Los Diez Mandamientos (Esenios)
Los Esenios eran una secta judía, cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisés, llamado Esén, aproximadamente 1.500 años a.C. a quienes se les atribuyen los Manuscritos del Mar Muerto hallados en el desierto de Qumrán, y del cuál se desprende el siguiente documento en su propia versión de los Diez Mandamientos de su Evangelio:
EL LIBRO DE MOISÉS:
EL LIBRO DE MOISÉS:
LOS DIEZ MANDAMIENTOS.
Y una humareda cubrió el Monte Sinaí, porque el Señor descendió en fuego sobre él. Y el humo ascendía como el de un horno y toda la montaña estremeciose grandemente. Y descendió el Señor sobre la cima del Monte Sinaí. Y el Señor llamó a Moisés a la cima, y Moisés subió. Y el Señor llamó a Moisés desde la Montaña, diciendo: "Ven a Mí, porque voy a darte las leyes para tu pueblo, que será un convenio para los Hijos de la Luz. Y Moisés subió hasta Dios. Y Dios habló en estas palabras, diciendo:
1.- No tendrás otras leyes ante Mí.
2.- No harás imagen alguna de la Ley en cielo ni en la tierra. Yo soy la Ley invisible, sin comienzo y sin final.
3.- No te harás leyes falsas, pues yo Soy la Ley, la Ley de todas las Leyes. Si me desertaras, serás visitado por desastres de generación en generación.
4.- No violarás la Ley. La Ley es tu Dios, que no te considerará sin culpa.
5.- Honra a tu Madre Terrenal para que tus días puedan ser muchos sobre la tierra y honra a tu Padre Celestial, para que la vida eterna sea tuya en los cielos, pues latiera y los cielos son dados por la Ley, que es tu Dios.
6.- No tomaras la vida de cosa viviente alguna, la vida sólo viene de Dios quien la da y la toma.
7.- No degradaréis el Amor. Es el sagrado regalo del Padre Celestial.
8.-No cambiarás tu alma, presente inapreciable del amante de Dios, por las riquezas del mundo, que son cual semillas plantadas en terreno pedregoso, que por no tener raíz, tan sólo un corto tiempo duran.
9.- No serás testigo falso de la Ley, para usarla contra tu hermano: sólo Dios conoce el principio y el final de las cosas, pues su ojo es único y Él es la Sagrada Ley.
10.- No codiciarás las posesiones de tu prójimo. La Ley te dará presentes mucho más grandes, la tierra y los cielos si guardares los mandamientos del Señor tu Dios." Moisés escuchó la voz del Señor y selló en su corazón la alianza entre el Señor y los Hijos de la Luz.
Y volviose Moisés, bajó de la montaña, y las tablas de la Ley estaban en sus manos. Y las tablas eran la obra de Dios y la escritura de Dios, grabada en las tablas. Y el pueblo no sabía que había sido de Moisés, se reunieron y desprendiéronse de sus ornamentos de oro e hicieron un becerro fundido. Adoraron al ídolo y le ofrecieron ofrendas quemadas. Y comieron y bebieron y danzaron ante el becerro de oro que habían hecho y se abandonaron a la corrupción y al mal delante del Señor. Y sucedió que al aproximarse al campo, vio el becerro y las danzas y la maldad de su pueblo; la cólera de Moisés fue tan grande que arrojó las tablas que rompiéronse monte abajo. Y sucedió que a la mañana siguiente Moisés dijo a su pueblo: “Habéis cometido un gran pecado, habéis negado a vuestro Creador. Subiré hasta el Señor a suplicar la expiación para vuestro pecado." Y Moisés regresó hasta el Señor y dijo: “Señor, has visto la profanación de tu Sagrada Ley; pues tus hijos perdieron la fe y adoraron a las tinieblas e hiciéronse un becerro de oro. Señor, perdónalos, pues son ciegos a la luz."
Y el Señor le dijo a Moisés: "Mira, al principio de los tiempos fue hecha una alianza entre Dios y los Hijos de los Hombres, y la Sagrada llama del Creador entró en él y fueron hechos Hijos de Dios y les fue dada a guardar su herencia como primogénitos, y el hacer fructíferas las tierras de su Padre y mantenerlas sagradas. Y quien expulsa de sí al Creador escupe sobre su primogenitura, y no hay pecado más grave a los ojos de Dios." Y el Señor habló diciendo: “Sólo los Hijos de la Luz podrán guardar los mandamientos de la Ley. Escúchame: Las tablas que rompiste nunca más serán escritas con palabras de los hombres. Cómo tú las regresaste a la tierra y al fuego, así vivirán invisibles en los corazones de quienes puedan seguir la Ley. A tu pueblo de poca fe, que pecó contra el Creador, cuando estas en suelo sagrado ante tu Dios, daré otra Ley. Será una Ley severa, sí, les atará, pues no conocen aún el Reino de la Luz..."
