jueves, noviembre 07, 2013

Calma

Una palabra sencilla de describir y compleja para comprender su potencialidad, y más aún lograr siquiera llevar acabo esa consideración, basta echar una mirada a nuestro alrededor para entender la complejidad de su acción, caos, violencia, problemas de índole familiar y personal, en el trabajo, en las calles todo es caótico, personas a toda prisa por las calles dirigiéndose a sus destinos, en un ambiente de ruido extremo entre murmullos y claxon de automóviles y autobuses ante los cotidianos problemas de tránsito en una ciudad donde todo lo que reina es el oportunismo por rebasar, violando las leyes de tránsito, empujándose unos a otros en los sistema de transportes públicos para llegar cuánto antes al lugar d trabajo o esparcimiento, puestos de periódicos mostrando encabezados a primera página sobre escenas dantesca de asesinatos y accidentes, donde ya se ha perdido la sensibilidad ante la desgracia humana, noticias que cimbran al mundo de la política y el espectáculo con el consabido morbo de la gente estupefacta, asimilando más caos del que pudiesen tolerar, en una clara muestra de insensibilidad y tolerancia ante lo grotesco y lo pueril.
 
En el hogar problemas de índole familiar, el sustento diario de los hijos, los problemas conyugales con la pareja, la preocupación constante por cubrir con los gastos inmediatos de impuestos, alimentación y salud; las interminables disputas con los hermanos y la incomprensión para con, y hacia los padres. Y todavía para remachar  los propios, en que sitio estamos ubicados actualmente, como extinguir la incertidumbre que nos consume día a día por el porvenir, y miles de tormentos más que debilitan nuestro estado de ánimo.
 
Y todavía alguien pretende que tengamos un poco de calma?, de donde?, acaso se puede aspirar siquiera a pensar en tener un solo instante de tranquilidad y calma, cuando las actividades nos agobian minuto a minuto, producto de nuestro acelerado tren de vida?, y por el contrario, cuando estamos exentos de toda esta presión en un existir desahogado y despreocupado, sin más actividad que sólo existir en la indiferencia del entorno, porque a pesar de que estamos aparentemente inactivos y sin algún tipo de ocupación que nos destrabe de nuestro letargo, porque  pesar de ello no puede haber una calma perfecta?, sentimos que nuestra vida es vacía y sin sentido alguno al cuál dirigirse, los sentimientos son variados pero que llevan hacia una insatisfacción permanente, al igual cuando estamos atiborrados de actividades sin ton ni son, sólo para cumplir con el requisito de activarnos, pero sin consistencia alguna. Nuevamente donde se encuentra la respuesta a la tan anhelada calma que nos equilibre anímica y emocionalmente?.
 
Si todo fuera tan sencillo como se dice y escucha, seríamos una simple hojalata que no posee ni sentimientos ni pensamiento, sólo andaríamos mecánicamente por la vida, programados en nuestro estado instintivo, reaccionando conforme el medio nos incitara. La calma no se logra necesariamente ignorando toda esta serie de situaciones que lejos de tranquilizarnos o aportarnos algo positivo, nos hace perder los estribos y la cordura, sumergiéndonos en un ambiente de tensión constante y estrés que va minando no sólo nuestro estado anímico, sino deteriorando la salud física y  mental. La naturaleza de alguna forma nos provee su sabiduría, y en este caso actuar como si estuviéramos en el centro de un huracán, donde todo a su alrededor es caos y destrucción, en el centro se encuentra la calma perfecta, no una calma pasiva e indiferente, sino una energía contenida controlando su entorno, activa latente a mantener el control absoluto de la situación, manteniendo la distancia entre el caos y el orden, donde se mantiene al margen de las situaciones destructivas de su exterior.
 
Esa puede ser una forma de guiarnos ante la fuerza inestable del entorno en que nos rodeamos, todo desorden, situaciones inusitadas e inesperadas que desmadejan la ecuanimidad y el equilibrio. La inacción ante la furiosa actividad cotidiana, la aparente inactividad ante la catarsis de los problemas inmediatos y absorbentes. Una mente en perfecta calma ante la tormenta de los impulsos y deseos que son exacerbados por el entorno y la cruel y manipuladora influencia mediática, la lucha constante por el poder, el deseo irracional por llegar a la cima a cualquier costo. Todo aparenta estar en nuestra contra, y el huir o aislarse de ese mundo es tanto como negar la existencia, no podemos evadirlo porque es parte de nuestro entorno, ni renegando nos proporcionaría algún tipo de placebo. Todo esta implícito en el juego de la vida, y afrontarla con una calma interior que se desarrolla basada en el poder facultativo de su esencia y su capacidad de potencializarla en situaciones de gran estrés, la actitud y la determinación ante los retos, es lo que marca a diferencia entre los que trascienden y los que simplemente se resignan a su suerte!,
 
 
La calma se desarrolla cuando primero acallamos nuestro huracán interior!