La Soledad
Un día como otro cualquiera, en que damos nuestro mejor
esfuerzo en cada una de las actividades que realizamos a lo largo del día, es
casi automático experimentar algún tipo de soledad. Y un inevitable escalofríos
recorre nuestro cuerpo, tan sólo pensar en que esa sensación se prolongue,
realmente no cualquier persona lo tolera, muchos podemos caer en depresión, ya
sea por alguna causa ajena a nuestros deseos, una ruptura sentimental con una
pareja, una irreparable pérdida familiar que nos deja un profundo vacío, o
simplemente la pérdida de nuestro sentido de vida. Cuántas veces no hemos
vagado por la calles buscando una razón de peso en nuestra existencia, y
superar ese sentimiento de soledad que nos despoja de equilibrio, cuántas
noches padeciendo insomnio al no saber que hacer para revertir esa sensación
que a la vez frustra nuestras esperanzas para seguir adelante.
Muchos nos hemos resignado, guiados por las circunstancias
y por las experiencias adversas, al asumir la soledad como nuestra compañera
definitiva, alegando que no fuimos hechos para soportar una compañía a nuestro
lado, y que es ¨mejor estar solos que mal acompañados¨; y lo peor, es que nos
valemos de todos los pretextos para convencernos que así debe de ser; la
pregunta es: en realidad será así?, existirá la felicidad plena de quienes han
decidido a vivir en estas condiciones?, no habrá quizás momentos en que la
soledad se revierta en algo insoportable?, cuántas veces nos hemos sorprendido
cayendo en diferentes estados de depresión, como rabia, impotencia y llanto al
no soportar esta soledad que nos carcome día con día, sintiendo que estamos
sumergidos en un abismo sin encontrar una luz que nos saque de esta catarsis?.
Y si es así porque nos hemos resignado a nuestra ¨suerte¨?. Porque muchas
personas se sienten motivadas a tomar decisiones drásticas a fin de acabar con
el sufrimiento que emana de la soledad?.
Hay muchas teorías que defienden la tesis que la soledad es
algo natural en el ser humano, que es parte de su autoconocimiento el dialogar
en silencio con su actor íntimo llamado conciencia o voz interior, y que en una
multiplicidad de oraciones y encomiendas, busca decodificar aquellas
sensaciones que emanan de su pecho y que torturan su pensamiento en forma de
cuestionamientos. Cuántas veces no hemos estado rodeados de multitudes de
personas y sin embargo, experimentamos una fría e implacable soledad?, y cuando
nos encontramos solos, recreamos todo tipo de emociones producto de las
experiencias recibidas durante el día, y que nos lleva a momentos de éxtasis
que desearíamos perduraran indefinidamente!. A veces cuando nos sentimos
saturados y agobiados, buscamos afanosamente alejarnos de todo y de todos, a
fin de tomar un respiro que alivie nuestro agobio?.
En fin, la soledad es en parte necesaria para reflexionar,
para hallar a nuestro amigo íntimo que recoge todas nuestras inquietudes
existenciales y nos lleva a descubrir el gran potencial que emana de nuestro
interior, el que nos liga con los agentes externos que nos proporcionan saber,
y que ponen a prueba nuestra personalidad ante la diversidad de escenarios. Sin
embargo, la soledad como forma de alejamiento y exclusión sólo nos lleva a
experimentar vacío y desprendimiento, llegando al punto de atentar contra
nuestra propia esencia. El justo equilibrio de la vida es saber en que momento
debemos alejarnos de todo el entorno para entregarnos a la introspección que
nos lleve a la revelación de nuestra más absoluta verdad: la libertad del Ser!.
La soledad es insoportable cuando nos hemos alejado de
nuestra autenticidad!.
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