martes, diciembre 06, 2011

Dudas

Hu-Ssong, filósofo oriental, hablaba con dos de sus discípulos.

Le dijo uno:

- Maestro: tengo muchas dudas.

- Aprenderás bastante - le respondió Hu-Ssong.

Otro le dijo:

- Maestro: no tengo ninguna duda.

- Jamás aprenderás nada - le indicó el maestro. Y explicó:

- El que duda busca; el que no duda piensa que lo ha encontrado todo ya, y entonces deja de pensar. La incertidumbre del que duda enseña más que la certeza del que cree saberlo todo. La duda nos hace humildes; de la absoluta certidumbre nace la soberbia.

- Tienes razón - dijeron los alumnos.

Y Hu-Ssong contestó:

- Lo dudo.

Fuente: Reflexiones Diarias

Reflexión:

En más de una ocasión hemos dudado, en innumerables de veces nos invade lo desconocido, ya que nuestra principal naturaleza es dudar de todo cuánto nos rodea, y principalmente en la interacción con las personas nos hemos comportado incrédulos o reaccionarios, y sin embargo muchas ocasiones más hemos pecado de ser crédulos, lo cuál nos ha traído gran cantidad de dificultades y problemas. Lo contradictorio de esto es que esas dudas se derivan de la certeza de nuestra propia existencia. Esto es comprensible hasta cierto punto, porque del único tiempo que tenemos seguridad es de lo que ya vivimos, del pasado y por supuesto, del tiempo presente, más no del futuro. Pero si hay algo de lo que deberíamos preocuparnos es de pecar de soberbia, sintiéndonos poseedores absolutos de la verdad, y más si intentamos imponer a como de lugar a otra persona que no concuerde con nuestro punto de vista.

Cuando dudamos y no satisfacemos esos cuestionamientos estamos sujetos a la depresión al no halar respuestas que nos den paz y tranquilidad, nuestro mundo interno se trastorna y somos presas fáciles del engaño y la manipulación. Ya que el conocimiento representa certeza y seguridad hacia donde anhelamos llegar. Y más aún cuando las personas dudan de nuestras capacidades; si nos sentimos inseguros o dependemos de lo que los demás piensen o hablen de nosotros; cuántas veces no hemos truncado un sueño, o dejado de hacer algo que anhelábamos con toda el alma porque le dimos más importancia al cuestionamiento de alguien haciéndonos dudar incluso de nuestras propias capacidades.

El dudar no necesariamente significa pérdida de la certeza existencial, a veces es importante el hacerlo, pero de una forma activa, es decir buscando e investigando para satisfacer nuestras dudas existenciales, y esto es para enriquecer la vida resolviendo uno a uno los cuestionamientos que se derivan de agentes externos e incuso de nosotros mismos todo tipo de cuestionamiento con un solo objetivo: crecer en lo intelectual, y emocional. Lo que da como resultado el anhelar el conocimiento para conducirnos adecuadamente y con seguridad. Pero para eso hay que aplicar constantemente la duda ante lo que escuchemos, nos digan, leamos y observemos, y por consecuencia buscar e investigar hasta satisfacer nuestras inquietudes, lo que nos dotará de una gran capacidad de discernimiento para resolver los enigmas que la vida nos enfrenta día con día!.

El Desorden y el Conflicto

¿Cuál es la raíz del desorden? "El compararse con otro", "el compararse con lo uno debería ser, "imitar un ejemplo,"amoldarse": Siempre habrá un conflicto entre "lo que se es" y "lo que se debería ser" .

El hábito mecánico produce desorden, porque cuando la energía funciona siempre dentro de un límite estrecho, lucha por abrirse paso y esto constituye la esencia del conflicto.(Todo lo que es limitado genera desorden).

Cuando uno está en desorden es erróneo buscar el orden, porque la mente confusa, poco clara, al buscar el orden también estará confusa. Mientras que si investiga el desorden, si comprende el desorden en que vive y las causas del movimiento del desorden, en la comprensión misma de ello surge naturalmente el orden de manera fácil, dichosa y sin control.

Siempre hay un conflicto entre "lo que es" y "lo que debería ser".

Jiddu Krishnamurti

Reflexión:

Muchos podemos convencernos de que la vida no es fácil, y por eso mismo estamos inmersos en el caos y el desorden la mayor parte del tiempo; de origen en nuestro medio social prevalece que para poder sobresalir, hay que estar siempre en competencia; y casi en todos los ámbitos es esta constante comparación con alguien para poseer una referencia de valor personal. Por supuesto que al paso del tiempo al ir cediendo en esta concepción, comienzan nuestros conflictos internos, porque cuando carecemos de ese valor comparativo, descubrimos que en esa inducida y obsesiva búsqueda externa hemos perdido nuestro valor esencial. Y nos preguntamos si vale la pena compararnos o competir contra alguien para convencernos que somos valiosos?, acaso no es suficiente el hecho de que ya seamos como para depender de una referencia externa y ajena?, que por el hecho de que alguien se atreva a calificarnos ya por esa razón posea la verdad absoluta sobre nuestra integridad?, no es acaso absurdo depender de la opinión de alguien para saber si poseemos cierto valor humano?, porque permitimos que pisoteen nuestra dignidad o traten de calificarnos para asumir que somos valiosos?. Quién mejor que uno mismo para convencernos que somos únicos y que por el hecho de ya ocupar un lugar en este mundo ya dejemos de buscar comparaciones!.

