jueves, octubre 06, 2011

El Poder de las Palabras

Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.

* Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
* Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
* Una palabra de resentimiento: puede causar odio.
* Una palabra brutal: puede herir o matar.
* Una palabra amable: puede suavizar las cosas.
* Una palabra alegre: puede iluminar el día.
* Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
* Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.

¡Las palabras son cosas vivas! ¡Bendicen o maldicen, Alientan o abaten, Salvan o condenan!

Fuente: Reflexiones Diarias



Reflexion:

Es cierto que en el hablar es como transformamos nuestro entorno e incluso a las personas, pero será suficiente sólo por medio de las palabras para expresar fielmente lo que realmente deseamos demostrar?, o acaso bastará con simplemente decir una palabra para desahogar totalmente aquello que sentimos?, o el decir una palabra codifica adecuadamente lo que surge de nuestro interior?, acaso no ha sucedido alguna vez que al hablar cometemos el error de hacerlo sin pensar, terminando por confundir, ofender, o lastimar sin desearlo a una persona?, Y si tan seguros nos sentimos al hablar que al otro instante ya cometimos el error de hacerlo de más, metiéndonos en infinidad de problemas debido a nuestra indiscreción!; y cuántas veces nos han dicho que lo mejor es guardar silencio en lugar de hablar sin sentido?, que al expresar palabras debe contener sabiduría y no simplemente palabras vacías?. O si realmente confiamos en las palabras de determinada persona sin dudarlo?. Y porque no podemos articular una sola palabra ante algo que nos asombra o percibimos sin saberlo expresar?. Por lo tanto, tiene valor o Poder una palabra?.

Se dice que hay un lenguaje universal que está más allá de las palabras, porque la palabra solamente representa una simple etiqueta de algo que percibimos, e incluso asumimos en automático una palabra asociada a un sentimiento porque a alguien se le ocurrió hacerlo desde tiempos inmemoriables; no ha sucedido que el sólo definir la palabra Dios, pareciera que esas cuatro letras son insuficientes para lo que representa en cada persona de acuerdo a su propia concepción? O el sentimiento que la palabra Amor nos inspira, acaso no es infinitamente superior como para sólo encasillarlo, en sólo cuatro frías palabras?, porque debemos asumir que a cada expresión de la naturaleza o surgido de nuestra percepción ya tenga implementado un significado, etiqueta, símbolo, etc?. Porque a lo que es agua le llaman agua, o a lo que parece blanco le llaman blanco?, si la naturaleza nos inspira infinidad de sensaciones y emociones que se traducen en un sentimiento porque tenemos que someternos a un significado ya impuesto?. Hay de hecho toda una cadena de condiciones que dan por conclusión la llamada palabra: todo nace desde una percepción a través de nuestros sentidos, que se vinculan a una sensación transformándose en una emoción y enlazando a un sentimiento para que sea llevado al pensamiento y finalmente se exprese la palabra; esto nos da a entender que para expresarnos verbalmente debe haber toda una concatenación de condiciones para expresar fielmente lo que percibimos, sentimos y pensamos; y a veces el pensamiento puede ser un obstáculo que impida expresar lo que sentimos, es por ello que cuando decimos algo ¨sin pensar¨, realmente descubre lo que estamos sintiendo sin ningún tipo de razonamiento lógico.

El hablar es la necesidad de expresar nuestros sentimientos, inquietudes, emociones, alegrías, temores, en fin, es una expresión al exterior de nuestros sentimiento interior. Pero no siempre es necesario comunicarse a través de las palabras, porque en realidad, las palabras resultan el medio de comunicación menos eficaz. Están más sujetas a interpretaciones equivocadas, y muy a menudo a malentendidos. ¿Y eso por qué? Pues debido a lo que son las palabras. Éstas son simplemente expresiones: o sonidos que expresan sentimientos, pensamientos y experiencia. No representan la verdad de nuestras sensaciones y emociones, ya que las palabras nos pueden ayudar a entender algo, pero la vivencia está muy por encima de la expresión verbal, y sin embargo, le damos mucho mayor importancia a las palabras que las emociones y los sentimientos, incluso que al pensamiento surgido de nosotros mismos, sólo asumimos la palabra de algo o alguien sin razonarlo lógicamente. Porque las palabras únicamente pueden aspirar a representar lo que creemos saber, y a menudo pueden confundir lo que realmente sentimos. Por eso, cuando nos expresamos si no estamos realmente seguros de que representa lo que sentimos auténticamente, es mejor demostrarlo a través de un sentimiento, de una caricia, de una mirada o de una sonrisa; porque aquello que expresemos sin duda traerá consigo un efecto cuyas consecuencias pueden ser desconocidas e inesperadas. En el momento en que logremos la perfecta conexión entre sensación, sentimiento y pensamiento es cuando el efecto puede ser muy cercano a lo que deseamos expresar.

El verdadero poder de las palabras es saberlas expresar con sabiduría, porque ya contienen dentro de sí esa valiosa conexión llamada congruencia; ya en la virtud del silencio se revelan las verdaderas intenciones porque ya están cargadas con vivencias, con sensibilidad y sobre todo con un sentimiento que vale más que mil palabras!.