viernes, enero 22, 2010

El Octuple Sendero

¨Para poner fin a los sufrimientos, hay que seguir el Óctuple Sendero¨

La Recta Comprensión

Es la comprensión de las cuatro Nobles Verdades. Es la comprensión de la ley de la causalidad. Es la comprensión de la impermanencia.

Al comprender que la vida no es producto de la casualidad, es decir de los eventos y situaciones que llamamos inesperadas o que nos toman por sorpresa y que ante esto, no alcanzamos a comprender la verdadera naturaleza del evento y que trae por consecuencia el que nos encontremos poco alertas y descuidados para reaccionar adecuadamente, lo que ocasiona experiencias poco afortunadas y emocionalmente inestables, cuando lo más acertado es tomar la vida como viene manteniendo un estado de percepción alerta, comprendiendo que la vida misma es producto de la causalidad, es decir, que todo cuánto nos sucede en la vida conlleva un sentido y razón de ser, y que en esencia esta orientado a poner a prueba nuestros estados mentales y emocionales para comprobar el grado de madurez alcanzado en nuestro andar por la vida. El comprender la vida es integrarnos a nuestros impulsos internos comprendiendo la verdadera naturaleza de nuestro Ser.

El Recto Pensamiento

Es pensar con desapego, amor, renunciamiento y no violencia, esto es, con sabiduría. Es evitar pensamientos de apego, malevolencia, odio y violencia, esto es, evitando la ignorancia.

El pensamiento puro se deriva de nuestra completa y absoluta comprensión de nosotros mismos, de nuestros estados internos, nuestros deseos, sueños, anhelos, metas e impulsos racionales, todo esto conlleva el conocimiento pleno de cada ser humano el cuál va emergiendo a la superficie de la conciencia de la realidad, en la medida en que nos despojamos de la ignorancia de nuestro Ser, desapegando los sentimientos destructivos que violentan los estados emocionales; actuando con saber y no con ignorancia, ya que el saber es navegar en los mares del conocimiento de nuestro interior, con plena conciencia de quienes somos en un tránsito temporal por la vida terrenal, actuando en coherencia con nuestro pensar y actuar, eso representa la libertad pura de cada ser humano, y que es la manifestación del amor.

La Recta Palabra

Es abstenerse de emplear formas de lenguaje erróneas y perniciosas, de hablar negligentemente, de mentir, difamar, calumniar o dañar a otros, y cultivar las palabras amistosas, benévolas, agradables, dulces, significativas y útiles.

Las emociones, sensaciones y sentimientos son captados a través del pensamiento y estos a su vez manifestados mediante la expresión oral, y que son asociaciones mediante palabras para expresar nuestros estados anímicos, como medio de comunicación entre otros seres para intercambiar experiencias y autoconocimiento para el desarrollo de la personalidad en la convivencia diaria, y es por excelencia nuestra mejor herramienta para darnos a conocer en la sociedad entre nuestros iguales, y de esta manera explorar al máximo nuestras capacidades y potencialidades, con la finalidad de evolucionar en un mundo que tan generosamente nos fue entregado con la única finalidad de perfeccionar nuestro Ser. Por lo cuál la palabra puede ser tan constructiva como destructiva. Y que de nuestra actitud depende el desenvolvimiento de nuestra personalidad, cultivando el pensamiento optimista y positivo, aún cuando las exigencias del medio sean perniciosas e inestables. Porque en la expresión oral proyectamos la esencia de nuestra individualidad, porque cuando la expresión oral viene íntimamente ligada a un razonamiento inteligente y ecuánime, por consecuencia se manifiesta el equilibrio de nuestro Ser.


La Recta Acción

Es cultivar una conducta moral honorable y pacífica, absteniéndose de matar, robar, relaciones sexuales ilegítimas y llevar a cabo tratos deshonestos.

La conducta moral va estrechamente ligada a las facultades innatas y adquiridas en cada persona, en su desempeño en la vida cotidiana, y es la regla de conducta que desempeña acorde a los límites que establecen las normas y leyes en que se fundamenta toda sociedad, y por lo cuál cada individuo se ajusta a ciertos lineamientos de comportamiento que limitan en cierto grado su libre albedrío. Sin embargo, a pesar de ello, debe evaluar los límites de sus acciones sometiéndose a estos lineamientos a fin de obedecer a un orden ya establecido a través de la historia, por lo que su cada ser humano posee la libertad de elegir a que sendero desea transitar haciendo pleno derecho de su libertad de Ser, sin perder de vista que su libertad termina cuando comienza el derecho de libertad de su prójimo. Por lo que, el buen actuar conduce a una vida sana, equilibrada y armónica en la medida en que sus acciones se encuentren basadas en la honestidad y el bien de quienes le rodean, ejerciendo de esta forma una conciencia limpia y libre de remordimientos y prejuicios.


Los Rectos Medios de vida

Es ganarse la vida de forma honorable, irreprochable e inofensiva, evitando cualquier profesión que pueda ser nociva de alguna manera para otros seres vivientes.

La principal naturaleza del ser humano en un mundo que constantemente cambia y evoluciona y que algunas veces involuciona por las acciones erróneas del ser humano; es el adaptarse a su medio social, buscando como principio fundamental satisfacer como regla básica sus necesidades primarias de sobrevivencia y posteriormente cubierto lo esencial, preparase y superarse constantemente para consolidarse como un Ser productivo y próspero, aspirando a mejores condiciones de vida conforme explote inteligentemente sus capacidades, como finalidad para alcanzar estados plenos de satisfacción y felicidad recurrentes. Y si estos estados óptimos van acompañados de acciones basadas en la honestidad y humildad, esto le conduce a evitar a los demás y evitarse situaciones de riesgo al valerse de acciones nocivas y que resultan perjudiciales, y si esto esta basado en la deshonestidad, la manipulación y el engaño como medio para satisfacer un fin exclusivamente propio denigrando la dignidad ajena. Ya que esto conlleva la posibilidad de revertirse en su contra, ya que la vida es como una rueda, toda acción tarde o temprano conlleva a una reacción, incluso de mayores magnitudes. Porque la finalidad del vivir es ganarse ese derecho en base al propio esfuerzo, entregando lo mejor de sí para aspirar a lograr cumplir las metas y proyectos trazados.


