jueves, mayo 31, 2012

Despertares

El ensueño de nuestra realidad puede absorber gran cantidad de tiempo vital, ya que las actividades en cualquier terreno tienen por objetivo, llevarnos a consolidar muchos anhelos y metas con el entusiasmo de reafirmar la importancia del papel que desempeñamos en esta existencia, nuestra actitud inicial siempre es la mejor, sin importar que en cualquier momento las circunstancias pueden dar un giro inesperado y truncar nuestras expectativas iniciales; debido a que la multiplicidad y complejidad de problemas cotidianos que se nos presentan a diario, nos sumerge en una catarsis de situaciones estresantes que terminan por agobiar y precipitarnos hacia el agotamiento mental y físico ocasionándonos estrés.  Y es en ese momento cuando despertamos a la realidad, sobre todo cuando en el entusiasmo del momento descuidamos lo esencial de los detalles y la visión a la probabilidad del margen de error.
 
De igual manera en  la problemática del tejido social el cuál se encuentra fracturado, por la pérdida de valores en la familia y el matrimonio; por la falta de  oportunidades para acceder a empleos justos y bien remunerados, el derecho de la población a un sistema educativo gratuito y de calidad, a manos de un cacicazgo que se vende al mejor postor y prostituye su ideología; programas de orientación juvenil y un seguimiento adecuado e integral a una comunidad que se encuentra abandonada y que exige su derecho a expresarse. La creciente ola de violencia que afecta a quienes sufren un vacío de poder que vulnera a una sociedad carente de garantías individuales; la inevitable emigración de gente campesina que no encuentra oportunidades para sobrevivir con el usufructo de su trabajo, en un campo olvidado y abandonado por las esferas gubernamentales. La intromisión de una invasión anunciada de capitales extranjeros so pretexto de generar empleos, explotando nuestros recursos naturales, y llevándose sus dividendos a sus lugares de origen ante una mano de obra barata y en condiciones infrahumanas, escudados en la complicidad de gobiernos entreguistas y malinchistas. El irritamiento de la población ante las constantes injusticias y que como nunca se está involucrando mediante las redes sociales, demandando el cumplimiento de sus derechos civiles. La manipulación excesiva de medios de comunicación que representan un duopolio que adormece, fanatiza y confunden a la población con sus contenidos perniciosos y faltos de calidad moral.
 
En estos tiempos actuales ya la población comienza a salir de su letargo, no tan fácilmente se le engaña, aún cuando las corrientes religiosas siguen siendo factor de fanatismo y manipulación de conciencias; ya la población en general siente la necesidad de expresarse, de exigir sus derechos ciudadanos, de involucrarse cada vez más en los asuntos de interés nacional, de participar en las corrientes políticas dando un ejemplo de civilidad; de analizar los contenidos televisivos para evitar que sus hijos sean víctimas de la desorientación e inducción perniciosa; de alzar la voz ante problemas tan graves como el bullyng, el acoso laboral y sexual, el secuestro, los robos y la violencia en general; demandar a las autoridades gubernamentales y a los políticos que incumplen sus promesas y su obligación ante el ciudadano y que recurren a sus ambiciones personales cayendo en la corrupción, el enriquecimiento ilícito y utilizando su fuero para cometer todo tipo de atrocidades e injusticias; de una comunidad juvenil que anhela expresar sus inquietudes  y que ha encontrado sus espacios de expresión en las redes sociales y en la organización de marchas multitudinarias. El derecho a la igualdad donde la mujer ha ganado más espacios y asentando su papel primordial como fuerza productiva y social.
 
No es una casualidad, estamos ingresando a una nueva era, una nueva faceta, donde las conciencias comienzan a reaccionar y despertar, donde el individuo ya no permite que se le manipule, fanatice y le coarten su libertad de expresarse y actuar. Donde está consciente de sus derechos y garantías individuales y los hace valer. Ya no es tiempo de callar y ser sometidos por quienes aún se empecinan en someter y retrogradar conciencias. El papel preponderante del ser humano es exigir una libertad con respeto a la justicia de las leyes, hacia la responsabilidad social y el concientizarse ante la problemática global, participando activamente para ser un ciudadano ejemplar. Ya no quiere permanecer indiferente ante la desgracia humana, la inequidad y la injusticia; debe asumir la responsabilidad de hacer valer sus derechos y exigirlos, despertar conciencias para sumar esfuerzos en pos de una mayor justicia social.
 
¨Despertar es actuar con responsabilidad ante lo que consideramos injusto y no quedar callados e indiferentes¨.

Conciencia

Cuando leemos los diarios, la televisión, notamos la creciente  problemática a nivel de seguridad por la desigualdad social y la escalada de violencia sin control que vivimos a diario, de empleo, crisis alimentaria, luchas encarnizadas y desleales de quienes aspiran al poder, descalificándose más que ofrecer propuestas claras y fundamentadas a una población ávida de soluciones prontas a sus demandas. La feroz competencia laboral para aspirar a puestos de mayor nivel y mejor remunerados. Conflicto constante en las relaciones de pareja, producto de la lucha de poder con declaratoria del postulado de Igualdad; una juventud inmersa en una carencia de identidad, ya que son carnada de la influencia mediática que los impulsa al ocio mediante mensajes nocivos, perdiendo sus valores esenciales y arrebatando su voluntad. El resurgimiento de la vox populi mediante las redes sociales y que representa un espacio de expresión implacable conocido como el quinto poder; y que es el medio idóneo para expresar las inquietudes que aquejan a una sociedad que está despertando de su letargo y oscurantismo.

 La voraz globalización que no sólo es el fortalecimiento de las grandes potencias económicas que absorben con gran facilidad a las débiles economías que impotentes se enfrascan en una lucha desigual ante el resurgimiento de un capitalismo feudalista; y entre sí alimentan una nueva era, la guerra de las economías, del más poderoso, no sólo a nivel de nación, sino a nivel continental, lo que en un futuro no muy lejano nos llevaría hacia un nuevo orden mundial. Así como la lucha por ideologías y no en menor grado en materia religiosa, que enfrasca conciencias para imponer a su Dios, cuando en realidad debería haber una conciliación y respeto a la creencia o culto hacia un ser supremo que se encuentra en todo cuánto nos rodea y percibimos.

 No muy alentador es el panorama de nuestro entorno natural, el hombre devorando inmisericorde los recursos naturales, alterando con esto el equilibrio ecológico producto una deforestación indiscriminada por la tala de árboles sin su posterior recuperación o incendios provocados por la irresponsabilidad de estas acciones desafortunadas, la explotación de los recursos naturales ante la creciente industrialización que arroja como consecuencia grandes cantidades de emisiones contaminantes a la atmosfera, debilitando la capa de ozono, provocando un efecto invernadero con irreversibles consecuencias como el desprendimiento y la descongelación de los casquetes polares, incrementando en el nivel de los océanos provocando inundaciones cada vez más frecuentes que arrasan con poblaciones enteras;  sequías al por mayor generando hambruna e infertilidad en la tierra con daños colaterales a la agricultura y ganadería, sin dejar de mencionar los daños irreversibles al ser humano por la infiltración de los rayos ultravioleta, provocando quemaduras y cáncer de piel.

Esa es nuestra realidad actual, ésta es nuestra problemática, es la realidad que históricamente hemos conformado, la que hemos creado con nuestras acciones, la que carentes de una conciencia real, hemos provocado y que se nos ha salido de control, no sólo valiéndonos indiscriminadamente de nuestros recursos naturales sino extinguiéndolos sino destruyéndolos; empresas irresponsables contaminan los mantos freáticos, así como la flora y la fauna. Cuál es su consecuencia?, reacciones en cadena en forma de desastres naturales(tsunamis, terremotos, calentamiento global, etc), una reacción natural de nuestro planeta ante el daño que le hemos provocado al ecosistema.

