Casualidad o Causalidad?
Al caminar por
la calle como cualquier día ordinario, en la red de la rutina donde todo a
nuestro alrededor funciona indiferente a nuestros pensamientos y que están
matizados de cuestionamientos incesantes; de reproches interminables; de
sucesos significativos rememorados una y otra vez; de expectativas
esperanzadoras que reafirmen nuestra estancia terrenal; y de infinidad de
obstáculos y barreras que la adversidad nos enfrenta constantemente;
nostalgias, tristezas, temores, depresiones, inspiraciones, inesperadas
vivencias. Todo esto marca nuestro estado mental y anímico en el diario vivir.
No sabemos en realidad el porqué de estos eventos, quién lo dirige?, lo
provocamos?, si es así lo hacemos consciente o inconscientemente?, o ya estamos
sometidos a un destino, por el hecho de haber heredado ciertos genes
parentales?. Que nos impulsa a orientarnos a determinadas actividades de tipo
profesional o recreativo? , porque se nos hace tan fácil realizar determinadas
actividades, mientras que otras por más que nos esforzamos pareciera que no
estamos hecho para realizarlas?, porque somos hábiles y hasta cierto punto
naturales para algunos aspectos, mientras que en otros simplemente nos es
indiferente e imposible?. Y porque
percibimos en más de una ocasión ya sea en la vigilia o en el sueño,
escenarios, vivencias, sueños o pesadillas de lugares que ni remotamente
habíamos experimentado en vida propia?. De donde provienen esas casualidades o
serán causalidades?.
Si fuese casual, quién o qué
factores lo detonan?, porque nuestra vida pende de un hilo tan delgado y
frágil, que en cualquier momento podemos tener un accidente, ser violentados o
impulsados a situaciones inesperadas e incontrolables?, que acaso cada ser
humano está codificado para experimentarlo en algún momento en particular?. Y
para que propósito o fin?. En primer lugar quién nos dirigió para nacer en
determinada circunstancias y con las personas específicas?. O cuando llega el
inevitable momento hacia donde nos dirigimos?, si es que hay otros planos
después de abandonar la existencia terrenal. Tanto es incierto nuestro
surgimiento espontáneo hacia ésta vida, como incierto el rumbo que tomará
nuestra conciencia si es que ésta se conserva en el instante inesperado de la muerte.
Y por eso mismo debemos experimentar temor, resignación, alegría o impaciencia
por esos dos eventos que escapan nuestro
control?. En donde se encuentra el llamado control tanto para evitar que surjan
las casualidades o para identificar las causalidades?. Y si en la apariencia no
podemos controlar estas dos circunstancias, cuál es el sentido de esta
existencia?.
Si es casual o causal, es cierto
que a pesar de que se nos arrancó de origen la libertad de escoger cuando y
cómo nacer y en que momento y la forma de elegir nuestro final. Lo que nos
queda por decidir, es la forma en como deseamos la vida en el momento en que
fuimos arrojados a esta existencia terrenal y fue activada nuestra conciencia,
independientemente el entorno en que nos tocó vivir!, esa es la transición de
la casualidad hacia la causalidad, que todo tiene un porque, el cuál no se sabe
con precisión, pero que a partir en que asumimos la responsabilidad de
emanciparnos de las casualidades, comenzaremos a tomar el control de nuestras
acciones y por ende, se disolverán los eventos inesperados; al alimentar la
autoconfianza se desarrolla certidumbre y por tanto no debe ya haber necesidad
de experimentar incertidumbre, pues ésta es producto de la inseguridad y la
negación de la propia potencialidad. Un ejercicio que cotidianamente debemos
realizar, ya que requiere compromiso y valor para enfrentar cualquier
circunstancia sin vacilar. La causalidad es parte de la realidad y es nuestra
responsabilidad ser creadores de ella y no receptores pasivos, porque si bien
el tiempo no lo podemos detener, si poseemos la facultad de vivir intenso y
conscientes el presente para no dejar reminiscencias que de origen a los
remordimientos y culpas clásicos del tiempo pasado.
En la teoría es sencillo decirlo,
sin embargo, en algún momento debemos asumir esa responsabilidad, porque la
vida se escapa en un suspiro, y ya es hora de hacer a un lado las casualidades
y transformar nuestro destino en causas generadas por acciones claramente
deliberadas y razonadas para propiciar el destino que aspiramos experimentar;
vale la pena intentarlo, porque nunca será tarde para dar el primer paso y
retomar el control de nuestra existencia!.
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