viernes, febrero 16, 2007

Amor Verdadero

Alguna vez, una pareja disuelta llegó al Sabio y le preguntaron:
-¿Por qué hubo de acabarse nuestro Amor? ¿Por qué hubo de terminarse? Y el Sabio les respondió:
-Porque amaban sólo con su cuerpo...Porque sólo era Amor físico.
Por que tú le mirabas extasiado y contemplabas la belleza de ella, y ella te miraba y contemplaba extasiada tu belleza...más si sólo es Amor físico, igual puede extasiarse cada uno, con otra belleza.
–Si sólo la belleza de su cuerpo, fundamentaba su unión, cuando llegó otro cuerpo más bello para sus ojos...se acabó la unión.
Y se acercó al Sabio otra pareja disuelta y preguntaron:
-¿Por qué nos hemos separado? –Y el Sabio respondió:
Porque amaban sólo con sus mentes, porque era sólo Amor mental.
Porque tú disfrutabas hablando y hablando horas con ella. P
orque ella se extasiada, hablando y hablando horas contigo.
Porque amaban la conversación y amaban el intelecto...Y este Amor aguantó un poco más, más cuando hubo una conversación más interesante, se acabó.
Y se acercó al Sabio, otra pareja disuelta y preguntaron: -¿Por qué se ha disuelto nuestra unión?
–Y el Sabio les respondió: Porque amaban sólo con sus emociones. Porque tú disfrutabas danzando, riendo, jugando y disfrutando con ella, como ella disfrutaba de su vida, con la emoción que producías al lado de ella. Más cuando hubo una emoción más fuerte y placentera, se acabó. -
Y finalmente el Sabio les dice a las tres parejas:
El Amor verdadero les aquel que reúne todos estas cualidades que he nombrado.
Y es Amor verdadero cuando miras su cuerpo y disfrutas la belleza que contempla tu vista, y amas sus ojos, sus cabellos, amas sus labios, y amas envolverte en sus brazos.
Es Amor verdadero cuando te deleitas escuchándole. Cuando hablas y hablas por horas, sin querer que termine tan bello diálogo. Cuando es igual el lenguaje, y parecen iguales las palabras.
Y tu mente adivina lo que el otro piensa y el otro respeta tu espacio y ama lo que piensas. No intenta cambiar tu personalidad.
Te acompaña y comparte tu pensar y sentir.
Y es Amor verdadero, cuando vibras y disfrutas la vida, cada emoción, cada instante en la risa y en el llanto, en la alegría y en la tristeza, en apoyarse mutuamente, en los momentos difíciles, en los éxitos y en los fracasos, en el silencio y en el diálogo, en la reconciliación y el acuerdo.
El Amor verdadero....todo lo puede, todo lo alcanza, todo lo justifica....todos los muros derriba, todos los obstáculos vence, todas las fallas perdona, todas las dudas aclara...todos los sinsabores endulza, todas las distancias traspasa.
Y el Amor verdadero, no se pregunta:
¨¿Por qué he de amarte acaso? Justifícame y explícame, ¿Por qué he de amarte yo a ti?..¡Gánatelo con títulos y riquezas! ¡Gánatelo con detalles y halagos! ¡Gánatelo con regalos! ¡Gánatelo con homenajes y cantos!¨
El Amor verdadero, se posa frente a ti y te expresa:
¨Estoy aquí para amarte hasta el fin...Estoy aquí para amarte sin preguntarte ¿Por qué?. Estoy aquí para amarte, no importa lo que hagas...Simplemente para amarte!

A Tiempo

Cuenta la leyenda que un hombre buscaba un sentido a su vida vacía y sin propósitos; oyó decir que la felicidad era un tesoro, algo que él anhelaba encontrar.
A partir de aquel instante comenzó a buscarla. Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y todo cuanto estaba al alcance de su mano.
Repentinamente comenzó a decaer en su salud e inmediatamente al realizarse un chequeo médico recibió una noticia del doctor, el cuál le diagnosticó que le quedaban dos meses de vida, al padecer una enfermedad incurable.
Aquel hombre desvastado por la noticia y cansado por los sinsabores de la vida se dijo: ¨Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean¨
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo por servir estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar, aceptar la vida como viene, disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla, hay que gozar de paz interior. finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad cargada de experiencias, de aprendizajes, de reflexión. Y en su mente recordó aquella fase que dice:
¨Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos¨
LO QUE DAMOS A LOS QUE NOS RODEAN, REGRESA A NOSOTROS
No esperes a que la vida te sorprenda con una enfermedad, accidente o la muerte de un ser querido para tomar conciencia de vivir cada momento de tu vida al máximo, con la familia, la pareja, los amigos, el trabajo, tu misma(o), cada instante es un tesoro valioso que debemos apreciar y aprovechar en toda su intensidad. Recuerda que la Vida es como una Rosa, a cada pétalo que arrancas ya no se recupera jamás.

El Exito

El éxito no siempre tiene que ver con lo que mucha gente ordinariamente se imagina. No se debe a los títulos que tienes, sean de nobleza o académicos.
No se debe a las dimensiones de tu casa, a cuántos carros caben en tu cochera o si estos son último modelo. No se trata de si eres Jefe o Subordinada(o), si escalaste la siguiente posición en tu organización o empresa donde laboras.
No se tratan de si eres miembro selecto de clubes sociales o si sales en las páginas de los periódicos.
No tienen que ver con el poder que ejerces o si eres buen administrador(a), si hablas bonito, o si eres religiosa(o).
No es la tecnología que empleas, por brillante y avanzada que esta sea.
No se debe a la ropa que usas o si eres emprendedor(a), hablas varios idiomas, viajas al extranjero, o si eres atractiva, joven o anciana(o).
El éxito, se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas, y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu .
Se trata de si te recuerdan cuando te vas.
Se refiere a cuántas personas le ofreces tu apoyo y ayuda incondicional sin esperar nada a cambio, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor alguno en tu corazón.
Se trata de si en tus triunfos incluiste siempre tus sueños.
De si no fincaste tu éxito en la desdicha ajena y si tus logros no hieren a tus semejantes. Es acerca de tu inclusión con las personas, no de tu simulación para con ellos.
Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón; si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste por los ancianos.
Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta ajena.
No es acerca de cuántos te siguen, sino de cuántos realmente te aman, por lo que les has proporcionado y ayudado.
No es acerca de transmitir todo, sino cuántos te creen, de si eres feliz o finges estarlo.
Se trata del equilibrio, de la justicia, del bien ser que conducen al bien tener y al bien estar.
Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no tener más.
Recuerda que la mayor riqueza en un mundo material no se mide por tu posición social o bienes materiales, sino por el amor que expresas a ese ser amada(o), amiga(o) o familiar.
El éxito no es el reconocimiento material y social, es que tan plena(o) e intensamente lograste tus sueños y anhelos personales, más vale vivir un día de intensidad y felicidad que una existencia de arrepentimiento.