Ignorancia?
¨Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas¨
Albert Einstein
Albert Einstein
Reflexion:
El ser ignorante no es malo, porque no hay ser humano que conozca todo, o pretenda decir que conoce de todo, siempre hay algún aspecto que se ignora; lo que se debe evitar es ignorarse a uno mismo. Vale preguntarnos quien es más feliz aquel que consideramos ignorante o el que se jacta de saberlo todo. Es contradictorio no?, el que ignora gran parte de la problemática social y se encuentra aislado en su espacio, suele sentirse pleno y conforme con su existencia; que aquel que se encuentra insertado y es testigo de está problemática, constantemente está bajo presión y temeroso ante el panorama incierto que le representa su realidad presente-futura. Donde se encuentra esta diferencia?, generalmente quienes estamos inmersos en la constante supervivencia a nivel económico, profesional y status quo; poco es lo que le dedicamos a aquello de lo que está exento de este tipo de presiones externas e incluso banales para otros, cuando son conducidas con obsesión. Y que es vital para quienes en algún momento necesitan de la introspección, algo que no ofrece ningún tipo de beneficio a nivel material y quizás ésta sea la razón cuando hay personas que tratan de buscar un equilibrio espiritual y emocional.
Pero que sucede cuando ésta ignorancia es a nivel personal, cuando no sabemos que rumbo tomar o que sentido tendrá nuestra vida, que ignoramos cada aspecto de nuestra personalidad y de la forma en como conduciremos nuestra vida. En esas condiciones estamos expuestos a que seamos devorados por toda la influencia externa, es cuando se desarrolla dependencia ante estímulos tales como: deseo de aceptación, reconocimiento y de reafirmación, siendo el ego el que nos impulsa a estar compitiendo constantemente contra alguien para alcanzar ¨la cima¨ y ser reconocidos como tal, por ese sentimiento de inseguridad que nos acompaña a todo momento. Otros casos son aquellos, cuando en esta dependencia, nos dejamos influir o destruir por aquellas personas que se jactan de ser sabedores de nuestras características personales; es algo que no debemos permitir, nadie posee el conocimiento ni la verdad absoluta sobre nuestra existencia, y al cederles esta condición, perdemos lo más esencial de nuestra personalidad: la dignidad; no podemos evitar que pretendan criticarnos o cuestionarnos, tampoco es necesario intentar defender lo que esta sustentado en la ignorancia, porque evidenciaríamos inseguridad.
Hay personas que poseen conocimiento, pero que ignoran sus facultades; por el contrario hay personas que poseen grandes facultades que los distinguen de los demás, pero que carecen del conocimiento para explotarlas para su bien; la búsqueda es sentirse sabedores de que poseemos algo especial que desarrollar y para ello es vital buscar el conocimiento para este fin, para crecer y trascender acorde a nuestras propias habilidades o dones, lo que nos hace únicos. Y no jactarnos de poseer gran cultura cuando somos plenos ignorantes de nuestras capacidades, compensando ésta carencia a través del materialismo excesivo, lo que nos lleva a ser soberbios y déspotas. Cuando nos enfocamos en nuestro crecimiento interno, en controlar las tentaciones del ego, y de no depender de críticas o reconocimientos públicos para sentirnos aceptados y dignos: hemos dado un gran paso hacia el reencuentro y reconciliación de nuestra dignidad. El autoconocimiento nos libera de las ataduras creadas por nosotros mismos y el conocimiento formativo útil, es aquel que nos proporciona información sobre cómo potencializar nuestras facultades innatas para ofrecernos paz interior y certeza sobre que rumbo llevaremos nuestra existencia, sin sentirnos expuestos e inseguros ante las presiones constantes de la convivencia.