El Recto Esfuerzo

Implica los cuatro siguientes esfuerzos: 1) Impedir el surtimiento de pensamientos malos. 2) Apartar los pensamientos malos ya surgidos en la mente. 3) Cultivar el surtimiento de los buenos pensamientos. 4) Mantener los buenos pensamientos ya surgidos. Cultivar con atención el Dhamma.

Nuestros pensamientos son proyecciones de la memoria que la mente recoge por medio de las experiencias del pasado y que estas estarán tan presentes y vivas conforme hagamos uso de ellas evocándolas, por medio de la nostalgia y el recuerdo sin importar la naturaleza de la vivencia, y que en muchas ocasiones dejan pequeñas pero muy adheridas reminiscencias que nos condicionan nuestro presente, y acorde al medio en que nos hemos desenvuelto, comienzan a surgir toda clase de pensamientos que tienden a ser de origen negativo y destructivo, y que son finalmente producto de esa memoria que nos aferramos a arrojar a nuestro diario vivir, y que todo esto es producto de nuestros estados mentales; los cuáles al no tener control de ellos comienzan a crearnos un ambiente de sufrimiento y ansiedad, que afecta nuestra armonía interior. Y si estos pensamientos son producto de la mente, estamos en la libertad de elegir el grado de ellos, es decir, podemos si hay voluntad de por medio eliminar gradualmente esos estados mentales que nos limitan nuestro accionar y evolución personal. Porque nuestra vida es producto de nuestros pensamientos, y en nosotros está el elegir la clase de vida que deseamos lograr.


La Recta Atención

Implica los Cuatro Estados de Atención Mental: 1) Prestar diligente atención al cuerpo. 2) Prestar diligente atención a las sensaciones y las emociones. 3) Prestar diligente atención a las actividades de la mente. 4) Prestar diligente atención a las ideas pensamientos, concepciones y cosas (dhamma).

La atención es primordial para un correcto desenvolvimiento en este transitar temporal, y esta atención desarrolla por añadidura un estado superior de conciencia, que es el estado mental óptimo al cuál todo ser humano aspira, con la finalidad de vigilar permanentemente nuestros estados fisiológicos, mentales y emocionales. Una de las múltiples vías para lograr este estado de alerta óptima es antes que nada estar libre de pensamientos perniciosos, libres de las ataduras del pasado, libres de la ansiedad que nos provoca el evocar el porvenir, libres de tendencias nocivas, es decir libres de todo cuánto limite nuestra libertad de elegir el método más óptimo que deseamos vivir, sin estar ajenos, indiferentes o ausentes de nuestro entorno. Si por un momento nos liberamos de las ataduras del pasado y el futuro, descubriremos que la vida depende única y exclusivamente del momento presente, aquel que nos conduce al estado cuasi perfecto de atención tanto de nuestro entorno exterior como interior, lo que proporciona energía vital a nuestra entera disposición sin fugas de por medio, y que tiende a desarrolla un estado pleno de equilibrio mental y emocional ante cualquier desajuste que hallemos en nuestro diario vivir. Porque el vivir con atención es disfrutar cada momento, cada circunstancia, cada vivencia, cada sensación, cada emoción, cada del todo que nos rodea sin limitarnos a abrir nuestros sentidos para captar lo fascinante que la vida nos entrega a cada instante. Porque hasta de la más inesperada y dolorosa experiencia se extrae conocimiento, orientado al desarrollo de nuestra madurez y evolución.


La Recta Concentración

Es la disciplina que nos conduce a las cuatro etapas de dhyana, o absorción, en la primera etapa se abandonan los deseos y pensamientos apasionados e impuros, en la segunda, ya desaparecidas las actividades mentales, se desarrolla la tranquilidad y la "fijación unificadora de la mente", en la tercera surge la ecuanimidad consciente y en la cuarta desaparecen todas las sensaciones, tanto de dicha como de desdicha, de alegría y de pesar, permaneciendo en un estado de ecuanimidad y lucidez mental.

Cuando son logrados los estados mentales de atención óptima, se está en el camino de experimentar un estado de máxima armonía y plenitud, este estado de contemplación es conocido como la concentración. Es cuando la mente absorbe y desecha todo lo negativo y se invade de las sensaciones que el entorno le ofrece a todo momento, cuando dejan de disiparse los pensamientos en multiplicidad de direcciones y se unifican en una sola vía, es decir se concentran los pensamientos en un solo punto, en una sensación pura de integración con el entorno que nos rodea, hay sensación de esclarecimiento, de fijación de ideas, de eliminación de pensamientos negativos, de ligereza o levedad de espíritu, simplemente son estados de dicha inconmensurable, que pueden ser experimentados cuando hay una verdadera necesidad de trascender más allá del límite de las apariencias, de los apegos excesivos, de los estados neuróticos y depresivos, del despojo de todo tipo de envidias o excesos. Porque el ser humano contiene en sí, la facultad de experimentar ese sentimiento que invade todo su Ser, y que es el despertar de la conciencia donde moran sus estados plenos de lucidez y liberación, en un mundo gobernado en las apariencias externas, ingresando al portal de su mundo interior.