jueves, mayo 31, 2012

Recuerdos

Si cuantificáramos la cantidad de recuerdos que llegan a nuestra mente, llegaríamos a la conclusión que ocupan más de la mitad del espacio en nuestro pensamiento diario. Nuestra naturaleza responde a retener episodios de todo tipo de tesituras, de que tipo?, depende de la capacidad de la persona para valorar más unas que otras, de su nivel de conciencia, su condición emocional y del entorno el que se desenvuelve; y ese tipo de recuerdos no sólo los retenemos mentalmente, lo hacemos a través de conservar objetos que con el tiempo se vuelven muy significativos y que forman una parte inseparable de nuestro espacio; a través de fotografías en donde congelamos momentos que fueron especiales y que conserva gran parte de nuestra historia personal; por medio de tarjetas que alguna ocasión recibimos de un entrañable amigo o un ser querido; y en la actualidad mediante los medios electrónicos como las redes sociales, donde creamos un blog propio y que nos sirve de diario personal para conservar momentos significativos que nos ocurren en el diario vivir!.

Es interesante analizar que nos impulsa a retener estos momentos que marcan nuestro libro de vida?, porque dominan más los momentos que representan felicidad, que aquellos que han dejado algún tipo de huella o herida permanente a nivel emocional o físico?. Y aquellos que son plenos porque tenemos esa necesidad de plasmarlos y conservarlos, e incluso estarlos rememorando cuando nos surge ese impulso?. Estaremos respondiendo a un sentimiento de apego específico?, o es que no hemos analizado el porqué no podemos desprendernos de los recuerdos del pasado?, cuántas veces nos ha pasado que súbitamente nos encontramos con una persona que incluso, ya no ocupaba un espacio en nuestros recuerdos y de pronto desencadena toda una oleada de recuerdos que emergen sin control de nuestra mente y además de revivir sentimientos que pensábamos habían ya desaparecido, viejas heridas o círculos inconclusos?. Que mecanismo en nuestra mente, retiene este tipo de experiencias de las cuáles ya ni siquiera sabíamos que pudiésemos recordar?.

Por supuesto que hay fundamentos científicos que nos explican fisiológica y psicológicamente la forma en cómo procesamos esa información que se suscita en cada situación, y que representa nuestro almacén de vivencias, que con el tiempo se consolidan en nuestro baúl de los recuerdos y en ocasiones es una caja de pandora que no desearíamos abrir, ante la inseguridad para controlar los estados emocionales que desembocarían!. Es muy significativo, por supuesto comprender qué el impulso natural de todo ser humano, es dejar una huella permanente a cada paso que da en la vida, un proceso gradual para asentar un testimonio vivencial y que página a página escribimos el libro de oro de nuestra experiencia, ya sea en forma mental, emocional, gráfica o digital. Claro que nuestra tendencia es asentar físicamente los momentos que nos proporcionaron sensaciones plenas y sublimes, y que emocionalmente evocamos cuando nos sentimos apesadumbrados y necesitamos de algún tipo de recuerdo que nos levante el ánimo!. En cambio tenemos la tendencia a almacenar con gran fidelidad y nitidez, aquellas vivencias que resultaron desagradables y dolorosas, porque?, es aún un misterio que se desentraña en cada universo personal.

Si bien los recuerdos nos proporcionan la base sobre la que construimos nuestro destino, y que forjamos a cada paso que damos, el instante posterior al ser retenido o plasmado ya se transforma en un recuerdo!, el tiempo es implacable y no detiene su marcha, mental y afectivamente podremos retenerlos, pero vivencialmente, los instantes presente se escapan literalmente de nuestras manos!. Valdrá la pena aferrarnos demasiado a ellos cuando la vida se va en un suspiro?, los recuerdos forman parte sustancial de nuestra vida y podemos darle la tesitura idónea cuando actuamos positiva y constructivamente; ya sea que sean agradables o desagradables, ambos son valiosos por la información que nos transmite acerca de nuestras reacciones en determinada situación, y eso hace que la vida valga la pena porque nos transmite Sabiduría!.

Un recuerdo es la prueba fehaciente de una vivencia, y el privarnos de este privilegio, es negarnos la posibilidad de trascender!