martes, abril 19, 2011

Dulce Poder

La amabilidad es tan poderosa
que es capaz de arrasar con
las mas altas montañas de
resentimiento, y hacer brotar de
esas ruinas la bella flor del perdón.

Tiene tal fuerza que hasta el mas
embravecido mar se apacigua y se
convierte en un remanso de paz
en el que brilla fulgurante el sol
de la amistad.


Su vigor es tanto que en donde las
inmensas rocas del odio impiden el paso,
construye un sendero que conduce
a la verdadera fraternidad ante los humanos.

Y allá en donde imperan las densas
tinieblas del egoísmo y la maldad,
se convierte en la radiante luz que
disipa y deja en su lugar la claridad del amor.

"La amabilidad es tan poderosa
que es capaz de arrasar
con los malos resentimientos"

Reflexión:

Cuando se abusa del poder por el simple hecho de experimentar poder, el ser humano termina siendo preso de sus propias ambiciones, perdiendo de vista que lo esencial es buscar la felicidad a través del crecimiento personal, sentirse pleno y satisfecho de los que es y lo que hace, y no enmascararse en materialismos, y apariencias que sólo representa algo fugaz y vano. El deseo de experimentar poder se encuentra presente en todos los ámbitos de la vida de cada individuo; desde el reconocimiento social deseando destacar por encima de los demás; hacerse notar en un determinado círculo social buscando escenarios ideales para mostrar sus ¨dotes¨; recurrir a farsas y engaños para ascender puestos que reafirmen su ego. Y esto último es lo que mueve al ser humano anhelar a cualquier costo buscar el poder, el ego. Cuando de origen, nos sentimos insatisfechos con algún aspecto de nuestra personalidad, buscamos instintivamente algo que lo llene, porque en realidad el poder como tal, tiene multiplicidad de matices: desde el aspecto humano hasta el material, el poder de trascender, el poder de experimentar la dicha interna, el poder de amar, el poder de lograr metas y anhelos, el poder de someter a un ser humano, el poder de dominar escenarios, el poder de dirigir grupos, el poder del dinero, de las posesiones, el poder político, el religioso, o simplemente experimentar poder por el poder.

Y acaso se puede controlar ese irrefrenable deseo de experimentarlo? No importa en que aspecto, pero el sentir poder nos hace sentir vivos y vigorosos?, realmente es vital sentirlo, no importa en que aspecto, sólo por sentirlo?, y cuando por alguna causa adolecemos de algún tipo de poder, nos hace sentir vacíos e insatisfechos con la vida?, que por el simple hecho ya de sentirnos dueños de nosotros mismos, por añadidura no ya poseemos ese poder?, y acaso no basta con eso?, el poder de dominar nuestros temores, sufrimientos, incertidumbres, emociones; no es mucho mas trascendente lograr ese tipo de poder, que sólo compensarlo con lo material?. Que tipo de placer experimentamos cuando somos reconocidos, vitoreados, odiados, envidiados, cuando lastimamos o herimos a alguien psicológica o físicamente a través de la dominación, con algún tipo de violencia en particular? E incluso el poder de la sumisión, de sentirse fracasado, despreciado e indiferente hacia la vida, eso también es alguna forma de poder, y es el poder de frenarse a uno mismo, de buscar todo tipo de pretexto para no luchar y trascender, o esta el poder de ayudar, de sentirse útil al prójimo, el poder de hacernos respetar respetando a los demás.

En fin, el poder se manifiesta en toda circunstancia de nuestra vida, sea para bien o para mal, es algo que estará latente a todo momento; depende de cómo sea nuestra visión hacia la vida, es como experimentamos algún tipo de poder, sin embargo lo vital que debe prevalecer por encima de todo lo demás, es el poder de decir que no necesitamos ningún tipo de reconocimiento, ningún status social, riquezas y posesiones materiales, para sentirnos plenos y satisfechos con nosotros mismos; que el vacío que en algún momento de nuestra vida hemos experimentado no es producto de vacío material, sino del descuido de nuestros aspectos humanos, que no necesitamos obtener abundancia material para llenar nuestros huecos existenciales, porque una vez logrado, percibiremos que la insatisfacción permanece intacta; la primicia por tanto es atender nuestras inquietudes existenciales, para que lo demás por añadidura se vaya logrando en base a esfuerzo y constancia, sin necesidad de utilizar senderos obscuros para cumplir con nuestros proyectos personales; si sólo utilizamos el poder por experimentar poder, es probable que nunca logremos la satisfacción total.

Es dulce poder es convencernos que posemos todo lo necesario para enfrentar la vida disfrutándola y no sufriéndola