El Tamaño de las Personas
Los tamaños varían conforme el grado de compromiso…
Una persona es enorme para uno, cuando habla de lo que vivió, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe.
A una persona la consideramos importante en nuestra vida, cuando en la convivencia y el conocimiento mutuo es afín a ciertos aspectos de nuestra personalidad, cuando hay confianza y fidelidad, cuando existe respeto a nuestra forma de ser y actuar, honestidad para expresar nuestros posibles errores y aciertos, cuando hay una preocupación activa y permanente por nuestro bienestar, cuando hay confidencialidad al compartir vivencias, cuando en su compañía el tiempo detiene su marcha, cuando nos hace disfrutar de momentos agradables y fructíferos y cuando nos brinda consuelo en los momentos de agobio.
Es pequeña cuando solo piensa en si misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que hay de importante entre dos personas: la amistad, el cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Cuando hay temor por demostrar nuestra verdadera esencia, usamos máscaras para no sentirnos vulnerables o sensibles, encerrándonos en nuestros propios prejuicios y remordimientos, lo que desemboca en una personalidad cerrada, reactiva y egoísta, todo ese resentimiento interno lo dirigimos hacia los demás, es ese tipo de comportamiento que nos hace pequeños, producto de una baja autoestima, de un vago autoconocimiento de nuestra potencialidad, provocando con ello un nulo compromiso personal que se ve reflejado hacia las personas, y con el consecuente riesgo de sentir en forma permanente ansiedad, aislamiento e incomprensión.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
En la afinidad con otro ser humano se derivan sentimientos y emociones mutuas, cuando percibimos que esa persona puede ser especial en nuestra vida, hacemos hasta lo imposible por alimentar esa amistad con todo tipo de detalles para estrechar los lazos de cariño y respeto; y lo que inicialmente surgió de un acontecimiento inesperado producto de una química espontánea, se va transformando en un real interés por trascender esa amistad, surge con ello, un compromiso ético por su crecimiento y bienestar; y la necesidad de alimentar la convivencia, para compartir experiencias, sueños y anhelos, que a la postre desembocará en relaciones de amistad permanente o en una fructífera relación de pareja.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de acuerdo con lo que espera de sí misma.
En nuestras acciones y comportamientos, que son producto de una formación familiar, social o profesional, estamos expuestos a cometer errores que consciente o inconscientemente pueden herir susceptibilidades, o debilitar la confianza depositada de un familiar, de una amistad o de una pareja, todo ello es parte de ese permanente laboratorio que llamamos vida y que deriva en una tendencia a perfeccionar nuestra personalidad, cuando hay un verdadero interés por superarnos y aspirar a ser mejores cada día, existe el compromiso por asimilar estas experiencias y crecer con ellas, pero más valioso es aún cuando la persona que afectamos demuestra su grandeza en su capacidad de perdonar nuestros errores, siempre y cuando no hayan sido muy graves e irreversibles, mucho depende de su flexibilidad y madurez para valorar la causa y no el efecto, cuando posee la cualidad de comprender y obra de acuerdo con sus principios éticos y morales, cuando es coherente en su hablar con su actuar, demostrándose a sí misma su humildad y sensibilidad humanitaria.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
En nuestra sociedad actual estamos influidos permanentemente por todo tipo de tentaciones, se nos fomenta a desarrollar una falsa autoestima con fines de consumismo comercial, nos alimentan el ego en base a mensajes subliminales para fomentarnos una doble moral, nos influyen permanentemente la creencia de la perfección estética como un medio para ser aceptados en una sociedad elitista que valora al ser humano por su apariencia estética y por sus posesiones materiales, nos embotan la mente con bombardeo sexual constante, denigrando en mayor proporción la imagen de la mujer como un objeto de placer y fomentando a través de los medios de comunicación la imagen machista del hombre como personaje dominante, todos estos aspectos van inyectando en la conciencia que la grandeza del ser humano radica en su poder económico, en un comportamiento amoral y tendencioso en la apariencia estética inducida, en su virilidad como un medio de superioridad, en vestir acorde con la moda actual, pero todo ello con un fin enteramente consumista, superficial y vano; denigrando el valor esencial que poseemos, alimentar el deseo constante por lograr la libertad interior, ahí radica la verdadera grandeza, en ser auténticos sin máscaras ni apariencias, en actuar con honestidad y humildad, en darle equilibrio a nuestra vida y forjarnos un futuro propio sin obsesiones excesivas o inducidas, simplemente con lo que nos haga sentir plenos y satisfechos.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Producto de esta doble moral a la que estamos constantemente influenciados, trae como consecuencia que desarrollemos una personalidad desconcertante y poco confiable, al estar confundidos por esta dualidad entre la apariencia y la esencia, entre lo estético y lo interno, entre lo material y lo espiritual, entre la honestidad y el engaño y entre el amor y el odio; cuando no somos realmente conscientes de nuestros procesos internos y desconocemos nuestras capacidades, nos invade un sentimiento de inseguridad constante, nos volvemos posesivos, dominantes y celosos ante la persona amada, pensamos que ese vacío que sentimos solamente será llenado a través de alguien, buscamos nuestra otra mitad para complementarnos o para aniquilar nuestra soledad, anhelamos encontrar a la pareja ideal, amamos a esa persona porque la necesitamos, la pregunta es: En que consiste esa necesidad?, en proyectar a esa persona como un medio satisfactor? Cómo una substancia material que llenará nuestro espacio vacío? Acaso dos mitades hacen una unidad? Porque ocurren las decepciones y el fracaso en las relaciones cuando proyectaba en ser un gran Amor?