Nada debemos demostrar, porque cada ser humano ha llegado a este mundo con un propósito, con una finalidad, por un cometido; esa es la razón principal de nuestra existencia, mucho perdemos el tiempo en obsesionarnos con competencias absurdas que están encaminadas a reafirmar algo llamado ¨Ego¨, y de ahí parte el conflicto, que confundimos la esencia con el ego. El ego es aquel agente que nos empuja a refirmar a todo momento: la personalidad, nuestras máscaras que utilizamos para cada situación en particular, es decir nuestras defensas contra las agresiones del exterior: los calificativos, las críticas, las opiniones, los reconocimientos, la aceptación, la pertenencia, los consejos, etc. Y esto por desgracia se convierte en un hábito, un alimento para sobrevivir en la convivencia diaria. Mientras que la esencia es aquella que descubrimos y alimentamos cuando estamos convencidos en nuestras propias facultades y potencialidades, cuando estamos ajenos y no dependemos del exterior, es nuestra particularidad, lo que nos hace únicos y valiosos. El ego se alimenta a través de la mente mientras que la esencia no depende de la mente para sobrevivir. Y de ahí parte el conflicto y el desorden. El ego necesita alimento externo, necesita de la competencia, de la comparación, de la reafirmación, de la dependencia exterior, es lo que pensamos, lo que debería de ser; mientras que la esencia es aquello independiente, libre: lo que es.

La premisa de todo ser humano es ya no depender de imitaciones y competencias de personalidad para valuar la esencia; comenzar a afirmarnos desde el interior, en lugar de perder el tiempo en buscar compararnos para sobresalir por encima de alguien. Debemos entender que cada ser humano es diferente y único por excepción, y el buscar algún tipo de comparación para reafirmar el ego, sólo nos llevará a la constante insatisfacción y pérdida inútil de energía. Somos ya valiosos por lo que somos y construimos de nuestro destino, no necesitamos de los calificativos ni dependencias de opinión, reconocimientos ni mucho menos competir contra agentes externos para comprobar lo que ya somos; la opinión, el reconocimiento y la competencia es hacia uno mismo, nuestra esencia. El crecimiento y evolución es hacia nuestra propia superación personal, cuando comprendamos que el desorden y el conflicto lo originamos con nuestros propios cuestionamientos internos.

¨Somos lo que proyectamos desde el interior hacia el exterior, más no lo que pretendemos ser del exterior para reafirmar nuestro interior!¨.

Correr el Riesgo

Reír es correr el riesgo de parecer tonto.

Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.

Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.

Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo.

Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos.

Amar es correr el riesgo de no ser amado.

Vivir es correr el riesgo de morir.

Esperar es correr el riesgo de desesperar.

Tratar es correr el riesgo de fracasar.

Corra el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida.

Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo.

Muchos receptores potenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron.

En realidad no pedimos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo. Pero hoy es un día para correr riesgos.


Fuente: Vía Renuevo de Plenitud

Reflexión:

La vida es un reto constante que demanda nuestro mayor potencial, y para ello es natural que si deseamos experimentar una vida intensa debemos asumir ciertos riesgos. Un riesgo no representa necesariamente un potencial peligro, sobre todo si sabemos cuales son los límites y estamos conscientes de las probables consecuencias de una acción a emprender; un riesgo es una excelente oportunidad para exponernos a lo desconocido y poner a prueba nuestras capacidades, una gran oportunidad de reinventarnos, de romper las barreras de temores y prejuicios arraigados en nuestra personalidad. Sin embargo, es importante analizar porque para algunos nos es más fácil asumir un riesgo como un reto y para otros casi imposible siquiera considerar tal condición?. En algún punto de nuestra vida, nos tocó enfrentarnos a un riesgo y al darle la espalda porque lo considerábamos un peligro para nuestra integridad, nos quedó sin duda alguna un sabor amargo, porque en el fondo percibíamos que habíamos perdido la oportunidad de experimentar lo desconocido, que por serlo, cabía la posibilidad de ser una experiencia enriquecedora. Y a partir de ese momento a cada situación inesperada que representaba un riesgo potencial, fue debilitándose nuestra voluntad y confianza para enfrentarnos a una vida que demandaba lo mejor de nuestras capacidades. Y por consecuencia, iniciamos la debacle en nuestra autoestima y seguridad. Y cuál es el resultado de esta inflexión?, una vida gris, insatisfecha, incierta y llena de amargura.

