Los Reinos de la Naturaleza
Nuestro mundo está regido por cuatro reinos: el Vegetal, el Animal, el Mineral y el Humano.Hay personas realmente humanos que han logrado reconocerse como tales, después de un largo esfuerzo por ser cada día mejores personas humanas. Pero otros, se han quedado sólo en el intento.
Así, muchas personas se han conformado con transitar por el Reino Vegetal comportándose como plantas de ornato, que sólo sirven para adornar el lugar. Allí tenemos a tantas personas obsesionadas por su aspecto físico e influenciadas por las etiquetas y apariencias sociales, por estar a la moda actual, y ser aceptados por cierto sector exclusivo de la sociedad, lo cuál alimenta su vanidad y ego, que sin darse cuenta se convierten en piezas de ornato. O bien se dan se dan el lujo de transitar pro las calles, sin un sentido definido para 'matar el tiempo' de un lado a otro al sentirse defraudados de sí mismos sin una dirección definida que seguir en la vida, simplemente existen.
Otros tantos, transitan por el Reino Animal, preocupados únicamente por comer y dormir. Algunos más se atacan unos a otros envileciéndose aprovechando la mínima oportunidad de atacar al prójimo denigrando su dignidad por obtener un beneficio propio.
Algunos más, quizás el peor, son aquellos que se han quedado en el intento, pero ha quedado reducidos al Reino Mineral, que son las personas sin escrúpulos, aquellos que no poseen sentimientos, que son inmóviles como las rocas, tan duros de corazón como una piedra que no permite penetrar ningún tipo de sentimiento o emoción, simplemente son seres muertos en vida.
Reflexión:
La vida humana debería vivirse como lo que es: no dejarnos dominar por los diferentes Reinos; vivir nuestra existencia con dignidad y alentados por nuestros sueños e ilusiones, sin perder jamás la Fe en ellos, sentir que siempre llegará esa oportunidad anhelada a nuestra vida, si trabajamos sin descanso, sin dejarnos vencer por las dificultades que la vida nos antepone en nuestro camino, que finalmente son pruebas que al superarlas nos dejaran un valioso aprendizaje, y por el contrario al no lograrlo, es importante no dejarnos vencer por la frustración, ni mucho menos ser víctimas de la depresión y el pesimismo, no convertirnos en Vegetales, ya que esas sensaciones con el tiempo hacen que nuestras emociones se marchiten hasta endurecerse como la piedra, eliminando la posibilidad de recuperar el deseo de vivir, actuando como animales, siempre a la defensiva, atacando y anulando toda posibilidad de acercamiento de aquellas personas que nos estiman y que nos tienden la mano incondicionalmente.
Cuando no se tiene pleno conocimiento de nuestras facultades y potencialidades, estamos a merced de nuestros impulsos, transitando fácilmente por estos tres reinos: el Animal, el Vegetal y el Mineral, con el riesgo de quedarnos estancados en cualquiera de ellos, desperdiciando de esta forma las valiosas oportunidades que la vida no ofrece a todo momento; cuando el Ser Humano posee por naturaleza propia el gobierno de estos reinos; podemos estar por encima de ellos, siempre y cuando actuemos con equilibrio, sobre nuestras emociones ante los sinsabores de la vida, entender que cada ser humano consciente o inconscientemente se forja su propio destino día a día en su actuar, que fácilmente ante alguna situación inesperada, nos dejamos embargar por reacciones impulsivas y viscerales sin antes razonar, lo cuál provoca que transitemos a través de esos reinos que impiden nuestro camino hacia la madurez, de nosotros depende el estado mental que deseemos atraer.
Nuestra esencia humana que es la gobernadora de esos tres reinos, la cuál nos debe llevar hacia el equilibrio, a ver la vida con deseo de experimentarla, sin temerle al fracaso, que se traduce en un simple estado mental producto de nuestros prejuicios como un mecanismo de evasión; el aceptar los imponderables de la vida como retos a vencer, no importa cuántas veces tropecemos en el camino, porque eso se traduce en madurez lo que nos inyectará aún más espíritu de lucha, ser cada vez más fuertes y determinantes, cuando poseemos la convicción plena que lo que anhelamos de la vida es lo que realmente debe importarnos, sin importar el que dirán, sólo actuar regidos por los dictados de nuestra conciencia, aspirar a ser dueños de nosotros mismos, de nuestras emociones e impulsos, convencidos que al actuar con autenticidad y deseo de trascender, nuestras vivencias sean buenas o malas nos alimentarán de sabiduría que forjarán nuestro carácter para aspirar al dominio de nuestra esencia, alcanzando así el cuarto reino: El Humano.
El conocimiento de nuestro entorno nos proporciona sabiduría y el dominio de nuestras emociones nos lleva hacia el Gobierno de nosotros mismos.
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