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Consecuencia de lo anterior nos lleva a reflexionar lo complejo de convivir con esa elasticidad, cuando conocemos a alguien por vez primera nos parece grande, sublime, admirable; y sin embargo en la convivencia de pronto se hace pequeño, hostil e insoportable, cuando nuestras expectativas hacia el ser amado aparentaban ser las mejores, en quién radica la responsabilidad?, Quizás se deba a que esperamos de alguien lo que carecemos de nosotros mismos?, Quizás buscamos llenar un vacío por que nos sentimos insatisfechos por nuestra falta de autoconocimiento y desarrollo interno?, Quizás nos sentimos solos, porque no toleramos enfrentar nuestros propios temores y remordimientos? Quizás buscamos nuestra otra mitad, porque al no superar esa incertidumbre tenemos la sensación de que algo nos falta por complementar para sentirnos plenos? Quizás buscamos la pareja ideal por que ignoramos que lo ideal es aquello que se asemeje a nuestra esencia para sentirnos seguros? o, Quizás al expresar que amamos a esa persona porque la necesitamos es consecuencia de un condicionamiento para activar nuestra necesidad y una vez satisfechos la hemos dejado de amar? Entonces en que radica ese Amor?, hacia un objeto como un medio propulsor para experimentar una satisfacción obsesiva y efímera? Esto da origen a las frustraciones y por consecuencia al fracaso en las relaciones de pareja? Que necesitamos hacer para evitarlo?
Una persona es única cuando ha comprendido el sentido real de su vida. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que tornan a una persona grande… es su sensibilidad, su autoconocimiento y su capacidad de Amarse a si mismo.
Una posibilidad real para lograr el éxito en la relación de pareja, no depende de enteramente de la pareja en sí, sino en mayor medida de nosotros mismos!, en asumir la responsabilidad de que sólo en nosotros se encuentra la llave para descifrar el origen de nuestros fracasos amorosos o la ausencia de una relación. El conocernos es comprender que origina nuestras angustias y remordimientos, es analizar cada una de las vivencias que experimentamos en el pasado que en menor o mayor medida fueron satisfactorias o dolorosas e incluso traumatizantes que nos dejó una secuela permanente y que a la postre nos condicionó un tipo de comportamiento evasivo y temeroso, al grado de afectar nuestra convivencia en las relaciones humanas, y por consecuencia el desarrollo pleno de nuestras potecialidades para alcanzar un estado de armonía y equilibrio. Al escudriñar en nuestros sentimientos más íntimos hallaremos las respuestas para comenzar a erradicar esa incertidumbre que nos hace sentir vacíos e insatisfechos, lo primero es aceptar que tenemos un problema, asumirlo como una experiencia más que sucedió en el pasado, ya no podemos hacer nada para regresar el tiempo y revertirlo y que esa experiencia sólo es una referencia, más no es una regla para aplicarla a una nueva vivencia, porque cada experiencia es única e irrepetible; buscar un medio de desahogo constructivo y sano para canalizar esa angustia, y si es necesario buscar ayuda profesional para superarlo; y posteriormente erradicar gradualmente de nuestro pensamiento la codependencia hacia lo que nos produce dolor, a deshacernos de esa carga de remordimientos, a perdonarnos de algo que en su momento no supimos enfrentar y superar, el aceptar que somos humanos y que tenemos el derecho de ofrecernos una nueva oportunidad para resurgir de entre las cenizas con mayor experiencia y madurez.