Todos estamos expuestos a los riesgos, pero de que forma se logra diferenciar un peligro inminente o una gran oportunidad para crecer y evolucionar?. Todo riesgo representa tanto peligros como oportunidades, la diferencia estriba en el grado de agudeza perceptiva y la actitud con que asumimos la vida; si nuestra conformación interna es de una voluntad inquebrantable y seguridad a prueba de todo, no tendremos problema alguno para afrontarlo sabedores de asumir y reorientar sus probables repercusiones a nuestro favor, aún cuando el escenario aparente ser adverso. Por el contrario, cuando no estamos conformados con una personalidad claramente definida y libre de prejuicios nuestros problemas serán inminentes. Es natural que al principio cometiéramos errores producto de decisiones equivocadas, es parte del juego de la vida, nadie nace perfecto, somos perfectibles, porque de eso se trata, de experimentar todo tipo de situaciones y circunstancias para ir desarrollando confianza y seguridad; en la medida en que vayamos adquiriendo experiencia, seremos más acertados y agudos para diferenciar el peligro de la oportunidad. Desafortunado sería que por el temor a cometer un error, a ser expuestos al ridículo, reprochados, criticados o evidenciados; reprimamos la oportunidad de reinventarnos y asumir un riesgo como un reto a vencer, no al riesgo en sí, sino al evolucionar en nuestras propias especulaciones y temores.

Si ya nuestra vida se encuentra avanzada, nuestra autoestima es baja y la seguridad inexistente; no debemos de seguir preocupados al sentirnos estancados; todo en la vida obedece a un orden que nos lleva a la causalidad. Si nos tocó experimentar tales circunstancias se debe a una preparación específica en nuestro proceso de evolución; porque cada ser humano ya esta predestinado para una misión particular, lo importante es asumir que lo que somos en la actualidad es producto de nuestras decisiones, equivocadas o acertadas no importa, lo valioso es recabar la información adquirida por esos eventos, por haber asumido ciertos riesgos o haberlos evadido; todo es experiencia, y eso representa evolución de una u otra forma. Si ya aprendimos que el habernos reprimido por temor o prejuicio al afrontar riesgos nos alejó de una vida satisfactoria y plena. Nunca es tarde para reorientar el camino, para regalarnos una nueva oportunidad, aún cuando el escenario parezca adverso; para salir de la masa conglomerada de los que se conforman y estancan por aparente comodidad; ni estamos viejos ni mucho menos incapacitados anímica y moralmente para renunciar a una vida de constantes retos; vale la pena asumir riesgos, las oportunidades siempre estarán presentes con generosidad, para tomarlas con valentía y determinación. La vida en sí vale la pena, por algo estamos vivos, estamos conscientes, y siempre hay un porque debemos sentirnos alentados a seguir adelante. Mientras exista un hálito de esperanza y deseo, siempre habrá una nueva oportunidad y debemos dárnosla, realmente vale la pena derrumbar las barreras del conformismo y enfrentarnos a nuestras propias inseguridades; las satisfacciones seguramente serán innumerables y alentadoras. Lo importante es atrevernos a dar ese primer paso, que representará el inicio del despegue hacia la liberación de nuestra potencialidad!

El Alma

El Alma no es el cuerpo

Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo.
Sus órganos, sus huesos, sus funciones sus sitios.
Pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
¿Será de sentimientos, de ensueños, de esperanzas?
¿De emociones, de tirrias, de estupores.?
Lo cierto es que, ignorada, el alma arde en su fuego.
Tiene espasmos oscuros, punzadas de ternuras, suburbios de delirio.
¿Será tal vez una inquilina del corazón? ¿O viceversa?
Entre ellos no hay fronteras ¿O será la asesora principal de la mente?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay disputa. O será capataz de la pobre conciencia?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay acuerdo.
El alma tiene hambres y cuando está famélica
Puede herir, puede armarse de enconos o de furias.
No hay que pensar que el alma es un tul de inocencia

Ajeno a los agravios que sufren cuerpo y alma
En el alma se forman abscesos de rencores,

Tumores de impaciencia, hernias de desamparo
El problema es que no hay cirujanos del alma, ni siquiera herbolarios
El alma es un secreto, una noción, una nube que suele anunciar llanto
Pero después de tantas búsquedas, de pesquisas inútiles y de adivinaciones
Nos queda apenas una certidumbre:
Que el alma no es el cuerpo
Que el cuerpo muere....
Y... el alma?...

Anónimo

Reflexion:

El Alma es nuestra esencia vital, aquella que nos ánima y que se encuentra aparentemente atrapada en este cuerpo material, y que sin percatarnos es nuestro impulso vital que nos conduce a un propósito, para cumplir con una misión específica. Cuál es?, sabemos que sucede con esa substancia inmaterial cuando ha concluido nuestro ciclo vital?, se esfuma, desaparece o trasciende hacia un lugar desconocido?, y si trasciende cuál es su meta final, de integración o cíclica?, integración hacia donde?, cíclica porque razón?. No será aquella ánima que al desaparecer físicamente se encuentra en algún proceso de perfeccionamiento y que al parecer suele ser una forma de purificarse hasta que logre despojarse completamente de aquello que le llaman ego?, y si es un principio vital que nos anima, no sólo físicamente sino a nuestros pensamientos e incluso a las emociones, porque a veces sentimos que nos falta esa energía vital cuando más necesitamos de ella?. Existe realmente el Alma y toda la multiplicidad de teorías acerca de su concepción?. Existe por consecuencia la llamada reencarnación? Y cuál es su finalidad, o simplemente es un soplo vital el cuál desaparece cuando morimos?, algunos piensan que es una forma de energía que no se percibe a simple vista sólo es una sensación captada por nuestra percepción.

