miércoles, mayo 21, 2008

La Alegoría del Carruaje

Una ocasión un hombre que se encontraba angustiado por los problemas cotidianos, escuchó una voz que le decía: -
- Sal a la calle que hay un regalo para ti! Sin pensarlo obedeció a la misteriosa voz y entusiasmado, salió a la vereda y se encontró con el regalo.
Era un precioso carruaje estacionado justo frente a la puerta de su casa. Era de madera de nogal lustrada, con herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante.
Abrió la portezuela de la cabina y subió. Se sentó y se dio cuenta que todo estaba diseñado exclusivamente para él, muy cómodo, y sin lugar para nadie más.
Entonces miro por la ventana, vio el paisaje y se quedo un rato disfrutando de esa sensación. Sin embargo, al rato comenzó a aburrirse; lo que veía por la ventana era siempre lo mismo. Y se pregunto: "¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?"
Y se convenció de que el regalo que le hicieron no servía para nada. Nuevamente la voz le dijo: —¿No te das cuenta que a este carruaje le falta algo?
Y al mirar hacia abajo se dio cuenta de las alfombras y los tapizados. Y
la voz nuevamente le dice:—Te faltan los caballos —le dice antes que llegue a preguntarle. Aún así veo siempre lo mismo —pienso—, por eso me parece aburrido...
Entonces se dirige hasta el corralón de la estación y le ató dos caballos al carruaje. Se subió otra vez y desde adentro gritó:—¡¡Eaaaaa!!
El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso le sorprende.
Sin embargo, al poco tiempo empezó a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales.
Y piensa:- Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios desconocidos. Se da cuenta que no tiene ningún control; los caballos lo arrastran a donde ellos quieren, lo cuál se volvió muy peligroso.
Y comenzó a asustarme y a darse cuenta que eso tampoco le servía.
En ese momento, la voz le dijo: —¡Te falta el cochero!—¡Ah! – fue cuando comprendió y con gran dificultad freno los caballos y decidió contratar a un cochero.
A los pocos días obtuvo el control absoluto de la situación.
Y concluyó:
Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Por lo que se subió, se acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero el destino a recorrer.
Es cuando se percata que el Cochero conduce el carruaje y controla la situación, él decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta.
Y él por fin disfrutó del viaje.
Reflexión:
Esta pequeña alegoría nos da a entender el verdadero sentido del ser interior.
Hemos nacido, visto la luz de la vida, llegado a este mundo y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo. Un carruaje diseñado especialmente para cada uno de nosotros. Un vehículo capaz de adaptarse a los cambios del paso del tiempo, pero que será el mismo en su esencia durante todo el viaje hasta nuestro destino final.
En el momento de nacer, nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, un Don, una virtud y éste se movió. Este carruaje: El Cuerpo serviría de nada si no tuviese caballos; ellos representan los deseos, las necesidades, las sensaciones y los afectos.
Al principio todo marcha bien sin contratiempos, pero en algún momento comenzaremos a darnos cuenta que estos deseos nos llevan por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y es cuando tenemos necesidad de frenarlos.
Aquí es cuando aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar y actuar racionalmente. Ese cochero manejará con eficiencia nuestro destino a seguir.
En algún momento de nuestra vida seremos el carruaje o los caballos o el cochero durante todo el camino, cuando no tenemos aún claro que nos depara, en la búsqueda permanente de nuestro destino que es la propia vida.
La armonía y el equilibrio lo podremos construir con todos esos aspectos, cuidando no dejar de ocuparnos de ninguno de estos tres protagonistas, si deseamos tener éxito en nuestra aventura: La Vida.
Permitir que nuestro cuerpo sea llevado sólo por los impulsos, los afectos o las pasiones puede ser y es muy arriesgado.
Se necesita de la cabeza, mediante el pensamiento racional para ejercer cierto orden en la vida.El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta.
Pero quienes realmente tiran del carruaje son los caballos. Es imperativo no permitir que nuestro cochero los descuide.
Tienen que ser alimentados y protegidos permanentemente, ¿Qué sería de nosotros si solamente fuéramos cuerpo y cerebro? Si no existiera ningún deseo, ¿cómo sería la vida? Sería como la gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, que son insensibles y frívolas, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje, solo materia, nada espiritual!.
Por lo cuál no se debe descuidar el carruaje, porque tiene la misión de durar todo el trayecto para llevarnos al final de nuestro ciclo vital.
Y esto implicará reparar, cuidar y afinar lo necesario para su constante mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje, se acaba el sentido real de la vida: Aspirar a la felicidad y plenitud.
Desarrollar la conciencia para tener la sensibilidad de saber que soy mi cuerpo, mi dolor de cabeza y mi sensación de apetito; que soy mis ganas, mis deseos y mis instintos; que soy además mi reflexionar y mi mente pensante aunado a mis experiencias.
Es en ese momento que estamos en condiciones de iniciar equipados este camino, que es el que hoy decidiremos para cada uno de nosotros; que es nuestra libertad de ser, nuestra independencia, aún por encima de la adversidad, la indiferencia, los obstáculos, las críticas, la discriminación, el aislamiento latente; este es el precio de la libertad: es el despertar de nuestra conciencia, cuando avanzamos hacia delante sin retroceder, sin mirar hacia atrás en una constante renovación, cuando somos propositivos, espontáneos, cuando sonreímos a la desgracia y al sufrimiento, sólo basta dejar que la tormenta pase para que la calma ilumine nuestro pensamiento y estemos en condiciones de tomar una decisión correcta.
Al trabajar activamente es cuando un obstáculo se convierte en un reto a vencer, es cuando lograremos conducir nuestro carruaje hacia la senda del éxito material y espiritual.
La Alegoría de la Vida consiste en guiar nuestro propio destino, sin que el destino controle nuestra propia vida.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Es una verdadera lastima que las personas utilizan su tiempo en otras cosas ,menos en leer verdades y libros que les ayudaran ser mejores personas y a vivir en paz

domingo, 29 de julio de 2018, 10:12:00 a.m. GMT-7  
Blogger Unknown said...

🖕🖕🖕🖕🖕🖕🖕🖐

jueves, 7 de marzo de 2019, 2:31:00 a.m. GMT-8  

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