Para llenar el vacío que sentimos debemos vaciar ante todo lo que nos produce dolor, para comenzar a llenarlo con perdón, aceptación, fuerza de voluntad, deseo de crecer, de retomar el rumbo perdido, de confiar de nuevo en nuestras capacidades, revalorar nuestros sentimientos para finalmente comenzar a amarnos a nosotros mismos y así ya no depender de las apariencias, ya no buscar la grandeza en lo banal y superficial, ya no angustiarnos y temer por mostrar nuestra verdadera y auténtica personalidad, ya no dejarnos influir por medios de comunicación masiva que nos condicionan un sentimiento de desesperanza y pesimismo, cuando poseemos la capacidad para investigar y hallar la esencia de las cosas, y en esa medida comenzar a construir nuestra confianza con una conciencia renovada y libre! Libre de ataduras, de remordimientos, de prejuicios, libres de una personalidad posesiva y dominante, libres de machismos o feminismos exacerbados, que sólo nos inyecta inseguridad y por consecuencia celos injustificados, libres de la angustia de la soledad, porque la soledad son pequeños lapsos de autoconocimiento e introspección para revalorar y mejorar nuestras actuaciones futuras, y como consecuencia ya no buscaremos la otra mitad, buscaremos un ser completo y comprometido, porque nos sentiremos completos y comprometidos con nuestra superación, al comprender que la pareja ideal existe en nosotros mismos en la aceptación de nuestros valores y capacidades innatas, ahí comienza a surgir el amor en nosotros mismos en convencernos permanentemente que somos seres valiosos y con las mismas oportunidades para aspirar a ser felices, y por ende ya no expresaremos a la persona amada que la amamos porque la necesitamos; ahora en esta nueva evolución interior expresaremos: Te necesito porque te Amo!, porque en la medida en que nos amemos a nosotros mismos, en esa medida anhelaremos proyectar ese Amor, ya no a un objeto que llene nuestro vacío o satisfaga nuestra soledad; sino a un ser humano para compartirle y disfrutar un sentimiento universal que forma parte esencial de nuestro interior.
Una persona es enorme para uno, cuando habla de lo que vivió, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe.
A una persona la consideramos importante en nuestra vida, cuando en la convivencia y el conocimiento mutuo es afín a ciertos aspectos de nuestra personalidad, cuando hay confianza y fidelidad, cuando existe respeto a nuestra forma de ser y actuar, honestidad para expresar nuestros posibles errores y aciertos, cuando hay una preocupación activa y permanente por nuestro bienestar, cuando hay confidencialidad al compartir vivencias, cuando en su compañía el tiempo detiene su marcha, cuando nos hace disfrutar de momentos agradables y fructíferos y cuando nos brinda consuelo en los momentos de agobio.
Es pequeña cuando solo piensa en si misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que hay de importante entre dos personas: la amistad, el cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Cuando hay temor por demostrar nuestra verdadera esencia, usamos máscaras para no sentirnos vulnerables o sensibles, encerrándonos en nuestros propios prejuicios y remordimientos, lo que desemboca en una personalidad cerrada, reactiva y egoísta, todo ese resentimiento interno lo dirigimos hacia los demás, es ese tipo de comportamiento que nos hace pequeños, producto de una baja autoestima, de un vago autoconocimiento de nuestra potencialidad, provocando con ello un nulo compromiso personal que se ve reflejado hacia las personas, y con el consecuente riesgo de sentir en forma permanente ansiedad, aislamiento e incomprensión.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
En la afinidad con otro ser humano se derivan sentimientos y emociones mutuas, cuando percibimos que esa persona puede ser especial en nuestra vida, hacemos hasta lo imposible por alimentar esa amistad con todo tipo de detalles para estrechar los lazos de cariño y respeto; y lo que inicialmente surgió de un acontecimiento inesperado producto de una química espontánea, se va transformando en un real interés por trascender esa amistad, surge con ello, un compromiso ético por su crecimiento y bienestar; y la necesidad de alimentar la convivencia, para compartir experiencias, sueños y anhelos, que a la postre desembocará en relaciones de amistad permanente o en una fructífera relación de pareja.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de acuerdo con lo que espera de sí misma.
