jueves, enero 14, 2010

Las Cuatro Noble Verdades

La Primera Noble Verdad (SUFRIMIENTO)

Cita las características más sobresalientes de la situación humana, duhkha, que es el sufrimiento o frustración. Esta frustración se origina de nuestra dificultad en encarar un hecho básico de la vida, que todo lo que nos rodea es inestable y transitorio. "Toda cosa surge y desaparece". El sufrimiento se origina cuando nos resistimos al flujo de la vida y tratamos de aferrarnos a las formas fijas.

Este tipo de sufrimiento si bien es el que mayor frustración nos ocasiona, sobre todo cuando nos aferramos a nuestros pensamientos herméticos y cerrados, cuando blindamos nuestro proceder, siendo inflexibles e intolerantes a la vida sin tomar en que todo cuanto nos rodea se encuentra en constante movimiento y evolución. Y es de esta forma en que nos aferramos a nuestras ideas, al desear por cualquier medio, cayendo en la irracionalidad y el egoísmo imponerle a los demás, menospreciando que cada individuo posee su propia verdad, su propia forma de ser y conceptualizar la vida; desarrollando con este proceder una personalidad impositiva e inflexible ante los constantes cambios en que estamos inmersos en la cotidianeidad. Por lo que es imperante comprender que cada acción que nos depare el destino contiene dentro de sí, aspectos inestables y transitorios, y de esta forma, desarrollando una personalidad flexible y abierta, podremos encarar con mayor claridad y prestancia cualquier vivencia inesperada o circunstancial. En lugar de aferrarnos a encarar la vida a las formas fijas y rígidas, que sólo nos ocasionan sufrimiento y desesperación, lo cuál nos estanca y debilita. El flujo de la vida se renueva a cada instante y adaptándonos a esa fluidez, nuestra personalidad no sólo se renovará constantemente, sino que evolucionará hasta los límites que tanto anhelamos alcanzar en la vida.
La Segunda Noble Verdad (APEGO A LO MATERIAL)

Habla sobre la causa de todo el sufrimiento, trishna, que es el aferrarse, o agarrarse. El tratar de aferrarse a cosas que son transitorias es debido a nuestra ignorancia sobre la realidad. Creemos que nos apoyamos en valores estables y en el fondo se trata de ideas materiales y vanalidades que en nada nos ayudan a evolucionar en nuestro camino espiritual.

El apego es uno de los aspectos que casi por instinto nos aferramos, debido a esa inestabilidad emocional en la que constantemente experimentamos día con día. Nos apegamos a lo material, principalmente porque carecemos en mucho del autoconocimiento de nuestros procesos internos a nivel mental, emocional y psíquico; y en esa carencia por ignorancia más inculcada e inducida que manifestada de origen, nos impulsa a apegarnos a aquello que consideramos tangible y material, porque si bien no hay una regla básica en nuestra sociedad actual que inculque el desarrollo evolutivo interno; estamos en cambio inmersos de infinidad de presiones sociales como un medio para sobrevivir en un mundo materialista, en donde todo cuánto nos rodea es la manipulación y la inducción hacia la búsqueda de la superación a través del poder y las posesiones materiales; lo cuál no es estrictamente perjudicial, porque en un mundo como éste, el que nos tocó vivir es necesario allegarse de lo esencial para aspirar a una vida confortable y tranquila. Sin embargo es al ego el que mayor importancia se le asigna, buscando como primicia el reconocimiento y las adulaciones como un medio de pertenencia a algo, y sin ese alimento que en esencia son banalidades, nos originan otra forma de sufrimiento. Cuando no es necesario apegarse excesiva u obsesivamente a lo material; la felicidad no depende de quién más posea bienes materiales y dinero, porque se encuentra ansioso y temeroso de que algún día lo pierda todo, porque cada desea más y más y nunca encontrará una satisfacción absoluta, sólo sufrirá por su obsesión al querer obtener algo que no tiene fin o límite y dejará escapar de sus manos los grandes momentos de dicha y plenitud que la vida le entrega momento a momento, su presente vital, y no su obsesión por el futuro. La felicidad se encuentra en sentirse pleno y equilibrado con lo mínimo y máximo necesario para satisfacer sus necesidades prioritarias de supervivencia, experimentando armonía en su Ser, sin imponerse obsesiones ni excesos, sólo disfrutando y experimentando la vida con fines de evolución espiritual, luchando por ser cada día mejor ser humano sin reminiscencias pasadas u obsesiones futuras, sólo entregándose a su momento presente como su instante vital primario.

