viernes, agosto 26, 2011

Sueños

Creo en mis sueños, hablo sobre mis sueños, pienso en mis sueños, hago planes para mis sueños, creo oportunidades para mis sueños y me veo ya en mis sueños.


La única manera de lograr que un sueño se haga realidad, es hablar acerca de él, creer en él, verse a uno mismo en él y crear oportunidades para él.

Hay un gran poder de voluntad que sigue a lo que imaginamos. Este poder de la voluntad nos permite seguir adelante a pesar de todos los obstáculos y los sueños que debieran tomarnos diez a veinte años en lograrlos, se cumplen en menos tiempo.

¡Los planes en papel no son suficientes para los sueños! Simplemente veámonos actuando en lo que nos hemos imaginado y para cuando estemos involucrados pensaremos que todavía estamos en el proceso de imaginárnoslo.

Lo que creemos es lo que logramos. Lo que imaginamos es lo que llegamos a ser. Lo que pensamos es lo que experimentamos.

Fuente: Vía Renuevo de Plenitud


Reflexion:

Cada uno de nosotros poseemos una gran capacidad de imaginación que si esta es bien canalizada nos desarrolla la creatividad; un sueño nace de una inquietud, y de esa inquietud se desarrolla un pensamiento y de él se desprende la capacidad de recrear posibles escenarios para que finalmente sea mediante la intención que surge del deseo para comenzar a cristalizarlo en acciones concretas. Es todo un proceso que requiere de un real convencimiento en que este será real siempre y cuando se base en condiciones realistas y mediante acciones progresivas que lleven al cumplimiento cabal de ese proyecto de vida que deseamos lograr. ¨soñar no cuesta nada¨, una frase muy recurrida para quienes anhelamos llegar lo más lejos posible en la vida, aún cuando no sepamos con certeza que escenario se nos presente durante el proceso. Lo malo no es soñar, el problema radica en que nunca aterricemos ese deseo por el temor a encarar los posibles obstáculos que sin duda pondrán a prueba nuestra capacidad de resolución, y es ese mismo temor que nos genera la incertidumbre que traba toda posibilidad de atrevernos a afrontar ese reto personal que sabemos de antemano que puede reorientar nuestro destino y forma de vida.

Por alguna razón le tememos al cambio, a lo que nos saque de nuestra zona de confort, porque nos hemos acostumbrado simplemente a soñar convencidos que el estilo actual de vida que hemos llevado hasta ahora es el tope de nuestras posibilidades, cuando en realidad es el punto de partida de nuestras limitaciones; lo curioso es que muy en el fondo sabemos que podemos dar más de nosotros, que hay más que podemos descubrir; pero al no poseer seguridad plena en nuestras capacidades, nos genera duda al tipo de escenario que nos enfrentemos y que no podamos controlarlo, afectando por supuesto nuestra autoestima. Porque sabemos que somos capaces de obtener logros muy importantes, pero también sabemos que nos falta voluntad para llevarlos a cabo. Es un círculo vicioso de conformismo en el que hemos caído y que en la medida en que dejamos pasar el tiempo, más profundo caemos en nuestras inseguridades; esto por supuesto es doloroso a nivel emocional, porque nos sentimos entrampados e imposibilitados para salir a flote y reorientar nuestra problemática en posibilidades de crecimiento.

Dicen que el que se atreve a soñar es porque también posee la capacidad de atreverse a actuar, no importa cuantos escenarios adversos se presenten, porque es parte del conocimiento que la vida nos da por medio de las experiencias. Todo sueño bien conducido con conocimiento de causa en base a una buena planeación, a objetivos claros y realistas, y que es donde activamos nuestra capacidad de imaginación, analizando cada uno de los elementos, que nos conduzcan a su vez a organizar la forma de estructurarlo en base a nuestra creatividad, y que son probables escenarios de lo que deseamos lograr, anticipando los inconvenientes que pueden surgir durante el proceso de ejecución, en donde tenemos la posibilidad de encarar nuestra capacidad de actuar con prontitud y eficacia con la menor cantidad de errores, controlando adecuadamente su evolución con decisiones acertadas hasta su conclusión exitosa. Por tanto, un sueño es una gran oportunidad para experimentarnos en la medida en que nos despojemos de temores y conformismos, que sólo estancan nuestro derecho a evolucionar y experimentar que tan grandiosa es la vida cuando poseemos una voluntad infranqueable ante el reto a vencer a nuestro peor enemigo: nosotros mismos!.