Elección
Si elegimos sentirnos bien, todos los días nos sobrarán motivos para sentirnos bien.
Si elegimos sentirnos mal, todos los días nos sobrarán razones para sentirnos mal.
¡ Pensémoslo
Y tal vez descubramos que lo importante y decisivo no es lo que pasa fuera de uno, sino lo que hacemos que suceda dentro de uno mismo, y que no son los otros, las cosas o los acontecimientos los que nos hacen sentir mal, sino nuestro modo de vivir frente a todo.
Autor: René Trossero
Reflexión:
La elección de cómo deseamos sentirnos efectivamente depende enteramente de nosotros, de nuestras preocupaciones, angustias y temores, y de esta forma el cómo manejamos las emociones ante cualquier circunstancia que nos enfrente la cotidianeidad; y que siempre estaremos expuestos a escenarios adversos; una preocupación, una crítica, una provocación, una angustia, una amenaza verbal o física, un encuentro desagradable, un accidente, un error circunstancial, y todo tipo de eventos inesperados, que alteran el ritmo natural de nuestra rutina; y que da como consecuencia?, el que incida de modo directo en nuestro estado de ánimo, y que altera directamente nuestras emociones y a la larga nuestra salud física y mental.
Y porque debe ser así?, porque las circunstancias cotidianas deben afectar nuestro estado de ánimo en general, provocándonos irritabilidad, neurosis y estrés?, porque permitimos que nos echen a perder nuestro día, generándonos todo tipo de malestares a nivel físico y emocional; y cuando es acumulativo, si no sabemos desprendernos de ello, comenzamos a consumirnos gradualmente hasta perder el gusto y alegría por la vida; porque?. Quizás por una razón simple!. Porque somos dependientes de los factores externos, nos cuesta trabajo comprender que la mayoría de nuestras dolencias se deben a que somos vulnerables a las provocaciones del medio, y en eso enfrascamos nuestra problemática, adoptando una posición bastante cómoda y pasiva, para evadir lo esencial. Que el problema no está en el exterior sino en el interior; en nuestra actitud.
Y como es que podemos revertir esta situación?, y que hace aferrarnos a lo destructivo?, será que experimentamos cierto grado de placer?, o que nos hemos acostumbrado a autocompadecernos?, a causar lástima, como un medio de llamar la atención?, y continuar alimentando nuestra indiferencia? Y lo más delicado, evadir la responsabilidad de asumir que la elección es solamente de nosotros y de nadie más. Es fácil culpar al exterior, a las personas, a las circunstancias, al destino, a Dios, y a quién queramos culpar, finalmente es una posición cómoda; porque no queremos, no deseamos o no sabemos como dar el primer paso, para desprendernos de una vez por todas esa necia actitud de conformarnos con lo que nos esta pasando y dejar que la vida también siga pasando, sin hacer algo por lo que nos sintamos orgullosos para aspirar a trascender.
Finalmente la elección es nuestra y sólo nuestra es la responsabilidad de todo cuánto acontezca en nuestra existencia; si queremos asumir el reto, si poseemos la suficiente determinación y fe, no importa que haya temor e incertidumbre, sabemos que el riesgo es grande, pero también grande puede ser la oportunidad de levantarnos de lo más profundo y oscuro de nuestro mundo interno; para experimentar la satisfacción de habernos enfrentado al enemigo más poderoso e implacable que tenemos: nosotros mismos, sólo basta una simple elección y nuestra es!
Si elegimos sentirnos mal, todos los días nos sobrarán razones para sentirnos mal.
¡ Pensémoslo
Y tal vez descubramos que lo importante y decisivo no es lo que pasa fuera de uno, sino lo que hacemos que suceda dentro de uno mismo, y que no son los otros, las cosas o los acontecimientos los que nos hacen sentir mal, sino nuestro modo de vivir frente a todo.
Autor: René Trossero
Reflexión:
La elección de cómo deseamos sentirnos efectivamente depende enteramente de nosotros, de nuestras preocupaciones, angustias y temores, y de esta forma el cómo manejamos las emociones ante cualquier circunstancia que nos enfrente la cotidianeidad; y que siempre estaremos expuestos a escenarios adversos; una preocupación, una crítica, una provocación, una angustia, una amenaza verbal o física, un encuentro desagradable, un accidente, un error circunstancial, y todo tipo de eventos inesperados, que alteran el ritmo natural de nuestra rutina; y que da como consecuencia?, el que incida de modo directo en nuestro estado de ánimo, y que altera directamente nuestras emociones y a la larga nuestra salud física y mental.
Y porque debe ser así?, porque las circunstancias cotidianas deben afectar nuestro estado de ánimo en general, provocándonos irritabilidad, neurosis y estrés?, porque permitimos que nos echen a perder nuestro día, generándonos todo tipo de malestares a nivel físico y emocional; y cuando es acumulativo, si no sabemos desprendernos de ello, comenzamos a consumirnos gradualmente hasta perder el gusto y alegría por la vida; porque?. Quizás por una razón simple!. Porque somos dependientes de los factores externos, nos cuesta trabajo comprender que la mayoría de nuestras dolencias se deben a que somos vulnerables a las provocaciones del medio, y en eso enfrascamos nuestra problemática, adoptando una posición bastante cómoda y pasiva, para evadir lo esencial. Que el problema no está en el exterior sino en el interior; en nuestra actitud.
Y como es que podemos revertir esta situación?, y que hace aferrarnos a lo destructivo?, será que experimentamos cierto grado de placer?, o que nos hemos acostumbrado a autocompadecernos?, a causar lástima, como un medio de llamar la atención?, y continuar alimentando nuestra indiferencia? Y lo más delicado, evadir la responsabilidad de asumir que la elección es solamente de nosotros y de nadie más. Es fácil culpar al exterior, a las personas, a las circunstancias, al destino, a Dios, y a quién queramos culpar, finalmente es una posición cómoda; porque no queremos, no deseamos o no sabemos como dar el primer paso, para desprendernos de una vez por todas esa necia actitud de conformarnos con lo que nos esta pasando y dejar que la vida también siga pasando, sin hacer algo por lo que nos sintamos orgullosos para aspirar a trascender.
Finalmente la elección es nuestra y sólo nuestra es la responsabilidad de todo cuánto acontezca en nuestra existencia; si queremos asumir el reto, si poseemos la suficiente determinación y fe, no importa que haya temor e incertidumbre, sabemos que el riesgo es grande, pero también grande puede ser la oportunidad de levantarnos de lo más profundo y oscuro de nuestro mundo interno; para experimentar la satisfacción de habernos enfrentado al enemigo más poderoso e implacable que tenemos: nosotros mismos, sólo basta una simple elección y nuestra es!
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