transforme en nuestra bandera de autoafirmación, es perder de vista que lo esencial de la vida es buscar el medio para alcanzar el fin, y si el fin es la felicidad, cuando nos obsesionamos en el medio, el fin se transforma en subjetividad; porque una persona exitosa no es aquella que ha logrado la cúspide de lo material, el éxito se ve reflejado en la autorrealización armónica en todas las facetas y no solamente en una, es por ello que nos aferramos a adornarlo porque experimentamos desequilibrio, la fama la da el reconocimiento exterior; la realización la da el equilibrio y la saciedad interior que lleva a la plenitud en todas y cada una de las facetas de nuestra existencia.

 Cómo dominar algo que se encuentra tan presente en nuestra personalidad?, si nuestro escudo ante todas las tentaciones de la vida es precisamente nuestro ego. El ego desarrolla la personalidad y esa es producto de nuestro medio social, y la individualidad es parte intrínseca de nuestra esencia, representa la liberación del ego y que se manifiesta en un Ser individual y autónomo. Ser Libre es no experimentar apego obsesivo ante lo material; es aquel Ser que no le afecta la ofensa, que no siente la necesidad de ganar de la banalidad, que no se siente poseedor de la verdad absoluta, que no necesita sentirse superior a nadie, que no se obsesiona por poseer más de lo que es fugaz, que no necesita identificarse con logros materiales efímeros y que no necesita de la fama para sentirse grande, porque ya es grande por el hecho de ingresar al escenario de la vida.

Liberarse del Ego es desprendernos de su multiplicidad de facetas: Egocentrismo, Egoísmo y  Egolatría. Liberación es desapegarnos de obsesiones, dependencias y reconocimientos. La vida es tan efímera que lo material sólo es un medio, no el fin último de la existencia, aferrarnos a los apegos diluye la gran oportunidad de practicar la riqueza interior que poseemos, para construir con bases sólidas y tangibles el destino que aspiramos a experimentar.

¨El Ego emana de la mente, el Ser individual emana del alma¨.

Fortaleza

A través de los tiempos el ser humano ha requerido no sólo de fe para superar cada ciclo en la que ha sido sometido a través de los procesos de la evolución natural de su especie; la fortaleza que le caracteriza ha sido esencial no sólo para sobrevivir, sino para lograr alcanzar los altos niveles de conocimiento acerca de su entorno tanto interno como externo, explicarse la creación del universo, el origen de la vida sobre la tierra,  desentrañar los misterios de aquel ente que se conceptúa como omnipresente, omnipotente y omnisciente; y obsesionarse con la vida después de la muerte; son las constantes incógnitas que enfrascan las voluntades en busca de alguna respuesta que proporcione certidumbre y fortaleza al espíritu.
 
Que decir de las desavenencias que día a día enfrentamos por nuestra supervivencia,  donde impera la lucha de poder en todos los estratos de la sociedad; no siempre nos favorecerán las circunstancias por ser parte del proceso de aprendizaje de la vida, sin embargo, cada situación nos demanda demostrar lo mejor de nuestras fortalezas, y más en estos momentos en que imperan crisis a nivel mundial en cualquier aspecto; en una año de cambio y renovación, con teorías irreales del fin del mundo, el fin de una era, y que en esencia representa un cambio de mentalidad, de renovación espiritual, en el que el ser humano debe hacer conciencia de la responsabilidad de habitar un mundo que nos fue prestado temporalmente para aprender de él, para cumplir con nuestra misión personal, para evolucionar y heredar un legado a las generaciones que nos precederán.
 
Sin fortaleza el ser humano cae presa de las innumerables debilidades en que se encuentra expuesto, y más ante las tentaciones del medio; no hay una regla general para saber discernir entre lo bueno y lo malo, si bien es una cuestión del tipo de moral con la que fuimos educados y reafirmada en el medio social. Independientemente de ello, se requiere que sepamos sobrellevar y superar con éxito las diferentes circunstancias que se nos presentan, ya sean ocasionadas e inesperadas, y que en la medida en que nuestro nivel de percepción se agudice, obtengamos la experiencia para lograr evolucionar consistentemente, llevándonos a desarrollar niveles de madurez óptimos que nos permita enfrentar la vida con mayor valor. Todos en algún momento estaremos expuestos a una situación de riesgo, muchos podrán afirmar que es cuestión del destino, de karma, de penitencia. Sin embargo, en la medida en que proyectemos la actitud en nuestros pensamientos, invariablemente serán las situaciones que propiciaremos, porque estaremos condicionando nuestro actuar a nuestro pensar.
 
