jueves, mayo 31, 2012

Pensamiento

Un sabio, se paró ante un público y contó un chiste y todos se rieron.
 
Al cabo de un rato contó el mismo chiste y casi nadie se rió, contó el chiste una y otra vez hasta que nadie se reía.
 
Y dijo…si no puedes reírte varias veces de una sola cosa. Porque lloras por lo mismo una y otra vez?
 
Fuente: Reflexiones Diarias
 


Reflexión:

La vida siempre nos sorprende con momentos de alegría y tristeza, y es muy cierto que en nuestra mente retenemos con mucho mayor frecuencia los momentos no tan gratos, ya que por alguna razón se insertan tan profundamente en nuestro corazón que nos afecta anímicamente y por un período bastante prolongado, mientras que los momentos plenos, donde se nos manifiesta la felicidad suelen ser tan breves que se nos escapan de las manos, porque razón pasa esto?, es un misterio, ya que hay infinidad de teorías que afirman que por nuestra condición de insatisfacción permanente, es producto del inicial desprendimiento del vientre materno, lo cuál nos produjo un estado de depresión al sentirnos vulnerables y frágiles, siendo el punto de partida del desarrollo de un tipo de neurosis y de retención del dolor no sólo a nivel físico sino emocional; y que se traduce en una permanente insatisfacción que nos acompañará permanentemente, desde la niñez en los primeros albores de la vida, a una compleja y vigorizante adolescencia, la acumulación de experiencia de la madurez, hasta el inevitable cierre de ciclo vital que lleva consigo la senectud.
 
Y esto nos lleva a reflexionar; porque la existencia para la mayoría de las personas está mayormente matizada de acontecimientos complejos que plenos de dicha y felicidad?, Sólo se inserta en nuestra memoria vagos momentos gratificantes, y éstos son evocados con nostalgia cuando deseamos experimentar un instante de emoción que alimente nuestro estado de ánimo. Y por el contrario, cuando llega a nuestro recuerdo esa situación que nos generó algún tipo de depresión y frustración, éste mella tan hondamente en nuestra alma que en más de una vez nos ha arrancado una lágrima, quizás motivados por éste estado de constante incertidumbre por lo desconocido, aquello que se nos escapa de las manos y que forma parte del misterio de la vida. Principalmente esa es la razón del porque a veces nos sentimos deprimidos, porque carecemos de certidumbre hacia el porvenir y, porque quisiéramos controlar el futuro y las situaciones que nos apremian, y sobre todo los momentos imprevistos; cómo desearíamos estar preparados para que éstos nos afecten lo menos posible, una vida previsible y sencilla de experimentar y así aspirar a una existencia mucho más plena y satisfactoria.

A pesar de ello, para eso llegamos a este mundo, no para que las cosas se nos dieran fácilmente, no para que nos cayeran literalmente a nuestras manos, o esperar pasivamente a que la vida se nos realice acorde a nuestros deseos. La vida es una prueba de constante perfeccionamiento, no sólo a nivel mental o anímico, sino a nivel facultativo; somos un cúmulo de cualidades en potencia, en espera de ser descubiertas, potencializadas y trascendidas. Por eso mismo la vida se matiza de infinidad de situaciones que calificamos como positivas o negativas, es decir le asignamos una naturaleza dual a todo cuánto nos rodea, con la finalidad de evaluar nuestro actuar diario, cuando en origen no es asignarle un adjetivo, es atrapar el conocimiento que la vivencia nos reditúa producto de esa exposición a la que nos vemos sumergidos a cada instante, esa debería ser la meta ideal, no entristecernos o alegrarnos exacerbadamente; simplemente recoger con una actitud constructiva y propositiva lo que vamos descubriendo de nosotros mismos, de nuestras reacciones, actitudes y capacidad de abordar los imprevistos sin temer a dar pasos seguros hacia lo desconocido, sin caer en la desesperación, porque somos los únicos responsables al poseer todo lo necesario para ser felices. Y si estamos tristes es porque así lo queremos, si estamos deprimidos es porque así lo hemos asumido, si estamos enojados es porque hemos decidido hacerlo, si estamos frustrados es porque algo hemos descuidado y, si nos sentimos sin esperanza es porque hemos renunciado a lo que por naturaleza nos corresponde.

La vida nos pertenece por añadidura, y si llegamos a este mundo es para aspirar a trascender, y para recrear por voluntad y derecho propio el mundo que podemos construir cuando asumimos el control de nuestro destino!.