miércoles, mayo 21, 2008

Lección de Dignidad

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que leía: "Cachorritos en venta".
Y muy pronto un niño apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?" El dueño contestó:
"Entre $30 y $50". El niño metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.37... ¿puedo verlos?".
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida con cinco cachorritos. Uno de los cachorritos estaba quedándose considerablemente atrás.
El niño inmediatamente señaló al cachorrito rezagado que cojeaba.
"¿Qué le pasa a ése perrito?", preguntó.
El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.
El niño se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".
Y el hombre replicó: "No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".
Por lo que el niño se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".
El hombre sorprendido por la insistencia del niño contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".
El niño se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:
"Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".
El hombre estaba ahora arrepentido y apenado, sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo:
"Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".
Reflexión:
En la vida no importa quién y cómo seamos, sino el valor interno que posee cada ser humano, en su capacidad para comprender y ayudar al prójimo, los aspectos externos como nuestra conformación física, nuestro color de piel, los ojos y nuestras aparentes ¨ imperfecciones físicas ¨, son cuestiones ajenas a nosotros desde el momento mismo de la concepción; la belleza física es algo subjetivo, impuesto por los convencionalismo sociales acerca de la belleza estética como un modelo a seguir por el ser humano, para lograr una aparente aceptación, alimentando equivocadamente su ego, haciendo a una lado y despreciando en la mayoría de las ocasiones a quienes físicamente no han sido ¨ agraciados¨ físicamente debido a su herencia familiar, por alguna enfermedad o accidente.
Que difícil es para quien o quienes no poseemos la ¨virtud¨ de la belleza externa, sin duda una gran desventaja para desarrollarnos socialmente, al ser ignorados, despreciados o rechazados; sin embargo en la mayoría de las veces es una gran ventaja, para quienes son libres de prejuicios y se aceptan tal como son debido a que, ante esa aparente ¨discapacidad estética o física¨, la persona comienza a desarrollar su verdadera belleza: su capacidad mental, una férrea voluntad, su deseo incansable de superación personal, su alegría por vivir, su bondad y su gran capacidad de amar todo cuanto le rodea y por sobre todas las cosas; la aceptación y el amor a sí mismo.
La persona inteligente es aquella que aprecia la belleza interior del ser humano, por lo que es, y no por la forma en como es su apariencia física o por sus bienes materiales, realza sus virtudes y sus valores morales, su inteligencia y capacidad intelectual aceptándola como su igual incondicionalmente.
Un(a) verdadero(a) amigo(a) es aquel(la) que llega cuando el resto del mundo se ha ido, estando presente en las buenas y en las malas, apoyándola siempre en los momentos difíciles, preocupándose activamente por su bienestar en la medida de sus posibilidades, que habla siempre con la verdad por muy dolorosa que esta sea, buscando siempre aportarle algo constructivo en su desarrollo. La belleza exterior es fugaz siendo el factor tiempo su implacable enemigo. Todo lo físico tiende a degenerarse y marchitarse con la edad, lo que permanece inalterable y en constante evolución y perfeccionamiento es la belleza interior; de cada uno de nosotros dependerá a cuál belleza deseamos alimentar, siendo primordial lograr el equilibrio en lo material, intelectual y espiritual que sin duda nos llevará por la senda de una auténtica felicidad.
Aceptando a nuestros semejantes como a nosotros mismos por su belleza interna y no por su belleza estética o sus posesiones materiales, porque al rechazarlos evidenciamos poca dignidad humana, producto de nuestra pobreza interior y discapacidad intelectual.
¨El Amar incondicionalmente es amarnos a nosotros mismos, el Amor es una Virtud, la Virtud es el alimento del Alma, el Alma es la esencia de Dios y Dios es el germen del AMOR¨