jueves, septiembre 13, 2007

Volar sobre el Pantano

Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, recuerda está parábola:
Un pájaro vivía resignado en un árbol podrido por las condiciones del terreno en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango por lo cuál se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.
Con el paso del tiempo sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el fango y el se dio cuenta que iba a morir.
En un deseo repentino de salvarse comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, al principio no tuvo éxito le costó mucho trabajo aletear porque había olvidado cómo volar, pero ante las circunstancias adversas su instinto de supervivencia le sirvió para enfrentar el dolor del entumecimiento hasta que poco apoco logró desprender el lodo de sus alas logrando elevar el vuelo y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso, para iniciar una nueva vida.
Reflexión:
Los problemas cotidianos a los que frecuentemente nos vemos involucrados por el destino o propiciados por nosotros mismos son como el ventarrón que ha destruido nuestra guarida y que en ocasiones nos obligan a elevar el vuelo... o a morir...
Los problemas que nosotros generamos, se debe por lo general a nuestra indiferencia ante la vida, siendo necesario salir de la comodidad de nuestra guarida, de la rutina que es como el pantano, va pudriendo nuestro árbol interno de la línea de confort en la que hemos caído, cuando la vida que como el tronco del árbol, se va contaminando internamente por el fango de la indiferencia, la falta de iniciativa para llevar a cabo nuevos proyectos, dejamos de ser espontáneos, nuestro tronco interior se ha vaciado, vamos muriendo en vida, el cuál se derrumbará al menor ventarrón hundiéndonos en el fango de la depresión y la desolación, y habremos fracasado en nuestra misión individual, ser felices y plenos en la búsqueda de nuestros sueños.
Sin embargo, los problemas que el destino nos antepone, llevan un claro mensaje: es el momento de renovarnos, a veces en esa búsqueda por lograr nuestras metas, debamos tomar decisiones muy difíciles que momentáneamente serán muy dolorosas e injustas, renunciar a un sueño, a una ilusión, alejarnos parcialmente de la familia, aislarnos en la intimidad de nuestra soledad cuando nos sentimos extraviados. Quizás parezca un sacrificio, pero en realidad es una pausa en el tiempo, una renovación interior, madurez mental y espiritual; y el mismo transcurso del tiempo nos evaluará si esa decisión fue correcta, que con frecuencia es así; y en esta decisión tarde o temprano llegará la recompensa esperada: abundancia de satisfacciones, crecimiento interior, sabiduría, mayor fuerza en nuestras alas para retomar el vuelo sacudiéndonos el lodo que nos impidió cumplir nuestros sueños e ilusiones; ahora en estas nuevas circunstancias nuestra fortaleza interior será mayor y no deberemos temer o dudar en reiniciar el camino y alzar el vuelo hacia nuevas experiencias, proyectos e ideales, porque seguramente tendremos éxito si volamos con intuición, en la autenticidad de nuestros sentimientos y la rectitud de nuestras acciones en bien de los demás.
Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado de nuestra conciencia para buscar la superación, para sacudirnos el fango, volar alto y muy lejos del pantano.

El PicaPiedrero

Había una vez un hombre que cortaba piedras de una roca. Su trabajo era largo y penoso y muy mezquino su salario, por lo que suspiraba tristemente. Un día, cansado de su ruda tarea, exclamó:

- ¡ Oh! ¿Por qué no seré ya bastante rico para pasar la vida tumbado en blando lecho, provisto de cortinas que me libren de los mosquitos?

Entonces se le apareció un Genio y le dijo:

- Que tu deseo sea satisfecho.

Y el hombre fue rico, y reposaba en blando lecho, provisto de cortinas de seda roja. Pero he aquí que el rey de aquel país llega en su magnífica carroza precedida y seguida de lujosos caballeros, y le rodeaban servidores que sostenían sobre su cabeza la sombrilla de oro.