Y Moisés escondió la Ley invisible en su pecho y la guardó como un signo para los Hijos de la Luz. Y Dios dio a Moisés la Ley escrita para el pueblo. Y Moisés bajó hasta ellos y les habló con apesadumbrado corazón. Y Moisés dijo a su pueblo: "Estas son las leyes que vuestro Dios os ha dado:
1.- No tendréis otros dioses ante Mí.
2.- No os haréis imágenes talladas.
3.- No tomaréis el nombre del Señor tu Dios en vano.
4.- Recordarás el Sabat, para santificarlo.
5.- Honrad a vuestro Padre y a vuestra Madre.
6.- No matareis.
7.- No cometeréis adulterio.
8.- No robaréis.
9.-No daréis falso testimonio contra tu prójimo.
10.- No codiciaréis las cosas de tu prójimo, ni a la esposa de tu prójimo, ni cosa alguna que pertenezca a tu prójimo.
Y hubo un día de lamento y expiación por el gran pecado contra el Creador, que no terminó. Y las tablas rotas de la Ley Invisible vivieron escondidas en el pecho de Moisés, hasta que sucedió que los Hijos de la Luz aparecieron en el desierto y los ángeles caminaron sobre la tierra.
Reflexión:
Todo en la vida posee un conocimiento que escapa sutilmente a nuestros sentidos ordinarios, debido a que sin poder evitarlo nuestra mente esta completamente saturada de los problemas de la vida diaria, cada pensamiento se sumerge en lo que nos apremia por resolver, sea éste el sustento diario, los próximos exámenes, la proximidad de una competencia, la resolución pronta de nuestros pendientes en el trabajo, la cercanía de un cumpleaños o aniversario, el apremio económico, el deseo de tomarnos un ¨break¨ para salir de la rutina y del agotamiento anímico y mental. Hay tanto acumulado en nuestra mente que en realidad es imperceptible la sensación del paso del tiempo que se consume indiscriminadamente. Y es así como estamos estrechamente ligados al exterior, a las apariencias de la vida, que tanto nos corretea el tiempo que muy poco espacio nos queda para asimilar los mensajes y experiencias. Poca o nula energía poseemos al final de la jornada que lo único que deseamos es descansar para olvidar y evadir, para que al amanecer nos levantemos desganados y desmotivados ante una nueva jornada con más de lo mismo de siempre.
Algo muy interno nos impulsa a actuar de determinada forma o actitud ante la vida, independientemente del ritmo que nos impone nuestro medio, y sin embargo lo hacemos en su mayoría sumergidos en la inconsciencia o sobresaturados por los problemas cotidianos de supervivencia. Y es así que se nos escapan tantas, pero demasiadas cosas que le darían un diferente sentido a nuestra existencia, la harían más tolerante, más interesante, más emotiva. Si tan sólo aprendiéramos a ser más observadores y analíticos con nuestro entorno y movimientos internos a nivel sensitivo y emocional. A que no todo lo representa lo que ya esta establecido, que podemos desarrollar la habilidad de escuchar en lugar de oír, observar en lugar de ver, expresar en lugar de hablar, percibir en lugar de sentir y comprender en lugar de ser sólo receptores. Hay aún mucho por seguir explorando en está máquina perfecta que somos nosotros no sólo a nivel orgánico, sino a nivel mental y emocional, que si desarrollamos la capacidad de escucharnos, observarnos, hablarnos y percibirnos, otra concepción tendríamos de nuestra individualidad, que nuestra autoestima y dignidad serían más elevadas; y por tanto más seguros y templados seríamos ante el medio.
No todo lo que aparenta es la realidad última, no todo lo que se dice es la verdad absoluta, no todo lo que vemos, oímos y sentimos es la conciencia de la vida; es sólo apariencia, es la superficialidad del lago, son etiquetas impuestas en forma de palabras y conceptos que no dimensionan realmente su profundo contenido; la verdad habita exclusivamente en cada ser humano y que es aplicable sólo a su propia percepción y experiencia, pero sólo de él. Ya que cada quién obtiene sus propias experiencias, resultados y consecuencias de sus actos y es así como se va descubriendo e interpretando la verdad exclusiva. Es cierto que hay que regirnos por normas y conductas establecidas para un bienestar armónico y común, pero también es cierto que cada quién toma la decisión de cómo conducirse en la vida, basada en la propia capacidad de interpretar la dimensión de su propia verdad del entorno que le tocó vivir.