Sabemos que cuando dormimos algo sucede con nuestros procesos internos, aparentemente se presenta un desprendimiento y que nos hace perder temporalmente la conciencia y al despertar tenemos la sensación de que nos transportamos a algún lugar desconocido y que algunos científicos aseguran que es algo parecido al proceso de la muerte. Otros aseguran que el Alma es inmortal porque pasa de cuerpo en cuerpo hasta lograr consolidar un estado divino que le permita integrarse a la energía universal llamada Dios, mediante un proceso llamado purificación. La realidad es que siendo objetivos, todo esto es un cúmulo de teorías que buscan acercarse a esa sensación que percibimos, más no podemos descifrar con total claridad; sabemos que algo nos mueve y anima; sabemos que algo sentimos y que nos estremece; sabemos que algo nos impulsa a orientarnos hacia un sendero específico sin saber con certeza a donde nos llevará y con que fin; sabemos que es una posible conexión con aquel ser omnipotente, omnipresente y omnisapiente y sin embargo, nada podemos comprobar como una verdad absoluta; nos dicen que es parte de una sustancia que está en un proceso de experimentación y aprendizaje; y nos dicen que de los miles de millones de almas que ocupan un espacio corporal en este mundo, cada una de ellas son únicas e irrepetibles aún a pesar de que provienen de la misma esencia. Por lo tanto esta substancia inmaterial y vital es como una llama que pasa de vela en vela purificándose hasta su integración final con la luz universal.

Todo es posible o todo es una falacia, lo cierto es que si algo nos mueve en la vida es hallar el sentido de nuestra existencia terrenal, porque si bien no sabemos que puede suceder cuando concluya nuestro ciclo vital, ni nadie puede asegurarlo, más que aquellos seres que han experimentado ese instante tan excepcional, temido y misterioso como lo es la muerte; y que por obviedad no pueden regresar a revelarlo. Nuestra única certidumbre es experimentar nuestra vida tan plena como intensa a cada instante, sin esperar a que después de la muerte aspiremos una nueva oportunidad de existencia mejor; nuestra única realidad tangible es éste momento presente preciso y nada más. Por tanto, no podemos seguir esperando ni perdiendo el tiempo en banalidades ni actitudes pasivas y conformistas para ¨reencarnar¨ en algo que ni siquiera sabemos si sucederá, sólo es un deseo esperado y que ojala sea así. Mientras tanto, la mejor forma de trascender es dar lo mejor de nosotros mismos sin esperas ni condicionamientos, mucho menos con temores o prejuicios. Vivir excepcionalmente es liberar nuestra energía vital, despojándonos de materialismos o apegos materiales excesivos. Valorar lo esencial y que trascenderá a través de los tiempos en la memoria de quienes nos rodean, aspirando a una plena satisfacción a cada término del día, para ¨morir¨ en un sueño reparador y satisfactorio, y ¨reencarnar¨ a otro nuevo día al despertar con el agradecimiento de una nueva oportunidad de seguir mejorando en todo ámbito personal, para que nuestra substancia que nos vitaliza y ánima sea cada vez más plena y perfecta para que de esta forma trascienda, y así tendremos la tranquilidad de habernos realizado conforme a nuestra auténtica naturaleza consolidando el más noble propósito de todo ser humano: La libertad de Ser!.

El Día de Muertos

El origen del ahora llamado día de muertos es incierto, se remonta según algunos estudiosos hasta el año 800 a.c. en el llamado Festival de muertos, celebrado entre los aztecas durante los meses de julio y agosto, como una fiesta para celebrar el final de la cosecha de maíz, frijol, garbanzo y calabaza, que formaban parte de la ofrenda a la diosa Mictecacihuatl. Esta Diosa, reina de Chinahmictlan era la guardiana del noveno nivel del infierno, llamado Mictlan.

Algunos aseguran que la tradición del festival se mezcla con la costumbre prehispánica de enterrar a los muertos con objetos, comida y ofrendas para su viaje a la otra vida. La tradición nace de la creencia que al morir, las personas pasan al reino de Mictlán, donde tienen que estar un tiempo para después ir al cielo o Tlalocan. Para el viaje, nuestros seres queridos necesitan comida y agua para el camino; veladoras para alumbrarse; monedas, para pagar al balsero que los cruza por el río, antes de llegar a Mictlán y un palo espinoso para ahuyentar al diablo.

