domingo, marzo 04, 2007

El Misterio de la Mujer

La Mujer desde siempre ha sido un misterio para el Hombre, que al querer conquistar su corazón no ha sabido penetrar en su interior, donde habita su belleza Creadora, Sensible, Entregada y Forjadora de anhelos.
En la Biblia está descrito que Dios creó al Hombre a su imagen y semejanza, siendo su criatura más perfecta sobre la Tierra, mientras éste dormía, la Mujer fue creada a partir de una costilla que tomó del Hombre, el cuál dejó de ser perfecto; desde entonces busca incansablemente la perfección.
Acaso la Mujer sólo es un fragmento de esa perfección?, al ser formada de una sección del cuerpo del Hombre? Si Dios es considerado perfecto por ser el Creador del Universo y de la Vida sobre la Tierra; la perfección de la Mujer radica en su capacidad de Crear, siendo portadora de la Vida al dar a Luz a un nuevo Ser!
El Hombre en su imperfección, busca a través del estudio de la Naturaleza y del Universo, que le proporcione la capacidad de ver la Luz del conocimiento, como una búsqueda de auto-perfeccionamiento.
Cómo descifrar el Misterio que nos de esa luz para descubrir el enigma de la belleza interna de la Mujer? La Virtud de la Mujer no radica solamente en su belleza física, la textura de su piel, su cabello, sus ojos, sus delicadas y sinuosas formas....Es más allá de lo físico, en saber identificar su interior: su bondad, ternura, sensibilidad, perseverancia y entrega incondicional.
En cambio el Hombre teme a ser sensible, y en ese temor bloquea su capacidad de armonizar su sensibilidad con la de la Mujer.
El Hombre busca descifrar el misterio de la Vida, el origen de todas las cosas, en busca de la verdad superior. La Mujer en cambio siempre nos exigirá que hablemos con la verdad, sin misterios, que seamos discretos para no revelar sus sentimientos a terceros.
La Mujer es como una Rosa!, su secreto está en abrir cuidadosa y tiernamente cada uno de sus pétalos, para llegar a beber de ese néctar que nos extasiará con su sabor y fragancia, pero si somos bruscos, seremos severamente reprendidos son sus espinas de indiferencia y rechazo. Y aún así, a veces nos atrevemos a lastimar su sensibilidad hiriéndola más que con el pétalo de una rosa.
El Hombre trata de dominar el dolor, fortaleciendo constantemente su físico, siendo su recompensa el alimentar su ego; la Mujer en cambio tiene la capacidad de soportar el dolor más agudo e intenso que puede existir, el dolor del parto, siendo su recompensa no sólo el florecimiento de una nueva vida, en su instinto maternal posee la habilidad de criar el producto del Amor, proporcionándole los elementos primarios para su supervivencia.
El Hombre lucha eternamente por liberarse de sus prejuicios machistas, sintiéndose incapaz de expresar sus sentimientos por el temor de sentirse vulnerable. La Mujer en su autenticidad aflora sus sentimientos, entregándose totalmente, aún con el riesgo de quedar vulnerable y no ser correspondida.
El Hombre explora en el Sexo como prioridad para desarrollar el Amor, siendo una entrega parcial. La Mujer antepone el Amor, siendo el Sexo la culminación de su entrega total.
El Hombre se une a la Mujer con la esperanza de que nunca cambie, basándolo sólo en el aspecto físico, desdeñando su belleza interna. La Mujer se une al Hombre con la ilusión de que éste cambie en sus actitudes y aspectos internos reprimidos, para que los aflore en belleza interior.
El Hombre piensa que ha encontrado a su media naranja. La Mujer busca la unión de dos seres completos e integrados en mutua comprensión y apoyo.
El Hombre en su anhelo de libertad, basa su felicidad en la aventura, para evitar la Soledad. La Mujer en su soledad, encuentra su fortaleza para luchar por su felicidad en la libertad de exigir Igualdad, siendo la vida una gran aventura.
El Hombre en su fortaleza física, enfrenta la adversidad apoyándose en la Mujer en los momentos de fragilidad, en la necesidad de sentir el calor de una compañera sentimental. La Mujer luchadora incansable de la vida, enfrenta la adversidad, aún sin el apoyo físico, moral y material del Hombre, siendo su máximo motivo de superación el producto del Amor; transformándose al mismo tiempo en Hombre y Mujer, en Confidente y Amiga, en Guía y Protección.
El Misterio de la Mujer no se encuentra en la Mujer misma, el verdadero misterio habita en el interior del Hombre, en descubrir y aceptar nuestra sensibilidad, la capacidad de amar, de ofrecer ternura, compromiso, fidelidad y entrega total; aspectos que deben ser desarrollados constantemente e irradiados hacia la Mujer, por encima de toda manifestación viril y machista; una entrega basada en la igualdad de los derechos individuales, la libertad de ser, en la comunicación franca y honesta, alimentar día a día el Amor en la relación de pareja, y armonizar nuestra belleza interior con la belleza interior de la Mujer: La Igualdad.