La Tercera Noble Verdad (LIBERARSE)

Cita que el sufrimiento y la frustración pueden ser paradas. Es posible trascender el círculo vicioso, liberarse de las ataduras de karma y lograr un estado de total liberación llamado nirvana. En este estado, las falsas nociones de un YO separado han desaparecido para siempre y la unidad de toda vida se hace una sensación constante.

A lo largo de las vivencias, el ser humano tiende inevitablemente a repetir los mismos patrones y ciclos de errores que en el pasado cometió, creando así los círculos viciosos que lo llevan a distintos senderos de sufrimiento, una de las causas es por que el ego se impone al razonamiento; nos aferramos a corregir situaciones que en el pasado no resultaron conforme a nuestros deseos y eso nos provoca culpa y remordimiento, detonante que nos impulsa a obsesionarnos inconscientemente a repetir las mismas acciones y actitudes que nos llevan irremediablemente a fracasar nuevamente, esto por supuesto nos hace aferrarnos a las situaciones destructivas, hasta que se aprende finalmente de la experiencia y se acepta que cada situación de la vida es categóricamente distinta, podría ser similar pero nunca igual, porque las circunstancias de nuestro entorno se encuentran en constante movimiento y evolución, y por esto mismo es imperativo que tarde o temprano aceptemos que la frustración que conlleva una desagradable experiencia sean definitivamente concluidas e iniciar el proceso de liberación del pasado, y avocarse a experimentar el presente como el fluido del agua que se renueva a cada instante, y así es como la vida debe ser tomada, renovándonos a cada instante experimentado cada momento vivido como la máxima oportunidad para realizarnos como seres humanos libres de todo tipo de apegos excesivos y de ataduras mentales y emocionales, cambiando nuestra actitud frente a la vida y que se experimente una sensación de integridad con todo cuanto existe a nuestro alrededor. Porque el pasado ya se esfumo de la realidad tangible, y el futuro se construye viviendo plenamente el presente, diluyendo de esta forma cualquier actitud nociva que tienda a repetirse.

La Cuarta Noble Verdad (DESPERTAR)

Es la prescripción de Buddha para terminar con todo el sufrimiento, la Óctuple Vía del auto-desarrollo que lleva al estado de "despertado".

Prescripción primordial de estas nobles verdades es la eliminación total de todo tipo de sufrimiento que afecta al ser humano a lo largo de su vida, llamado este estado como el despertar de la conciencia por sobre las apariencias, permitiendo que aún a pesar de que nos encontramos vulnerables a todo tipo de provocaciones y situaciones estresantes, es verdaderamente posible lograr experimentar este estado de armonía interior, basados en un real compromiso de encaramiento positivo hacia la diversidad de las vivencias que nos aguardan a lo largo de nuestra existencia, despojándonos de la ansiedad del apego obsesivo, del desprendimiento de las culpas y remordimientos del pasado que sólo generan nostalgia y frustración, de la liberación de las influencias del medio con fines de fanatismo, inducción manipulación y adormecimiento mental, de la eliminación de la envidia, del egoísmo, de la ira, de las actitudes destructivas, del respeto a nuestro entorno humano y natural. En fin, condiciones casi imposibles cuando nuestros pensamientos se encuentran en un estado de pesimismo e indiferencia; pero muy posible de alcanzar gradualmente en la medida en que aceptemos que el sentido de una verdad es comprender que cada ser humano posee este conocimiento innato dentro de sí y eso lo hace absoluto e indiscutible, y esa es su arma principal para encarar un mundo que adolece de la iniciativa evolutiva y el liderazgo espiritual. La verdad radica en la liberación plena de nuestros estados subconscientes para trasformarlos en actos tangibles y reales, es ahí donde radica el sentido de la vida en conocernos, comprendernos, aceptarnos y expresando la esencia de nuestra voz interior, en realizar todo aquello que nos produzca evolución, madurez y satisfacción. Porque la nobleza de una verdad radica en la grandeza que posee todo ser humano: su humildad.

No se podría asegurar si habrá una óctuple vía o sendero hacia la autorrealización, lo cierto es que poseemos infinidad de alternativas para despojarnos del sufrimiento y hallar por consecuencia el sendero hacia nuestra libertad Interior.

