jueves, noviembre 07, 2013

Quietud

Cuando la mente está completamente quieta puede mirar ese instante sin el observador que juzga. Cuando se desea reiterar ese momento con el pensamiento se torna en un placer, y si no se puede alcanzar se convierte en un sufrimiento.

Jidu Krishnamurti

Reflexión:

Nuestro mundo actual es un vaivén de evoluciones y revoluciones, un proceso natural que nos mantiene atrapados en infinidad de ocupaciones y preocupaciones, en constantes batallas y triunfos. Donde las personas luchamos por sobresalir y progresar, otras por la sobrevivencia y la supervivencia; y muy pocas se detienen en esta existencia agitada y delirante, para hacer un alto en la marcha inagotable del tiempo, sólo un momento de quietud, un instante en que retomemos el control de nuestra existencia, de los pensamientos, las emociones, en el control absoluto de la mente, que cuán toro embiste nuestra voluntad. Qué no daría un ser humano por un sólo instante de paz y de autocontrol. Sentirse dueño de sí mismo y no esclavo de las apariencias que se alimentan de la necesidad de pertenecía, de ser reconocido, ser admirado y ser idolatrado, o por lo menos aceptado. Porqué?, que acaso no vale con simplemente sentirnos únicos y especiales para experimentar autorrealización?, porque hemos permitido a lo largo de nuestra vida ser dependientes del ego?, porque razón hemos cedido el control a externos ajeno a nuestra voluntad?, porque hemos dejado influirnos por el monstruo mediático que aniquila nuestra inteligencia y apaga nuestro liderazgo innato?, porque nos hemos permitido sentirnos solos y aislados, causándonos depresión e incertidumbre?. Y porque razón hemos dejado de mirar al interior, para obsesionarnos con lo material?. Hasta cuando haremos un alto en el camino y diremos: Basta!.

Nadie nos obliga a esclavizarnos en la marcha irrefrenable de la existencia, a que se nos escapen los momentos especiales de la vida que alimenten a nuestra alma, deseosa de perfeccionarse y trascender, nadie nos puede decir que hemos errado el camino, que estamos equivocados, que no somos estéticamente perfectos, que carecemos de cualidades, que no poseemos lo necesario para triunfar. Nadie experimenta en cabeza ajena, y por ende nadie puede adueñarse no sólo de nuestros pensamientos, sino de nuestra voluntad y mucho menos de nuestra mente. Todo lo que acontece a nuestro interior es mental, cada impulso, cada deseo, cada emoción, cada acción, todo es producto de nuestra mente, es la que teje las redes de nuestro destino, y por tanto la que gobierna las leyes del tiempo y el espacio. Si sufrimos, es porque lo hemos decidido y propiciado, si tropezamos es porque así lo hemos determinado, si experimentamos soledad, es porque hemos abandonado nuestra esencia. A toda acción se genera una reacción, y lo que nuestra mente fabrique será determinante para el futuro de nuestra existencia; y el buscar la reconciliación de nuestra autoestima es un primer paso para reconocernos como seres con un gran potencial de auto-perfeccionamiento.

Cuando la mente se enfoca y analiza a conciencia su entorno, se comienza a comprender que toda causa obedece a una lógica, y que ésta se genera del interior hacia el exterior, y que se puede adquirir el dominio de esa facultad, ya que todo exterior es un impulsor de nuestro movimiento interno. Nuestra mente puede tanto destruirnos como sanarnos, es un gran activador de nuestro sistema inmunológico que actúa con un simple pensamiento que se alimenta a través de la voluntad y es capaz de causar toda una revolución a nivel emocional y fisiológico favorablemente. La actitud ante la vida es fundamental para derribar los obstáculos de la influencia exterior. Somos por naturaleza seres emocionales, ya que todo se conecta mediante  nuestro estado anímico; mientras que la mente debe pasar por el proceso de razonamiento y análisis para descifrar los mensajes ocultos en la naturaleza de las cosas. Si la vida que deseamos alcanzar dependiera exclusivamente de los factores externos como se nos induce constantemente, difícilmente adquiriríamos el control de nuestra existencia.

La voluntad la desarrollamos cuando estamos convencidos que poseemos el control absoluto para lograr enderezar y reactivar nuestro destino, no importan las condiciones adversas que están presentes; cuando la mente se encuentra abierta, podemos recrear los escenarios posibles y llevarlos a cristalizar acorde a nuestros deseos y aspiraciones.


¨La mente es como un remanso que navega plácidamente en el arte de la vida¨.