miércoles, mayo 21, 2008

Un Sabor de Sabiduría

Un envejecido maestro hindú ya estaba cansado de las quejas de su aprendiz, y así que una mañana, lo mandó por un poco de sal. Cuando volvió el aprendiz, el maestro le dio instrucciones al infeliz joven que pusiera un puñado de sal en un vaso de agua y después beberlo.

- ¿Cómo sabe? Pregunta el maestro.

- Salada, escupe el aprendiz.

El maestro ríe sofocadamente y luego le pide al joven que tome un mismo puñado de sal y lo deposite en el lago. Los dos caminaron en silencio hasta el lago más cercano, y una vez que el aprendiz depositó su puñado de sal en el agua, el anciano le dijo:

- Ahora bebe del lago.

El agua goteaba por la barbilla del joven, el maestro le pregunta:

- ¿Cómo sabe ahora?
- Dulce, hacía nota el aprendiz.
- ¿saboreaste la sal? Pregunta el maestro.
- No. dijo el joven.

En esto, el maestro se sienta al lado del serio joven quien lo recordaba de sí mismo y tomó sus manos, ofreciéndole:
- El dolor de la vida es sal pura; no es más, ni menos. La cantidad de dolor en la vida sigue siendo exactamente el mismo. Sin embargo, La cantidad de amargura que saboreamos depende en el envase que pongamos el dolor. Así que cuando sientas dolor, la única cosa que puedes hacer es agrandar tu sentido de las cosas…

- Deja de ser el vaso. Llega a ser el lago.

Reflexión:
El Curso de la vida está establecido de tal forma que nos brinda todo tipo de oportunidades para enriquecernos de ella, y escoger el mejor camino que se adapte a nuestras necesidades materiales y no materiales, tomando de ella todo el cúmulo de experiencias que se nos presentarán y que dependerá de nuestra madurez mental y espiritual para canalizarla en forma satisfactoria, resultando con ello el desarrollo armónico o inarmónico de nuestras expectativas de vida, existen varias vertientes que nos indicarán los distintos rumbos o caminos a seguir en base a nuestra intuición e inteligencia y de que forma asimilemos los problemas que se nos presenten, y que nos lleven a un buen término nuestras metas personales, sin duda estas experiencias desarrollarán nuestra capacidad de razonamiento si sabemos guiarnos por nuestra intuición.

Cada vivencia que experimentemos tendrán matices emocionales y sentimentales, con logros personales y satisfacciones internas, y otras serán sorpresivas e inesperadas que nos generen experiencias desagradables y dolorosas que pueden ser provocadas por factores ajenos a nuestra voluntad, inducidos por terceras personas o simplemente generadas por nosotros mismos, que nos puede ocasionar el sentir remordimientos o incertidumbre, dejando una amarga experiencia que nos limite nuestra capacidad de seguir experimentando estas vivencias, retrayéndonos hacia el aislamiento y la soledad moral, cuando en apariencia no encontramos los medios adecuados para saber canalizar lo que consideramos no aporta nada a nuestra felicidad interior, por lo que caemos en la desesperación, y que nos precipita a tomar decisiones que nos desvíen hacia un camino más largo para alcanzar nuestras metas trazadas en la vida.

En situaciones donde perdemos el control todo se torna confuso y desconcertante, “ahogándonos¨ en un vaso de agua derivando en amargura que termine hundiéndonos en la depresión. Siempre existirá una solución a nuestros problemas, siempre habrá una salida adecuada y positiva si sabemos dominar y controlar nuestras emociones y que no sean ellas las que nos dominen a nosotros en los momentos en que suceden estas crisis, para no dejarnos arrastras por la desesperación del momento, siendo primordial el crear rápidamente un orden ante el caos del entorno en que estamos sumergidos, ya sea por situaciones familiares, laborales o sociales.

Este tipo de experiencias independientemente de sus consecuencias y resultados que ellas arrojen, alguna enseñanza quedará grabada en nuestra memoria si nos enfocamos en tomar lo positivo, de esa forma estaremos en la posibilidad de desarrollar madurez en nuestra intuición que a la larga se traducirá en sabiduría. Siendo este el ingrediente perfecto que nos guíe con claridad a nuestros propósitos. La Paciencia es una de las cualidades esenciales que posee el ser humano y el hacer uso de ella es la base para canalizar adecuadamente un problema, manteniendo la calma ante situaciones complejas desarrollará en nosotros la amplitud mental y serenidad para depositar un problema en un gran lago que disipe y diluya rápidamente aquello que nos provoca dolor y sufrimiento emocional, quedando solamente lo dulce del aprendizaje que generó una experiencia que será muy valiosa para madurar integralmente cuando así lo deseemos para la toma de mejores decisiones que en un futuro se nos presentarán, si aceptamos seguir experimentando cada vivencia que el destino nos anteponga sin temer a las posibles consecuencias o riesgos que de ellas resulten, confiando en que sabremos sortearlas sin problemas guiados por nuestra intuición, con la finalidad de proyectar riqueza a nuestra existencia.