Tiempos de Paz
Se puede hablar de Paz en los tiempos actuales que
estamos viviendo?, Cuántos personajes de la historia han sacrificado su vida
por ese ideal, y cuántas libran una lucha desigual y llena de obstáculos
deseando alcanzar esa meta?, y muchos más de nosotros anhelamos vivir tiempos
de paz en una sociedad que está sumergida en la corrupción y la violencia como
nunca antes, no sólo a nivel de fanatismo sino a través de la manipulación
mediática para engañar y confundir a un pueblo con informerciales y spots, con
el único fin de orientar un voto sobre candidatos prefabricados, viscerales,
huecos y manipulados que carecen de propuestas esperanzadoras que hagan pensar
siquiera que los tiempos de paz estén próximos a acallar el clamor general de
una sociedad cada vez más ansiosa y anhelante de justicia y equidad.
En todo este caos exterior, de qué forma podemos
acallar las voces de nuestros estados internos y que ofuscan nuestro buen
razonar, a tal punto que mucha de las cosas que acontecen en nuestra sociedad
se nos escapan del entendimiento a tal grado de no percibir con claridad la
cruel manipulación y adormecimiento en que nos han infringido los estratos del
poder, y que nos acarrean en masas aprovechando la necesidad imperiosa de
supervivencia de la gente que anhela mejores condiciones de vida.
Los tiempos de paz parecen aún muy lejanos, cómo
muy lejana la esperanza de experimentar una sociedad más equitativa y con un
sentido de justicia que consolide y humanice a las instituciones
gubernamentales a fin de beneficiar a los estratos de la población más
desprotegidos. Es complejo aún confiar en nuestras autoridades que se dicen ser
representantes de los intereses de la nación; ya que esto es un fiel reflejo de
lo que sucede a nivel global, donde otrora potencias poderosas, se encuentran
en su peor situación económica y un sistema social convulso.
Sin embargo, esos tiempos de paz en apariencia muy
lejanos de nuestro horizonte visual, se hallan más cerca de lo que pensamos,
porque la paz no necesariamente es producto de la estabilidad social, ni de la
extinción de guerras en todas sus vertientes, ni mucho menos de la humanización
de la sociedad misma; tiene que ver más allá de nuestros sentidos ordinarios,
es una cuestión de percepción orientada hacia nuestra actividad interna,
aquella que se encuentra al final de nuestras prioridades existenciales. La luz
al final del túnel es aquella que no le damos la importancia que merece ya que
no proporciona satisfacciones materiales y mucho menos reconocimientos. Todo
aquello que es aparentemente intangible, es la parte vital de nuestra
existencia, aquello que le proporciona sentido a la vida, aquel clamor de paz
que denostamos porque nos atemoriza enfrentarnos a nuestros cuestionamientos
existenciales.
Todo ser viviente pensante o instintivo clama de
paz y armonía no sólo en su entorno exterior, clama hallar un sentido real de
supervivencia interior, donde el caos es más confuso y desordenado, donde
habita esa chispa que anima nuestro Ser, y que en nuestro alrededor impere la
incertidumbre por una paz que se ha transformado con el paso del tiempo en una
utopía; nuestro núcleo esencial debe permanecer inalterable y controlado, como
el ojo de un huracán. Pero para ello debe haber autoconocimiento facultativo,
que impere la confianza mediante una autosugestión positivista y constructiva
con miras a desarrollar el máximo de nuestro potencial que aperture una visión
periférica y más amplia en posibilidades.
Cuando existe disposición al cambio y tolerancia al
medio, se generan grandes frutos para acallar el clamor interno que exige de
atención y dedicación; ya que la paz debe surgir desde lo más íntimo de nuestro
Ser, abriendo nuestros sentidos y elevando el nivel de conciencia que a su vez
irradie en el entorno en que nos desenvolvemos. La forma de despertar a una
sociedad que anhela libertad y paz es contagiándola con actitudes progresistas
y constructivas ante entornos deprimentes y mediáticos; nada en la vida está
perdido, aún cuando la esperanza se pierda momentáneamente, no significa que
todo ha acabado, los tiempos de esperanza y justicia social surgen de la
voluntad de unos cuantos que nunca se rinden y luchan aún de cuando la fuerza
de voluntad abandona el espíritu; porque la mayor de las victorias es cuando
emerge la fuerza de la colectividad que trasforma naciones y derrumba
dictaduras e imperialismos, plasmando páginas de oro en la historia de la
humanidad.
¨Los tiempos de paz llegarán cuando el ser humano
comprenda que la voluntad del espíritu es indestructible¨.