jueves, noviembre 07, 2013

Lucha de Poder

Desde el amanecer hasta el anochecer estamos imbuidos en nuestras actividades, con imperceptibles cambios de ritmo o de alteraciones en nuestra agenda diaria, y la esencia de esas actividades es precisamente la lucha de poder, en todo ámbito, en cualquier tipo de escenario se presenta esa lucha encarnizada para ser popular, aspirar a la cima, a figurar en primer lugar, a llevar siempre el control, aspirar a algún tipo de liderazgo y reclamar nuestra jerarquía por encima de los demás, en el ámbito laboral, escolar, familiar, social y personal, en todos y cada uno de ellos se da esta necesidad imperiosa por mantener el poder. Qué no decir en el exterior, con los gobiernos, cuando los aspirantes se pelean a muerte por una posición política, el hecho de tener el poder en las manos es síndrome de dominio, así como el poder de la palabra, de las letras. Todo esto conlleva el obtener una posición en la sociedad con sus innumerables recompensas de tipo material, alimentando a un ego cada vez más exacerbado o tratando de influir de alguna forma en la sociedad con fines lucrativos o en menor escala no lucrativos.
 
Y cuando no existe alguna forma de poder, que pasa con nosotros?, cuál es la sensación que nos embarga al carecer de alguna forma de control interior o exterior?, sin duda nos sentimos despejados, ligeros o relajados!, es una sensación de levedad sin exigencias, sin responsabilidades, sin preocupaciones; y sin embargo, en este confort hay algún tipo de satisfacción?, sin duda habemos personas que se conforman con este tipo de modus vivendi, y por otro lado, estamos aquellas que sin un tren de vida acelerado al máximo no experimentamos satisfacción alguna. Sin duda el exponernos a los escenarios de la vida, conlleva responsabilidades y exigencia de resultados con metas claras a alcanzar, exponiéndonos al éxito o al fracaso; es parte de la enseñanza diaria. De otra forma no habría aprendizaje si no hay exposición. La lucha de poder se interconecta con la necesidad de superación, con la aspiración a trascender y hacer de esta existencia algo especial, algo que deje huella que perdure en la memoria colectiva; es simplemente el gobierno del ego sobre la personalidad.
 
Basta con evocar el ejemplo de la relación de pareja, antiguamente el hombre sometía a la mujer, basado en su fortaleza física y su papel dominante en la historia de la humanidad. Actualmente la mujer lucha incansablemente basada en el poder de su mente, y en ese equilibrio de fuerzas se presenta una lucha un tanto desigual para determinar quién asume el papel de dominación o quién el de sumisión. Es inevitable, dos individuos con la misma esencia, diferente género y mismo deseo de igualdad. Uno asume el papel activo y el otro el pasivo y en ocasiones se invierten. Muchas veces se logran acuerdos, pero inevitablemente en la primera oportunidad se reinicia esta lucha interminable de dominación. Incluso este tipo de jerarquías lo vemos en la misma naturaleza con la vida animal, porque se habría de pensar que con la parte humana no se presentará este tipo de comportamiento; por ende, ya está insertado en nuestros genes.
 
La historia continuará, con vencedores y vencidos, con ganadores o perdedores; es parte intrínseca de la naturaleza humana. Esa necesidad de reafirmarnos para no debilitar nuestra autoestima se ha convertido en el motor de nuestra existencia. Lo importante es aquilatar que cuando nos encontramos en la cima, como encausamos ese poder?, para bien o para mal?, si realmente hacemos algo que nos defina como líderes, o simplemente nos volvemos autoritarios, cuando perdemos la cabeza al experimentar un poco de poder por insignificante que éste sea denigrando y pisoteando dignidades. Recordemos que todo es efímero y no perdura para siempre. El poder sin duda es el conocimiento, pero principalmente es la forma en como lo canalizamos para un bien colectivo con actitudes justas y equitativas, y con una buena dosis de humildad, porque sin personas ni escenarios, el poder simplemente es vacuidad!.
 
 
El poder lo da la inteligencia, asentada en la razón y en la justicia!