Arraigo

En el sur de los Estados Unidos existe un tipo de vid que es parásita, sube por los troncos y se adhiere a árboles saludables y fuertes. Esta uva oscura del tamaño de una nuez se usa para hacer dulces y jaleas, y algunos sureños usan la piel para hacer pastel de fruta. El fruto que produce este tipo de vid les ha servido a muchas familias pobres durante muchos años. En años recientes, esta clase de vid se ha hecho más popular y este tipo de uva se puede comprar casi en todas partes en el sur del país.

A pesar de lo gustosa, variada y rica que es, esta clase de vid no puede existir por sí misma. Necesita el soporte de árboles bien firmes y arraigados a los cuales adherirse para sustentarse. Si esta vid se le separa del árbol que le sirve de sostén, se seca y deja de dar fruto.

Reflexión:

Cuando nos adherimos a nuestros sueños, aparentemente nos sumergimos en una pasividad a nivel físico y que sin embargo, como la Vid que internamente desarrolla todo su potencial para transformarse en un fruto maduro y delicioso; así mismo sucede con el ser humano, su actividad es enteramente mental, en el desarrollo de ideas, y que es el motor de la imaginación de donde emerge todo el potencial creativo, hacia la cristalización de sus deseos y anhelos en hechos tangibles.

Para el logro de tal fin es fundamental estar libre de influencias, de prejuicios y poseer un espíritu libre, adhiriéndose con entera convicción a sus propios ideales y actuando en concordancia con su pensar y sentir, elementos esenciales para afrontar los retos que a diario la vida le enfrenta. Porque la madurez se obtiene poniendo a prueba nuestra capacidad de respuesta ante situaciones inesperadas, así como el control emocional ante la presión y el estrés en cualquier circunstancia de la vida.

Siempre es importante sostenernos de esos ideales que son producto de nuestro deseo por experimentar el mundo y evolucionar hacia nuevas fronteras transitando los diversos caminos hacia la autorrealización personal. Porque el soporte es nuestra fuerza de voluntad, proyectando nuestro pensamiento hacia lo más alto que deseemos crecer, evolucionando, siendo firmes en nuestras decisiones sin mirar hacia atrás, sin dudar o temer. Porque todo cuánto nos ocurra en la vida, llevará dentro de sí alguna vivencia muy especial, el matiz depende de nuestro grado de paciencia y tolerancia, sobre todo de sagacidad para saber sortear los diferentes imponderables que amenacen con desestabilizar nuestra armonía e integridad.

Estas experiencias sin duda alguna nos aportará no sólo conocimiento de nosotros mismos, lo cuál es vital para nuestro temple y madurez, sino riqueza interior producto de ese autoconocimiento que se va adquiriendo a lo largo de la vida. Sin embargo, cuando algo repentinamente nos confunde, nos agobia, nos hace temer o dudar, en ocasiones será necesario hacer una pequeña pausa, detenernos un instante para reflexionar, para analizar nuestros procesos mentales y para controlar nuestras emociones ante situaciones complejas.

Esta pequeña pero valiosa pausa en el tiempo es el mejor momento para hallarnos a nosotros mismos con nuestro universo interior con la finalidad de reordenar y equilibrar nuestros procesos mentales, aquilatando lo importante de cada acción que realizamos, cada palabra que decimos, cada mirada que proyectamos al exterior; porque en la inactividad externa hay silenciosamente una intensa actividad interna.

Este crecimiento interior, es el soporte del cuál podemos recurrir para salir avante en nuestro acontecer cotidiano, cuya fortaleza dependerá en la mayoría de las ocasiones de la firmeza de nuestra decisiones con la subsecuente fe que poseamos de nuestras capacidades, y que es toda una gamma de potencialidades, en espera de ser tomadas y utilizadas de esta fuente ilimitada de conocimiento innato que posee cada ser humano, en vías de evolucionar acorde a nuestros deseos más profundos de superación personal y búsqueda de satisfactores que nos proporcionen constantes momentos de felicidad y dicha, si logramos adherirnos con firmeza y arraigo en nuestros sueños sin importar los sinsabores que experimentemos, trabajando arduamente con honestidad, inteligencia y paciencia, los resultados se irán concretando paulatinamente, creciendo tan alto como nuestro deseo de superación sea consistente, para así recoger los frutos producto de nuestro esfuerzo y constancia.