Coraje
Muy a menudo al detenernos en
algún lugar, como un paraje alejado de la muchedumbre o alguna zona montañosa
alta, donde podemos sentirnos más cerca del firmamento celeste, para sentir la
brisa fresca que purifique nuestra mente agolpada con el clásico estrés de
todos los días; y vaya que estamos viviendo una realidad muy compleja, en la
que no sabemos si vamos a salir airosos al día siguiente, hay incertidumbre y
temor por doquiera que miremos; las sociedades estamos sumergidos en una gran
crisis en todos los sectores y esferas, y el fenómeno ya es global. Nos agobia
el pensar que nos depare el porvenir, ya no sólo el personal, sino el de
nuestros hijos, imaginar que clase de mundo les estamos ofreciendo nos llena de
pavor. Desde la extinción del ecosistema, el calentamiento global, las guerras,
la crisis alimentaria, el clima de violencia, entre otros; que hacen que la
sociedades se unan y se manifiesten impotentes ante gobiernos autoritarios y
monárquicos que construyen un imperio a nivel global dominado por los más
poderosos y que aplastan y extinguen los derechos básicos de supervivencia y
las garantías individuales.
El panorama ciertamente no es nada sencillo, sin embargo no podemos mantenernos cruzados de brazos, el núcleo familiar aún cuando sufre crisis de valores, debe mantenerse incólume, pues representa la base principal de la formación humana a nivel emocional, y que proporciona los elementos necesarios para recuperar el control social, y arrebatárselo a los gobiernos que manipulan y adormecen mediante sus programas mediáticos y oscurantistas, cuya finalidad es atrapar nuestra atención y sumergirnos en la pasividad y el conformismo. Hay mucho por hacer en lugar de postrarnos frente al televisor y consumir las pocas horas de lucidez que nos permiten las actividades cotidianas. La vida se logra, luchando por ella y no esperando a que los milagros lleguen a nuestra puerta sin el menor esfuerzo, no hay varitas mágicas ni oraciones que nos resuelvan la existencia. Por lo miso, tampoco hay reclamos a nuestro Dios personal, simplemente ese Ser Supremo nos proporcionó el milagro de la vida, la forma en como vivirla, disfrutarla o desperdiciarla nos corresponde sólo a nosotros y no debemos desviar la atención para culpar al exterior de lo que nos sale mal, somos los únicos y merecedores responsables de la realidad que actualmente estamos experimentando, para bien y para mal!..
El panorama ciertamente no es nada sencillo, sin embargo no podemos mantenernos cruzados de brazos, el núcleo familiar aún cuando sufre crisis de valores, debe mantenerse incólume, pues representa la base principal de la formación humana a nivel emocional, y que proporciona los elementos necesarios para recuperar el control social, y arrebatárselo a los gobiernos que manipulan y adormecen mediante sus programas mediáticos y oscurantistas, cuya finalidad es atrapar nuestra atención y sumergirnos en la pasividad y el conformismo. Hay mucho por hacer en lugar de postrarnos frente al televisor y consumir las pocas horas de lucidez que nos permiten las actividades cotidianas. La vida se logra, luchando por ella y no esperando a que los milagros lleguen a nuestra puerta sin el menor esfuerzo, no hay varitas mágicas ni oraciones que nos resuelvan la existencia. Por lo miso, tampoco hay reclamos a nuestro Dios personal, simplemente ese Ser Supremo nos proporcionó el milagro de la vida, la forma en como vivirla, disfrutarla o desperdiciarla nos corresponde sólo a nosotros y no debemos desviar la atención para culpar al exterior de lo que nos sale mal, somos los únicos y merecedores responsables de la realidad que actualmente estamos experimentando, para bien y para mal!..
Hemos experimentado derrotas y victorias, caídas y encumbramientos, errores y aciertos, frustraciones y alegrías. Pero hay algo que diferencia a los que salen adelante y los que se estancan, y eso es voluntad, pero sobre todo coraje. Puede que las expectativas en un inicio fueron amplias y que en el resultado no llegaron ni al tercio de lo que esperábamos; o tal vez las circunstancias nos llevaron por caminos inciertos que nos insertó en una realidad paralela; o simplemente nos dejamos llevar por la corriente de la vida y nos arrojó a un destino inesperado y sorpresivo. Todo es posible cuando asumimos la responsabilidad tomándola como punto de partida para seguir adelante o reorientar el rumbo hacia aquello que nos haga experimentar realización. Para muchos es casi imposible levantar la cabeza y atreverse a tomar las riendas para recuperar el control de la situación. Lo imposible es nuestra propia imposibilidad para darnos una enésima oportunidad ante la interminable cadena de tropiezos y desaciertos. Finalmente es nuestra vida y en lugar de aplastarnos por lo que la gente piense de nuestro desempeño personal o profesional; debemos atrevernos a seguir luchando por aquello que creemos nos llevará a realizarnos; mientras haya un hálito de vida, hay una nueva oportunidad para encarar la vida con coraje y decisión, aún cuando el sendero esté plagado de obstáculos y nubarrones, tarde o temprano vislumbraremos una luz al final del camino y adquiriremos la lucidez para salir triunfadores de nuestro más acérrimos enemigo: nosotros mismos!.
Mil caídas de pie son preferibles que una doblar la rodilla ante la indiferencia y el conformismo!
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