Y la conciencia?, porque razón se actuó, seguimos y probablemente seguiremos actuando de esta forma?, realmente somos conscientes del daño que a diario generamos a nuestro entorno natural con nuestra inconsciencia, apatía y complicidad?. Es este el tipo de mundo que heredaremos a las generaciones venideras?. En qué momento perdimos los valores tanto esenciales como familiares?, donde quedó la responsabilidad social?. Porque las guerras?, porque las crisis?, porque la violencia?, porque la lucha de poder?, hasta que momento nos detendremos a concientizarnos ante la problemática global que estamos experimentando?. Cuando iniciaremos una transformación a nivel individual y colectivo para aquilatar la riqueza natural que nos fue proporcionada?. Muchos son los cuestionamientos y muchas las interrogantes que quizás no serán resueltas en el corto plazo. Esto no significa que permaneceremos pasivos e indiferentes ante lo aparente complejo del problema. Aún cuando el panorama se vea gris, siempre habrá una posibilidad, si estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad como entes sociales, iniciando por nuestro entorno interior.

Merecemos un mejor mundo, una mejor sociedad, mejores oportunidades, mejores condiciones de vida, mejores expectativas a futuro y una mejor sociedad; pero sólo depende de la iniciativa y acción de personas con voluntad, determinación, compromiso y responsabilidad para dar el primer paso a un efecto en cadena que cambie el rumbo de nuestra realidad!.

¨Actuar con conciencia es reconocer y asumir nuestra responsabilidad cuando actuamos con inconsciencia¨.

Esperanza

Un día como cualquiera otro, al levantarnos e iniciar nuestra rutina acostumbrada de actividades, estamos listos para dar y recibir lo mejor de una nueva jornada, con la esperanza de que todo marche conforme a nuestros planes; en ocasiones todo sucede sin contratiempos, con algunas sorpresas agradables, eventos inesperados y con gratos momentos e inolvidables experiencias. Es cuando sentimos que ese día fue de gran utilidad, que nos aporto valiosas experiencias y por ende, reafirmamos la esperanza en que la vida vale la pena, porque fluimos con naturalidad sin ningún tipo de contratiempos. Sin embargo, no siempre es así, la vida está diseñada para fluir de un polo a otro, la ley de la dualidad, en un momento podemos estar encumbrados, y en el otro instante en caída libre, y cuando esto sucede, perdemos la esperanza o nos sentimos desesperanzados, porque nos surgieron situaciones inesperadas que se nos salieron de control y terminó por frustrarnos el día, un día lleno de expectativas que terminó siendo un desastre. Sólo nos queda concluir cuánto antes un día para olvidar y desconectarnos para recargar baterías, reconsiderar nuestras opciones, evaluando en que nos equivocamos a fin de no cometer nuevamente los mismos errores, con la esperanza de que el día de mañana sea mejor.

Casi por impulso, cuando las cosas no van bien en nuestra vida, nuestro primera reacción es aislarnos, para analizar que nos está sucediendo, que estamos haciendo mal, porque de pronto nos desviamos del camino, o que nos impulsa a cometer tropiezo tras tropiezo; es por supuesto un momento de constricción, de dolor emocional y de confusión, de desesperanza. En algunas ocasiones las respuestas no llegan con la prontitud deseada. Es en ese momento, en que debemos respirar tan profundo como podamos, a fin de calmar esa angustia que nos oprime el pecho y con ello se vayan clarificando las ideas; porque si bien es cierto, la desesperación nos hace presa fácil, y eso tienta a nuestro ánimo a tomar decisiones drásticas que sólo nos hunde aún más. Por muy complejo y oscuro que sea nuestro horizonte inmediato, siempre habrá una ínfima luz que nos brinde esa esperanza que requerimos para hallar una solución idónea a nuestra problemática existencial.

Si confiamos enteramente en el ritmo natural de la vida, percibiremos que en nuestro universo domina esa ley dual, el caos y el orden, o blanco y lo negro, luz y oscuridad, lo bueno y lo malo, la desesperanza y esperanza, problemas y soluciones. Por tanto, si estabilizamos nuestras emociones y mantenemos la fe en que el equilibrio llegará y se orientarán las condiciones a nuestro favor, es cuestión de realizar una reflexión profunda para hallar el origen de nuestra problemática; confiar en que las aguas se estabilicen y se calme la tormenta interior que nos agobia. Todo nuestro entorno está regido por un orden natural, y que esa polaridad se presentará en el momento indicado, si las cosas marchan en nuestra contra, seguramente se debe a un descuido, alguna distracción, falta de preparación o simplemente falta de experiencia. Sin obscuridad no se puede apreciar la luz, sin lo negro no sabríamos percibir lo blanco y sin adversidad no se valoraría la esperanza; es sólo cuestión de ritmo porque la vida de ésta forma actúa, es parte de su ley, y tarde o temprano llegará la armonía a nuestra aparente agonía. Si confiamos en esta ley natural, bastará con seguir nuestra intuición para que se manifieste esa respuesta esperanzadora que nos saque del aprieto que complica la armonía de nuestro diario vivir!.

La esperanza emerge cuando armonizamos con el ritmo de nuestro entorno no sólo natural, sino  mental y emocional.

Sentido de Vida

La vida es un regalo que todo ser humano debería valorar y agradecer de poseerlo; no es algo que se nos da al azar, no hay teorías contundentes respecto a su origen y significado, aún sigue siendo un misterio quién o qué desencadenó la llamada gran Explosión conocida como Big Bang y que dio origen al universo el cuál está gobernado por un Orden y aparente Caos y que trajo como resultado el surgimiento de toda forma de vida en todo cuánto nos rodea. Y lo más fascinante es tratar de comprender que clase de ente, energía o inteligencia de orden superior, llamado históricamente Dios, depositó en cada manifestación de vida un código genético que nos hace funcionar y comportarnos con un gran sentido del Orden en base a una inteligencia innata, que nos hace adaptarnos con gran facilidad al entorno, tan sólo con el instinto de supervivencia, el cuál poseemos todos los seres vivientes. Es algo de lo cuál no podemos cuestionar, que toda forma de vida posee una razón de ser, un sentido de vida!.
 
Si nos enfocamos a la existencia humana, es aún inexplicable el saber la razón de cuál es el sentido de que cada ser humano experimente la vida?. O cómo usualmente cuestionamos: acaso la vida tiene sentido?, o porque afirmamos que nuestra vida carece de sentido?, e incluso decimos que nuestra vida ha adquirido sentido!, a que sentido nos referimos cuando cuestionamos o afirmamos?. Lo cierto, es que la vida por sí misma es incuestionable, y más aún, cuando estamos conscientes de que el término de nuestro ciclo vital es inevitable, hay teorías que carecen de un fundamento científico contundente, que afirman que la verdadera vida inicia cuando se libera la atadura física; hay otras personas que sostienen que la vida significa una pesada carga, y que la muerte representa la liberación de su sufrimiento, es decir, la vida después de la vida!..
 
Es inconcebible pensar que la vida siendo un regalo, represente una pesada carga que nos impulse a perder la esperanza y el sentido de vivir; aferrándonos incluso en algún tipo de reencarnación, que al extinguir o precipitar la existencia que nos provoca insatisfacción y sufrimiento, nos lleve a una nueva forma de vida más placentera o con mejores condiciones de las que actualmente experimentamos; cuando en realidad nada está escrito ni comprobado, ni mucho menos podemos afirmar que es contundente; la única realidad es lo que percibimos en nuestro tiempo presente, el cuál desdeñamos, aferrándonos al pasado o aspirando a un tiempo futuro que aún no hemos experimentado. La vida puede representar un suspiro, cuando la desperdiciamos indiscriminadamente, y puede derivar en un gran desafío con multiplicidad de satisfacciones, cuando es aprovechado al máximo.
 
