martes, julio 01, 2008

Los Reinos de la Naturaleza

Nuestro mundo está regido por cuatro reinos: el Vegetal, el Animal, el Mineral y el Humano.Hay personas realmente humanos que han logrado reconocerse como tales, después de un largo esfuerzo por ser cada día mejores personas humanas. Pero otros, se han quedado sólo en el intento.
Así, muchas personas se han conformado con transitar por el Reino Vegetal comportándose como plantas de ornato, que sólo sirven para adornar el lugar. Allí tenemos a tantas personas obsesionadas por su aspecto físico e influenciadas por las etiquetas y apariencias sociales, por estar a la moda actual, y ser aceptados por cierto sector exclusivo de la sociedad, lo cuál alimenta su vanidad y ego, que sin darse cuenta se convierten en piezas de ornato. O bien se dan se dan el lujo de transitar pro las calles, sin un sentido definido para 'matar el tiempo' de un lado a otro al sentirse defraudados de sí mismos sin una dirección definida que seguir en la vida, simplemente existen.
Otros tantos, transitan por el Reino Animal, preocupados únicamente por comer y dormir. Algunos más se atacan unos a otros envileciéndose aprovechando la mínima oportunidad de atacar al prójimo denigrando su dignidad por obtener un beneficio propio.
Algunos más, quizás el peor, son aquellos que se han quedado en el intento, pero ha quedado reducidos al Reino Mineral, que son las personas sin escrúpulos, aquellos que no poseen sentimientos, que son inmóviles como las rocas, tan duros de corazón como una piedra que no permite penetrar ningún tipo de sentimiento o emoción, simplemente son seres muertos en vida.
Reflexión:
La vida humana debería vivirse como lo que es: no dejarnos dominar por los diferentes Reinos; vivir nuestra existencia con dignidad y alentados por nuestros sueños e ilusiones, sin perder jamás la Fe en ellos, sentir que siempre llegará esa oportunidad anhelada a nuestra vida, si trabajamos sin descanso, sin dejarnos vencer por las dificultades que la vida nos antepone en nuestro camino, que finalmente son pruebas que al superarlas nos dejaran un valioso aprendizaje, y por el contrario al no lograrlo, es importante no dejarnos vencer por la frustración, ni mucho menos ser víctimas de la depresión y el pesimismo, no convertirnos en Vegetales, ya que esas sensaciones con el tiempo hacen que nuestras emociones se marchiten hasta endurecerse como la piedra, eliminando la posibilidad de recuperar el deseo de vivir, actuando como animales, siempre a la defensiva, atacando y anulando toda posibilidad de acercamiento de aquellas personas que nos estiman y que nos tienden la mano incondicionalmente.
Cuando no se tiene pleno conocimiento de nuestras facultades y potencialidades, estamos a merced de nuestros impulsos, transitando fácilmente por estos tres reinos: el Animal, el Vegetal y el Mineral, con el riesgo de quedarnos estancados en cualquiera de ellos, desperdiciando de esta forma las valiosas oportunidades que la vida no ofrece a todo momento; cuando el Ser Humano posee por naturaleza propia el gobierno de estos reinos; podemos estar por encima de ellos, siempre y cuando actuemos con equilibrio, sobre nuestras emociones ante los sinsabores de la vida, entender que cada ser humano consciente o inconscientemente se forja su propio destino día a día en su actuar, que fácilmente ante alguna situación inesperada, nos dejamos embargar por reacciones impulsivas y viscerales sin antes razonar, lo cuál provoca que transitemos a través de esos reinos que impiden nuestro camino hacia la madurez, de nosotros depende el estado mental que deseemos atraer.
Nuestra esencia humana que es la gobernadora de esos tres reinos, la cuál nos debe llevar hacia el equilibrio, a ver la vida con deseo de experimentarla, sin temerle al fracaso, que se traduce en un simple estado mental producto de nuestros prejuicios como un mecanismo de evasión; el aceptar los imponderables de la vida como retos a vencer, no importa cuántas veces tropecemos en el camino, porque eso se traduce en madurez lo que nos inyectará aún más espíritu de lucha, ser cada vez más fuertes y determinantes, cuando poseemos la convicción plena que lo que anhelamos de la vida es lo que realmente debe importarnos, sin importar el que dirán, sólo actuar regidos por los dictados de nuestra conciencia, aspirar a ser dueños de nosotros mismos, de nuestras emociones e impulsos, convencidos que al actuar con autenticidad y deseo de trascender, nuestras vivencias sean buenas o malas nos alimentarán de sabiduría que forjarán nuestro carácter para aspirar al dominio de nuestra esencia, alcanzando así el cuarto reino: El Humano.
El conocimiento de nuestro entorno nos proporciona sabiduría y el dominio de nuestras emociones nos lleva hacia el Gobierno de nosotros mismos.