En estos momentos, en que la sociedad se encuentra vulnerable y atemorizada por el panorama mundial que se nos presenta en el futuro inmediato, es momento de unir intenciones, desarrollando la fortaleza necesaria desde nuestro núcleo interno e irradiarlo al exterior, luchando sin cesar por cristalizar nuestras metas y defender nuestros sueños; porque agentes adversos siempre estarán presentes, y en tiempos de cambio no es deseable rezagarse; es necesario dar lo mejor de sí mismo a fin de consolidarnos en un mundo en caos; bien dicen que aquella persona que no crece en tiempos de crisis, difícilmente lo logrará en la estabilidad; porque el mundo es de quienes lo enfrentan con entusiasmo y fortaleza.
 
 
¨La Fortaleza emana del despertar de nuestra potencialidad¨.

Todo o Nada

Todo o Nada?, hay situaciones en la vida que nos lleva a tomar decisiones drásticas, pero en realidad, comprendemos lo que esto significa?, sabemos qué es darlo Todo o quedarnos sin Nada?. En principio: que es Todo?, y que es Nada?.
 
En el principio de los tiempos había la Nada y eso era Todo lo que había y Nada más, el Todo estaba implícito dentro de lo que llamamos Nada; pero cómo se puede conceptualizar el Todo cuando está presente la Nada?. Sin embargo, hay una forma que dentro de esa Nada se comprenda el Todo. Y eso, es el saber que Nada poseemos de esta vida, porque Todo es Temporal; en momentos podemos poseerlo Todo, pero en el siguiente instante podemos perderlo y quedarnos absolutamente con Nada!. Por tanto, la vida se vuelve efímera, actuando como si poseyéramos Nada, y de esta forma entregar Todo lo que somos en la búsqueda de experimentar la plenitud.
 
Imaginemos que la única forma de comprender el Todo y la Nada, es explorar que el Todo se sostiene en la Nada, y de que otra forma podemos comprobarlo?, cómo podemos afirmar que hay un Todo si primero no reconocemos que hay una Nada?, para llenar un espacio, primero debe estar presente un vacío, es decir, el Todo representa lo que ¨Es¨ y la Nada lo que ¨No-Es¨. La Nada es Ausencia, Vacío; el Todo es Presencia, No-Vacío. De ahí la necesidad del Ser humano de obsesionarse con poseerlo Todo porque en su origen es sabedor de que Nada posee, y aún cuando en algún momento llegue a poseerlo Todo, tarde o temprano regresará a su origen quedándose con Nada. Y de esta forma se pasa gran parte de la vida experimentando plenitud y ausencia, en términos materiales y emocionales. Un ejemplo claro de esto, es cuando iniciamos una relación de pareja, nuestra sensación es de plenitud(Todo), y cuando de pronto esa relación termina nuestra sensación es de vacío(Nada). La eterna Dualidad presente en cada momento de nuestra vida!.
 
Por tanto, es importante comprender que dentro de esa Nada se encuentra el potencial del Todo, y que el Todo esta sostenido dentro de esa Nada, ambos son recíprocos e inseparables; Todo y Nada no pueden ser absolutos, son parte de lo mismo, es una graduación de la misma escala, cómo lo es Blanco y Negro, Frió y Caliente, Luz y Obscuridad. Eso nos lleva a la reflexión de que en el momento en que experimentemos vacío, vacuidad, ausencia, no significa esto que ya lo perdimos Todo; y por el contrario, cuando experimentemos plenitud, presencia, Todo, no significa que hemos llegado al límite máximo, al tope, porque el Todo se encuentra estrechamente relacionado con lo infinito, y esto está condicionado por aquello que representa la Nada!. 
 
El concepto de Todo y Nada, es sólo un nivel de percepción de lo que consideramos Temporal o Atemporal en el universo que nos rodea, tanto interior como exterior!. El Soy-No Soy, sólo es un sentimiento de presencia y ausencia, de pertenencia y desapego; lo cual estará estrechamente ligado a las experiencias, producto de cada vivencia. Todo lo podemos perder cuando más seguros nos sintamos, y experimentar la Nada cuando más vulnerables nos encontremos; sólo es un proceso, es la búsqueda de la identidad cuando experimentamos su ausencia, es decir, la Nada nos lleva a la búsqueda del Todo, y el Todo nos lleva a la comprensión de la Nada!. 
 
