jueves, noviembre 07, 2013

Nuevos Bríos

Ya pasadas las fiestas decembrinas y gastados y endeudados hasta el cuello, se inicia una nueva etapa de actividades cotidianas, que tan sólo pensar en ellas nos genera un malestar en nuestro estado anímico. Y eso porque regresan las actividades laborales y las actividades escolares, el usual ritmo de todos los días; y del cuál ya damos por hecho terminar como siempre agotados en extremo al termino de la jornada diaria, esperando el tan ansiado fin de semana o los clásicos puentes ¨defasados¨ que tienen como finalidad borrar de la memoria nacional, nuestros héroes y festividades patrias. En eso se nos pasa fugazmente un año más de vida de experiencias, de sinsabores, de momentos gratos y de otros no tanto; hasta llegar al hartazgo existencial. Y cuando volteamos hacia atrás evaluamos: Qué rayos estamos haciendo de nuestra vida?; Hacia que rumbo la estamos encaminando?, Porqué parece que nuestra voluntad es despojada por la inercia del Destino?. Igual al mirarnos al espejo, notamos que el tiempo no pasa en vano, que gradualmente estamos envejeciendo, nuestras arrugas se hacen más pronunciadas, el brillo de los ojos se va apagando en vitalidad, y nuestro cuerpo ya sufre los estragos de la gravedad; y es cuando nos cuestionamos: A quién se le ocurrió decir que cada nuevo año representa una ¨renovación¨, cuando en realidad nos sucede lo contrario corporalmente hablando?. Que nuestra meta final ya es una realidad que nos alcanzará irremediablemente!.
 
Por naturaleza siempre evaluamos lo negativo y superficial, y eso nos hace caer en un abismo depresivo y neurótico; que al priorizarlo, hace que el temor a la muerte se transmute en temor a la vida. Ya que tememos a los tropiezos, al fracaso, al error, a la equivocación, a la crítica y al rechazo, esto nos encoge, minimiza y reprime. Si hablamos de nuevos bríos, es hacer a un lado el pesimismo y el temor a lo desconocido; ya que la única forma de eliminar este sentimiento negativo, es enfrentar aquello que no hemos experimentado, y descubriremos que el temor es nuestro constante prejuzgamiento, es decir, nos hacemos ideas mentales de lo que va a suceder, cuando ni siquiera ha sido experimentado, a eso se le llama regresión: ¨morir sin haber experimentado la vida¨. Cuántas veces nos hemos cuestionado esto: Qué todo lo que hacemos está mal!; Qué ya no vale la pena intentarlo una vez más!; Para que seguir adelante cuando ya no hay posibilidad de éxito!; Con tantos tropiezos, ya no merecemos una oportunidad más!; Ya es parte de nuestro destino sufrir en agonía de soledad, vacío y desesperanza porque así ya fue dictado por una ley divina y, ese debe ser nuestro Karma!.
 
Acaso, este tipo de actitud nos llevará hacia algo positivo?, nos congratulamos de que una vida de sacrificio es el máximo honor que todo buen samaritano debe realizar en la vida?. A esto vinimos a ella?, a echar por la borda una grandiosa oportunidad de experimentar nuestra esencia (Alma) para que alcance los niveles de conocimiento para lo cuál fue creada?. Y todavía nos conduele sentirnos así; derrotados, vacíos y desolados interiormente; porque pensamos que ya llegamos al tope de nuestras posibilidades y capacidades. Eso en realidad es morir en vida minuto a minuto, esperando algo que ya llegó anticipadamente por nuestra actitud ante la vida, sólo alzando la mirada y los brazos al firmamento en espera de ese ¨milagro¨ que nos resuelva la vida en un instante, cuando no lo hemos querido hacer en toda nuestra existencia!; acaso nos sentimos tan privilegiados como para recibir tal gracia?.
 
Es un momento adecuado para iniciar esa transmutación del estado en que nos encontramos, del temor a la vida en valor para enfrentar nuestros propios ¨demonios¨ internos, porque nadie se va a compadecer de nosotros al abandonarnos de esa manera. Cada ser humano está programado para programar su propia existencia, y si cae en un error, tiene el poder de reprogramarse a sí mismo para mejorar y no volver a cometer el mismo error; sino aprender, razonar y crecer de él. Porque somos dueños de nuestro propio destino momento a momento y no estamos a merced de nadie, nos somos títeres en espera de una ¨mano sabia¨ que nos mueva a su voluntad. No somos mártires que debamos estar agonizando existencialmente porque ya nos alcanzó el sufrimiento, el dolor y la depresión. Estamos así, porque así lo hemos asumido, y así nos generamos un placebo para pretextar un resurgimiento y un cambio de actitud, nadie más que nosotros para decidirlo!.
 
La vida adquiere sentido cuando día a día nos levantamos con nuevos bríos para encararla con valor!.