Y una humareda cubrió el Monte Sinaí, porque el Señor descendió en fuego sobre él. Y el humo ascendía como el de un horno y toda la montaña estremeciose grandemente. Y descendió el Señor sobre la cima del Monte Sinaí. Y el Señor llamó a Moisés a la cima, y Moisés subió. Y el Señor llamó a Moisés desde la Montaña, diciendo: "Ven a Mí, porque voy a darte las leyes para tu pueblo, que será un convenio para los Hijos de la Luz. Y Moisés subió hasta Dios. Y Dios habló en estas palabras, diciendo:
1.- No tendrás otras leyes ante Mí.
2.- No harás imagen alguna de la Ley en cielo ni en la tierra. Yo soy la Ley invisible, sin comienzo y sin final.
3.- No te harás leyes falsas, pues yo Soy la Ley, la Ley de todas las Leyes. Si me desertaras, serás visitado por desastres de generación en generación.
4.- No violarás la Ley. La Ley es tu Dios, que no te considerará sin culpa.
5.- Honra a tu Madre Terrenal para que tus días puedan ser muchos sobre la tierra y honra a tu Padre Celestial, para que la vida eterna sea tuya en los cielos, pues latiera y los cielos son dados por la Ley, que es tu Dios.
6.- No tomaras la vida de cosa viviente alguna, la vida sólo viene de Dios quien la da y la toma.
7.- No degradaréis el Amor. Es el sagrado regalo del Padre Celestial.
8.-No cambiarás tu alma, presente inapreciable del amante de Dios, por las riquezas del mundo, que son cual semillas plantadas en terreno pedregoso, que por no tener raíz, tan sólo un corto tiempo duran.
9.- No serás testigo falso de la Ley, para usarla contra tu hermano: sólo Dios conoce el principio y el final de las cosas, pues su ojo es único y Él es la Sagrada Ley.
10.- No codiciarás las posesiones de tu prójimo. La Ley te dará presentes mucho más grandes, la tierra y los cielos si guardares los mandamientos del Señor tu Dios." Moisés escuchó la voz del Señor y selló en su corazón la alianza entre el Señor y los Hijos de la Luz.
Y volviose Moisés, bajó de la montaña, y las tablas de la Ley estaban en sus manos. Y las tablas eran la obra de Dios y la escritura de Dios, grabada en las tablas. Y el pueblo no sabía que había sido de Moisés, se reunieron y desprendiéronse de sus ornamentos de oro e hicieron un becerro fundido. Adoraron al ídolo y le ofrecieron ofrendas quemadas. Y comieron y bebieron y danzaron ante el becerro de oro que habían hecho y se abandonaron a la corrupción y al mal delante del Señor. Y sucedió que al aproximarse al campo, vio el becerro y las danzas y la maldad de su pueblo; la cólera de Moisés fue tan grande que arrojó las tablas que rompiéronse monte abajo. Y sucedió que a la mañana siguiente Moisés dijo a su pueblo: “Habéis cometido un gran pecado, habéis negado a vuestro Creador. Subiré hasta el Señor a suplicar la expiación para vuestro pecado." Y Moisés regresó hasta el Señor y dijo: “Señor, has visto la profanación de tu Sagrada Ley; pues tus hijos perdieron la fe y adoraron a las tinieblas e hiciéronse un becerro de oro. Señor, perdónalos, pues son ciegos a la luz."
Y el Señor le dijo a Moisés: "Mira, al principio de los tiempos fue hecha una alianza entre Dios y los Hijos de los Hombres, y la Sagrada llama del Creador entró en él y fueron hechos Hijos de Dios y les fue dada a guardar su herencia como primogénitos, y el hacer fructíferas las tierras de su Padre y mantenerlas sagradas. Y quien expulsa de sí al Creador escupe sobre su primogenitura, y no hay pecado más grave a los ojos de Dios." Y el Señor habló diciendo: “Sólo los Hijos de la Luz podrán guardar los mandamientos de la Ley. Escúchame: Las tablas que rompiste nunca más serán escritas con palabras de los hombres. Cómo tú las regresaste a la tierra y al fuego, así vivirán invisibles en los corazones de quienes puedan seguir la Ley. A tu pueblo de poca fe, que pecó contra el Creador, cuando estas en suelo sagrado ante tu Dios, daré otra Ley. Será una Ley severa, sí, les atará, pues no conocen aún el Reino de la Luz..."
