El Secreto
Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó:
-Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?El rey le dijo:
-Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré.
Al término del paseo, el rey le preguntó:
-¿Qué piensas de mis riquezas? -La persona respondió:
-No ví nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara.
-El rey le dijo:
-Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado avivando mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera!
Reflexión:
Es indudable que no podemos evitar a lo largo de nuestra vida el buscar el apego, la comodidad y la seguridad que el dinero nos proporciona, ya que nos otorga posición, fama, reconocimiento, poder y aparente tranquilidad, sin embargo la angustía no desaparece!, por un lado la constante angustía por buscar un empleo, tener un negocio propio, conservarlo y progresar, ya sea en alguna actividad colectiva o propia; y por el otro lado, cuando ya poseemos cierta comodidad material, igualmente nos sentimos constantemente angustiados para no perder ese bien material, a no ser presas de robos, secuestros o fraudes, día tras día nuestro pensamiento está obsesionado en esta idea; y como no estarlo?, si vivimos y nos desarrollamos en un entorno social, donde prevalece el materialismo y el consumismo como prioridad, estamos inmersos e influenciados por poseer cada vez más, y entre más obtenemos, más deseamos poseer, ya que eso nos proporciona ese sentido de pertenencia, reconocimiento y seguridad en una comunidad, asociación u organización social. Y por consecuencia se convierte en el fin prioritario a lo largo de nuestra existencia.
La pregunta es: porque el poseer o no poseer ese bien material, de igual forma nos genera angustía? que causa no obliga a apegarnos a algo que es tan efímero y banal? A que le damos más valor?, al esfuerzo producto de nuestras capacidades para lograr tal fin, o al aparente reconocimiento y respeto que nos proporciona el obtener dicho bien material? Donde se encuentra la verdadera riqueza?, en lo superficial o en lo interior?, hay innumerables ejemplos de familias desintegradas, producto de discusiones, disputas y luchas encarnizadas originadas por el tema económico!, y peor aún, es que se presenta en todos los niveles de la sociedad, ya sea en aquellos sectores que carecen de lo necesario para subsistir, y en el otro extremo aquel sector que vive en la opulencia. Que es aquello que independientemente de la posición económica origina nuestra angustía permanente? Porque los patrones se repiten o son similares en ambos polos? Que nos produce ese apego y ese vacío al mismo tiempo? Hasta que punto podremos tener certidumbre de cuánto es necesario y suficiente para sentirnos tranquilos y satisfechos?, y sin embargo, cuando ya hemos logrado en apariencia satisfacer esa necesidad, que es eso que nos impulsa a seguir anhelando más y más? Que hay en lo más íntimo de nosotros que nos origina esa insatisfacción y angustía permanente? Donde está la clave de la felicidad y la armonía interior independientemente de nuestra condición económica?, Alguna vez nos hemos preguntado: si alguien puede darnos la paz, la felicidad, la realidad y la armonía? Donde está el Secreto?
La causa principal del porque sentimos esa exacerbada obsesión por las riquezas y posesiones materiales se debe en mayor medida al vacío que sentimos producto del desconocimiento de nosotros mismos, vacío que buscamos llenar a través del poder económico, del reconocimiento social, del sentido de pertenencia!. Y realmente el ser aceptados nos llena ese vacío?; porque aún en la convivencia nos sentimos por lapsos aislados y solos?. Ese miedo a la soledad, el miedo a ser nada, el miedo al vacío, nos hace apegarnos a algo, a la patria, a una idea, a una creencia, a un Dios, a alguna organización, a un maestro o a alguna disciplina., y el proceso de aferrarse a algo, implica conflicto, dolor, porque aquello a lo que nos aferramos en algún momento desaparecerá, nuestro auto, los bienes materiales, la familia, la pareja. Se desarrolla codependencia, debido a ese vacío interno que sentimos, en ese momento se genera la angustía. Mientras seamos ignorantes de nuestras capacidades y facultades no hay base para el pensamiento, y sin embargo, la ultima de las cosas que deseamos hacer es conocernos a nosotros mismos!, porque para poder construir transformar y llenar ese vacío, tenemos que saber lo que somos; el mundo es lo que somos nosotros; si somos mezquinos, celosos, vanidosos, codiciosos y soberbios, eso es lo que creamos en nuestro entorno, y esa es la sociedad en la cuál vivimos y nos desarrollamos si no conocemos el origen de nuestros pensamientos, inquietudes y dudas existenciales, nuestra búsqueda será vana y siempre nos sentiremos impulsados a depender de lo superficial de la vida!.
