Reminiscencias
Al despertarnos como cualquier otro día nuestra
primera reacción es desconcierto y vagos recuerdos de fugaces sueños, provocado
por sucesos confusos producto de reminiscencias pasadas y hasta en ocasiones de
origen desconocido. Situaciones y escenarios que se van arraigando en nuestra
mente en especial cuando no hemos sido capaces de cerrar ciertos círculos.
Cuando deseamos fugarnos, evocamos esas vivencias que dejaron alguna marca en
nuestro corazón, aquilatamos aquello que nos hizo sentir plenos; y sin poder
evitarlo, traemos a nuestra memoria sucesos desagradables que marcaron una
herida permanente y que en aún en la actualidad siguen no sólo estando
presentes, son parte formativa de nuestra personalidad, quedando sensibles ante
escenarios similares. Este tipo de experiencias pasadas generan ciertas
reacciones que, cuando se dispone de una buena actitud, representan un impulso
para encarar con decisión retos que ponen a prueba nuestra determinación; en
caso contrario son una permanente barrera siendo tal el grado de sensibilidad, que nos hace retroceder ante
una decisión inminente y que podría ser trascendental en nuestra vida, sin
embargo el temor ante el escenario del fracaso, es más fuerte que nuestro deseo
de superar esas barraras mentales.
Cuando estas circunstancias parecen dominarnos, es
usual que experimentemos frustración, que sintamos que hemos caído al
precipicio del temor permanente y el conformismo; miramos hacia adelante y el
horizonte se torna obscuro y confuso, la soledad se percibe pesada y dolorosa;
es en ese momento en que hemos tocado fondo, porque hemos caído en un círculo
vicioso; que sigue después?, seguirnos autodestruyendo?, que más hondo podemos
caer cuando ya se ha experimentado lo que consideramos lo peor de la vida, ya
sea por traumas o desagradables experiencias!. Algún tipo de mecanismo se
activa en nuestra mente que retiene los sucesos más significativos sin importar
el matiz, se graban sólidamente a tal grado que no hay tratamiento eficaz que
nos ayude a ¨extirparlo¨. Sabemos de antemano que no es nada saludable el
conservar vivamente esos recuerdos del pasado que limitan nuestra capacidad de
encarar con valor y alegría la vida; nadie nos alienta a sufrir día a día por
aquello que no se pudo concretar, ni por esas relaciones inconclusas y que aún
seguimos añorando.
Debemos aceptar que así
como el universo se encuentra en constante cambio y evolución, también las
personas que en el pasado fueron significativas, ya han cambiado no sólo sus
circunstancias sino su personalidad, nada se detiene en el tiempo, todo cambia
y evoluciona; quién se detiene en el tiempo, deja no sólo de crecer, sino que
se priva de lo grandioso y emocionante que la vida en su multitud de retos y
sucesos nos ofrece cada instante, que importa si en el camino se presentan
circunstancias desafiantes que amenacen con desestabilizarnos emocionalmente,
si es precisamente en esos retos que podemos evaluarnos que tanto hemos sabido
superar nuestras limitaciones y traumas del pasado. La vida es tan especial que
a todo momento nos enfrenta a escenarios a fin de superar nuestras barreras
mentales y aspirar a evolucionar, porque eso es la vida, un regalo y el don es
poseer nuestra existencia para cumplir con el cometido que nos ha sido
depositado a fin de perfeccionar nuestra esencia y lograr trascender.
Si de algo debemos estar convencidos, es que los
sucesos el pasado siempre estarán presentes en nuestra memoria hasta el día en
que dejemos de existir, el olvido sólo es un placebo que nos insertan para
evadir lo que siempre será evidente en nuestra existencia, el baúl de los
recuerdos son nuestro acumulativo existencial y que representa nuestra historia
personal, eso es inviolable e inolvidable; lo que si podemos controlar es
asumir esas reminiscencias como valiosas experiencias que son el impulso para
conocernos, aprender de nuestros errores y aciertos, con un único fin, crecer
con ellas para adquirir sabiduría y conducir nuestro destino hacia donde nos
posibilite aspirar a disolver la incertidumbre existencial.
¨La
vida es un gran desafío y el aceptar el reto es convencernos que estamos en el
camino de la autoafirmación!¨.
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