Decisiones
En la alborada matutina, nos levantamos con
cierto aire de frescor en nuestro rostro, aún con la mente confusa por la
inevitable recreación de escenarios, en forma de sueños que surcan por nuestra mente,
que acumula experiencias en la marcha ajetreada del diario vivir, donde
ingresan a nuestro cerebro miles de imágenes, sonidos, sensaciones y olores;
todo esto captado por nuestros sentidos básicos; y que son el resultante de
angustias, esperanzas y anhelos por lo que deseamos percibir y obtener de la
vida. Y que constantemente evaluamos con optimismo o con cierto pesar, que
estamos haciendo de nuestra existencia, si vamos por el camino correcto, o en
que punto nos desviamos cayendo en un abismo complejo de salir. Esto es la
resultante de innumerables decisiones que debemos tomar, muchas veces sin
pensarlo, otras basadas en un cuidadoso análisis racional y otras más,
abarrotados de dudas e incertidumbre. Independientemente del matiz, cada
decisión conlleva una consecuencia, y vaya que algunas de ellas han sido
inesperadas o desastrosas. El resultado final, es satisfacción, sorpresa o
decepción. Por eso mismo nos preguntamos una y otra vez: Cuál es la decisión
correcta ante un problema determinado?, con que seguridad podemos asumir una
postura convencidos que el resultado será como lo esperamos?, que criterio es
el más adecuado para decidir sin pensarlo y obtener éxito?.
No cualquiera tiene la capacidad, sangre fría
o confianza en sí mismo para tomar la decisión correcta en el momento apropiado
y acertar. Se requieren facultades específicas; esencialmente un conocimiento
claro de sí mismo, experiencia vivencial, y preparación importante del ámbito
en que realiza la toma de decisiones; principalmente en el área laboral, que es
el pan de todos los días para sobrevivir en un medio competitivo. Pero esto va
más allá, se interna en el ámbito social, familiar y de mayor importancia el
personal. Porque sabemos que la vida no marcha hacia atrás, y por tanto,
es arriesgado tomar decisiones al azar, con la esperanza de acertar y si el
resultado no es el esperado, regresar el tiempo en busca de una nueva
oportunidad. Esto es prácticamente imposible, el tiempo como la vida son
inquisidores que no permiten retroceder. Es importante primero que nada,
conocer nuestros procesos internos basados en acciones intuitivas, pero
alimentadas por el raciocinio y una carga de estabilidad emocional importante,
para asegurar que hemos tomado la mejor decisión en el mar de incertidumbre que
agolpa nuestro pensar. Y a pesar de esto, el resultado puede ser el no
esperado; no hay garantía de certidumbre, porque la vida esta envuelta en un
mar de misterio, y sólo comprendiendo el orden en el universo podremos dirigir
nuestros pensamientos hacia el escenario esperado.
Recrear es preparar nuestras emociones y los
posibles escenarios ante lo que parece inalcanzable y a lo que nos
enfrentaremos. Aún cuando se insiste que estamos gobernados por un destino; el
único camino seguro es la muerte, nadie la puede evadir; fuera de esto, todo lo
demás se encuentra en las posibilidades de alcanzarlo o lograrlo, lo cuál en el
papel suele ser también complejo, cuando aún no hemos descubierto que deseamos
hacer en la vida, y si estamos preparados o aptos para ello. De ahí la
necesidad de hallar el sentido de nuestra existencia; aquello que anhelamos, lo
que nos gusta, lo que se nos facilita, lo que nos hace sentir inmensamente
felices y que por alguna razón directa e indirecta hemos descuidado o desperdiciado.
Así como no hay marcha hacia atrás en las decisiones que hemos tomado en el
pasado y que ha derivado en la situación actual que vivimos, no significa que
hemos perdido la oportunidad de retomarlo, si bien el tiempo ha pasado, las
condiciones que otrora antes estaban a nuestro alcance, ahora parecen
inalcanzables y que la carga moral es insoportable. La mejor decisión en la
vida que podemos tomar es este momento presente. Aún cuando ya parezca tarde,
no hay mejor momento que armarse de valor y afrontar la realidad por muy dura
que ésta sea, para levantarnos de nuestro letargo y hacer que la vida funcione
acorde a nuestras necesidades; al principio parecerá y se sentirá imposible,
sin embargo debemos armarnos de valor y comenzar a sacudirnos la polilla del
conformismo y la apatía, para reactivar nuevamente las ganas de vivir y
redirigir nuestro destino hacia la senda que deseamos realizarnos, y será
indudablemente la mejor decisión que hemos de tomar en nuestra vida!.
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