Por tal motivo, cuando nos encontremos en un proceso de soledad, ausencia, no identidad; no significa que haya Nada en el camino, provocándonos estados de depresión, ansiedad y angustia; de igual forma cuando experimentemos un desprendimiento o una pérdida, no quiere decir que ya lo hemos perdido para siempre; físicamente quizás no regresará, pero psíquica y emocionalmente estará siempre presente en nuestro recuerdo, nuestra memoria, nuestro corazón. Por otro lado, cuando nos encontremos eufóricos y satisfechos por la sensación de plenitud y Totalidad, no es para asumir la postura de conformismo, siempre hay algo nuevo que experimentar, algo que descubrir y nuevas vivencias que disfrutar. El proceso natural de la vida, es experimentar la Nada para atesorar aquello que llamamos el Todo, y el Todo para reflexionar que partimos de la Nada para lograrlo. 
 
Esto da como consecuencia, que no debemos conformarnos cuando logremos una meta, porque siempre existe la posibilidad de mejorar y perfeccionar, aspirando a alcanzar la excelencia. Y cuando sintamos que la vida nos ha arrebatado algo, que Todo ha terminado y que Nada hay por hacer, si perseveramos y tenemos fe en nuestro potencial, tarde o temprano hallaremos una respuesta, una solución que nos ofrezca infinidad de posibilidades para lograr salir del bache en que nos encontramos, logrando con esto vencer nuestros propios prejuicios y limitaciones!.
 
¨Cada ser humano posee dentro de un Nada, Todo un mundo de posibilidades de crecimiento¨.

Cambio

En estos tiempos de cambio en que todo aquello que rodea nuestro entorno tanto visual como subjetivo se encuentra en constante renovación, es imposible imaginar que algo se quede paralizado en el tiempo, cuando éste por sí mismo no detiene su incesante marcha segundo tras segundo; incluso aquel organismo que se encuentra inerte y sin aparente vida, está sujeto a las transformaciones propias de su descomposición, hasta la misma piedra que perdura siglos enteros sufre los estragos del tiempo, sin importar en el medio en que se encuentre. El mismo universo es siempre cambiante, con sus incontables extinciones y renovaciones; nuestro cuerpo es un ejemplo de ello, un pequeño pero magnífico universo fisiológico que a cada instante se encuentra realizando miles de procesos químicos, la misma historia nos testifica los grandes cambios que ha sufrido nuestra humanidad, entre descubrimientos, conquistas terrenales y espaciales, luchas sociales, guerras de tipo ideológico, económico y religioso; transformación de economías que caen ante el embate de la globalización, lo que origina contiendas entre continentes, y por tanto una marcada desigualdad entre los llamadas economías emergentes y los tercermundistas.
 
Por tanto, todo se encuentra atrapado en la red del cambio, nada queda exento a este proceso de transformación. Por eso mismo el ser humano debe integrarse a esta tendencia, y comprender que todo cambio en la vida es necesario para lograr ingresar a la escala de la evolución. Cuando nos resistimos a mejorar simplemente quedamos fuera de la influencia del cambio, lo vital es buscar nuevos senderos; enfrentar nuevas experiencias; continuar preparándonos para exponenciar nuestras oportunidades; abrirnos a nuevas alternativas que solucione nuestra problemática existencial; cambiar actitudes negativas y pesimistas; a desarrollar un nuevo concepto de conducta, que nos permita sentirnos más libres y realizados; a no temerle al fracaso. Cuando las condiciones de nuestra vida no son favorables, nadie nos obliga a someternos a ellas, el permanecer indiferente o evadirlas, nos llevará a la autodestrucción y la mediocridad.
 
Siempre es necesario salir cuánto antes del letargo, aún cuando nuestra visión del provenir sea confusa y poco alentadora; cada paso hacia delante es el inicio del cambio a una nueva oportunidad, sin importar lo espinoso del camino; es latente que en cualquier momento podemos tropezar y caernos nuevamente, eso no debe ser factor para temerle a la vida. Las oportunidades se presentan cuando aceptamos el cambio y nos aventuramos a la búsqueda del cumplimiento de nuestros anhelos. Si bien es cierto que cada cabeza en un mundo, también es cierto que la aspiración de todo ser humano es consolidarse a fin de alcanzar estados de felicidad perdurables. Por supuesto que obstáculos ha habido, hay y siempre habrá; pero sólo representan pruebas que conllevan un solo fin: aprendizaje. Y esa enseñanza es la información que mide nuestra potencialidad para conducirnos por la senda del progreso; ni un paso atrás!, sólo analiza, se reconsidera y se retoma, pero nunca se debe retroceder, ni por estímulos internos ni externos; lo importante es aceptar que todo proceso de cambio genera adaptación y evolución, peor sobre todas las cosas genera plenitud!.
 
¨El cambio es integrar nuestro potencial al ritmo de la vida y transformarlo¨.