Idealismo
Quién alguna vez no ha
pecado de idealista?, cuántos pensamientos no hemos elevado al firmamento
aclamando a un orden superior que la vida sea lo más perfecta posible; que estemos
exentos de accidentes; que nuestros familiares gocen de plena salud; que en
nuestra relación de pareja siempre impere el respeto, la fidelidad y el amor;
que los hijos no caigan en las garras de las drogas y el bullyng y sean
personas de provecho; que logremos realizarnos laboral y profesionalmente para
aspirar a un futuro promisorio; en síntesis hemos anhelado más de una vez
experimentar la plenitud!. Este tipo de actitud puede ser criticable, porque en
nuestra realidad no hay cabida para el idealismo y la plenitud, porque eso es
la aspiración a la vida perfecta, y la perfección como tal es inexistente en un
mundo donde impera la lucha constante por el poder y la supervivencia, donde
las vivencias de la cotidianeidad se encargan de sepultar la esperanza hacia un
pensamiento idealista, sólo se nos presenta este tipo de sensación de forma
fugaz.
De antemano sabemos
que no todo es perfecto, es perfectible o tendiente a la perfección, porque las
mismas experiencias de la vida nos lleva a alejarnos de este tipo de actitud;
basta con sufrir una situación desagradable que deje algún tipo de secuela,
suficiente para despertar del letargo de la idealidad y encarar la vida con
crudeza y reservas, marcando un nuevo rumbo en nuestro actuar. No es
necesariamente perjudicial, porque nos asienta hacia pasos más firmes y
cautelosos, con cierto recelo, por las heridas sufridas del pasado;
comprendemos con el tiempo y los años, que es parte ya sustancial de la
existencia recibir caídas, decepciones y engaños y en contraparte, lecciones de
vida, aprendizaje y por ende el desarrollo tan anhelado de la madurez. Porque
eso es la vida, es la realidad, es el mundo que nos tocó experimentar con sus
excepcionales matices de emociones y sentimientos encontrados por situaciones que
a veces son favorables y que en mayor medida son desfavorables.
Y a pesar de esto, no
cesamos en obstinarnos por aspirar a hallar la persona adecuada a nuestras
aspiraciones de vida, a lograr consolidar ese proyecto tan anhelado, a alcanzar
a cristalizar nuestros sueños; cuando se posee actitud ante la vida, asumimos
la vida como lo que es, simple y compleja a la vez, realista o idealista es lo
de menos, lo fascinante es recibir las situaciones como llegan y provechar o
desechar lo que mejor convenga a nuestras aspiraciones y necesidades; vivir el
momento en su máxima expresión con esos altibajos que siempre serán parte del
repertorio que nos espera experimentar, recabando cuánto aprendizaje llegue a
nuestra memoria, porque la existencia fue hecha para vivirla, sin
recriminaciones, sin evasiones, sin excusas y sin arrepentimientos, de otra
forma no habría sentido para vivir!.
El objetivo del ser
humano es buscarse, experimentarse y aprender para aspirar a ser
perfeccionista, mejorando las diferentes facetas en que se divide su
existencia, metas que representan ideales a alcanzar basados en la fe que se
posea de sí mismo, sin importar los presentes y futuros obstáculos que se
presenten en el camino, porque eso no es transferible, tarde o temprano tenemos
que enfrentar los pendientes que hemos dejado a la deriva, con la esperanza de
que se esfumen en la barca del tiempo, eso no sucederá; los círculos que no se
cierran representan fugas que se fijan en el estado de ánimo obstaculizando la
frescura del presente, ya que tarde o temprano reclamarán el cierre de su
ciclo, y entre más rápido lo encaremos, mayor ligereza mental experimentaremos,
asentando la realidad nuestro accionar!
¨No hay nada más
absurdo que creer que la vida es color de rosa, ya que la vida misma se encarga
de posicionarnos en la realidad de la idealidad¨.
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