Quietud
Cuando
la mente está completamente quieta puede mirar ese instante sin el observador
que juzga. Cuando se desea reiterar ese momento con el pensamiento se torna en
un placer, y si no se puede alcanzar se convierte en un sufrimiento.
Jidu Krishnamurti
Reflexión:
Nuestro mundo actual es un vaivén de evoluciones y revoluciones,
un proceso natural que nos mantiene atrapados en infinidad de ocupaciones y
preocupaciones, en constantes batallas y triunfos. Donde las personas luchamos
por sobresalir y progresar, otras por la sobrevivencia y la supervivencia; y
muy pocas se detienen en esta existencia agitada y delirante, para hacer un alto
en la marcha inagotable del tiempo, sólo un momento de quietud, un instante en
que retomemos el control de nuestra existencia, de los pensamientos, las
emociones, en el control absoluto de la mente, que cuán toro embiste nuestra
voluntad. Qué no daría un ser humano por un sólo instante de paz y de
autocontrol. Sentirse dueño de sí mismo y no esclavo de las apariencias que se
alimentan de la necesidad de pertenecía, de ser reconocido, ser admirado y ser
idolatrado, o por lo menos aceptado. Porqué?, que acaso no vale con simplemente
sentirnos únicos y especiales para experimentar autorrealización?, porque hemos
permitido a lo largo de nuestra vida ser dependientes del ego?, porque razón
hemos cedido el control a externos ajeno a nuestra voluntad?, porque hemos
dejado influirnos por el monstruo mediático que aniquila nuestra inteligencia y
apaga nuestro liderazgo innato?, porque nos hemos permitido sentirnos solos y
aislados, causándonos depresión e incertidumbre?. Y porque razón hemos dejado
de mirar al interior, para obsesionarnos con lo material?. Hasta cuando haremos
un alto en el camino y diremos: Basta!.
Nadie nos obliga a esclavizarnos en la marcha irrefrenable de la
existencia, a que se nos escapen los momentos especiales de la vida que
alimenten a nuestra alma, deseosa de perfeccionarse y trascender, nadie nos
puede decir que hemos errado el camino, que estamos equivocados, que no somos
estéticamente perfectos, que carecemos de cualidades, que no poseemos lo
necesario para triunfar. Nadie experimenta en cabeza ajena, y por ende nadie
puede adueñarse no sólo de nuestros pensamientos, sino de nuestra voluntad y
mucho menos de nuestra mente. Todo lo que acontece a nuestro interior es
mental, cada impulso, cada deseo, cada emoción, cada acción, todo es producto
de nuestra mente, es la que teje las redes de nuestro destino, y por tanto la
que gobierna las leyes del tiempo y el espacio. Si sufrimos, es porque lo hemos
decidido y propiciado, si tropezamos es porque así lo hemos determinado, si
experimentamos soledad, es porque hemos abandonado nuestra esencia. A toda
acción se genera una reacción, y lo que nuestra mente fabrique será
determinante para el futuro de nuestra existencia; y el buscar la
reconciliación de nuestra autoestima es un primer paso para reconocernos como
seres con un gran potencial de auto-perfeccionamiento.
Cuando la mente se enfoca y analiza a conciencia su entorno, se
comienza a comprender que toda causa obedece a una lógica, y que ésta se genera
del interior hacia el exterior, y que se puede adquirir el dominio de esa
facultad, ya que todo exterior es un impulsor de nuestro movimiento interno.
Nuestra mente puede tanto destruirnos como sanarnos, es un gran activador de
nuestro sistema inmunológico que actúa con un simple pensamiento que se
alimenta a través de la voluntad y es capaz de causar toda una revolución a
nivel emocional y fisiológico favorablemente. La actitud ante la vida es
fundamental para derribar los obstáculos de la influencia exterior. Somos por
naturaleza seres emocionales, ya que todo se conecta mediante nuestro estado anímico; mientras que la mente
debe pasar por el proceso de razonamiento y análisis para descifrar los
mensajes ocultos en la naturaleza de las cosas. Si la vida que deseamos
alcanzar dependiera exclusivamente de los factores externos como se nos induce
constantemente, difícilmente adquiriríamos el control de nuestra existencia.
La voluntad la desarrollamos cuando estamos convencidos que
poseemos el control absoluto para lograr enderezar y reactivar nuestro destino,
no importan las condiciones adversas que están presentes; cuando la mente se
encuentra abierta, podemos recrear los escenarios posibles y llevarlos a
cristalizar acorde a nuestros deseos y aspiraciones.
¨La
mente es como un remanso que navega plácidamente en el arte de la vida¨.
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