Triunfador y Perdedor
El Triunfador es siempre una parte de la respuesta; el Perdedor es siempre una parte del problema
El Triunfador dice: ¨Podemos hacerlo; el Perdedor dice: ¨ese no es mi problema¨
El Triunfador siempre tiene un programa; el Perdedor siempre tiene una excusa
El Triunfador ve una oportunidad cerca de cada obstáculo; el Perdedor ve de dos a tres obstáculos cerca de cada oportunidad
El Triunfador dice: Quizá es difícil, pero es posible¨; el Perdedor dice: ¨puede ser posible, pero es demasiado difícil¨.
Fuente: ¨El Ser Excelente¨ Miguel Angel Cornejo
Reflexion:
El triunfo y el fracaso son dos parámetros en los que calificamos las situaciones que emprendemos en diversos escenarios. Es sabido que los problemas que nos aquejan y que en el futuro se nos presentarán, son inevitables, pues ya forman parte de nuestra vida, y se deben principalmente a una circunstancia inesperada o propiciada por nosotros consciente e inconscientemente; mucho depende del tipo de actitud que asumamos ante lo desconocido, adverso o favorable, finalmente es una circunstancia específica ante una nueva experiencia, la diferencia radica en como la asumimos y con que argumentos, y si de argumentos se trata, poca o nula información disponemos ante lo circunstancial, mucho depende de nuestra experiencia vivencial. Si deseáramos por omisión el saber como actuar ante un escenario en particular, necesitamos atrevernos a vivirlo para saber de que forma reaccionaremos y que aprendizaje obtendremos; porque de eso se trata la vida, de encararla y no recularla. Un problema como tal no es un escenario devastador del cuál debamos temerle; un problema es una invaluable oportunidad para desenvolvernos en el misterio de la vida. La vida es misteriosa porque no poseemos una base real para comparar una nueva circunstancia, no es como una pintura la cuál es producto de la elaboración de un previo: un boceto; porque nuestra vida ya es en si un boceto; ya no podemos corregir lo que ya sucedió, cada instante se queda impregnado en la red del pasado y es inamovible, lo que si podemos cambiar o transformar es nuestra actitud posterior a una nueva oportunidad y de que forma afrontaremos en el siguiente instante presente un problema.
Ahí es donde radica la diferencia entre quién se considera triunfador o perdedor; en un simple escenario es un tanto agresivo el segundo concepto, el cuál no el definitivo ni limitativo, porque ambos nos darán alguna información para crecer como seres humanos, ya que estamos expuestos a experimentar uno u otro en algún momento, lo cuál será casi inevitable; la actitud no es algo con lo que se posea por herencia, porque esta condicionado a las circunstancias en que nos tocó vivir en lo familiar y social. La actitud de triunfador y perdedor depende de cómo nos abramos al autoconocimiento, de cómo nos desarrollemos en lo moral y de cómo alimentemos nuestra autoestima, es decir, la imagen que poseamos de nuestra esencia. La vida ya es en sí un reto, y vale la pena asumirlo, que importa cuántas veces tropecemos o cuántos obstáculos se nos presenten en el camino, lo invaluable es desarrollar un nivel de conciencia tal que nos permita estar por encima de todo tipo de ataduras emocionales o mentales, que disfrutemos cada momento, cada circunstancia o cada vivencia con determinación y autoconfianza; entonces ya no será un problema, será una oportunidad; y en ese cambio de actitud recogeremos los frutos de nuestra esfuerzo, de mirar siempre adelante, de ser positivos aún en las circunstancias más desfavorables y de convencernos que el mejor regalo que dios nos ha otorgado es el poder de experimentar nuestra vida hasta llegar a la realización plena de nuestros propósitos; eso es triunfar, cumplir con la encomienda de extraer la grandeza de la vida en lo simplicidad de lo ordinario.
El Triunfador dice: ¨Podemos hacerlo; el Perdedor dice: ¨ese no es mi problema¨
El Triunfador siempre tiene un programa; el Perdedor siempre tiene una excusa
El Triunfador ve una oportunidad cerca de cada obstáculo; el Perdedor ve de dos a tres obstáculos cerca de cada oportunidad
El Triunfador dice: Quizá es difícil, pero es posible¨; el Perdedor dice: ¨puede ser posible, pero es demasiado difícil¨.
Fuente: ¨El Ser Excelente¨ Miguel Angel Cornejo
Reflexion:
El triunfo y el fracaso son dos parámetros en los que calificamos las situaciones que emprendemos en diversos escenarios. Es sabido que los problemas que nos aquejan y que en el futuro se nos presentarán, son inevitables, pues ya forman parte de nuestra vida, y se deben principalmente a una circunstancia inesperada o propiciada por nosotros consciente e inconscientemente; mucho depende del tipo de actitud que asumamos ante lo desconocido, adverso o favorable, finalmente es una circunstancia específica ante una nueva experiencia, la diferencia radica en como la asumimos y con que argumentos, y si de argumentos se trata, poca o nula información disponemos ante lo circunstancial, mucho depende de nuestra experiencia vivencial. Si deseáramos por omisión el saber como actuar ante un escenario en particular, necesitamos atrevernos a vivirlo para saber de que forma reaccionaremos y que aprendizaje obtendremos; porque de eso se trata la vida, de encararla y no recularla. Un problema como tal no es un escenario devastador del cuál debamos temerle; un problema es una invaluable oportunidad para desenvolvernos en el misterio de la vida. La vida es misteriosa porque no poseemos una base real para comparar una nueva circunstancia, no es como una pintura la cuál es producto de la elaboración de un previo: un boceto; porque nuestra vida ya es en si un boceto; ya no podemos corregir lo que ya sucedió, cada instante se queda impregnado en la red del pasado y es inamovible, lo que si podemos cambiar o transformar es nuestra actitud posterior a una nueva oportunidad y de que forma afrontaremos en el siguiente instante presente un problema.
Ahí es donde radica la diferencia entre quién se considera triunfador o perdedor; en un simple escenario es un tanto agresivo el segundo concepto, el cuál no el definitivo ni limitativo, porque ambos nos darán alguna información para crecer como seres humanos, ya que estamos expuestos a experimentar uno u otro en algún momento, lo cuál será casi inevitable; la actitud no es algo con lo que se posea por herencia, porque esta condicionado a las circunstancias en que nos tocó vivir en lo familiar y social. La actitud de triunfador y perdedor depende de cómo nos abramos al autoconocimiento, de cómo nos desarrollemos en lo moral y de cómo alimentemos nuestra autoestima, es decir, la imagen que poseamos de nuestra esencia. La vida ya es en sí un reto, y vale la pena asumirlo, que importa cuántas veces tropecemos o cuántos obstáculos se nos presenten en el camino, lo invaluable es desarrollar un nivel de conciencia tal que nos permita estar por encima de todo tipo de ataduras emocionales o mentales, que disfrutemos cada momento, cada circunstancia o cada vivencia con determinación y autoconfianza; entonces ya no será un problema, será una oportunidad; y en ese cambio de actitud recogeremos los frutos de nuestra esfuerzo, de mirar siempre adelante, de ser positivos aún en las circunstancias más desfavorables y de convencernos que el mejor regalo que dios nos ha otorgado es el poder de experimentar nuestra vida hasta llegar a la realización plena de nuestros propósitos; eso es triunfar, cumplir con la encomienda de extraer la grandeza de la vida en lo simplicidad de lo ordinario.
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