Todo esto, se colocaba en su tumba y en el altar de muertos, para su visita anual a los vivos, en el que se coloca copal y flores de cempasuchil para marcar el camino.

Al llegar los españoles, estas creencias fueron adaptadas al calendario cristiano y se celebran el 1 y 2 de Noviembre. El primero se celebra el Día de Todos los Santos, dedicado a los niños y el 2 al resto de las personas queridas, siendo estos los únicos días en que las almas tienen permiso para regresar a visitar a sus seres queridos. De manera que es, en realidad una fiesta de bienvenida para aquellos que se extrañan.

En algunas regiones se cree que el 28 de octubre bajan los muertos por accidente y el 30 aquellos que están el limbo por no haber sido bautizados; sin embargo estas creencias no son generalizadas.

En la actualidad, el día de muertos se celebra principalmente poniendo altares en las casas para los seres queridos de la familia- parientes, amigos, personajes públicos pero también se tienen otras tradiciones que con el tiempo se fueron incorporando a esta festividad. Algunas familias visitan el cementerio y comen sobre la tumba, acompañados por el alma de su difunto, les llevan flores y limpian la tumba, los que pueden, acompañan la comida con un conjunto norteño o mariachi. También es popular el uso de “calaveritas”, versos dedicados a personas públicas o personajes del imaginario popular, en tono de sátira o burla. Surgidos a finales del siglo diecinueve, las “calaveritas” son una muestra de ingenio que consiste en fingir que alguien está ya muerto, y según sus características o manera de vivir, burlarse de como murió: si alguien es muy coqueta se puede decir que la muerte se la llevó para besarla, o si es muy mentiroso, que la muerte lo descubrió.

Reflexión:

Cómo lo marca nuestra tradición mexicana y que posteriormente fue adaptada por los españoles, representa un día muy significativo para reflexionar no sólo acerca de nuestros seres queridos que ya partieron, sino de la forma en como veneramos un día tan especial como es la muerte. Y que a partir de este tipo de celebraciones nos hace rememorar el afecto y el cariño de aquellos seres que por alguna causa abandonaron este mundo y recordarlos con verdadera melancolía. Por supuesto que la muerte de un ser querido no es fácil de superar en el momento en que ocurre ésta; la sola sensación de la pérdida es ya de por sí traumática y de emociones indescriptiblemente dolorosas, porque no aceptamos que ya jamás podremos tenerlo físicamente con nosotros, sino principalmente por aquello que dejamos de hacer o realizar con ese ser que ya no se encuentra con nosotros, y que se traduce en remordimiento. Y siempre nos preguntamos, porque sólo cuando ya lo hemos perdido es cuando adquirimos real conciencia de nuestros descuidos hacia ese ser que en vida por diversas razones dejamos de hacer?. Porque nos lamentamos ya en la pérdida, lo mal que lo tratamos, el no haber sido más atentos, cariñosos, no haber estado presentes en sus momentos de desesperación, de agobio?. Porque siempre cuando hemos perdido algo o a alguien es cuando realmente valoramos lo que dejamos de hacer por esa persona?.

Muchas pueden ser las razones de estos descuidos que se deben principalmente a nuestro ensimismamiento, a estar tan insertados en nuestra problemática personal; en esencia a ser egoístas al olvidarnos de que nuestros seres queridos también necesitan un poco de nuestra incondicionalidad, atención y apoyo constante. Y no esperar a que suceda una desgracia para recordar que alguien necesita de nosotros. Nada nos cuesta el acercarnos ocasionalmente a un amigo para saber si todo en su vida se encuentra armónico; nada nos cuesta acercarnos a la pareja para reconocer que también es un ser humano con sus propias necesidades para ofrecerle apoyo incondicional escuchando y atendiendo sus inquietudes y problemas; nada nos cuesta el acercarnos a un hijo para comprender que es un ser que necesita de constante comunicación y orientación para saberse defender de un mundo que demanda tanto de él; y sobre todo nada nos cuesta el escuchar nuestras propias necesidades existenciales y recordar que venimos a este mundo por un propósito definido, y que por estar inmersos en nuestra excesiva materialidad, hemos dejado de un lado el propósito esencial de nuestra existencia?.

Porque tenemos que despertar cuando ya todo ha sido demasiado tarde?, cuando ya es imposible recuperar lo descuidado?, cuando ya se han marchado esos seres queridos que por nuestra soberbia no aceptamos que somos seres finitos y no eternos, y que por pensar que nunca perderemos a alguien dejamos para después lo que podríamos hacer en ese instante?. La vida se vive a cada instante y no para el mañana, porque nadie nos garantiza que despertaremos vivos al siguiente día, ni que nuestros seres queridos estarán por siempre con nosotros. Debemos entender que cuando se vive intensamente la vida, no sólo para con nosotros sino para nuestros seres queridos, descubriremos que se desarrolla mayor satisfacción al descubrir que hay todo un universo de vivencias y experiencias que podemos descubrir en una persona que suele ser muy enriquecedor. Lo cuál estrecharía los lazos de cariño y afecto.

