viernes, julio 03, 2009

Sabiduría de la Vida

Un Maestro Sabio contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...

- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...

- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.

- Gracias maestro.- respondió halagado el discípulo

- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?

- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.

- ¿ Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?...

- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...

- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte...

- Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...

- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa y dijo:

- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada

Reflexión:

Cada cuento o narración que escuchamos o leemos tienen un sentido propio de interpretación, y está sujeto al entendimiento de quién lo capta o lo reflexiona, para algunas personas su contenido llevará un gran mensaje que le aporte algo valioso para aplicarlo a sus propias vivencias, y para otros simplemente carecerá de importancia o le será indiferente, esto es debido en gran parte al grado de desarrollo de su sensibilidad producto de vivencias experimentadas en el pasado; pero invariablemente lo que no está sujeto a discusión es que cada ser humano posee un propio y único sentido de interpretación y en eso basa su desarrollo interno. Lo mismo sucede con la vida, cada ser posee su propia historia, sus propias vivencias que a la postre se transformarán en experiencias, y que esas experiencias le dotarán de la sabiduría para evaluar su propio actuar e incluso con ese invaluable conocimiento poseer la capacidad de guiar a otras personas; a lo largo de la historia hemos conocido ejemplos de grandes personajes cuyas historias resultan desde absurdas hasta grandiosas, hemos leído libros o bibliografías de grandes autores que son el resultado de vivencias ajenas a la nuestra, y sin embargo, estas historias nos atraen a tal grado que en ocasiones tomamos algunas de esas vivencias o frases célebres para aplicarlas a nuestro diario vivir, aspirando obtener un resultado similar que el autor, lo cuál lo canalizamos como un ejemplo a seguir.

Pero, acaso nuestra historia personal no es lo suficientemente importante como para no depender de historias ajenas que nos hagan más llevadera la existencia?, que nos impulsa a sentirnos atraídos por otras vivencias cuando la propia esta enriquecida con toda una gamma de experiencias, dignas de ser valoradas en su dimensión real?. Porque no disfrutar y sentirnos afortunados de ser lo que actualmente somos, aún cuando no hayamos cumplido a cabalidad nuestras metas personales?, porque a veces nos sentimos insatisfechos o avergonzados ante los demás por lo que nos tocó vivir en el pasado y que nos resulta tan incomodo sobrellevar?.

La sabiduría de la vida consiste en asimilar nuestras vivencias pasadas como los cimientos que ahora sostienen nuestro actual presente, esos cimientos como toda construcción personal, lleva sus diversos matices: aciertos en decisiones trascendentales con agradables y estimulantes resultados; errores que motivaron experimentar situaciones de riesgo que en ocasiones nos afectaron física o emocionalmente; situaciones inesperadas que ante nuestra falta de experiencia no supimos sortear con éxito, ocasionándonos un severo dolor y frustración ante la incapacidad para defendernos dejando en ocasiones una huella compleja de superar, y que en su momento originó estados de depresión y soledad que minaron nuestra armonia y autoestima, afectando nuestra capacidad y seguridad para convivir en sociedad con plenitud de facultades.

Acaso estas vivencias que consideramos dolorosas nos hacen diferentes a los demás?, nos transforman en seres con un aparente grado de conciencia superior al común?, con una sensibilidad a flor de piel que nos hace percibir la vida con un grado de intuición muy desarrollado para captar los mensajes ocultos que a diario pasan ante nuestros ojos? incluso hasta nos enorgullecemos de que somos seres con cualidades especiales y así lo expresamos a los cuatro vientos para alimentar nuestro ya disminuido y confundido ego?, Cuál es la verdadera interpretación de nuestra historia personal?, porque a otras personas les es más sencillo interpretar nuestras acciones que a nosotros mismos?, será que nuestra propia soberbia es un mecanismo de evasión que nos impide ver con claridad el origen de nuestras vivencias y problemática actual?.

El primer paso para lograr interpretar con una real crítica constructiva y realista de quienes somos actualmente, es ante todo aceptar nuestra realidad presente como el producto de nuestras vivencias pasadas, de las decisiones que en su momento asumimos y que en la actualidad somos el fruto de ello; lo pasado bloquea nuestra capacidad de interpretar el presente momento a momento, liberarnos de yugo del pasado es alimentar nuestra autoestima ante la critica y la envidia en que somos sometidos en la convivencia diaria, el evocar lo que nos sucedió en el pasado con la finalidad de buscar algún consuelo o condolencia externa es demeritar nuestra dignidad y autoestima. El objetivo de lograr interpretar nuestra historia personal es dar gracias a la vida de que poseemos nuestras facultades físicas y mentales en óptimas condiciones para seguir adelante en la búsqueda de nuestras metas, y por el contrario, si quedo alguna secuela física o emocional, sobrellevarla de la mejor forma e incluso tomarlo como motivación para no permitirnos caer nuevamente en el error y la duda. No hay experiencia superior o inferior a otra persona, cada ser humano conlleva su propia complejidad e intensidad en mayor o menor grado, el compararnos con alguien no nos hace ni menos ni mas especiales, ni débiles o superiores, la superación se logra en base a competir con uno mismo, las vivencias ajenas sólo son referencias más no reglas a seguir integralmente, las propias vivencias son las herramientas para aspirar a ser mejores, más equilibrados, más responsables de nuestras acciones, menos destructivos ante nuestras equivocaciones, con mayor control de nuestras emociones, y ante todo con mayor consideración y amor a nosotros mismos.

Para lograr interpretar nuestra historia personal es dejar de voltear hacia atrás buscando refugiarnos en la soledad cuando la realidad presente la percibimos compleja y dolorosa de sobrellevar, el aislarnos con frecuencia, nos desarrolla un sentido de hastío y repulsión no sólo ante nuestra persona sino ante la sociedad en general, nuestra autoestima se va consumiendo ante la ola caótica de remordimientos y prejuicios que nos invaden, confundiendo el aislamiento con una personalidad en apariencia genial y especial que por añadidura interpretamos no digna para convivir en sociedad por nuestras ¨cualidades extraordinarias¨. Todo ser humano conlleva en su interior el potencial suficiente para liberarse del yugo de la soberbia y el conformismo. Sabiduría es la confianza plena en nuestras acciones, en nuestras capacidades para sortear todo tipo de aparentes obstáculos que se nos presentan en el andar cotidiano, y que son verdaderos retos que nos proporcionan un valioso conocimiento de quienes somos, cómo reaccionamos ante la presión y cuál es nuestro grado evolución, y no utilizarlo como un medio para autocompadecernos y sentir lástima de nosotros mismos. El descubrirnos buscando la superación interior, nos aporta la seguridad y autoestima para no sentirnos avergonzados o rechazados por nuestro pasado o actual presente, o por nuestra forma de ser o actuar en la convivencia, el ser auténticos es desarrollar tanto amor en uno mismo que ninguna crítica destruya nuestra dignidad, y lo que nos hace únicos y especiales es expresar sin temor alguno lo que nuestro interior nos impulsa a hacer, cuando alguien nos acepta en su vida, es aquella persona que respeta y valora lo que sin interés particular le entregamos y que es la proyección de nuestro propio amor, nuestra propia historia.