jueves, noviembre 07, 2013

Resolución

 
¨Todo lo que te molesta de otros seres, es sólo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo¨.
 
Siddartha Gautama
 
Reflexión:
 
La naturaleza del ser humano obra acorde a lo que percibe en su entorno, siendo las condiciones del medio las que definen en gran parte su personalidad, y el tipo de respuesta que tenga esta estrechamente ligado al medio social en que se desenvuelve. Por desgracia desde la niñez nos han implantado en la mente la necesidad de ser los mejores en donde nos paremos, y desgracia porque nos insertan desde el seno materno, el deseo de ser el primero entre los demás, y el medio social se encarga de consolidar esa forma de pensamiento y nosotros nos encargamos de heredarlo a nuestra siguiente generación. En un principio, esta forma de pensamiento lleva al ser humano a superarse para destacar entre los demás como una competencia encarnizada para obtener tan preciado titulo de liderazgo, e incluso en el medio laboral se fomenta ese tipo de liderazgo a fin de que la empresa obtenga como resultado de ello una mayor productividad, colocándose como empresa líder.
 
En un principio esto tiene grandes ventajas, ya que insertan en la persona el deseo de superación, para alcanzar no sólo el éxito económico sino elevar su autoestima reafirmándose a sí mismo como un ente productivo y exitoso merecedor de reconocimientos y aceptación social. Sin embargo, las implicaciones a largo plazo son sujetas a cuestionamiento; ya que en esta feroz competencia, desarrolla el sentimiento no sólo de la competencia person to person, se desarrolla la envidia, la codicia, la ambición desmedida por obtener a toda costa lo mejor, impulsados por el ego, alcanzar el éxito material, un estatus aceptable y ser siempre el centro de la atención que acapare las miradas de la socialité; ese es precio que debemos pagar, sacrificando nuestra esencia para alcanzar la popularidad y el reconocimiento social.
 
De ahí se desprende la comparación, cuando nos han metido hasta la médula que debemos ser superiores en cualquier ámbito en confrontación constante con las personas de nuestro medio, surge la necesidad de aspirar a ser igual o superior de aquellos que han alcanzado la cima del éxito; anhelamos poseer las cualidades de aquel que admiramos o envidiamos, denostando nuestra esencia por un ápice de popularidad, por que no somos aceptados, reconocidos o venerados y por ese motivo aceptamos sacrificar nuestra autenticidad impulsados por el ego. De ahí se desarrolla toda clase de depresiones y frustraciones, porque enfocamos todos nuestros esfuerzos a competir con otro individuo a fin de poseer un referente como punto de partida para compararnos y sentir que poseemos un tipo de valor al rebasar, ganar o posicionarnos por encima de alguien, y que éste esfuerzo sea reconocido y aplaudido.
 
Este es el vaivén de nuestra existencia, pero en realidad hay algo más que simplemente alimentar el ego, la proyección de nuestras inseguridades se debe a una carencia de autoconocimiento, y de falta de amor propio. El ser humano posee todo lo necesario para resolver sus propios cuestionamientos existenciales, para desprenderse de los apegos que inutilizan su potencial, saberse no sólo diferente, sino único ante los demás, y por tanto innecesario en lo humano obsesionarse en comparar, competir y ganar a otro igual para aceptarse como un ente con valores. Eso sólo es referencial, más no esencial para sentirse especial. La verdadera y real competencia se haya en superarse a sí mismo, en eliminar los pensamientos destructivos, controlar las emociones en situaciones apremiantes, y gradualmente cultivarse para expandir su conciencia y comprender que los límites de la autorrealización se encuentran en la concepción del tipo de existencia que desee para sí, totalmente ajeno a toda tentación y sometimiento del ego en su esencia.
 
¨El conocer a los demás proporciona sabiduría, pero el conocerse a sí mismo proporciona esclarecimiento¨.