El Exito
El éxito no siempre tiene que ver con lo que mucha gente ordinariamente se imagina. No se debe a los títulos que tienes, sean de nobleza o académicos.
No se debe a las dimensiones de tu casa, a cuántos carros caben en tu cochera o si estos son último modelo. No se trata de si eres Jefe o Subordinada(o), si escalaste la siguiente posición en tu organización o empresa donde laboras.
No se tratan de si eres miembro selecto de clubes sociales o si sales en las páginas de los periódicos.
No tienen que ver con el poder que ejerces o si eres buen administrador(a), si hablas bonito, o si eres religiosa(o).
No es la tecnología que empleas, por brillante y avanzada que esta sea.
No se debe a la ropa que usas o si eres emprendedor(a), hablas varios idiomas, viajas al extranjero, o si eres atractiva, joven o anciana(o).
El éxito, se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas, y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu .
Se trata de si te recuerdan cuando te vas.
Se refiere a cuántas personas le ofreces tu apoyo y ayuda incondicional sin esperar nada a cambio, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor alguno en tu corazón.
Se trata de si en tus triunfos incluiste siempre tus sueños.
De si no fincaste tu éxito en la desdicha ajena y si tus logros no hieren a tus semejantes. Es acerca de tu inclusión con las personas, no de tu simulación para con ellos.
Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón; si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste por los ancianos.
Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta ajena.
No es acerca de cuántos te siguen, sino de cuántos realmente te aman, por lo que les has proporcionado y ayudado.
No es acerca de transmitir todo, sino cuántos te creen, de si eres feliz o finges estarlo.
Se trata del equilibrio, de la justicia, del bien ser que conducen al bien tener y al bien estar.
Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no tener más.
Recuerda que la mayor riqueza en un mundo material no se mide por tu posición social o bienes materiales, sino por el amor que expresas a ese ser amada(o), amiga(o) o familiar.
El éxito no es el reconocimiento material y social, es que tan plena(o) e intensamente lograste tus sueños y anhelos personales, más vale vivir un día de intensidad y felicidad que una existencia de arrepentimiento.
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