El Arbol de las Manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas.

Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope y él le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: '¿Vienes a jugar conmigo?' pero el muchacho contestó 'Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles.

Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos'.

'Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero… Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes'. El muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: '¿Vienes a jugar conmigo?' 'No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?'… ' Lo siento, pero no tengo una casa, pero…tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa'. El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. ¿Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó 'Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?'. El árbol contestó: 'Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz'. El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: 'Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas'. El hombre replicó 'No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar…Por ahora ya estoy viejo'. Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, 'Realmente no puedo darte nada…. la única cosa que me queda son mis raíces muertas'. Y el hombre contestó: 'Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años'. 'Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa'.

El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.

Reflexión:

Esta historia nos refleja hasta donde puede llegar el potencial de entrega del ser humano hacia su prójimo, representado por el Arbol, cuyo sentimiento es producto de un vasto desarrollo personal, originado por su autoaceptación, producto de su equilibrio emocional y espiritual cuando se encuentra libre de ataduras y atavismos sociales, cuando se ha liberado de los prejuicios y de las apariencias, cuando su desarrollo interno se basa en la búsqueda de sus propias facultades, cuando es auténtico y honesto consigo mismo, proporcionándole estabilidad y equilibrio en sus emociones.

Cada uno de nosotros poseemos este potencial, lo primordial es reconocer nuestra personalidad, realizando una constante reflexión de quienes somos y en primera instancia aceptarnos sin caer en la autocrítica destructiva, para adquirir una dimensión real de cuáles son nuestras virtudes y de aquello que consideramos como supuestos defectos, aquellos que por lo general nos meten en aprietos en el andar diario de las vivencias: como la envidia y el egoísmo, el hablar sin razonar, el actuar impulsiva y visceralmente, el estar todo el tiempo a la defensiva prejuzgando a los demás sin darles la oportunidad de conocer su punto de vista, el actuar indiferentes ante la desgracia humana y el pasar sobre la dignidad de los demás buscando un beneficio propio. Cada uno de estos aspectos se logran superar y transformar en virtudes cuando reconocemos que obstaculizan nuestra superación personal, el dominar nuestras emociones y actitudes negativas nos conducirán por el sendero de una verdadera evolución integral de nuestra vida.

Por otro lado, el niño que acompaña al árbol representa esa necesidad de pertenencia hacia aquello que nos ofrezca seguridad y confianza, aún cuando en algunas ocasiones sólo precisamos de ella cuando surge esa necesidad y generalmente está representado en los padres y en menor medida en los amigos que consideramos incondicionales y que tenemos la certeza que al acudir a ellos encontraremos su apoyo y cariño incondicional, que a veces sin darnos cuenta actuamos con egoísmo sin percatarnos de sus propias necesidades, sin embargo, a pesar de todo ello sabemos que siempre nos apoyarán en la buenas y en las malas, lo que demuestra su grado de lealtad y cariño.

Cuántos árboles hay con esas características y que necesitan de nuestra parte el cariño y cuidado necesarios para que a su tierra no le falte los nutrientes que requiere para poseer un tronco fuerte con resistentes raíces, que soporte las inclemencias extremas del clima lo cuál debilita y agobia su confianza; al proporcionarle comprensión y apoyo le daremos fortaleza para superar las crisis derivadas de soledades nocturnas y de días agobiantes de calor producto de envidias y ataques, desarrollando ramas que soporten todo tipo de tormentas y torrenciales lluvias que le brinden la seguridad de florecer en centenares de hojas verdes de vida y optimismo que se eleven tan alto como sus aspiraciones sean; porque esos árboles que son nuestros padres y amigos nos cobijarán con su sombra y protección incondicional en cualquier momento o circunstancia de nuestra vida.