Son muchos los cuestionamientos cuando evaluamos el sentido de la vida, porque si bien no tenemos certeza qué o quién nos obsequió la gran responsabilidad que conlleva el depositarnos la existencia y con que fin o bajo que condicionamiento; y porque de igual forma nos es arrebatada cuando ha llegado la hora de concluir nuestra permanencia física, unas veces en forma natural y otras violenta e inesperada, no tenemos control sobre ello!. Tampoco nadie nos puede afirmar fehacientemente que continúa una nueva experiencia de vida en otro plano a nivel espiritual. Nos puede llevar toda una vida tratar de desentrañar esos cuestionamientos, sin una certidumbre garantizada. Por tanto, no es dable obsesionarnos con la vida después de la muerte para asentarle un sentido a nuestra existencia en este mundo; desperdiciando la gran oportunidad de experimentar nuestro tiempo vital y único como lo es el presente, sin condicionar nuestro actuar a aquello intangible que nos espera o aspiramos a experimentar cuando concluya ésta. El sentido es consecuencia del deseo de amar la vida, de valorarla, de darnos cada día que tropezamos una nueva oportunidad, aún cuando perdamos súbitamente la esperanza y la fe en nuestras capacidades; recordemos que cada tropiezo lleva consigo una enseñanza, a fin de que podamos asimilarla con madurez y valentía. Si insistimos en levantarnos y aprender de esa experiencia aplicando ese conocimiento a una nueva oportunidad, seguramente tendremos un mejor desempeño, lo que dará como consecuencia que poco a poco desarrollemos certidumbre de lo que la vida nos depare, redituando en autoconfianza!.
 
¨El sentido de la vida representa la constante oportunidad para atreverse, caer, levantarse, aprender, crecer y trascender, porque los límites sólo existen en la mente, las oportunidades en la voluntad!.¨

Círculos

Hay un dicho que versa: ¨Recordar es vivir¨, y efectivamente el recuerdo aviva el entusiasmo a existir cuando el recuerdo deja una estela de emociones y momentos inolvidables que marcaron un punto de partida en nuestro diario vivir, y que nos sirve de inspiración para buscar repetir esas sensaciones con nuevas experiencias. Y en contraparte, un recuerdo cuando la experiencia no fue del todo satisfactoria, no sólo dejó una secuela, sino que nos encadenó en forma permanente, ya que derivó en frustraciones, remordimientos y culpas que nos provoca un constante sufrimiento. Estas sensaciones son producto de experiencias que se adhirieron en nuestra memoria y que por esa incapacidad para desprenderlas, nos hace caer en círculos viciosos que no logramos cerrarlos definitivamente.
 
Experiencias tales como relaciones interpersonales destructivas, a nivel de pareja que terminaron fracturadas por un mal entendido, por infidelidad o por diferencias irreconciliables; así como de amistad que por condiciones externas se alejaron sin una despedida previa, o por faltar a un juramente muto de fidelidad y secrecía; no de menor magnitud la pérdida de seres queridos que retenemos en nuestro recuerdo indefinidamente para no sentir el vacío de su ausencia y por supuesto en metas y sueños inconclusos que no se lograron concretar, a los cuáles nos aferramos obsesivamente, sin un atisbo de voluntad para llevarlo efecto y realizarlo, producto de la inseguridad ocasionada por el temor al fracaso o al que dirán.
 
En fin, cada vivencia está matizada de un cúmulo de información que trae consigo riqueza y abundancia hacia nuestro Ser, con la finalidad de aprehender, perfeccionar y madurar. Ésta información está latente y pasiva ante nuestros ojos en forma de oportunidades, su potencial depende de la decisión y voluntad para atrevernos a activarlas sin dejo de especulación ni temor. Porque si bien podemos asumir en la complejidad de cerrar un círculo de una vivencia que se originó en el pasado, y que seguimos apegados a sus reminiscencias, vale la pena cuestionarnos, si es sano seguir reteniendo sentimientos que ocasionan remordimientos, culpas o añoranzas dolorosas de acciones que no supimos valorar o resolver adecuadamente; que por alguna causal tuvo que resolverse de esa forma, ya no queda más que resignarnos a lo que ya se experimento en el pasado, y que el seguir atados a ese recuerdo nos diluye la oportunidad de seguir adelante con nuevas expectativas de vida.
 
El desear recuperar el tiempo perdido e ir en busca de esa conexión del pasado que nos permita cerrar definitivamente el círculo, puede resultar contraproducente, una caja de Pandora, que no garantiza el resultado deseado, ya que aún cuando las reminiscencias pueden perdurar, las personas cambian con el tiempo y las condiciones de su medio; y un encuentro podría ser desalentador. Porque el tiempo no se congela por voluntad propia, sigue su marcha inexorable, no es por supuesto una regla general, tal vez reencontrarse con alguien del pasado para concluir ese pendiente, puede resultar un alivio para nuestra conciencia, al comprobar que la persona no guardó rencor alguno y que mucho de nuestra percepción sólo fue producto de nuestra imaginación. Porque si bien es cierto, que al reencontrarnos con esa persona que fue especial y que marcó una página en nuestra historia personal, da como consecuencia encuentros gratos donde se retoman amistades añoradas del pasado y se exculpan malos entendidos.
 
Todo puede suceder, depende en mucho en que condiciones se originó el alejamiento o separación. Lo que si es de vital importancia, es concluir todas y cada una de las acciones que experimentamos en nuestro diario vivir, a fin de no dejar reminiscencias que con el paso del tiempo, se transformen en torturas mentales que deriven en un sufrimiento constante por nuestro desdén e incapacidad para resolverlas de isofacto.
 
¨Cerrar círculos es concluir lo que se inicia, transitando por nuevos senderos a cada instante sin detener la marcha, a fin de consolidar nuestro ascenso hacia la evolución interior!¨.
 

Recuerdos

Si cuantificáramos la cantidad de recuerdos que llegan a nuestra mente, llegaríamos a la conclusión que ocupan más de la mitad del espacio en nuestro pensamiento diario. Nuestra naturaleza responde a retener episodios de todo tipo de tesituras, de que tipo?, depende de la capacidad de la persona para valorar más unas que otras, de su nivel de conciencia, su condición emocional y del entorno el que se desenvuelve; y ese tipo de recuerdos no sólo los retenemos mentalmente, lo hacemos a través de conservar objetos que con el tiempo se vuelven muy significativos y que forman una parte inseparable de nuestro espacio; a través de fotografías en donde congelamos momentos que fueron especiales y que conserva gran parte de nuestra historia personal; por medio de tarjetas que alguna ocasión recibimos de un entrañable amigo o un ser querido; y en la actualidad mediante los medios electrónicos como las redes sociales, donde creamos un blog propio y que nos sirve de diario personal para conservar momentos significativos que nos ocurren en el diario vivir!.

Es interesante analizar que nos impulsa a retener estos momentos que marcan nuestro libro de vida?, porque dominan más los momentos que representan felicidad, que aquellos que han dejado algún tipo de huella o herida permanente a nivel emocional o físico?. Y aquellos que son plenos porque tenemos esa necesidad de plasmarlos y conservarlos, e incluso estarlos rememorando cuando nos surge ese impulso?. Estaremos respondiendo a un sentimiento de apego específico?, o es que no hemos analizado el porqué no podemos desprendernos de los recuerdos del pasado?, cuántas veces nos ha pasado que súbitamente nos encontramos con una persona que incluso, ya no ocupaba un espacio en nuestros recuerdos y de pronto desencadena toda una oleada de recuerdos que emergen sin control de nuestra mente y además de revivir sentimientos que pensábamos habían ya desaparecido, viejas heridas o círculos inconclusos?. Que mecanismo en nuestra mente, retiene este tipo de experiencias de las cuáles ya ni siquiera sabíamos que pudiésemos recordar?.

Por supuesto que hay fundamentos científicos que nos explican fisiológica y psicológicamente la forma en cómo procesamos esa información que se suscita en cada situación, y que representa nuestro almacén de vivencias, que con el tiempo se consolidan en nuestro baúl de los recuerdos y en ocasiones es una caja de pandora que no desearíamos abrir, ante la inseguridad para controlar los estados emocionales que desembocarían!. Es muy significativo, por supuesto comprender qué el impulso natural de todo ser humano, es dejar una huella permanente a cada paso que da en la vida, un proceso gradual para asentar un testimonio vivencial y que página a página escribimos el libro de oro de nuestra experiencia, ya sea en forma mental, emocional, gráfica o digital. Claro que nuestra tendencia es asentar físicamente los momentos que nos proporcionaron sensaciones plenas y sublimes, y que emocionalmente evocamos cuando nos sentimos apesadumbrados y necesitamos de algún tipo de recuerdo que nos levante el ánimo!. En cambio tenemos la tendencia a almacenar con gran fidelidad y nitidez, aquellas vivencias que resultaron desagradables y dolorosas, porque?, es aún un misterio que se desentraña en cada universo personal.