Conocerse a sí mismo es estudiarse en acción, en la real convivencia, más, la dificultad es que somos muy impacientes, queremos seguir adelante, alcanzar una meta y nos obsesionamos por ello; y como consecuencia, no tenemos tiempo ni ocasión para brindarnos una oportunidad de estudiarnos, de observarnos, de analizarnos, de corregirnos y evolucionar interiormente; nos hemos comprometido en diversas actividades: ganarnos el sustento diario, buscar actividades recreativas para eliminar el estrés, o hemos asumido ciertas responsabilidades en diversas organizaciones; tanto nos hemos comprometido de distintas maneras que casi no tenemos tiempo para reflexionar sobre nuestras acciones y alimentar nuestra llama interior!. Cuanto más nos conocemos, más claridad existe, el conocimiento propio no tiene fin, y a medida de que nos estudiemos, que ahondemos cada vez más en nuestras inquietudes y anhelos, más en paz y equilibrados nos sentiremos con nosotros mismos; quizás al principio no nos guste lo que descubramos, y que son nuestros temores arraigados, las dolorosas experiencias y los sueños no cristalizados, pero en la medida en que los aceptemos como parte de ese laboratorio personal; donde hemos tomado decisiones, asumido retos y responsabilidades y por consecuencia hemos obtenido buenos resultados o sufrido las consecuencias satisfactorias o desagradables, simplemente eso es la vida!, es evolución e involución, es éxito y fracaso, es felicidad y sufrimiento, es placer y dolor, es certidumbre e incertidumbre, es riqueza y pobreza, es optimismo y pesimismo, es materialismo y espiritualidad, es vida y es muerte. Siempre estaremos expuestos a experimentar esa dualidad en nuestra existencia, por que al reconciliar la dualidad con el conocimiento de nosotros mismos, estaremos en el camino de encontrar el equilibrio.
Sólo la mente cuando está tranquila mediante el conocimiento propio, no mediante una disciplina autoimpuesta, simplemente en una introspección libre de ataduras y auténtica, en base a desarrollar amor a uno mismo; sólo entonces, en esa quietud, en ese silencio, en ese contacto íntimo con nuestra llama interior, la fusión de la conciencia con la subconsciencia, puede sobrevenir la lucidez, el reconocimiento y origen de nuestros deseos y anhelos, el origen de las respuestas que satisfagan, reconcilien y eliminen gradualmente nuestras angustías; es solo entonces cuando puede existir la armonía interior y por lo tanto la inteligencia creativa. Es cuando se logra una transformación inmediata en la convivencia alrededor nuestro, el vacío interior irá desapareciendo;. y para lograrlo se requiere verdadera atención, porque para entender algo, tenemos que dedicarle todo nuestro ser, nuestra atención íntegra, plena y profunda, sin distracciones, simplemente vivir el momento presente al máximo, para comenzar a experimentar la libertad de ser, la paz interior, la serenidad y confianza en nuestras capacidades, y el consiguiente control de nuestras emociones para aspirar a encontrar la saciedad de lo material como producto de alimentar día a día nuestra riqueza interior.
El Secreto se encuentra solamente en nosotros mismos, en el autoconocimiento!.
El ¨ver hacia adentro' aviva nuestra llama espiritual!
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