¨Es cierto que todos somos ignorantes de aquello que aún no hemos explorado y es algo natural; lo que si es incierto, es ser ignorantes de nuestra propia potencialidad; porque nos hace presa de los ignorantes que se jactan de ser poseedores de nuestra verdad existencial y que sólo nos pertenece por derecho natural.¨
El ser ignorante no es malo, porque no hay ser humano que conozca todo, o pretenda decir que conoce de todo, siempre hay algún aspecto que se ignora; lo que se debe evitar es ignorarse a uno mismo. Vale preguntarnos quien es más feliz aquel que consideramos ignorante o el que se jacta de saberlo todo. Es contradictorio no?, el que ignora gran parte de la problemática social y se encuentra aislado en su espacio, suele sentirse pleno y conforme con su existencia; que aquel que se encuentra insertado y es testigo de está problemática, constantemente está bajo presión y temeroso ante el panorama incierto que le representa su realidad presente-futura. Donde se encuentra esta diferencia?, generalmente quienes estamos inmersos en la constante supervivencia a nivel económico, profesional y status quo; poco es lo que le dedicamos a aquello de lo que está exento de este tipo de presiones externas e incluso banales para otros, cuando son conducidas con obsesión. Y que es vital para quienes en algún momento necesitan de la introspección, algo que no ofrece ningún tipo de beneficio a nivel material y quizás ésta sea la razón cuando hay personas que tratan de buscar un equilibrio espiritual y emocional.
Pero que sucede cuando ésta ignorancia es a nivel personal, cuando no sabemos que rumbo tomar o que sentido tendrá nuestra vida, que ignoramos cada aspecto de nuestra personalidad y de la forma en como conduciremos nuestra vida. En esas condiciones estamos expuestos a que seamos devorados por toda la influencia externa, es cuando se desarrolla dependencia ante estímulos tales como: deseo de aceptación, reconocimiento y de reafirmación, siendo el ego el que nos impulsa a estar compitiendo constantemente contra alguien para alcanzar ¨la cima¨ y ser reconocidos como tal, por ese sentimiento de inseguridad que nos acompaña a todo momento. Otros casos son aquellos, cuando en esta dependencia, nos dejamos influir o destruir por aquellas personas que se jactan de ser sabedores de nuestras características personales; es algo que no debemos permitir, nadie posee el conocimiento ni la verdad absoluta sobre nuestra existencia, y al cederles esta condición, perdemos lo más esencial de nuestra personalidad: la dignidad; no podemos evitar que pretendan criticarnos o cuestionarnos, tampoco es necesario intentar defender lo que esta sustentado en la ignorancia, porque evidenciaríamos inseguridad.
Hay personas que poseen conocimiento, pero que ignoran sus facultades; por el contrario hay personas que poseen grandes facultades que los distinguen de los demás, pero que carecen del conocimiento para explotarlas para su bien; la búsqueda es sentirse sabedores de que poseemos algo especial que desarrollar y para ello es vital buscar el conocimiento para este fin, para crecer y trascender acorde a nuestras propias habilidades o dones, lo que nos hace únicos. Y no jactarnos de poseer gran cultura cuando somos plenos ignorantes de nuestras capacidades, compensando ésta carencia a través del materialismo excesivo, lo que nos lleva a ser soberbios y déspotas. Cuando nos enfocamos en nuestro crecimiento interno, en controlar las tentaciones del ego, y de no depender de críticas o reconocimientos públicos para sentirnos aceptados y dignos: hemos dado un gran paso hacia el reencuentro y reconciliación de nuestra dignidad. El autoconocimiento nos libera de las ataduras creadas por nosotros mismos y el conocimiento formativo útil, es aquel que nos proporciona información sobre cómo potencializar nuestras facultades innatas para ofrecernos paz interior y certeza sobre que rumbo llevaremos nuestra existencia, sin sentirnos expuestos e inseguros ante las presiones constantes de la convivencia.
¨Es cierto que todos somos ignorantes de aquello que aún no hemos explorado y es algo natural; lo que si es incierto, es ser ignorantes de nuestra propia potencialidad; porque nos hace presa de los ignorantes que se jactan de ser poseedores de nuestra verdad existencial y que sólo nos pertenece por derecho natural.¨