Si bien los recuerdos nos proporcionan la base sobre la que construimos nuestro destino, y que forjamos a cada paso que damos, el instante posterior al ser retenido o plasmado ya se transforma en un recuerdo!, el tiempo es implacable y no detiene su marcha, mental y afectivamente podremos retenerlos, pero vivencialmente, los instantes presente se escapan literalmente de nuestras manos!. Valdrá la pena aferrarnos demasiado a ellos cuando la vida se va en un suspiro?, los recuerdos forman parte sustancial de nuestra vida y podemos darle la tesitura idónea cuando actuamos positiva y constructivamente; ya sea que sean agradables o desagradables, ambos son valiosos por la información que nos transmite acerca de nuestras reacciones en determinada situación, y eso hace que la vida valga la pena porque nos transmite Sabiduría!.

Un recuerdo es la prueba fehaciente de una vivencia, y el privarnos de este privilegio, es negarnos la posibilidad de trascender!

Secreto

Alguna vez en nuestra vida hemos guardado algún secreto?, qué propicia el conservar algo íntimo con tanto recelo?. Si bien es cierto que todos poseemos algo muy personal en lo más recóndito de nuestra conciencia a través de la memoria, y que con el tiempo deriva en un recuerdo latente y que en ocasiones se precipita al abismo del olvido. Para la ciencia, esto se debe a un proceso puramente fisiológico, donde nuestro cerebro capta a través de los sentidos todo cuánto a nuestro alrededor acontece, y ese acontecer es almacenado por múltiples operaciones sinápticas que se alojan en alguna zona de nuestro cerebro donde se procesa esa información. Eso nos convierte en un receptor de vivencias permanente. Cada vivencia posee dentro de sí un acontecimiento que se fija profundamente en nuestra conciencia, y esa fijación depende de la tesitura de la experiencia que acompaña un sentimiento en particular tal como amor, odio, esperanza, ilusión, alegría, ira, remordimiento, dolor, angustia, resentimiento, fe, culpa, etc. 
 
Ese proceso lo podemos asociar a vivencias cotidianas: nuestro libro de vida, registrando uno a uno los detalles más significativos e insignificantes del diario vivir, donde evaluamos al término de cada jornada el resultado de nuestras reacciones ante el medio al cual nos enfrentamos, y de la forma en cómo se generó tal capacidad de respuesta o reacción. Lo que consideramos importante o trascendente, es lo que guardamos para nuestra intimidad y lo demás lo desechamos o simplemente lo compartimos para alimentar o reafirmar nuestro ego, o en su defecto, para descargarnos de una emoción que se mantuvo contenida en nuestro sentir. Ese ejercicio cotidiano es aquello que llamamos secreto, aquella información que es inviolable, intransferible e inherente a nuestro Ser. Aquello de extrema valía y que es exclusiva sólo a personas muy allegadas a nuestra empatía.
 
El Secreto es evaluado por nuestra conciencia en el umbral del bien o del mal, dependiendo de capacidad de razonar entre lo justo e injusto. Por lo general tendemos a guardar secretos ante un juramento de fidelidad de un allegado, o de nuestro libro de vivencias que consideramos incluso sagrado y que el compartirlo sería quedar vulnerables y frágiles, pensando que esto arrebataría nuestra identidad o esencia. Y la forma en cómo afectaría a nuestras relaciones personales?. Es difícil evaluar en qué circunstancia adquiere mayor importancia, ya que en lo laboral representa un juramento ineludible hacia una promesa de fidelidad y que es una secrecía derivada de un compromiso contractual; en la amistad es uno de los mejores vínculos para compartir secretos mutuamente, ya que el nivel de empatía es muy estrecho e íntimo, al grado de crear lazos de confianza e incondicionalidad, el cuál puede perdurar incluso toda la vida. En la relación de pareja cuando se logra la transición de la amistad al noviazgo, el nivel de confianza se encuentra al tope, al grado de que la mayoría de los secretos se comparten mutuamente con grandes expectativas de que la relación trascienda.
 
Pero que sucede cuando se trastorna alguna de estas relaciones?, lo que en un principio representaba una condición favorable, ahora se transforma en un obstáculo, no sólo a nivel indiscrecional, sino de un hermetismo doloroso e infundado. Cuando la confianza se pierde, el secreto se transforma en un arma que destruye y manipula. Por tanto toda información propia o ajena que se conserva en el hermetismo, puede ser un arma de dos filos, y lo deseable es hacer un ejercicio de conciencia que nos asegure estabilidad a nivel mental y emocional. Si un Secreto llega al grado de trastornar o generarnos alguna culpa o remordimiento; lo mejor es desprendernos de esa carga innecesaria que actúa como una bomba de tiempo o una caja de Pandora que amenazaría nuestra estabilidad. Debemos cuestionarnos si realmente vale la pena conservar un Secreto que no sólo atenta contra la integridad personal, sino la ajena. 
 
¨Porque hay de secretos a secretos, lo importante es aquilatar que es aquello que le da calidad a nuestra existencia!¨.

El Valor

Cuando hablamos de este tema nos remontamos a los valores humanos esenciales, y que son tan necesarios en la actualidad, en una sociedad que ha sido sometida por las actuales crisis a nivel económico, educativo y social y que han derivado en el fracaso de modelos políticos de gobiernos recientes y no de menor importancia, la arrasadora influencia de los medios de comunicación que están diseñados no sólo para informar, sino para imponernos su mercadotecnia plagada de mensajes subliminales orientados a insinuar estereotipos que denostan la imagen natural del ser humano a nivel estético, y afectivo, con la intención de denigrar y destruir su autoestima para aparentar imponerle un nuevo estatus que asegure su ¨aceptación¨ y ¨reconocimiento¨ en una sociedad manipulada para fines inductivos de tipo ideológico, religioso y consumista.
 
Mucho de esta influencia ha mermado a través del tiempo el valor humano que estaba supeditado a la espontaneidad a los valores que poseemos por omisión, y que en la actualidad ante esa voraz red mediática en que nos encontramos bombardeados a todo momento, han confundido nuestra ideología individualista. Porque es absurdo pensar que vale más el que posee más, el que estéticamente ¨cumple¨ con un estereotipo determinado por la misma sociedad mediatizada, el que aparenta mayor cultura, mejor nivel socioeconómico, el más popular y que simplemente se adapta camaleónicamente al entorno en que se desenvuelve sacrificando su verdadera esencia. Donde queda pues, el valor humano?, en qué momento nos han ido adaptando a una doble moral con la finalidad de poseer nuestra mente y voluntad?, mejor dicho, a partir de qué momento hemos permitido que nos despojen de nuestra individualidad?, aquella que nos hace ser auténticos, espontáneos y experimentar autorrealización sin la necesidad de utilizar máscaras y sacrificar nuestros valores!.
 
Ese despojo del cuál históricamente hemos sido víctimas inermes, es lo que nos hecho perder nuestros valores, desarrollando confusión e incertidumbre en nuestras mentes, endurecer nuestro corazón y deformar nuestros sentimientos a nivel individual y colectivo; tal ha sido la pérdida de la sensibilidad ante esta carencia de valores, que actuamos con cierta indolencia e insensibilidad ante el entorno en que estamos inmersos, indiferencia a la desgracia y al dolor ajeno, desarrollando toda una gama de violencia a cualquier nivel que raya en lo inhumano e injusto, se carece de sentido de pertenencia hacia nuestra cultura milenaria, nuestra patria, hacia la familia, hacia el vulnerable y desposeído, encerrándonos en una burbuja de egoísmo y apatía; desarrollando cierta tendencia narcisista.
 