En nuestras acciones y comportamientos, que son producto de una formación familiar, social o profesional, estamos expuestos a cometer errores que consciente o inconscientemente pueden herir susceptibilidades, o debilitar la confianza depositada de un familiar, de una amistad o de una pareja, todo ello es parte de ese permanente laboratorio que llamamos vida y que deriva en una tendencia a perfeccionar nuestra personalidad, cuando hay un verdadero interés por superarnos y aspirar a ser mejores cada día, existe el compromiso por asimilar estas experiencias y crecer con ellas, pero más valioso es aún cuando la persona que afectamos demuestra su grandeza en su capacidad de perdonar nuestros errores, siempre y cuando no hayan sido muy graves e irreversibles, mucho depende de su flexibilidad y madurez para valorar la causa y no el efecto, cuando posee la cualidad de comprender y obra de acuerdo con sus principios éticos y morales, cuando es coherente en su hablar con su actuar, demostrándose a sí misma su humildad y sensibilidad humanitaria.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
En nuestra sociedad actual estamos influidos permanentemente por todo tipo de tentaciones, se nos fomenta a desarrollar una falsa autoestima con fines de consumismo comercial, nos alimentan el ego en base a mensajes subliminales para fomentarnos una doble moral, nos influyen permanentemente la creencia de la perfección estética como un medio para ser aceptados en una sociedad elitista que valora al ser humano por su apariencia estética y por sus posesiones materiales, nos embotan la mente con bombardeo sexual constante, denigrando en mayor proporción la imagen de la mujer como un objeto de placer y fomentando a través de los medios de comunicación la imagen machista del hombre como personaje dominante, todos estos aspectos van inyectando en la conciencia que la grandeza del ser humano radica en su poder económico, en un comportamiento amoral y tendencioso en la apariencia estética inducida, en su virilidad como un medio de superioridad, en vestir acorde con la moda actual, pero todo ello con un fin enteramente consumista, superficial y vano; denigrando el valor esencial que poseemos, alimentar el deseo constante por lograr la libertad interior, ahí radica la verdadera grandeza, en ser auténticos sin máscaras ni apariencias, en actuar con honestidad y humildad, en darle equilibrio a nuestra vida y forjarnos un futuro propio sin obsesiones excesivas o inducidas, simplemente con lo que nos haga sentir plenos y satisfechos.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Producto de esta doble moral a la que estamos constantemente influenciados, trae como consecuencia que desarrollemos una personalidad desconcertante y poco confiable, al estar confundidos por esta dualidad entre la apariencia y la esencia, entre lo estético y lo interno, entre lo material y lo espiritual, entre la honestidad y el engaño y entre el amor y el odio; cuando no somos realmente conscientes de nuestros procesos internos y desconocemos nuestras capacidades, nos invade un sentimiento de inseguridad constante, nos volvemos posesivos, dominantes y celosos ante la persona amada, pensamos que ese vacío que sentimos solamente será llenado a través de alguien, buscamos nuestra otra mitad para complementarnos o para aniquilar nuestra soledad, anhelamos encontrar a la pareja ideal, amamos a esa persona porque la necesitamos, la pregunta es: En que consiste esa necesidad?, en proyectar a esa persona como un medio satisfactor? Cómo una substancia material que llenará nuestro espacio vacío? Acaso dos mitades hacen una unidad? Porque ocurren las decepciones y el fracaso en las relaciones cuando proyectaba en ser un gran Amor?
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Consecuencia de lo anterior nos lleva a reflexionar lo complejo de convivir con esa elasticidad, cuando conocemos a alguien por vez primera nos parece grande, sublime, admirable; y sin embargo en la convivencia de pronto se hace pequeño, hostil e insoportable, cuando nuestras expectativas hacia el ser amado aparentaban ser las mejores, en quién radica la responsabilidad?, Quizás se deba a que esperamos de alguien lo que carecemos de nosotros mismos?, Quizás buscamos llenar un vacío por que nos sentimos insatisfechos por nuestra falta de autoconocimiento y desarrollo interno?, Quizás nos sentimos solos, porque no toleramos enfrentar nuestros propios temores y remordimientos? Quizás buscamos nuestra otra mitad, porque al no superar esa incertidumbre tenemos la sensación de que algo nos falta por complementar para sentirnos plenos? Quizás buscamos la pareja ideal por que ignoramos que lo ideal es aquello que se asemeje a nuestra esencia para sentirnos seguros? o, Quizás al expresar que amamos a esa persona porque la necesitamos es consecuencia de un condicionamiento para activar nuestra necesidad y una vez satisfechos la hemos dejado de amar? Entonces en que radica ese Amor?, hacia un objeto como un medio propulsor para experimentar una satisfacción obsesiva y efímera? Esto da origen a las frustraciones y por consecuencia al fracaso en las relaciones de pareja? Que necesitamos hacer para evitarlo?