Cuando sabemos estar al pendiente de quienes nos rodean comprobaremos que entregando lo mejor de nuestras cualidades sin esperar nada a cambio, sembraremos en las personas un sentimiento de agradecimiento permanente; porque el ayudar a alguien no sólo beneficia esa persona en lo afectivo, sino que nos hará aspirar a ser mejores y a reencontrarnos con nuestra parte humana. Y eso a largo plazo, nos desarrollará una conciencia libre de culpas, de remordimientos y de la plena satisfacción que desarrollamos a través de aquella persona especial, al entregarle un ejemplo de amor incondicional y que sin duda se estacionará permanentemente en su memoria.; para que al día de mañana en que ese ser concluya su ciclo vital, no quede un sólo resquicio de insatisfacción. Que mejor recuerdo podremos tener de un ser querido, que la satisfacción de haber entregado lo mejor de nosotros mismos!

El Abejorro

Según una teoría de aerodinámica, demostrada en pruebas realizadas en el túnel de viento, el abejorro es incapaz de volar.

Debido al tamaño, peso y forma de su cuerpo en relación con la envergadura de las alas desplegadas, el volar es científicamente imposible para él. El abejorro, ignorando esta teoría científica va y vuela de cualquier manera y hace miel todos los días.

Esta estructura mental permite a una persona comenzar cada día con una disposición positiva, como el ascensorista el lunes por la mañana. El elevador estaba lleno y el hombre tarareaba una tonada. Un pasajero irritado por el ánimo del hombre le espetó: «¿Por qué está tan feliz?» «Bueno, señor», replicó el hombre alegremente, «¡Yo nunca he vivido este día antes!»

Fuente: Actitud de vencedor. John C Maxwell.

Reflexion:

Cuantos de nosotros no hemos sido permanentemente abejorros que andamos en la vida sin darnos cuenta que tenemos un mundo de capacidades y que por esa ignorancia, no aprovechamos del todo nuestro potencial, hay muchas razones que pueden sustentarlo, una de ellas es quizás que nuestro medio no fue el idóneo para poder explorarnos espontáneamente, y que las mismas desavenencias de la vida, nos oriento sin percatarnos hacia senderos totalmente opuestos a nuestra naturaleza real. Porque si bien es cierto, en muchas ocasiones no somos favorecidos por las circunstancias y simplemente nos dejamos llevar por la corriente de la vida, sin siquiera reaccionar cuando comienza ese paralelismo, que cuando ya hemos tomado conciencia, el tiempo ha madurado y endurecido toda posibilidad de recuperar e tiempo perdido. A quién debemos culpar que nuestro destino no haya sido el que anhelábamos?, a las circunstancias?, a las personas que nos rodean?, al capricho de Dios?. Sin duda es muy fácil buscar culpables y pretextos de infinidad de texturas. Pero por más que le busquemos siempre llegaremos a mismo punto: nuestro propio núcleo.

Es muy fácil pensar que el entorno es el principal influyente de nuestro destino, pero lo cierto es que a donde vayamos o huyamos nunca podremos desprendernos de nuestra responsabilidad. Y si así es porque negara, si de antemano aunque pensemos que los demás lo ignoren, bien sabemos de donde surge esa responsabilidad, y tarde o temprano debemos reconocerlo, si es que no queremos seguir perdiendo el tiempo en cuestionamientos absurdos e inútiles. De igual manera sabemos que poseemos un tremendo potencial y por alguna causa desconocida para los demás y muy conocida por nosotros no nos atrevemos a dar ese paso, principalmente por temor, a que?, a salir de nuestra zona de confort, del saber que el hacerlo es complicarnos una vida sedentaria en lo mental y por falta de voluntad. Así como el abejorro no le importa que la ciencia lo limite categóricamente, sólo vive el momento sin importarle lo que piensen o afirmen de su potencialidad. Sólo se deja llevar por su propio instinto natural sin siquiera percibir que le han comprobado todo tipo de limitaciones.

Así es como debemos guiarnos en la vida, sin importar que los demás piensen que no poseemos las cualidades suficientes para sobresalir, que crean o reafirmen que ya nos estancamos permanentemente, porque en realidad no debe importar lo que piensen los demás de nuestra potencialidad, sólo son opiniones banales y carentes de un fundamento real. Cada ser humano posee todo el potencial vasto y necesario para hacer de su vida una realidad tangible, cuando sólo se deja llevar por su instinto de superación puede hacer miel de sus propias experiencias, cuando posee una estructura mental optimista sin importar si desconoce aún su máximo potencial, su actitud le ayuda a romper cualquier tipo de barrera, iniciando por la propia barrera el conformismo y darse la oportunidad de intentar volar aún cuando se sienta pesado e inútil por el paso el tiempo desperdiciado. Mientras haya un hálito de vitalidad habrá siempre una esperanza de darse la oportunidad para crecer, porque los caminos son múltiples y así es como las oportunidades comenzarán a presentarse si nos atrevemos a volar para desprendernos de nuestra pesadez y hacer lo imposible.