El valor no debe ser adaptado al entorno, no se desarrolla del exterior al interior, sino a la inversa; surge de meditar y reconocer que hemos descuidado lo más esencial y primario que nos distingue entre los demás seres vivientes, somos poseedores de conciencia, razonamiento, inteligencia, imaginación y creatividad. No hay necesidad de ser violentos, manipuladores, hipócritas, incoherentes, injustos e indiferentes. Eso sólo denota fragilidad e ignorancia hacia uno mismo. El desarrollar el sentimiento de justicia es ser justos no sólo hacia el entorno, nuestro medio natural, el prójimo, sino hacia uno mismo. Ser coherentes con nuestros valores: como honestidad, humildad, empatía, solidaridad e igualdad, entre otros. Cuando reconocemos que el valor emerge de nuestras facultades innatas, ya estamos en el camino de independizarnos de los apegos provenientes del exterior y actuar en consonancia con el instinto de libertad. Porque si valemos, y mucho, no porque no lo reconozcan, acepten o reiteren; ese convencimiento surge de lo más íntimo de nuestro Ser.
 
¨El valor es ejercitar nuestra libertad de sentir, pensar, expresar y actuar en el marco de la legalidad humana, natural y social!¨.

Infidelidad

A cada día somos testigos de un fenómeno social que como antes no se había manifestado con tanta frecuencia y que es motivo de discusiones, disgustos, rompimientos y decepciones: la Infidelidad en todos los niveles, de índole laboral, amistad, familiar y más significativamente en la relación de pareja. Y pensamos que una de las razones principales se debe a la deformación de los valores a nivel moral y ético que como individuos hemos sufrido por la voracidad mediática de los medios masivos de comunicación, en relación al nivel de apertura en temas que anteriormente eran reprimidos por atentar contra la moral y las buenas costumbres. Y que ahora con la apertura de las tecnologías de la información se encuentran al alcance de todos. Ya no es una novedad el acceder a esta vasta carretera de la información sobre temas que anteriormente eran intocables, inaccesibles y satanizados. Curiosamente ahora que se da esta apertura por el fenómeno de la Globalización, es cuando más se manifiestan estos comportamientos que amenazan con desintegrar las relaciones de convivencia.

A qué obedece ésta nueva tendencia a desenfadarse de cualquier tipo de compromiso donde está de por medio la fidelidad?, que factores o qué condiciones nos impulsa a romper tan fácilmente un juramento, compromiso e incluso la violación de nuestra propia palabra?. Será que hemos perdido el sentido de comprometernos a un determinado tipo de fidelidad?. O qué clase de doble moral es la que proyectamos al exterior que contrasta con nuestros principios personales?. Porque tratamos a toda costa de justificar una deslealtad cuando en el fondo sabemos que va en contra de nuestros principios de carácter moral y ético?. Cómo es posible que aquello que inicia como una mentira, la justifiquemos al grado de convencernos y convencer a los demás que es una aparente verdad y que es tal nuestra convicción que determinamos categóricamente que es la verdad absoluta?. Que factores debilitan los principios que nos definen como seres racionales y justos, al grado de justificar el rompimiento de un compromiso de fidelidad cualesquiera que éste sea?. Y como consecuencia, poseemos las virtudes necesarias para atrevernos a sostener el factor fidelidad?. O ya es parte no sólo de nuestra genética, sino de nuestra cultura el recurrir a la infidelidad?. Qué necesitamos para recuperar los valores esenciales para cumplir con un voto de fidelidad?.

Cómo seres humanos nos distinguimos por encima de los demás seres vivos, es poseer no sólo conciencia del entorno, sino inteligencia y la capacidad de razonar para diferencia entre lo bueno lo malo. Establecer cuál es nuestro grado de fidelidad y que establece la capacidad de fomentar esos principios y valores que definen el tipo de calidad humana que nos particulariza de otro ser humano. Porque no todos estamos cortados de la misma tijera ni hechos del mismo molde, y por tal motivo no es justificable adoptar patrones que no concuerdan con nuestra personalidad. Fidelidad no sólo es un compromiso, es un claro convencimiento aspiracional que emana del autoconocimiento desarrollando criterios, que establecen sí poseemos las cualidades necesarias para sostener un compromiso de fidelidad.

Porque es muy fácil hacer una promesa, no cuesta nada el hacerlo sólo empeñamos nuestra palabra y buena voluntad, las circunstancias a veces nos confunden o nos dejamos llevar por impulsos irracionales que nos orientan a tomar decisiones erróneas, acarreando consecuencias desfavorables e irreversibles. Aparentemente engañamos o le fallamos a quién deposito su confianza en nuestra promesa de fidelidad; pero en realidad sólo nos engañamos y fallamos a nosotros mismos, porque no fuimos capaces de sostener una promesa, y eso denota carencia y confusión de los valores morales y principios éticos que determinan el grado de calidad humana que poseemos. Y por el contrario tratamos de justificarnos a toda costa para compensar esa sensación de insolvencia moral. Por supuesto, que esto le corresponde evaluar a cada individuo hasta donde llegan los límites de sus acciones, en donde se posiciona su moral y su ética, hasta donde se siente capaz de justificarse o bajo qué condiciones juzga sus actitudes. Si es fiel a sus convicciones y así como es capaz de cumplir o traicionar a las personas, es fiel reflejo de sí mismo.

Finalmente cada ser humano es su propio juez, tanto como el hacedor de su propia moral y ética, y por ende responsable de sus propias acciones y consecuencias, así como constructor de su propio Destino!.

Casualidad o Causalidad?

Al caminar por la calle como cualquier día ordinario, en la red de la rutina donde todo a nuestro alrededor funciona indiferente a nuestros pensamientos y que están matizados de cuestionamientos incesantes; de reproches interminables; de sucesos significativos rememorados una y otra vez; de expectativas esperanzadoras que reafirmen nuestra estancia terrenal; y de infinidad de obstáculos y barreras que la adversidad nos enfrenta constantemente; nostalgias, tristezas, temores, depresiones, inspiraciones, inesperadas vivencias. Todo esto marca nuestro estado mental y anímico en el diario vivir. No sabemos en realidad el porqué de estos eventos, quién lo dirige?, lo provocamos?, si es así lo hacemos consciente o inconscientemente?, o ya estamos sometidos a un destino, por el hecho de haber heredado ciertos genes parentales?. Que nos impulsa a orientarnos a determinadas actividades de tipo profesional o recreativo? , porque se nos hace tan fácil realizar determinadas actividades, mientras que otras por más que nos esforzamos pareciera que no estamos hecho para realizarlas?, porque somos hábiles y hasta cierto punto naturales para algunos aspectos, mientras que en otros simplemente nos es indiferente e imposible?.  Y porque percibimos en más de una ocasión ya sea en la vigilia o en el sueño, escenarios, vivencias, sueños o pesadillas de lugares que ni remotamente habíamos experimentado en vida propia?. De donde provienen esas casualidades o serán causalidades?.

Si fuese casual, quién o qué factores lo detonan?, porque nuestra vida pende de un hilo tan delgado y frágil, que en cualquier momento podemos tener un accidente, ser violentados o impulsados a situaciones inesperadas e incontrolables?, que acaso cada ser humano está codificado para experimentarlo en algún momento en particular?. Y para que propósito o fin?. En primer lugar quién nos dirigió para nacer en determinada circunstancias y con las personas específicas?. O cuando llega el inevitable momento hacia donde nos dirigimos?, si es que hay otros planos después de abandonar la existencia terrenal. Tanto es incierto nuestro surgimiento espontáneo hacia ésta vida, como incierto el rumbo que tomará nuestra conciencia si es que ésta se conserva en el instante inesperado de la muerte. Y por eso mismo debemos experimentar temor, resignación, alegría o impaciencia por esos dos eventos que escapan  nuestro control?. En donde se encuentra el llamado control tanto para evitar que surjan las casualidades o para identificar las causalidades?. Y si en la apariencia no podemos controlar estas dos circunstancias, cuál es el sentido de esta existencia?.

