miércoles, mayo 21, 2008

Vacía tu Taza

Es la historia de un Profesor budista y un Maestro de Zen. El Profesor tenía extensos antecedentes en los estudios budistas y era un experto en la materia, por lo que viajo desde muy lejos para estudiar con el Maestro de Zen y así enriquecer su conocimiento, una vez que localizó al Maestro y después de hacer los saludos correspondientes, le pidió que le enseñara todo lo relacionado al Zen.

Desde el inicio de la conversación, resultó obvio para el Maestro que el Profesor no estaba tan interesado en aprender algo sobre el Zen como de impresionar al Maestro con sus propias opiniones y en su precipitación por dar a conocer al Maestro sus conocimientos, en un arranque de soberbia comenzó a hablar de sus extensos antecedentes doctrinales, hablaba y hablaba acerca de lo que él había estudiado.

El Maestro escuchaba pacientemente sin decir palabra alguna, y al final de la conversación del entusiasmado Profesor, el Maestro de Zen le sugirió que tomarán un poco de té. El Maestro, entonces le sirvió té a su visitante hasta que la taza de éste se llenó, sin embargo, el Maestro continuó vertiendo té en ella hasta que comenzó a derramarse.

El profesor sorprendido contempló como su taza se llenaba y el Maestro no paraba de servir té en ella, y ante tan desconcertante acción comentó:

- Maestro!, la taza se está desbordando, ya no le cabe más, pare! No puede verter más té en ella!.

El maestro dejó de verter el líquido y dijo:

- Tú eres como esta taza; estás lleno de tus propias ideas y especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarte Zen a menos que previamente vacíes tu taza. Antes que yo te enseñe, tienes que vaciar primero tu taza.

Reflexión:

A lo largo de nuestras vivencias que nos van proporcionando sabiduría, y en nuestra preparación académica el conocimiento intelectual, que es el complemento perfecto para obtener una idea clara del rumbo que hemos de seguir para la realización de nuestras metas personales; en ese andar se va moldeando y madurando la personalidad; sin embargo con el constante roce en el entorno en que nos desenvolvemos y el bombardeo de los medios de comunicación, vamos adquiriendo las normas y reglas dictadas por la sociedad, adoptando sus ideas y conductas para la correcta y armónica convivencia dentro del entorno social, convirtiéndonos en una engrane más de la gran maquinaria socio-económica en que nos desarrollamos.

Así mismo, como resultado de lo anterior vamos construyendo en nuestro pensamiento una personalidad adaptada y condicionada, en donde prevalece la estética y las apariencias para ser aceptados con la falsa idea de ¨pertenecer¨ y no sentirnos aislados o rechazados por la sociedad, lo cuál con el paso del tiempo se va convirtiendo en una prisión que va opacando nuestra verdadera autenticidad como seres humanos, viviendo con ello en una doble moral que gradualmente va llenando nuestra esencia de insatisfacción hasta que desbordamos en angustias y dudas existenciales, que difícilmente superaremos en una edad avanzada.

Cuantas ocasiones nos hemos sentimos agobiados por las largas jornadas de trabajo, por la gran problemática social nacional e internacional, por los problemas familiares, por la relación de pareja y sobre todo por nuestras propias aspiraciones y anhelos a alcanzar en la vida, en la nostalgia y arrepentimiento de acciones pasadas y la incertidumbre del futuro, todo ello desborda día a día nuestra energía terminando exhaustos y estresados, dejando casi nula la posibilidad para dedicarnos un tiempo a la reflexión y la meditación para armonizar nuestro interior y reorganizar nuestros pensamientos, para aspirar a una mejor calidad de vida.

Que importante sería el poder desarrollar un pensamiento propositivo, vivir día a día con optimismo y alegría, donde cada amanecer es una nueva oportunidad para vivir el presente al máximo y al dormir con la satisfacción de haber entregado lo mejor de nosotros mismos, sin evocar el pasado ni el futuro, simplemente construyendo día con día nuestras aspiraciones y sueños, dejar a un lado la nostalgia y la incertidumbre, para renovarnos una día a la vez como si fuese el último de nuestra existencia, disfrutando el momento presente al máximo, sonreír a la desventura y al dolor emocional, enfrentar los problemas como un reto a vencer, desarrollando con ello nuestra fuerza de voluntad y seguridad personal.

En esta alborada de fin de año es importante tener como propósito primordial el vaciar nuestra taza de las experiencias pasadas que en su momento nos generaron dolor y resentimiento, el saber perdonar a quienes nos lastimaron física y emocionalmente, el aceptar que las decisiones equivocadas sólo son experiencias que alguna enseñanza nos aportó, el no criticar o prejuzgar a las personas; vaciar totalmente el contenido de lo pasado, para que llegue la abundancia de la renovación material y espiritual a nuestra vida presente y venidera, liberarnos de la prisión de las reglas adquiridas, actuar en base a lo que dicte nuestro corazón y no buscar la conformidad de lo seguro por temor a experimentar lo desconocido, visualizar la vida como una gran aventura digna de experimentarla como tal, ser auténticos y creativos entregando lo mejor de nosotros mismos para vivir la vida plena y espontáneamente, sembrando acciones positivas para cosechar frutos positivos y abundantes.

Tenemos el libre albedrío de elegir el tipo de taza que deseamos ser, en su forma y consistencia, adaptar el destino a nuestra propia conveniencia y anhelos, a que el tiempo se adapte a nosotros, y no estar sujetos a él, construir nuestra propia taza y dejarla madurar y crecer, vaciando nuestra mente de lo negativo y llenándola con líquido de aspiraciones y satisfacciones, no temiendo Ser lo que en verdad deseamos Ser, no depender de las críticas u opiniones ajenas, defender nuestra propia verdad por muy inverosímil que ésta sea para los demás, escuchar, identificar y canalizar nuestra voz interna donde se encuentran las respuestas correctas a nuestras inquietudes, descubriendo con ello esa chispa de divinidad que habita en nuestro interior y estar en contacto íntimo con Dios, para aspirar a la libertad de Ser sin máscaras ni apariencias, logrando con ello el darle un propósito y sentido real a nuestra vida que nos colme de satisfacción y dicha.

Vacía tu Taza hacia un nuevo año de Renovación Espiritual, un nuevo año de Rejuvenecimiento Interior en Pensamiento y Acción enfrentando la vida con Valor, Determinación y Dignidad, desarrollando el AMOR para con uno mismo y los demás!