¨Porque nada es imposible para una mente disponible¨

Lealtad

Un insurrecto había sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de ella por este motivo. Hizo al rey la petición de que le permitiese partir unos días para visitar a su madre. El monarca sólo puso una condición, que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado por él. El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que ocupase su puesto. El rey dio un plazo de siete días para que el rehén fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado.

Pasaron los días. El sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del rehén para la mañana del día siguiente. El rey preguntó por su estado de ánimo a los carceleros, y éstos respondieron:

--¡Oh, majestad! Está verdaderamente tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo volverá.

El rey sonrió con escepticismo.

Llegó la noche del sexto día. La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el rehén y el jefe de la prisión dijo:

--Ha cenado opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno.

No duda de que su amigo volverá.

—¡Pobre infeliz! -exclamó el monarca.

Llegó la hora prevista para la ejecución. Había comenzado a amanecer.

El rehén fue conducido hasta el patíbulo. Estaba relajado y sonriente.

El monarca se extrañó al comprobar la firmeza anímica del rehén. El verdugo le colocó la cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno. Justo cuando el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los cascos de un caballo. El insurrecto había regresado justo a tiempo. El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres.

Reflexion:

Este cuento nos ejemplifica uno de los valores más importantes y actualmente tan descuidados como lo es la lealtad; con el paso el tiempo el ser humano ante el complejo entorno que le envuelve actualmente ha transformado su personalidad hasta tornarse egoísta y desconfiado, no se le puede culpar del todo, es producto del medio el que lo ha hecho así, aunado a un sin fin de experiencias que han minado su confianza no sólo ante un ser humano, sino ante sí mismo. Y así como es el entorno exterior, en nuestro interior hemos también perdido esa autoconfianza y seguridad en uno mismo, porque nos hemos dejado penetrar por las influencias destructivas y nocivas del exterior. No podemos evitar que nos rodeemos de personas que por razones válidas o equivocadas nos ataquen constantemente a través de provocaciones o envidias, y muchas veces nos preguntamos porque constantemente cuestionan nuestra forma de proceder basada en como concebimos la vida; peor aún, es cuando permitimos que ese tipo de influencia nos penetre y contamine el alma, siendo rehenes de nuestros propios prejuicios alimentados por esta influencia.

Y en más de una ocasión nos hemos preguntado: porque seguimos pendientes de lo que piensen, digan u opinen de nosotros?, porque permitimos a todo momento que siquiera se atrevan a cuestionar nuestra personalidad, bajo que base moral?, y porque seguimos dependiendo de los demás para proceder conforme a nuestros dictados internos?, porque hemos perdido esa lealtad ante nuestra propia valía?. Porque hemos dejado de ser leales con nuestras convicciones, y en que momento dejamos de alimentarlas al darle mayor importancia a lo que piensen los demás?. Es acaso vital esto último?. Sin ese constante cuestionamiento ajeno somos incapaces de seguir adelante?. En que momento nos hemos perdido y transformado en maquinas dependientes de este combustible exterior, de la necesidad de una pertenencia que nos hace renunciar a una gran parte auténtica de nuestro ser por la necesidad dependiente de ser aceptados?. Preferimos ser leales a alguien quién nos hace daño o habla a nuestras espaldas con la única finalidad de desprestigiarnos?, vale la pena ese tipo de personas?, ganamos algo al confrontarlas?, las haremos razonar o cambiar cuando su único fin es prometer una falsa lealtad basada en la conveniencia?. Es realmente desgastante siquiera llenar nuestros pensamientos con todo este tipo de dependencias, es llenarnos a cabeza de cuestionamientos innecesarios que sólo nos distraen de nuestro objetivo principal de vida!.

La lealtad parte en un principio de independizarnos de cualquier tipo de influencia o apego externo, la convivencia nos desarrolla como entes sociales y nos ayuda a autoperfeccionarnos al exponernos ante el intercambio con otras personas, lo cuál nos proporciona experiencia y sabiduría. Pero eso no significa que tengamos que ser condicionados a perder nuestra esencia para ser aceptados y reconocidos. Esa aceptación y reconocimiento es exclusivamente interno, propio y sin condicionamientos. Cuando logremos comprender esto, descubriremos que no es tan importante el cuestionamiento nocivo del exterior como pensábamos, sólo aquellas personas que poseen calidad humana y que podemos reconocer como leales, son aquellas que nos aceptan como somos, que no condicionan, que no se basan en una doble moral y que son congruentes en su pensar, decir y actuar. Y por lo tanto no necesitamos desgastarnos ante este tipo de personas, es darles alimento y motivos para seguir con su necedad. Cuando el ser humano comienza a liberarse de estas ataduras nocivas, es cuando acepta la plena responsabilidad de conducirse en la vida conforme a sus propios dictados internos, ese es el mejor amigo y más leal que poseemos, el que aceptamos, reconocemos, valoramos y alimentamos día a día: Nuestro propio SER!.

Intuición

"Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto.

No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir.

No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior.

Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. "

Steve Jobs

Reflexion:

Si hay algo que actualmente adolece el ser humano es de la falta de seguridad en si mismo respecto a las exigencias que actualmente nos sujetan las condiciones sociales. Repetidas veces nos cuestionamos: ¿cómo mantener la tranquilidad ante la ya incontrolada ola de violencia que nos sumerge en un estado de impotencia y temor constante?, Cómo permanecer coherentes cuando estamos sometidos por una sistema político inequitativo respecto a la justa distribución de la riqueza?. Cómo afrontar una lucha de poder que a diario acontece en nuestro medio pasando por encima de la dignidad humana?, De que forma contrarrestar la desigualdad social, mientras unos derrochan opulencia, otros viven a diario un futuro incierto en la mas cruel carencia?; Porque tenemos que sufrir a todo momento de discriminación en cualquier ámbito y tenemos que ser sometidos a ello injustamente?, y porque la falta de oportunidades son un freno que nos impide desarrollar una vida placentera y desahogada?. Realmente el panorama actual no es nada alentador, y esto nos distrae enormemente de nuestro objetivo trascendental. Cómo pensar que deseamos explorar los confines de nuestra espiritualidad, cuando todo el tiempo perdemos el control de las emociones ante cualquier injusticia?, mucho menos podemos pensar siquiera en la llamada voz interior!, de que se trata eso?, adonde nos lleva?, en que beneficio nos repercutiría?. Mucho menos pensar en controlar un tiempo que se nos diluye de las manos sin darnos cuenta de ello?.

A pesar de estas condiciones adversas, si queremos hacer algo con nuestra vida, no queda más que asumir que éste panorama no lo podremos cambiar de la noche a la mañana; ni mucho menos cambiar la actitud de personas que van contra nuestras convicciones, las agresiones, discriminación, el rechazo y otros factores no podremos cambiarlo, no depende de nosotros el hacerlo. Pero si podemos comenzar a transformar nuestro entorno si no nos sumamos a esa red de destrucción, alguien tarde o temprano debe hacer la diferencia entre el gran mecanismo de manipulación y fanatismo en que nos han sumergido. En cierta forma nos han adormecido en el conformismo y la indiferencia, para ser fácilmente manipulables a través de todo tipo de mensajes subliminales con el fin de ser consumidores natos. Y por eso debemos ya despertar de nuestro letargo y darnos cuenta que no somos unos títeres a los cuáles se les debe de indicar que sendero transitar o de que forma debemos comportarnos o que acciones debemos de realizar. Analicemos si realmente nos sentimos plenos con nuestra vida, con nuestros logros, con nuestras expectativas personales. Y debemos preguntarnos que es aquello que impide el realizarnos conforme a nuestros deseos e inquietudes; sabemos realmente escuchar nuestra voz interior?. O permitimos que nos sigan engañando y manipulando?, en quién recae la mayor responsabilidad? aquel que es manipulado o el que manipula?. Aquel que es engañado o engaña?.

Sin duda coincidiremos que los grandes problemas que aquejan al ser humano es porque así mismo lo ha permitido al mantener en una zona de confort cómoda y segura, y que es aquella en que no nos forzamos, tratamos de mantenernos pasivos para no generarnos problemas, nos conformamos con el nuestra existencia porque es más fácil sobrellevarlo sin complicaciones!, entonces quién es el actor principal?, a quién debemos culpar de ¨nuestra desgracia¨?, de que ¨Dios nos haya abandonado¨?, de que nos vaya mal en la vida?, Cando experimentamos ese tipo de cuestionamientos, sólo queda analizar que mucho de las soluciones a toda esta problemática existencial es darnos cuenta de ello, despertar del letargo en que nos encontramos, convencernos que necesitamos coraje para afrontar todo tipo de adversidades y obstáculos a fin de salir del conformismo y la pasividad. La vida es intensidad, es actitud si realmente queremos hacer algo especial con ella. Si deseamos trascender debemos asumir la responsabilidad de nuestros actos; principalmente confiar y actuar acorde a nuestros impulsos internos, es decir, escuchar nuestra voz interior y esto implica despojarnos e independizarnos de las influencias externas, actuar sin necesidad de colgarnos el éxito ajeno, dejar de ser rémoras dependiendo de reconocimientos banales y efímeros. Experimentar la vida como si cada día fuese el único y más intenso que el anterior, vivir el presente al máximo sin perdida de tiempo, sin dudas, sin justificaciones absurdas, sin pretextos ni conformismos. No culpar al entorno de nuestras desgracias, cuando queremos que la vida nos muestre una nueva cara, mas esperanzadora y amplia, basta con hacerlo sin perder el tiempo pensándolo, todo lo que deseamos de Dios que se manifieste en nuestra vida actuará cuando estemos convencidos que somos parte integral de su creación, y por tanto poseemos todo lo necesario para desarrollar una vida tan plena como iniciemos la transformación de despojarnos de nuestras inseguridades y prejuicios y confiar que somos lo que hacemos de nosotros mismos!.