Justicia
En
ocasiones hemos pensado cuán incomprensible resulta ser vìctimas o
testigos de injusticias, a lo largo de nuestra existencia nos hemos
topado con circunstancias que ajenas a nuestra voluntad, desencadenan
una serie de acontecimientos que terminan por perjudicarnos, muchas
veces son actos involuntarios, pero eso es sólo una simple percepción.
La naturaleza del ser humano es ser un ente dominante y como tal,
desarrolla una serie de mecanismos de defensa para mantenerse a
resguardo de cualquier intromisiòn a su intimidad. Parte de este
fenómeno implica que la sola personalidad sea factor suficiente para
experimentar algún tipo de atracción o rechazo de tipo social. Basta con
retroceder a nuestros recuerdos para asociar alguna experiencia en la
que fuimos victimizados por el simple hecho de ser!. Algo verdaderamente
absurdo,
pero que representa una gran realidad; hay personas que en su
naturaleza se sienten amenazadas por determinada personalidad lo que
origina no sólo incómodidad, sino inseguridad. La reacción casi
instintiva es desarrollar un determinado mecanismo de defensa mediante
alguna forma de agresión, y es lo que da origen al bullyng y que no es
particularidad de la infancia.
Y
por esa razón cuando somos objeto de escarnio, ataques indirectos,
evidenciados en público e incluso indiferencia, que tipo de acción
tendríamos que realizar?. El hecho de ser, y por ese motivo tan simple
ser el blanco de injusticias, no significa que debamos sentirnos
diferentes a los demás, porque cada ser humano es por naturaleza
diferente y exclusivo a un solo sector. Por tal motivo, no estará en
nuestras manos el evitarlo, siempre en alguna parte surgirá un individuo
que se sienta incómodo por simple presencia y en su sentimiento de
insignificancia, buscará compensarlo mediante algún tipo de agresión
para reafirmarse como superior cuando en realidad no se ha percatado que
se encuentra librando una lucha consigo mismo, porque nadie le obliga a
sentirse inferior, ni mucho menos a recurrir a la agresión para
reafirmarse como un ente digno de Ser.
Sin embargo, tampoco podemos quedarnos indiferentes y pasivos, ante lo que consideramos
injusto y que daña nuestra integridad y dignidad. Un acto de justicia
es defender a capa y espada nuestros principios y convicciones y no
permitirnos penetrar por este tipo de agresiones. Cuando cedemos, no
sólo perdemos respeto, sino parte de nuestra esencia al someternos a los
deseos absurdos de quién o quienes se aferran a desestabilizarnos sin
una razón clara de peso, y sólo motivados por su inestabilidad
emocional. Este tipo de situaciones es prácticamente imposible
evadirlas, y no se trata de huir, ni mucho menos amedrentarnos por
ellas. Todo reto en la vida debe enfrentarse más
con inteligencia que con violencia; la confrontación no sólo
desgasta, sino que se transforma en un acto inútil, ya que sólo se
evidenciaría que hay algo de justificado en la acción. Lo más importante
es controlarnos, para no caer en actos de provocación. La mente
preparada es aquella que sabe enfrentarse a un real adversario y no
desperdicia su energía en principiantes carentes de calidad humana. Y
ese real adversario no es exterior, es nuestro propio ego.
¨Cuando se es sabedor del potencial humano que se posee, no hay necesidad de enfrentarse a lo superflúo e insignificante¨.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home