Nuevos Bríos
Ya
pasadas las fiestas decembrinas y gastados y endeudados hasta el
cuello, se inicia una nueva etapa de actividades cotidianas, que tan
sólo pensar en ellas nos genera un malestar en nuestro estado anímico. Y
eso porque regresan las actividades laborales y las actividades
escolares, el usual ritmo de todos los días; y del cuál ya damos por
hecho terminar como siempre agotados en extremo al termino de la jornada
diaria, esperando el tan ansiado fin de semana o los clásicos puentes
¨defasados¨ que tienen como finalidad borrar de la memoria nacional,
nuestros héroes y festividades patrias. En eso se nos pasa fugazmente un
año más de vida de experiencias, de sinsabores, de momentos gratos y de
otros no tanto; hasta llegar al hartazgo existencial. Y cuando
volteamos hacia atrás evaluamos: Qué rayos estamos haciendo de nuestra
vida?; Hacia que rumbo la estamos encaminando?, Porqué parece que
nuestra voluntad es despojada por la inercia del Destino?. Igual al
mirarnos al espejo, notamos que el tiempo no pasa en vano, que
gradualmente estamos envejeciendo, nuestras arrugas se hacen más
pronunciadas, el brillo de los ojos se va apagando en vitalidad, y
nuestro cuerpo ya sufre los estragos de la gravedad; y es cuando nos
cuestionamos: A quién se le ocurrió decir que cada nuevo año representa
una ¨renovación¨, cuando en realidad nos sucede lo contrario
corporalmente hablando?. Que nuestra meta final ya es una realidad que
nos alcanzará irremediablemente!.
Por
naturaleza siempre evaluamos lo negativo y superficial, y eso nos hace
caer en un abismo depresivo y neurótico; que al priorizarlo, hace que el
temor a la muerte se transmute en temor a la vida. Ya que tememos a los
tropiezos, al fracaso, al error, a la equivocación, a la crítica y al
rechazo, esto nos encoge, minimiza y reprime. Si hablamos de nuevos
bríos, es hacer a un lado el pesimismo y el temor a lo desconocido; ya
que la única forma de eliminar este sentimiento negativo, es enfrentar
aquello que no hemos experimentado, y descubriremos que el temor es
nuestro constante prejuzgamiento, es decir, nos hacemos ideas mentales
de lo que va a suceder, cuando ni siquiera ha sido experimentado, a eso
se le llama regresión: ¨morir sin haber experimentado la vida¨. Cuántas
veces nos hemos cuestionado esto: Qué todo lo que hacemos
está mal!; Qué ya no vale la pena intentarlo una vez más!; Para que
seguir adelante cuando ya no hay posibilidad de éxito!; Con tantos
tropiezos, ya no merecemos una oportunidad más!; Ya es parte de nuestro
destino sufrir en agonía de soledad, vacío y desesperanza porque así ya
fue dictado por una ley divina y, ese debe ser nuestro Karma!.
Acaso,
este tipo de actitud nos llevará hacia algo positivo?, nos
congratulamos de que una vida de sacrificio es el máximo honor que todo
buen samaritano debe realizar en la vida?. A esto vinimos a ella?, a
echar por la borda una grandiosa oportunidad de experimentar nuestra
esencia (Alma) para que alcance los niveles de conocimiento para lo cuál
fue creada?. Y todavía nos conduele sentirnos así; derrotados, vacíos y
desolados interiormente; porque pensamos que ya llegamos al tope de
nuestras posibilidades y capacidades. Eso en realidad es morir en vida
minuto a minuto, esperando algo que ya llegó anticipadamente por nuestra
actitud ante la vida, sólo alzando la mirada y los brazos al firmamento
en espera de ese ¨milagro¨ que nos resuelva la vida en un instante,
cuando no lo hemos querido hacer en toda nuestra existencia!; acaso
nos sentimos tan privilegiados como para recibir tal gracia?.
Es
un momento adecuado para iniciar esa transmutación del estado en que
nos encontramos, del temor a la vida en valor para enfrentar nuestros
propios ¨demonios¨ internos, porque nadie se va a compadecer de nosotros
al abandonarnos de esa manera. Cada ser humano está programado para
programar su propia existencia, y si cae en un error, tiene el poder de
reprogramarse a sí mismo para mejorar y no volver a cometer el mismo
error; sino aprender, razonar y crecer de él. Porque somos dueños de
nuestro propio destino momento a momento y no estamos a merced de nadie,
nos somos títeres en espera de una ¨mano sabia¨ que nos mueva a su
voluntad. No somos mártires que debamos estar agonizando
existencialmente porque ya nos alcanzó el sufrimiento, el dolor y la
depresión. Estamos así, porque así lo hemos asumido, y así nos generamos
un
placebo para pretextar un resurgimiento y un cambio de actitud, nadie
más que nosotros para decidirlo!.
La vida adquiere sentido cuando día a día nos levantamos con nuevos bríos para encararla con valor!.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home