Fortaleza
A
través de los tiempos el ser humano ha requerido no sólo de fe para
superar cada ciclo en la que ha sido sometido a través de los procesos
de la evolución natural de su especie; la fortaleza que le caracteriza
ha sido esencial no sólo para sobrevivir, sino para lograr alcanzar los
altos niveles de conocimiento acerca de su entorno tanto interno como
externo, explicarse la creación del universo, el origen de la vida sobre
la tierra, desentrañar los misterios de aquel
ente que se conceptúa como omnipresente, omnipotente y omnisciente; y
obsesionarse con la vida después de la muerte; son las constantes
incógnitas que enfrascan las voluntades en busca de alguna respuesta que
proporcione certidumbre y fortaleza al
espíritu.
Que decir de las desavenencias que día a día enfrentamos por nuestra supervivencia, donde
impera la lucha de poder en todos los estratos de la sociedad; no
siempre nos favorecerán las circunstancias por ser parte del proceso de
aprendizaje de la vida, sin embargo, cada situación nos demanda
demostrar lo mejor de nuestras fortalezas, y más en estos momentos en
que imperan crisis a nivel mundial en cualquier aspecto; en una año de
cambio y renovación, con teorías irreales del fin del mundo, el fin de
una era, y que en esencia representa un cambio de mentalidad, de
renovación espiritual, en el que el ser humano debe hacer conciencia de
la responsabilidad de habitar un mundo que nos fue prestado
temporalmente para aprender de él, para cumplir con
nuestra misión personal, para evolucionar y heredar un legado a las
generaciones que nos precederán.
Sin
fortaleza el ser humano cae presa de las innumerables debilidades en
que se encuentra expuesto, y más ante las tentaciones del medio; no hay
una regla general para saber discernir entre lo bueno y lo malo, si bien
es una cuestión del tipo de moral con la que fuimos educados y
reafirmada en el medio social. Independientemente de ello, se requiere
que sepamos sobrellevar y superar con éxito las diferentes
circunstancias que se nos presentan, ya sean ocasionadas e inesperadas, y
que en la medida en que nuestro nivel de percepción se agudice,
obtengamos la experiencia para lograr evolucionar consistentemente,
llevándonos a desarrollar niveles de madurez óptimos que nos permita
enfrentar la vida con mayor valor. Todos en algún momento estaremos
expuestos a una situación de riesgo, muchos
podrán afirmar que es cuestión del destino, de karma, de penitencia.
Sin embargo, en la medida en que proyectemos la actitud en nuestros
pensamientos, invariablemente serán las situaciones que propiciaremos,
porque estaremos condicionando nuestro actuar a nuestro pensar.
En
estos momentos, en que la sociedad se encuentra vulnerable y
atemorizada por el panorama mundial que se nos presenta en el futuro
inmediato, es momento de unir intenciones, desarrollando la fortaleza
necesaria desde nuestro núcleo interno e irradiarlo al exterior,
luchando sin cesar por cristalizar nuestras metas y defender nuestros
sueños; porque agentes adversos siempre estarán presentes, y en tiempos
de cambio no es deseable rezagarse; es necesario dar lo mejor de sí
mismo a fin de consolidarnos en un mundo en caos; bien dicen que aquella
persona que no crece en tiempos de crisis, difícilmente lo logrará en
la estabilidad; porque el mundo es de quienes lo enfrentan con
entusiasmo y fortaleza.
¨La Fortaleza emana del despertar de nuestra potencialidad¨.
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