Y Moisés escondió la Ley invisible en su pecho y la guardó como un signo para los Hijos de la Luz. Y Dios dio a Moisés la Ley escrita para el pueblo. Y Moisés bajó hasta ellos y les habló con apesadumbrado corazón. Y Moisés dijo a su pueblo: "Estas son las leyes que vuestro Dios os ha dado:
1.- No tendréis otros dioses ante Mí.
2.- No os haréis imágenes talladas.
3.- No tomaréis el nombre del Señor tu Dios en vano.
4.- Recordarás el Sabat, para santificarlo.
5.- Honrad a vuestro Padre y a vuestra Madre.
6.- No matareis.
7.- No cometeréis adulterio.
8.- No robaréis.
9.-No daréis falso testimonio contra tu prójimo.
10.- No codiciaréis las cosas de tu prójimo, ni a la esposa de tu prójimo, ni cosa alguna que pertenezca a tu prójimo.
Y hubo un día de lamento y expiación por el gran pecado contra el Creador, que no terminó. Y las tablas rotas de la Ley Invisible vivieron escondidas en el pecho de Moisés, hasta que sucedió que los Hijos de la Luz aparecieron en el desierto y los ángeles caminaron sobre la tierra.
Reflexión:
Todo en la vida posee un conocimiento que escapa sutilmente a nuestros sentidos ordinarios, debido a que sin poder evitarlo nuestra mente esta completamente saturada de los problemas de la vida diaria, cada pensamiento se sumerge en lo que nos apremia por resolver, sea éste el sustento diario, los próximos exámenes, la proximidad de una competencia, la resolución pronta de nuestros pendientes en el trabajo, la cercanía de un cumpleaños o aniversario, el apremio económico, el deseo de tomarnos un ¨break¨ para salir de la rutina y del agotamiento anímico y mental. Hay tanto acumulado en nuestra mente que en realidad es imperceptible la sensación del paso del tiempo que se consume indiscriminadamente. Y es así como estamos estrechamente ligados al exterior, a las apariencias de la vida, que tanto nos corretea el tiempo que muy poco espacio nos queda para asimilar los mensajes y experiencias. Poca o nula energía poseemos al final de la jornada que lo único que deseamos es descansar para olvidar y evadir, para que al amanecer nos levantemos desganados y desmotivados ante una nueva jornada con más de lo mismo de siempre.
Algo muy interno nos impulsa a actuar de determinada forma o actitud ante la vida, independientemente del ritmo que nos impone nuestro medio, y sin embargo lo hacemos en su mayoría sumergidos en la inconsciencia o sobresaturados por los problemas cotidianos de supervivencia. Y es así que se nos escapan tantas, pero demasiadas cosas que le darían un diferente sentido a nuestra existencia, la harían más tolerante, más interesante, más emotiva. Si tan sólo aprendiéramos a ser más observadores y analíticos con nuestro entorno y movimientos internos a nivel sensitivo y emocional. A que no todo lo representa lo que ya esta establecido, que podemos desarrollar la habilidad de escuchar en lugar de oír, observar en lugar de ver, expresar en lugar de hablar, percibir en lugar de sentir y comprender en lugar de ser sólo receptores. Hay aún mucho por seguir explorando en está máquina perfecta que somos nosotros no sólo a nivel orgánico, sino a nivel mental y emocional, que si desarrollamos la capacidad de escucharnos, observarnos, hablarnos y percibirnos, otra concepción tendríamos de nuestra individualidad, que nuestra autoestima y dignidad serían más elevadas; y por tanto más seguros y templados seríamos ante el medio.
No todo lo que aparenta es la realidad última, no todo lo que se dice es la verdad absoluta, no todo lo que vemos, oímos y sentimos es la conciencia de la vida; es sólo apariencia, es la superficialidad del lago, son etiquetas impuestas en forma de palabras y conceptos que no dimensionan realmente su profundo contenido; la verdad habita exclusivamente en cada ser humano y que es aplicable sólo a su propia percepción y experiencia, pero sólo de él. Ya que cada quién obtiene sus propias experiencias, resultados y consecuencias de sus actos y es así como se va descubriendo e interpretando la verdad exclusiva. Es cierto que hay que regirnos por normas y conductas establecidas para un bienestar armónico y común, pero también es cierto que cada quién toma la decisión de cómo conducirse en la vida, basada en la propia capacidad de interpretar la dimensión de su propia verdad del entorno que le tocó vivir.
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