Inestabilidad
Como
parte del andar diario, nos sucede que sin proponerlo, buscarlo o
esperarlo, cuando más nos sentimos relajados, tranquilos o
despreocupados, de pronto algo inédito e inesperado sucede, que nos
cambia intempestivamente el estado de ánimo, envolviéndonos en un
sentimiento de desequilibrio en cualquier nivel, esto es parte de las
supuestas circunstancias o casualidades que nos acontecen día con día.
Es claro que siempre nos esforzamos para que todo nos salga de la mejor
manera, tratando de mantenernos con la mejor actitud y el estado de
ánimo a tope. A pesar de ello en nuestro entorno siempre hay vicisitudes
que nos acechan, si actuamos en plena actividad, porque nos movemos, y
si permanecemos estáticos, porque no nos movemos. Por desgracia el ser
humano posee el don de la envidia, y
tarde o temprano por sus propios enjuiciamientos justificados o no,
espera el momento propicio para atacar y hacer cuánto a su alcance
exista para desestabilizar, con la finalidad de destruir sin miramiento
alguno.
Es
a veces incomprensible, tratar de desentrañar la razón del porque el
ser humano se ensimisma tanto que pierde la objetividad de sus actos y
trata de desestabilizar otro común, por el simple hecho de ser. Es
decepcionante pensar que razón mueve a determinadas
personas que sin plena conciencia de su actuar les mueve no sólo el
egoísmo, sino la envidia por otro Ser que lucha por salir adelante y
superarse. Ese afán de competir y de sobresalir por encima de los demás,
es lo que da origen a luchas encarnizadas en cualquier ámbito, y que
deriva en la autodestrucción de la humanidad misma, por un solo
objetivo: Poder!.
Si
el ser humano sólo tuviese que preocuparse por trascender, dejar una
huella indeleble en su actuar para hacer de la vida lo más duradera
posible, y encarar la lucha más encarnizada que existe el dominio de sí
mismo. Esa es la verdadera afrenta, el buscar auto perfeccionarse y no
destruir a otro ser de su misma condición, por el absurdo deseo de
autoafirmación, lo que refleja en sí el indudable vacío que se
experimenta cuando se es ignorante de sí mismo y la fragilidad que
muestra ante este tipo de actitudes de dominio y sojuzgamiento. Se es
inestable tanto en lo mental como en lo emocional cuando se carece de
prejuicios y de escrúpulos, cuando sólo se anhela el poder por el poder,
aunque éste sea efímero e imperceptible.
Vale
preguntarse porque esa necesidad de reafirmarse por algo que tarde o
temprano se desvanecerá en la profundidad de la soledad y la
frustración?, que experimentan aquellas personas que actúan de esa
manera, sólo obsesionándose por provocar la estabilidad de un
semejante?, acaso experimentan algún tipo de placer o de poder?. No será
caso una voz impotente aclamando atención y afecto?, de que forma
atender a esa sensación de vacío existencial, que incita a destruir
ánimos y diluir ímpetus?.
Si
se le diera una connotación distinta a la existencia, quizás no habría
necesidad de autodestruirse. Y eso es la aceptación a sí mismo, y
reorientar sus esfuerzos a su propia condición interna. Que basta con
iniciar el trabajo para auto perfeccionarse, en lugar de atender las
condiciones de su igual, que basta con la problemática individual cómo
para perder energía en querer competir ante lo incompatible. Por una
razón de peso: ningún ser humano posee idénticas características ni
mucho menos idénticas formas de ser, como para pretender sobresalir por
encima de él.
Cada
ser humano en su substancia interna e incorpórea es único e
irrepetible, y es por ello que se debe trabajar para sí mismo en la
búsqueda de la autorrealización, y no en busca de la involución al
sentirse separado de sí mismo!.
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