Si es casual o causal, es cierto que a pesar de que se nos arrancó de origen la libertad de escoger cuando y cómo nacer y en que momento y la forma de elegir nuestro final. Lo que nos queda por decidir, es la forma en como deseamos la vida en el momento en que fuimos arrojados a esta existencia terrenal y fue activada nuestra conciencia, independientemente el entorno en que nos tocó vivir!, esa es la transición de la casualidad hacia la causalidad, que todo tiene un porque, el cuál no se sabe con precisión, pero que a partir en que asumimos la responsabilidad de emanciparnos de las casualidades, comenzaremos a tomar el control de nuestras acciones y por ende, se disolverán los eventos inesperados; al alimentar la autoconfianza se desarrolla certidumbre y por tanto no debe ya haber necesidad de experimentar incertidumbre, pues ésta es producto de la inseguridad y la negación de la propia potencialidad. Un ejercicio que cotidianamente debemos realizar, ya que requiere compromiso y valor para enfrentar cualquier circunstancia sin vacilar. La causalidad es parte de la realidad y es nuestra responsabilidad ser creadores de ella y no receptores pasivos, porque si bien el tiempo no lo podemos detener, si poseemos la facultad de vivir intenso y conscientes el presente para no dejar reminiscencias que de origen a los remordimientos y culpas clásicos del tiempo pasado.    

En la teoría es sencillo decirlo, sin embargo, en algún momento debemos asumir esa responsabilidad, porque la vida se escapa en un suspiro, y ya es hora de hacer a un lado las casualidades y transformar nuestro destino en causas generadas por acciones claramente deliberadas y razonadas para propiciar el destino que aspiramos experimentar; vale la pena intentarlo, porque nunca será tarde para dar el primer paso y retomar el control de nuestra existencia!.

Actitudes

Un día ordinario como hoy, en que al caminar por la calle estamos inmersos en infinidad de pensamientos y reflexiones, muchas de ellas con una carga de preocupación y reflexionando cabizbajos y en otras mirando al horizonte totalmente ausentes de nuestro alrededor. Lo cierto es que nos cuesta trabajo concentrarnos en nuestras actividades cotidianas; el motivo es diverso: problemas emocionales, económicos, familiares, laborales y un largo etc. Porque razón nuestras emociones nos juegan este tipo de suertes?, en un instante nos sentimos llenos de euforia y en el otro nos invade una gran carga de neurosis; en otro momento nos sentimos muy felices y el siguiente momento nos cambia el estado de ánimo en frustración. Y nos cuestionamos, porque habríamos de estar contentos u optimistas, cuando nuestro entorno se encuentra tan caótico y desordenado, las noticias son siempre de la misma tesitura: crisis económica, desempleo, injusticias, movilizaciones sociales, violencia, secuestros, asesinatos, robos; sucesos suficientes para detonar emocionalmente en el estado de ánimo de las personas. Este es nuestro universo exterior.
 
Aunado a ello nuestros problemas existenciales, que nos depara el futuro, como asegurar que sobreviviremos un día más ante este entorno tan violento?, como arrancar de nuestro pensamiento la incertidumbre de los sucesos futuros?, como eliminar la obsesión acerca de la muerte?, adonde iremos cuando expiremos?, que hay más allá de la existencia física?. De que forma podremos controlar la angustia para descifrar el enigma del objetivo de nuestra vida?. Aunado a eso, como controlar las emociones para que éstas no nos traicionen en los momentos más inoportunos?. Como desprendernos de esas características físicas y facultativas que nos fueron heredadas y que no comulgan con nuestras expectativas?. Si poseyéramos el poder de nuestro destino, es casi un hecho que cambiaríamos en la totalidad no sólo nuestra personalidad, sino nuestro aspecto físico e incluso el resultado de nuestras acciones, suena utópico en realidad, pero vaya que lo hemos deseado más de una vez!. Este es nuestro universo interior.
 
En la teoría suena sencillo desear uno y otro, armonizar tanto nuestro universo exterior como el interior, supuestamente poseemos ciertas facultades que nos proporcionan  herramientas para lograrlo, entonces porque la vida se nos hace tan complicada e incierta?, porque el mundo de pronto se nos cierra y no hallamos una salida a nuestros problemas?, porque a veces nos sentimos inclinados a tomar decisiones desesperadas que atentan contra nuestra integridad emocional y física, producto de la desesperación?. Quisiéramos regresar el tiempo para corregir los errores y equivocaciones en momentos que fueron significativos y que pudieron representar un total viraje en nuestro destino.
 
Hay cosas que no podemos controlar ni mucho menos restaurar cuando ya pertenecen al pasado, tampoco ganamos nada con lamentarnos de nuestra suerte, cuando en su momento no disponíamos de la pericia ni la inteligencia para salir airosos. Sólo queda aceptar lo que ya se hizo y dejo de hacer. El paso más importante es asumir la realidad, para no desperdiciar tiempo en lamentaciones o disculpas; de esta forma se libera la carga de culpas y remordimientos que sólo nos aletargan y trastornan. Un cambio de actitud es partir de cero, perdonar nuestros errores, aceptarnos en nuestra insignificancia y grandeza. Y asumir que la vida a veces nos presenta este tipo de experiencias para un fin específico de aprendizaje, para encaminarnos por la senda del auto-perfeccionamiento. Representa además nuestra experiencia de vida y por eso mismo es valiosa, porque a pesar de que pareciera dolorosa e injusta lleva un propósito: aprender, corregir, madurar y crecer. La actitud correcta es evolucionar este proceso de aprendizaje hasta que gradualmente desarrollemos el estado de realización.
 
La experiencia personal es invaluable e incomparable, porque cada ser humano lleva en sí la responsabilidad de desarrollar una existencia plena con la actitud correcta hacia la vida!.

Voluntad

Decálogo:

Si el tiempo lo pudiéramos gobernar a voluntad, marcaría una diferencia significativa en nuestra vida?

Si en nuestras manos estuviera el poder de elección entre lo adverso y lo favorable, nuestras expectativas de vida serían óptimas?

Si tuviéramos la posibilidad de elegir el rumbo de miles de seres, lo haríamos con responsabilidad, equidad y justicia?

Si lográramos eliminar el temor y la angustia  a la muerte, cambiaría radicalmente nuestra concepción sobre el valor de la vida?

Si supiéramos que se acerca nuestro final, cuál sería nuestra actitud? Caeríamos en depresión o aprovecharíamos cada instante del tiempo que nos queda al máximo?.

Si por un instante poseyéramos el control de nuestro entorno, de que forma le retribuiríamos a la naturaleza el don de cobijarnos bajo su techo; seríamos responsables  o la destruiríamos?.

Si tuviésemos la facultad de regresar el tiempo, que sería lo primero que corregiríamos: los errores o los aciertos?.

Si poseyéramos el control absoluto de nuestras emociones, acaso dejaríamos de temer, de experimentar zozobra, inseguridad e incertidumbre; y eso potencializaría la posibilidad aspirar al éxito personal?

Si tuviéramos el Don de la Libertad, ya no habría pretextos para realizar aquello que siempre hemos queridos Ser y hacer sin ningún tipo de ataduras?

Si en nuestras manos estuviera la posibilidad de sentirnos dueños de nosotros mismos, acaso ya no habría necesidad de pertenencia, de la búsqueda del reconocimiento, de soportar discriminación, rechazo, indiferencia y  coacción? 

Una cosa es segura, éste Decálogo no es un mito, una falacia o simple fantasía. Es la posibilidad evidente y que se encuentra permanentemente a nuestra entera disposición. Sólo necesita de un factor para que accedamos a esta realidad tangible: Voluntad!