El rico se sintió entristecido por este espectáculo y dijo suspirando:

- ¡Oh, si yo pudiera ser rey! Y el Genio se le apareció de nuevo y le dijo:

- ¡Que tu deseo sea satisfecho!

El hombre fue rey, y se paseaba en magnífica carroza precedida y seguida de lujosos caballeros, y le rodeaban servidores que sostenían sobre su cabeza la sombrilla de oro.

El sol brillaba de tal modo que sus rayos quemaban la hierba. El rey se abrasaba de calor y decía que quería ser como un hermoso astro.

Y el Genio, apareciendo nuevamente, le dijo:

- ¡Que tu desea sea satisfecho!

Y el hombre fue transformado en sol y sus rayos se derramaban sobre la tierra, abrasando las hierbas y haciendo brotar el sudor del rostro de los reyes. Pero una nube se eleva en los aires y tapa su luz. El sol se irrita al ver su poder menospreciado, y grita que se cambiaría por la nube.

El Genio se presentó por cuarta vez, y le dijo:

- Que tu deseo sea satisfecho!

El sol se convirtió en nube que daba sombra a la tierra, y las hierbas reverdecían.
Y la nube se abrió y de sus flancos corrían torrentes de agua que inundaron los valles, devastaron las siembras y ahogaron las bestias; pero nada podía contra una roca, a pesar de embestirla el oleaje por todos lados.

Entonces gritó la nube:

- Esa roca es más poderosa que yo; quisiera ser roca.

Y el Genio, presentándose a la nube, le dijo:

- Que tu deseo sea satisfecho!

Y la nube fue convertida en roca, y ni el ardor del sol podían conmoverla. Pero llega un obrero que comienza a golpearla, haciéndola pedazos con su martillo, y la roca exclama:

- Ese obrero es más poderoso que yo. ¡ Quisiera ser ese obrero !

El Genio, bondadoso como siempre le dijo:

- ¡Que tu deseo sea satisfecho !

Y el pobre hombre, transformado tantas veces, vuelve a ser el picapiedrero que trabaja rudamente por un mezquino salario y vive al día contento con su suerte.

Reflexión:

Nos ha sido otorgado el bien más preciado, que es la vida y su finalidad es disfrutar de todo cuanto nos rodea en la naturaleza; al nacer llegamos a tomar lo que el mundo nos ofrece, cuya misión personal es encontrar una verdadera razón para existir, nos forjamos en nuestro pensamiento anhelos y metas por realizar; somos como una piedra sin forma y llena de aristas, y el picapiedrero será nuestra determinación y fuerza de voluntad para eliminar esas impurezas.

Serán las vivencias las que nos forjarán el espíritu y darán una forma estética a esa piedra que representa nuestro interior: el Alma y de su perfeccionamiento dependerá el atrevernos a vivir, quizás no siempre estaremos satisfechos o cuán injusta pueda ser nuestra suerte, no importa cuantas veces nos derrumbemos, perdamos la fe en nosotros mismos, serán nuestras propias vivencias, que se traducirán en experiencias para encontrar respuestas a inquietudes personales. Negativo y errado sería si en esa insatisfacción buscamos el camino fácil, basándonos en la envidia, el egoísmo y la codicia, tomando atajos que sólo nos precipitarán más hacia el abismo de empobrecimiento espiritual, llegando nuevamente al origen de nuestros problemas, sin haberlos solucionado.

Vivamos día a día entregando el máximo de nuestra concentración y energía en cada una de las actividades que realicemos, dejando atrás las experiencias pasadas que sólo nos generan remordimientos y nostalgias que nos consumirán; al igual que lo futuro que aún no hemos vivido, diluyendo nuestro presente; el futuro representa el momento inmediato, el presente es vivirlo en plenitud, como si fuera el ultimo instante de nuestra vida, con optimismo y alegría.

A cada golpe, no desprendemos una impureza, a cada golpe no vamos esculpiendo, por que a cada golpe sólo le quitamos lo que le sobra a nuestra obra interior: Trascender