Una persona es única cuando ha comprendido el sentido real de su vida. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que tornan a una persona grande… es su sensibilidad, su autoconocimiento y su capacidad de Amarse a si mismo.
Una posibilidad real para lograr el éxito en la relación de pareja, no depende de enteramente de la pareja en sí, sino en mayor medida de nosotros mismos!, en asumir la responsabilidad de que sólo en nosotros se encuentra la llave para descifrar el origen de nuestros fracasos amorosos o la ausencia de una relación. El conocernos es comprender que origina nuestras angustias y remordimientos, es analizar cada una de las vivencias que experimentamos en el pasado que en menor o mayor medida fueron satisfactorias o dolorosas e incluso traumatizantes que nos dejó una secuela permanente y que a la postre nos condicionó un tipo de comportamiento evasivo y temeroso, al grado de afectar nuestra convivencia en las relaciones humanas, y por consecuencia el desarrollo pleno de nuestras potecialidades para alcanzar un estado de armonía y equilibrio. Al escudriñar en nuestros sentimientos más íntimos hallaremos las respuestas para comenzar a erradicar esa incertidumbre que nos hace sentir vacíos e insatisfechos, lo primero es aceptar que tenemos un problema, asumirlo como una experiencia más que sucedió en el pasado, ya no podemos hacer nada para regresar el tiempo y revertirlo y que esa experiencia sólo es una referencia, más no es una regla para aplicarla a una nueva vivencia, porque cada experiencia es única e irrepetible; buscar un medio de desahogo constructivo y sano para canalizar esa angustia, y si es necesario buscar ayuda profesional para superarlo; y posteriormente erradicar gradualmente de nuestro pensamiento la codependencia hacia lo que nos produce dolor, a deshacernos de esa carga de remordimientos, a perdonarnos de algo que en su momento no supimos enfrentar y superar, el aceptar que somos humanos y que tenemos el derecho de ofrecernos una nueva oportunidad para resurgir de entre las cenizas con mayor experiencia y madurez.
Para llenar el vacío que sentimos debemos vaciar ante todo lo que nos produce dolor, para comenzar a llenarlo con perdón, aceptación, fuerza de voluntad, deseo de crecer, de retomar el rumbo perdido, de confiar de nuevo en nuestras capacidades, revalorar nuestros sentimientos para finalmente comenzar a amarnos a nosotros mismos y así ya no depender de las apariencias, ya no buscar la grandeza en lo banal y superficial, ya no angustiarnos y temer por mostrar nuestra verdadera y auténtica personalidad, ya no dejarnos influir por medios de comunicación masiva que nos condicionan un sentimiento de desesperanza y pesimismo, cuando poseemos la capacidad para investigar y hallar la esencia de las cosas, y en esa medida comenzar a construir nuestra confianza con una conciencia renovada y libre! Libre de ataduras, de remordimientos, de prejuicios, libres de una personalidad posesiva y dominante, libres de machismos o feminismos exacerbados, que sólo nos inyecta inseguridad y por consecuencia celos injustificados, libres de la angustia de la soledad, porque la soledad son pequeños lapsos de autoconocimiento e introspección para revalorar y mejorar nuestras actuaciones futuras, y como consecuencia ya no buscaremos la otra mitad, buscaremos un ser completo y comprometido, porque nos sentiremos completos y comprometidos con nuestra superación, al comprender que la pareja ideal existe en nosotros mismos en la aceptación de nuestros valores y capacidades innatas, ahí comienza a surgir el amor en nosotros mismos en convencernos permanentemente que somos seres valiosos y con las mismas oportunidades para aspirar a ser felices, y por ende ya no expresaremos a la persona amada que la amamos porque la necesitamos; ahora en esta nueva evolución interior expresaremos: Te necesito porque te Amo!, porque en la medida en que nos amemos a nosotros mismos, en esa medida anhelaremos proyectar ese Amor, ya no a un objeto que llene nuestro vacío o satisfaga nuestra soledad; sino a un ser humano para compartirle y disfrutar un sentimiento universal que forma parte esencial de nuestro interior.
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