El apoyo y comprensión mutuo hacia nuestros seres queridos es el mejor alimento para recoger los frutos que fortalezcan la unión familiar.

El Rompecabezas

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención.
De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo ¡Justo lo que precisaba!. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:
'Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie'.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. 'Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo'.
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
-Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre ...Así que dí vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que si sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo.
Reflexión:
Al estar sumergidos en un mundo de apariencias, no nos sentimos separados del mundo exterior en lo que respecta al sentimiento y la sensacion de nuestro interior. El deseo de llamar la atención, el deseo de duplicarnos en otros, la necesidad de tener un público espectador, surge de la falta de un verdadero sentimiento interno de la propia existencia. Esto nos genera un sentimiento de aislamiento y soledad espiritual, que nos agobia día con día, aún cuando poseamos en apariencia todo lo necesario para ser felices: familia, posesiones materiales, status social, etc., sin embargo, porque a veces en la intimidad de la soledad sentimos que algo más nos falta?, porque esas sensaciones internas que no logramos en la mayoría de las veces identificar, nos inquietan sin saber que son?, porque sentimos que la vida detrás de las apariencias externas es un gran rompecabezas sin aparente solución?.
En la introspección constante hemos de comenzar por armar pieza por pieza el rompecabezas de nuestra verdadera misión en este vida, por comprender las cosas de una manera distinta cuando nos enfocamos en nuestra voz interna, en captar aquello que es ¨invisible¨ frente a lo ¨visible¨ de lo externo. Lo invisible representa nuestra espiritualidad, y es precisamente desde este aspecto desde el cuál podemos obtener la energía necesaria y el valor para hacer algo genuino por nosotros mismos. Toda noción del espacio superior puede obrar sobre nosotros mismos en la forma de una idea sumamente poderosa, una idea que nos proporcione una visión por entero distinta del mundo en que vivimos y nos porporcione certeza y seguridad del futuro que nos depara.
La persona que yace sumida en las apariencias y que vive conectada como un títere a las cosas externas, es como un ser humano muerto, debido a que no se da cuenta del misterio de la vida, porque no tratamos de entender, porque nunca encaramos el porque de nuestra existencia con pensamientos reales que sean propios, porque nos satisfacemos con explicaciones ajenas que nos impiden comenzar a pensar por cuenta propia, no vemos más allá de la percepción conciencia exterior.
Al tomar real conciencia de nuestro entorno y nos despojamos de las apariencias externas es cuando comenzamos a encontrarle un verdadero sentido al rompecabezas de nuestra existencia, cuando logramos penetrar a nuestra verdaera esencia, todo comienza a clarificarse, comienzan a desaparecer los temores, nuestra conciencia se conecta enteramente con nuestro presente, sin el remordimiento del pasado ni la incertidumbre del futuro, el sentimiento de la vida penetra en todo cuanto hagamos, dicho conocimiento nos conduce a una conciencia superior a fin de que nos haga conscientes de aspectos de nosotros mismos a los cuales estamos ciegos.
Cuando tenemos certeza de nuestras capacidades, en nuestra autoaceptación, y por ende superación personal, cada pieza de nuestro rompecabezas se ajustará gradualmente hasta formar al nuevo al ser humano, al renovado, consciente y conectado con su presente, con un sentimiento de certeza de lo que depare su destino, para lograr penetrar a nuestro propio ser interior, a nuestra conciencia, ahí donde se halla una solución adecuada para cualquier situación, estaremos en el camino de lograr la plenitud interior.
¨Nuestro verdadero porvenir es nuestro propio crecimiento, en el AHORA!, no en el ayer del tiempo que se fue, ni el mañana del tiempo que pasará.¨