Neurosis
No cabe duda, que las situaciones cotidianas de la vida,
nos lleva por caminos intrincados donde se pone a prueba nuestro estado
emocional, y que la mayoría de ellas son de un matiz inesperado e indeseable, acumulándose
la tensión emocional a lo largo del día para concluirlo con un grado específico
de neurosis, y que la canalizamos de diferentes formas: un paseo relajante en
algún paraje alejado de la muchedumbre y el ruido estresante de las grandes
ciudades; asistir a una reunión con amigos a algún lugar de convivencia a fin
de sacudirnos de la maraña de problemas que cargamos sobre nuestra espalda;
asistir a un gimnasio o deportivo para reactivarnos física y despejarnos
mentalmente; en la comodidad de nuestro hogar con la familia o simplemente
solos, leyendo, observando la televisión o haciendo nada, que es una forma de
activarnos en la inactividad para replantearnos innumerables pendientes
existenciales. Todo cuánto hagamos en pos de buscar algún tipo de equilibrio es
válido, siempre y cuando fuese sano.
Sin embargo, no todos poseemos los recursos o la lucidez
mental necesaria para sacudirnos de ésta condición emocional que impide obtener
equilibrio y hacer la vida más soportable y productiva. Y esto trae como
consecuencia que se pierdan fácilmente los estribos, llevándonos estados de
ánimo desagradables no solo para con nosotros, sino para con los demás;
sentimos que todo se encuentra en descontrol, en que perdemos fácilmente la
paciencia ante cualquier estímulo; que nos tornemos agresivos con las personas
ante la mínima provocación e insinuación; que toda actividad de tipo social,
escolar o laboral, simplemente no logramos realizarla con eficiencia por el
bajo nivel de concentración y poca disponibilidad ante el grado de neurosis en
que nos encontramos; simple y sencillamente sentimos que nada nos sale bien y
que todo cuanto tocamos lo destruimos. Es predecible lo que sucederá en el
siguiente instante, desesperación e impotencia hasta sumergirnos en un sentimiento
de frustración y agonía anímica.
Es difícil aceptar que tenemos problemas y que estos
condicionan nuestro diario actuar; es obvio que deseamos a todo costo, salir lo
más pronto posible, y encontrar algún paliativo que nos saque rápido del nivel
de neurosis en que nos encontramos. La vida es tan breve como para perder el
tiempo en sostener estos estados que nos mantienen con un claro dejo de
molestia para y con todo; porque esto se traduce en sufrimiento, y lo esencial
de la existencia, es tratar en lo posible de conducirla acorde a nuestras
aspiraciones y necesidades. Nadie está atado ni obligado a sufrir, es necesario
afrontar la vida con lo mejor de nuestro repertorio, con un estado de ánimo a
tope, con la confianza de que tarde o temprano saldremos de nuestro letargo, la
autoconfianza en uno mismo es algo que debemos conservar, aún en las
situaciones más desesperanzadoras y desfavorables.
Cuando se toca fondo, es cuando ha llegado el momento de
despegar para resurgir con mayor templanza y una mejor actitud, porque
seguramente habremos aprendido de la lección experimentada, no hay otra forma
de concebir la vida, más que encararla y asumirla como lo que es, aprendizaje
en movimiento constante, y entre mejor actitud ofrezcamos ante las situaciones
que nos deparen, mayor certidumbre ante lo venidero develaremos.
La Neurosis es resultado de la falta de autoconfianza y
perseverancia!
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