Reflexión acerca de la Libertad

Existe la Libertad?, realmente somos libres del todo?, cuántos tipos de libertad existen?; y porque cuando experimentamos alguna forma de libertad, sentimos una gran carga difícil de soportar?; porque de pronto nos da miedo ser libres?. Si la libertad es una posibilidad de elección, porque apenas nos emancipamos de un tipo de esclavitud, inmediatamente buscamos otro factor de dependencia?, que tipo de responsabilidad conlleva el aspirar a ser libres?. Realmente poseemos libertad de acción, de expresión o de pensamiento?, hasta donde se encuentran los límites de nuestra llamada libertad?, si aparentemente nacimos para ser libres, en que momento perdimos el rumbo a tal grado que históricamente el hombre ha luchado a sangre y fuego por el postulado de la libertad?. No será la libertad sólo un estado subjetivo de conciencia?, y si acaso hemos llegado a experimentar un estado pleno de libertad de que forma esto atenta contra las normas, reglas y leyes que rigen en nuestra sociedad?, acaso no se transforma en una forma de libertinaje?. Por lo tanto que tipo de libertad es por la que luchamos?. Que nos sujeta, aprisiona, coacciona o limita que por alguna razón no nos sentimos libres?. Todo lo relacionado con la libertad será acaso sólo una ilusión?.

Algunos pensadores concuerdan que la libertad o en su forma primitiva: libre albedrío, es tan sólo una utopía; ya que de origen no fue nuestra elección nacer, mucho menos bajo las condiciones sociales y el entorno en que nos tocó vivir; no se diga la herencia genética de nuestros padres ajena a un tipo libre de elección y que determinó nuestra fisonomía, así como nuestra potencialidad facultativa y de consciencia. Fisiológicamente, nuestro organismo está condicionado por las leyes de la naturaleza, condiciones climáticas y de alimentación para su óptimo funcionamiento, esto es sin lugar a dudas un tipo de dependencia; además de que estamos bajo los cuidados y formación de valores de nuestros padres que nos imponen algún tipo de comportamiento y responsabilidades de carácter moral, como preparación para enfrentarnos a la sociedad. Y una vez en la sociedad, estamos regidos por las creencias religiosas, las leyes y las normas morales de conducta, así como sus prohibiciones para asegurar la buena convivencia; una vez insertados en el campo de formación académica y el terreno laboral, debemos respetar sus reglamentos para conducirnos acorde a sus políticas de comportamiento y desempeño; estamos incluso poseídos por nuestras concepciones e ideas cuando nos sentimos dueños de la verdad. Cómo podríamos aspirar o presumir de algún tipo de libertad, cuando somos dependientes o nos encontramos tan sometidos por cualquier ángulo?.

Por tanto, aspirar a un tipo de libertad conlleva a una gran responsabilidad, cuyo derecho se limita a la libertad de pensamiento y de expresión sin que ésta parezca solamente una ilusión, ya que a toda acción le corresponde sus consecuencias. Todos merecemos ser libres y ese es el motor primario de nuestra existencia. Ya sea que se nos han impuesto todo tipo de restricciones y en otros casos por convicción, sin embargo cuando ya poseemos plena conciencia de nuestros actos, en ese momento podemos ejercer nuestro derecho de liberarnos de los múltiples yugos que aprisionan y arrebatan nuestra identidad, defendiendo nuestras garantías individuales como ciudadanos y el derecho a ser felices; sin imposiciones, fanatismos, ni manipulaciones. En algún momento es imperativo tomar las riendas de nuestra vida y buscar la libertad que nos lleve a cumplir nuestros objetivos de tipo aspiracional. Sentirnos dueños de nuestras acciones, poseer la libertad de escoger el sendero que transitaremos para construir nuestro propio destino; ser responsables en la forma de conducirnos en la sociedad, es decir, no temer a ser libres.

Porque aún cuando estemos regidos por la diversidad de factores que rodean nuestro entorno, la libertad deja de ser una utopía cuando liberamos el yugo de nuestra propia esclavitud!.

Reflexión Nocturna

Cuando nuestras actividades cotidianas han llegado a su conclusión, nos quedan varias alternativas a elección, entre ellas está el literalmente derrumbarse de agotamiento no sólo a nivel físico, sino anímico, producto de la exposición de un entorno caótico en la que se encuentra sumergida nuestra sociedad. Sin contar con los innumerables problemas que a todo momento se nos presentan. Que queda de nosotros?. Por supuesto que no siempre es de esta forma, hay momentos muy significativos que nos alimentan la esperanza en que vale la pena asumir riesgos para experimentar momentos plenos de felicidad y gran satisfacción.

Nuestra existencia no dejará de estar ajena a esta inevitable dualidad; sin embargo cuando ya nos encontramos en la intimidad de nuestra soledad es cuando podemos asumir la posición de evaluar el accionar del día, tal vez el agotamiento que produce el estrés nos dificulte esta esencial tarea, y porque tienes que ser importante?, en realidad sólo es un día más no?; qué más da postergarlo para mejor ocasión?, acaso se pierde mucho si se asume esta posición?. Acaso eso resolverá nuestra problemática existencial?. Podremos cambiar las condiciones adversas que nos agobian?, qué ventajas nos acarrearía si lo lleváramos a cabo?.
Todo cuánto realicemos a nuestro favor será de gran beneficio para explorar nuestras debilidades y hallar el germen de problema que no permite realizarnos a plenitud acorde a nuestros deseos. Cuando nos estancamos en algún punto de nuestra vida, se activan las alarmas de nuestra conciencia; de que algo estamos haciendo mal o que quizás hemos perdido el rumbo. Y es cuando más necesario debemos realizar una pausa y evaluar desde todos los ángulos, para poder identificar, y corregir tan rápido como sea posible aquello que nos desarmoniza y de esta manera reorientar un rumbo desviado. Quién nos garantiza que resulte positivo llevarlo a  la práctica?.
Esa reflexión nocturna puede retribuirnos en grandes dividendos, cuando en verdad nos preocuparnos por aspirar a ser mejores día a día, y es que no hay cabida para los pretextos, ya que el tiempo jamás detiene su inexorable marcha, y en cada instante, en cada suspiro la vida se nos escapa; y esa razón refuerza la necesidad de atendernos, de otorgarnos un pequeño espacio para evaluarnos, analizar si logramos realizar todos los propósitos, realizar una introspección con honestidad y humildad para aceptar los probables errores sobre actitudes equivocadas, asumiendo la responsabilidad absoluta de nuestras acciones. Nuestra realidad es el producto de las acciones pasadas y,  esa simple deducción nos lleva a ponderar que así como construimos nuestra realidad, podremos edificar nuestro destino a voluntad!.

Se oye fácil en la teoría, ya que comprometerse cuesta una desafiante disposición y fuerza de voluntad para primeramente reconocer que no estamos funcionando armónicamente y estables ante las exigencias de la vida. Por algún propósito hemos llegado a este mundo, y esa es una razón de peso para iniciar el proceso de auto-curación, de convencernos que somos especiales y únicos; si logramos despojarnos del qué dirán o del irrefrenablemente deseo de pertenencia, se ha dado el primer paso. Y que es reconocer que tenemos un problema, para abrirnos a las posibles soluciones y comenzar a comprometernos, y algo bueno saldrá, sin importar su tesitura. Porque todo conocimiento personal es experiencia pura vivencial. Y ese es el principal propósito, ser congruentes en sentimiento, pensamiento, verbo y acción. Porque el vivir el presente puro de instante en instante, nos lleva sin duda a la cima de nuestras aspiraciones. Sólo falta llevar a  efecto este ejercicio de honestidad, y limpiar nuestra mente de todo tipo de ruido externo, para escuchar nuestros movimientos internos y hallar los elementos para despojarnos de lo inútil y permitir que ingrese lo nuevo, lo cual alentará a un real compromiso de desarrollo en lo humano y emocional.

Sin aislamiento, sin temor, sin inseguridad, sin reproches, todo cuánto negativo alimente nuestros pensamientos y sentimientos, es necesario expulsarlos y aprender a perdonar y perdonarnos para permitir que vaciemos nuestra negatividad e ingrese lo nuevo, lo fresco, lo vital. Cada noche al finalizar nuestra jornada rutinaria es necesario realizar una introspección a fin de evaluar no para arrepentirnos o satirizarnos, sino para corregir con el compromiso de mejorar a una nueva oportunidad. Ya que cada día es sagrado e irrepetible y por ello hay que valorar cada instante para aprovecharlo al máximo, eso dará como consecuencia una nueva expectativa de nuestra realidad, la cual podremos gobernar y reorientar un destino que nos pertenece y que tenemos derecho a consolidarlo basados en nuestra libertad!.

