jueves, febrero 09, 2012

Expectativas

¨Hoy deje de creer en el para siempre por que nada es eterno, en el nunca por que siempre hay una primera vez y en el jamás porque nunca pasa lo que esperas, hoy me canse de esperar lo que nunca llegará¨

Stephen King


Reflexión:

Cuando hacemos una recopilación de lo que ha sido nuestra existencia, comprendemos que las adversidades y los problemas son parte ya integral e inseparable de nuestra cotidianeidad, y por eso mismo debemos asumir que en cualquier momento estaremos expuestos a enfrentar situaciones inesperadas y en ocasiones indeseables, y por ser de esta tesitura no estamos ajenos a experimentarlas y poco podremos hacer para evitarlas. Por tanto las experiencias que son gratificantes y nos hacen felices cómo desearíamos eternizarlas, y sabemos de antemano que no todo es para siempre y que en algún momento se desvanecerá quedando impregnado en un simple recuerdo.

Que tal cuando somos reaccionarios a una forma de pensar positiva, que somos evasivos e indiferentes a oportunidades para conocer a un nuevo amor, para posicionarnos en mejores condiciones laborales y en esa actitud pensamos que nunca va a suceder aquello que tememos por inseguridad, poco podremos hacer para evadirlo que inevitablemente llegará y tendremos que estar preparados para recibirlo con determinación y madurez, porque aquellos eventos que ¨presentimos¨ sean desastrosos para nuestra vida, descubriremos en muchas ocasiones que pueden ser agradables experiencias, porque no siempre todo es lo que aparenta, ni todo es tan malo ni todo tan bueno, depende del tipo de actitud con la que asumamos esas experiencias y estar abierto a la vida es desear trascender.

Por otra parte, si nuestra actitud es de pasividad y pesimismo, esto nos lleva a experimentar una existencia conformista y sin trascendencia. Una vida que se apagará gradualmente por temor a abrirnos a nuevos retos, atrevernos a ser emprendedores y eliminar de nuestra mente que el tiempo ya pasó y que todo ha acabado. Esto provocado principalmente por desafortunadas experiencias, que no obtuvimos los resultados que hubiésemos deseado y que mellaron profundamente en nuestra confianza, engarrotándonos; deseando que jamás nos atreveremos intentar experiencias similares, es frustrante pensar que por situaciones ajenas a nuestros deseos, nos sintamos estancados y temerosos para decidir retomar nuevas experiencias por el temor a equivocarnos nuevamente.

Aquellas personas que se atreve a emerger de las cenizas de la derrota y el conformismo, aquilatan el valor real de esta vida que nos fue obsequiada. Porque aquella que espera lo que nunca llegará, difícilmente logrará cumplir sus expectativas personales. Ya que si el tiempo no se detiene, no nos podemos dar el lujo de esperar pasivamente a que las cosas sucedan, no permitir que la inseguridad, y la autocompasión nos engarrote; ni la edad, ni la adversidad, ni el qué dirán deben ser factores para cambiar nuestra actitud y atrevernos a retomar aquellos pendientes que no concluimos. Vivir al día, con las mejores expectativas y nuevos retos es refrescarnos y sacudirnos toda esa polilla producto de la indiferencia y la inseguridad.

Porque nuestra vida vale mucho la pena, y nada debe ser factor para detenernos a disfrutar de ella; ya que posemos libertad para decidir el mejor rumbo que le daremos a nuestro destino!.

Eclesiastes 12

12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;

12:2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;

12:3 cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;

12:4 y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;

12:5 cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;

12:6 antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;

12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

12:8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Reflexión:

Esta cita Bíblica nos recuerda del papel que realizamos en esta vida, muy a pesar de que los días pasen a veces muy lentamente por lo pesado y tedioso de algunas actividades que suelen no ser tan agradables y por el contrario, otros días se consumen fugazmente, sin percatarnos de los grandes detalles que se nos escapan por lo sublime del momento que estamos experimentando y deseáramos que no se escaparan y fuesen eternos. Desde la transición de la infancia en que observamos el mundo con gran embelesamiento y nos deleitamos al descubrirlo; una juventud impetuosa donde somos osados, desafiando al mundo y sintiéndonos indestructibles y por una madurez, donde presumimos de poseer madurez por el vaivén las experiencias, siendo más cautos y analíticos. El final?, todos lo presentimos, sabemos y tememos que tarde o temprano llegará. Que esos aires de juventud y vigor, tarde o temprano decaerán.

Por eso mismo, la vida debe ser intensa, sin preocuparnos por lo que sucederá el próximo instante, ni que el qué dirán; simplemente ocuparnos de los instantes que están a nuestra total disposición y control, desafiando los sistemas que amenazan con coaccionar e inducir a apagar nuestra libertad de acción; porque si bien estamos regidos por las leyes de convivencia y legalidad, y que son obligaciones para el bien estar en comunidad, poseemos de igual forma derechos y que éstos deben ser exigidos a fin de que sean respetadas nuestras garantías individuales. Que debemos ser muy cautos y valientes para defender nuestros ideales ante quienes pretendan engañarnos a cambio de pretensiones y reconocimientos banales. Porque nada está por encima de nuestra dignidad y ése es el gran tesoro que el Creador nos legó.

