Volar sobre el Pantano
Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, recuerda está parábola:
Un pájaro vivía resignado en un árbol podrido por las condiciones del terreno en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango por lo cuál se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.
Con el paso del tiempo sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el fango y el se dio cuenta que iba a morir.
En un deseo repentino de salvarse comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, al principio no tuvo éxito le costó mucho trabajo aletear porque había olvidado cómo volar, pero ante las circunstancias adversas su instinto de supervivencia le sirvió para enfrentar el dolor del entumecimiento hasta que poco apoco logró desprender el lodo de sus alas logrando elevar el vuelo y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso, para iniciar una nueva vida.
Reflexión:
Los problemas cotidianos a los que frecuentemente nos vemos involucrados por el destino o propiciados por nosotros mismos son como el ventarrón que ha destruido nuestra guarida y que en ocasiones nos obligan a elevar el vuelo... o a morir...
Los problemas que nosotros generamos, se debe por lo general a nuestra indiferencia ante la vida, siendo necesario salir de la comodidad de nuestra guarida, de la rutina que es como el pantano, va pudriendo nuestro árbol interno de la línea de confort en la que hemos caído, cuando la vida que como el tronco del árbol, se va contaminando internamente por el fango de la indiferencia, la falta de iniciativa para llevar a cabo nuevos proyectos, dejamos de ser espontáneos, nuestro tronco interior se ha vaciado, vamos muriendo en vida, el cuál se derrumbará al menor ventarrón hundiéndonos en el fango de la depresión y la desolación, y habremos fracasado en nuestra misión individual, ser felices y plenos en la búsqueda de nuestros sueños.
Sin embargo, los problemas que el destino nos antepone, llevan un claro mensaje: es el momento de renovarnos, a veces en esa búsqueda por lograr nuestras metas, debamos tomar decisiones muy difíciles que momentáneamente serán muy dolorosas e injustas, renunciar a un sueño, a una ilusión, alejarnos parcialmente de la familia, aislarnos en la intimidad de nuestra soledad cuando nos sentimos extraviados. Quizás parezca un sacrificio, pero en realidad es una pausa en el tiempo, una renovación interior, madurez mental y espiritual; y el mismo transcurso del tiempo nos evaluará si esa decisión fue correcta, que con frecuencia es así; y en esta decisión tarde o temprano llegará la recompensa esperada: abundancia de satisfacciones, crecimiento interior, sabiduría, mayor fuerza en nuestras alas para retomar el vuelo sacudiéndonos el lodo que nos impidió cumplir nuestros sueños e ilusiones; ahora en estas nuevas circunstancias nuestra fortaleza interior será mayor y no deberemos temer o dudar en reiniciar el camino y alzar el vuelo hacia nuevas experiencias, proyectos e ideales, porque seguramente tendremos éxito si volamos con intuición, en la autenticidad de nuestros sentimientos y la rectitud de nuestras acciones en bien de los demás.
Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado de nuestra conciencia para buscar la superación, para sacudirnos el fango, volar alto y muy lejos del pantano.