Pensamiento

Un sabio, se paró ante un público y contó un chiste y todos se rieron.
 
Al cabo de un rato contó el mismo chiste y casi nadie se rió, contó el chiste una y otra vez hasta que nadie se reía.
 
Y dijo…si no puedes reírte varias veces de una sola cosa. Porque lloras por lo mismo una y otra vez?
 
Fuente: Reflexiones Diarias
 


Reflexión:

La vida siempre nos sorprende con momentos de alegría y tristeza, y es muy cierto que en nuestra mente retenemos con mucho mayor frecuencia los momentos no tan gratos, ya que por alguna razón se insertan tan profundamente en nuestro corazón que nos afecta anímicamente y por un período bastante prolongado, mientras que los momentos plenos, donde se nos manifiesta la felicidad suelen ser tan breves que se nos escapan de las manos, porque razón pasa esto?, es un misterio, ya que hay infinidad de teorías que afirman que por nuestra condición de insatisfacción permanente, es producto del inicial desprendimiento del vientre materno, lo cuál nos produjo un estado de depresión al sentirnos vulnerables y frágiles, siendo el punto de partida del desarrollo de un tipo de neurosis y de retención del dolor no sólo a nivel físico sino emocional; y que se traduce en una permanente insatisfacción que nos acompañará permanentemente, desde la niñez en los primeros albores de la vida, a una compleja y vigorizante adolescencia, la acumulación de experiencia de la madurez, hasta el inevitable cierre de ciclo vital que lleva consigo la senectud.
 
Y esto nos lleva a reflexionar; porque la existencia para la mayoría de las personas está mayormente matizada de acontecimientos complejos que plenos de dicha y felicidad?, Sólo se inserta en nuestra memoria vagos momentos gratificantes, y éstos son evocados con nostalgia cuando deseamos experimentar un instante de emoción que alimente nuestro estado de ánimo. Y por el contrario, cuando llega a nuestro recuerdo esa situación que nos generó algún tipo de depresión y frustración, éste mella tan hondamente en nuestra alma que en más de una vez nos ha arrancado una lágrima, quizás motivados por éste estado de constante incertidumbre por lo desconocido, aquello que se nos escapa de las manos y que forma parte del misterio de la vida. Principalmente esa es la razón del porque a veces nos sentimos deprimidos, porque carecemos de certidumbre hacia el porvenir y, porque quisiéramos controlar el futuro y las situaciones que nos apremian, y sobre todo los momentos imprevistos; cómo desearíamos estar preparados para que éstos nos afecten lo menos posible, una vida previsible y sencilla de experimentar y así aspirar a una existencia mucho más plena y satisfactoria.

A pesar de ello, para eso llegamos a este mundo, no para que las cosas se nos dieran fácilmente, no para que nos cayeran literalmente a nuestras manos, o esperar pasivamente a que la vida se nos realice acorde a nuestros deseos. La vida es una prueba de constante perfeccionamiento, no sólo a nivel mental o anímico, sino a nivel facultativo; somos un cúmulo de cualidades en potencia, en espera de ser descubiertas, potencializadas y trascendidas. Por eso mismo la vida se matiza de infinidad de situaciones que calificamos como positivas o negativas, es decir le asignamos una naturaleza dual a todo cuánto nos rodea, con la finalidad de evaluar nuestro actuar diario, cuando en origen no es asignarle un adjetivo, es atrapar el conocimiento que la vivencia nos reditúa producto de esa exposición a la que nos vemos sumergidos a cada instante, esa debería ser la meta ideal, no entristecernos o alegrarnos exacerbadamente; simplemente recoger con una actitud constructiva y propositiva lo que vamos descubriendo de nosotros mismos, de nuestras reacciones, actitudes y capacidad de abordar los imprevistos sin temer a dar pasos seguros hacia lo desconocido, sin caer en la desesperación, porque somos los únicos responsables al poseer todo lo necesario para ser felices. Y si estamos tristes es porque así lo queremos, si estamos deprimidos es porque así lo hemos asumido, si estamos enojados es porque hemos decidido hacerlo, si estamos frustrados es porque algo hemos descuidado y, si nos sentimos sin esperanza es porque hemos renunciado a lo que por naturaleza nos corresponde.

La vida nos pertenece por añadidura, y si llegamos a este mundo es para aspirar a trascender, y para recrear por voluntad y derecho propio el mundo que podemos construir cuando asumimos el control de nuestro destino!.
 

Día de San Valentín

San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.

El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo.

Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.

El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

El Día de San Valentín es una celebración tradicional de países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del siglo XX principalmente en la que las parejas de enamorados expresan su amor y cariño mutuamente. Se celebra el 14 de febrero, onomástico de San Valentín. En algunos países se conoce como Día de los Enamorados y en otros como Día del Amor y la Amistad.

Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.

Fuente: Wikipedia

Reflexion:

En este día tan especial que como todos las demás fechas significativas están dirigidas a recordarnos la importancia de alimentar ciertas tradiciones y que en su mayoría son aprovechadas para comercializar con ellas; cuando en realidad no debe haber necesidad de otorgarle un día en particular para acordarnos de algo que deberíamos hacerlo constantemente. Y el día de San Valentín es recordarnos que si hay algo que mueve al mundo a pesar de las guerras a nivel religioso, petrolero, alimentario y económico, de la violencia y el estrés cotidiano; es el postulado del Amor. Sentimiento que mueve voluntades y que es tan sublime que pocos pueden definir su alcance. Ya que se diversifica en infinidad de manifestaciones y no en algo claro y definido, porque la percepción del amor depende del estado anímico de la persona que lo experimenta. Por algo se define como un sentimiento universal, porque contiene dentro de sí un universo de manifestaciones y que representa la formula que limpia el alma de tanta influencia negativa a la que estamos expuestos y que tanto nos trastorna nuestro diario acontecer.

Es complejo comprender que un ser humano procede en perjuicio de su prójimo, en las diversas manifestaciones de la violencia; esto nos hace pensar que nuestra sociedad está cada vez más enferma y carente de valores esenciales, ya que se va perdiendo la sensibilidad ante el dolor humano, principalmente por el frenético bombardeo de los medios masivos. Estas condiciones van apagando nuestra capacidad de sorprendernos ante la vida, y entregar nuestra amistad, sin condicionamientos ni chantajes. Porque aún a pesar de que no recibamos materialmente algo a cambio; tan sólo la satisfacción de ser útiles a un ser humano es de por sí ya reconfortante, siendo una forma de amor. Así como el fomentar el amor por la familia que representa el principal núcleo de nuestra vida, el amor por los amigos, que son nuestros eternos compañeros de aventuras y no puede quedar de lado el amor de pareja, nuestro complemento perfecto, confidente y testigo eterno de bienaventuranzas, y el más significativo: el amor a sí mismo y que es detonante para desarrollar la capacidad de compartir ese sentimiento en cualquier faceta de la vida.

Por ese motivo aún cuando por el momento no toque el amor a nuestra puerta, es un momento ideal para trabajar sobre la autoestima y descubrir que el amor no necesariamente llega del exterior; emerge de nuestra propia capacidad de desarrollarlo alimentando los mejores sentimientos que poseemos por añadidura. Recordemos que somos lo que expresamos del interior al exterior y que podemos ser un poderoso imán de aquello que emana de nuestro ser a través de los pensamientos, y si éstos son de actitudes propositivas, atraeremos a nuestro entorno buena vibra; porque somos producto de nuestras propias manifestaciones a nivel mental, psíquico y afectivo. Ya que no necesitaremos esperar a que el amor llegue a nuestro entorno, porque nosotros seremos el entorno que inunda en su alrededor este sublime sentimiento que emana cuando nos enfocamos en alimentar nuestras propias virtudes.