Es inevitable que detengamos el paso de los años, porque fisiológicamente nuestro organismo está diseñado para ser temporal; que irá degradándose gradualmente tan rápido o lento como sea nuestra calidad de vida. Y es eso precisamente en lo que debemos enfocarnos, en proporcionarnos una excelente calidad de vida a nivel físico, anímico y mental. En desarrollar al máximo las capacidades innatas que cada uno poseemos por excelencia y que es lo que lo nos distingue entre nuestros iguales, porque si bien es importante lo material, para aspirar a una vida desahogada y plena, no es el fin último. Porque si hay algo que supera las barreras del tiempo y que es considerado inmortal, es el papel que desempeñamos para con la humanidad, el sumarnos a la larga lista de personajes que marcaron un hito en la historia, por su capacidad y determinación para sobreponerse ante toda adversidad con un fin muy claro, trascender para inmortalizarse en la memoria de quienes fueron beneficiados por sus carácter extra-ordinario de sobresalir entre lo común y el conformismo.

Porque eso es la vida, vivir para trascender, para atreverse, para experimentar sus tres etapas en la mayor plenitud; porque si bien no podremos detener la marcha fugaz del tiempo, y en lo físico maduremos hasta llegar a la decrepitud, pero con algo muy valioso: sabiduría y madurez, si podemos conformar permanentemente una mentalidad de juventud: osada vigorosa y un alma de niño: auténtica e incansable. Porque vanidad de vanidades todo aquello que no alimenta al Alma es sólo vacuidad, intranscendente, es simplemente vanidad!.

Las Manzanas

En cierta ocasión, un joven observaba a un hombre que tenía más de ochenta años que estaba sembrando un huerto de manzanos.

El anciano amorosa y cuidadosamente preparó el terreno, plantó los diminutos vástagos y les echó agua. Después de estar mirándolo por un rato, el joven dijo: «Usted no espera que va a comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?»

«No –replicó el anciano–, pero alguien lo hará».

John C Maxwell. Vía Renuevo de Plenitud

Reflexión:

Cuántas veces nos hemos preguntado si las acciones que realizamos a cada día, poseeremos la paciencia suficiente para tener certeza si podremos recoger los frutos de nuestro esfuerzo. Incluso cada acción o proyecto de índole personal o laboral, está orientado a arrojarnos un resultado esperado con la finalidad de aspirar a crecer en lo profesional y laboral; mucho puede ser el sacrificio y la dedicación que apostamos para aspirar a desarrollar todo nuestro potencial, aún sin saber a ciencia cierta si estamos actuando por el sendero correcto, sólo poseemos la esperanza de que algún día fructificará, y que finamente sea cual fuere el resultado final obtendremos algo más que lo material: aprendizaje y experiencia.

Eso es lo mejor que obtendremos, cuando nos atrevemos a desarrollarnos en algún ámbito en particular seguros de lo que deseamos obtener de la vida, sin descanso, sin detenernos por temor o desidia, sin condicionarnos por satisfacer complacencias ajenas a nuestras aspiraciones. No necesariamente lo que sembramos fructificara en un beneficio personal, lo más satisfactorio es cuando se extiende a nuestro entorno, cuando hacemos partícipe de nuestros logros a seres queridos, amigos, compañeros e incluso a desconocidos. Ya que cada acción debe tener como propósito primordial asentar una huella permanente, aportando algo positivo y productivo a la humanidad.

Es cierto que nuestras acciones hablarán por nosotros mismos, si es para bien o para mal, depende de la forma en cómo actuemos; con honestidad compartiendo el triunfo o, con egoísmo aprovechándonos de la buena disposición de las personas para utilizarlas orientándolo a un beneficio exclusivamente personal y aún peor acreditándonos el éxito sin reconocer la coparticipación. Y por ello mismo actuamos como si fuésemos inmortales, como si fuéramos el centro de universo, cuando en realidad sólo estamos acumulando aislamiento y una soledad que cada vez se va acentuando. Realmente valdrá la pena acumular obsesivamente bienes materiales solo para llenar el gran vacío que nos aqueja por esa actitud egoísta que pregonamos en nuestro diario vivir?.

Es muy tentador luchar por mejorar a nivel status quo y económico, pero también es imperativo mejorar en lo interno, en nuestras necesidades trascendentales para aspirar a ser mejores seres, más evolucionados en la conciencia, más humildes en la opulencia y más humanos en lo colectivo. Porque la calidad de semilla que sembremos dará como resultado el fruto que aporte un beneficio a las generaciones futuras para que influya positivamente en su conciencia. Lo importante es preguntarnos si nuestra conciencia se encuentra despreocupada y tranquila por nuestras acciones?.