martes, diciembre 06, 2011

El Alma

El Alma no es el cuerpo

Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo.
Sus órganos, sus huesos, sus funciones sus sitios.
Pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
¿Será de sentimientos, de ensueños, de esperanzas?
¿De emociones, de tirrias, de estupores.?
Lo cierto es que, ignorada, el alma arde en su fuego.
Tiene espasmos oscuros, punzadas de ternuras, suburbios de delirio.
¿Será tal vez una inquilina del corazón? ¿O viceversa?
Entre ellos no hay fronteras ¿O será la asesora principal de la mente?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay disputa. O será capataz de la pobre conciencia?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay acuerdo.
El alma tiene hambres y cuando está famélica
Puede herir, puede armarse de enconos o de furias.
No hay que pensar que el alma es un tul de inocencia

Ajeno a los agravios que sufren cuerpo y alma
En el alma se forman abscesos de rencores,

Tumores de impaciencia, hernias de desamparo
El problema es que no hay cirujanos del alma, ni siquiera herbolarios
El alma es un secreto, una noción, una nube que suele anunciar llanto
Pero después de tantas búsquedas, de pesquisas inútiles y de adivinaciones
Nos queda apenas una certidumbre:
Que el alma no es el cuerpo
Que el cuerpo muere....
Y... el alma?...

Anónimo

Reflexion:

El Alma es nuestra esencia vital, aquella que nos ánima y que se encuentra aparentemente atrapada en este cuerpo material, y que sin percatarnos es nuestro impulso vital que nos conduce a un propósito, para cumplir con una misión específica. Cuál es?, sabemos que sucede con esa substancia inmaterial cuando ha concluido nuestro ciclo vital?, se esfuma, desaparece o trasciende hacia un lugar desconocido?, y si trasciende cuál es su meta final, de integración o cíclica?, integración hacia donde?, cíclica porque razón?. No será aquella ánima que al desaparecer físicamente se encuentra en algún proceso de perfeccionamiento y que al parecer suele ser una forma de purificarse hasta que logre despojarse completamente de aquello que le llaman ego?, y si es un principio vital que nos anima, no sólo físicamente sino a nuestros pensamientos e incluso a las emociones, porque a veces sentimos que nos falta esa energía vital cuando más necesitamos de ella?. Existe realmente el Alma y toda la multiplicidad de teorías acerca de su concepción?. Existe por consecuencia la llamada reencarnación? Y cuál es su finalidad, o simplemente es un soplo vital el cuál desaparece cuando morimos?, algunos piensan que es una forma de energía que no se percibe a simple vista sólo es una sensación captada por nuestra percepción.

Sabemos que cuando dormimos algo sucede con nuestros procesos internos, aparentemente se presenta un desprendimiento y que nos hace perder temporalmente la conciencia y al despertar tenemos la sensación de que nos transportamos a algún lugar desconocido y que algunos científicos aseguran que es algo parecido al proceso de la muerte. Otros aseguran que el Alma es inmortal porque pasa de cuerpo en cuerpo hasta lograr consolidar un estado divino que le permita integrarse a la energía universal llamada Dios, mediante un proceso llamado purificación. La realidad es que siendo objetivos, todo esto es un cúmulo de teorías que buscan acercarse a esa sensación que percibimos, más no podemos descifrar con total claridad; sabemos que algo nos mueve y anima; sabemos que algo sentimos y que nos estremece; sabemos que algo nos impulsa a orientarnos hacia un sendero específico sin saber con certeza a donde nos llevará y con que fin; sabemos que es una posible conexión con aquel ser omnipotente, omnipresente y omnisapiente y sin embargo, nada podemos comprobar como una verdad absoluta; nos dicen que es parte de una sustancia que está en un proceso de experimentación y aprendizaje; y nos dicen que de los miles de millones de almas que ocupan un espacio corporal en este mundo, cada una de ellas son únicas e irrepetibles aún a pesar de que provienen de la misma esencia. Por lo tanto esta substancia inmaterial y vital es como una llama que pasa de vela en vela purificándose hasta su integración final con la luz universal.

Todo es posible o todo es una falacia, lo cierto es que si algo nos mueve en la vida es hallar el sentido de nuestra existencia terrenal, porque si bien no sabemos que puede suceder cuando concluya nuestro ciclo vital, ni nadie puede asegurarlo, más que aquellos seres que han experimentado ese instante tan excepcional, temido y misterioso como lo es la muerte; y que por obviedad no pueden regresar a revelarlo. Nuestra única certidumbre es experimentar nuestra vida tan plena como intensa a cada instante, sin esperar a que después de la muerte aspiremos una nueva oportunidad de existencia mejor; nuestra única realidad tangible es éste momento presente preciso y nada más. Por tanto, no podemos seguir esperando ni perdiendo el tiempo en banalidades ni actitudes pasivas y conformistas para ¨reencarnar¨ en algo que ni siquiera sabemos si sucederá, sólo es un deseo esperado y que ojala sea así. Mientras tanto, la mejor forma de trascender es dar lo mejor de nosotros mismos sin esperas ni condicionamientos, mucho menos con temores o prejuicios. Vivir excepcionalmente es liberar nuestra energía vital, despojándonos de materialismos o apegos materiales excesivos. Valorar lo esencial y que trascenderá a través de los tiempos en la memoria de quienes nos rodean, aspirando a una plena satisfacción a cada término del día, para ¨morir¨ en un sueño reparador y satisfactorio, y ¨reencarnar¨ a otro nuevo día al despertar con el agradecimiento de una nueva oportunidad de seguir mejorando en todo ámbito personal, para que nuestra substancia que nos vitaliza y ánima sea cada vez más plena y perfecta para que de esta forma trascienda, y así tendremos la tranquilidad de habernos realizado conforme a nuestra auténtica naturaleza consolidando el más noble propósito de todo ser humano: La libertad de Ser!.