jueves, agosto 12, 2010

Discernimiento

Se trataba de un perro callejero, que le gustaba curiosear todos los rincones e ir de aquí para allá. Siempre había sido un vagabundo y disfrutaba mucho con su forma de vida. Pero en una ocasión penetró en un palacio cuyas paredes estaban recubiertas de espejos.

El perro entró corriendo en una de sus acristaladas estancias y al instante vio que innumerables perros corrían hacia él en dirección opuesta a la suya. Aterrado, se volvió hacia la derecha para tratar de huir, pero entonces comprobó que también había gran número de perros en esa dirección. Se volvió hacia la izquierda y comenzó a ladrar despavorido.

Decenas de perros, por la izquierda, le ladraban amenazantes. Sintió que estaba rodeado de furiosos perros y que no tenía escapatoria. Miró en todas las direcciones y en todas contempló perros enemigos que no dejaban de ladrarle. En ese momento el terror paralizó su corazón y murió víctima de la angustia.


Reflexion:

Cuando estamos tan a pegados a las apariencias, a moldear nuestra personalidad acorde al escenario en que nos desenvolvamos; por afán o necesidad de sentido de pertenencia, renunciamos a nuestra individualidad por el que dirán y estar a ¨tono¨ en la convivencia en sociedad, y por este tipo de causales hacemos cosas que en realidad no deseamos, asintiendo ante la presión, al traicionar nuestras convicciones caemos en infinidad de vicios de orden físico y anímico, apagando gradualmente nuestra esencia individual. A que precio?, a ser aceptados a fin de aliviar el aislamiento que constantemente evadimos y que nos causa temor el experimentarlo; es decir, nos adaptamos al medio con la finalidad de experimentar y desarrollarnos en sociedad. Pero que sucede cuando alguna vez nos hemos atrevido o por lo menos hemos pensado el actuar conforme en realidad somos!. Acaso alguna vez no se han presentado ciertas dificultades, al mostrar una personalidad poco común o diferente que el general?, cuál es la respuesta?, rechazo, burla, escarnio, envidia, desaprobación e indiferencia?, y en otras: sorpresa, admiración, atractivo, etc.. A pesar de todo esto, el convivir en sociedad además de ser necesario, es exponerse ante otros seres a fin de descubrir nuestras reacciones ante todo tipo de estímulos, con la finalidad de desarrollarnos, madurar y anhelar evolucionar en un mundo que nos impulsa a explorar nuestras capacidades a fin de alcanzar el máximo nivel de plenitud en cualquier área.

Pero, porque razón adoptamos estas máscaras o facetas ficticias?, no basta únicamente el mirarnos al espejo y aceptarnos como realmente somos y aceptar que lo que se refleja es nuestra realidad y asumirlo?. Tan incómodo nos resulta mirar nuestro imagen reflejada?, es importante analizarnos en una fracción como en su totalidad?, cuál es el sentido de la estética y la belleza que nos han impuesto?, a quién se le ocurrió el establecer un ¨prototipo¨ específico?. Que impulsa a adoptar una actitud de poca aceptación a sí mismo. Cuál es el discernimiento del análisis de nuestra individualidad, que al mirar reflejada nuestra imagen, adoptemos una actitud constante crítica al pretender compararnos con alguien en particular!. A veces perdemos conciencia de que aquello que rechazamos de nuestra personalidad es consecuencia de la ignorancia de lo que somos!, ya sea a nivel físico, estético, conductual, moral o facultativo. Este tipo de ¨cualidades¨ es lo que nos tocó poseer, y que sin duda, tenemos la posibilidad de mejorar o potencializar en cualquier nivel. Alguna vez nos hemos preguntado porque estamos insatisfechos constantemente?, porque a pesar de que logremos alcanzar cierto nivel de vida, cosechar éxitos profesionales y materiales, con un currículum extenso; siempre hay algo que nos hace falta?, aún cuando nos observemos al espejo y denotemos una trasformación no sólo física, sino anímica; sigue prevaleciendo un deseo de algo más!. Y ese algo más, es comprender que nuestro mundo externo no lo es todo, hay algo más interno que nos impulsa a buscar mayores alturas, a experimentar mejores posibilidades de crecimiento, que no hemos sabido aprovechar todo nuestro potencial, nuestras capacidades, que el conocimiento de la vida tanto externa como interna es infinito, que aquello que llamamos ¨Alma¨ o ¨Esencia¨ o ¨Ente Etérico¨, es lo que nos provee de conciencia y percepción para trascender más allá de las apariencias, más allá de la superficialidad de nuestro mundo ordinario, y que no sólo es la multiplicidad de reflejos o máscaras que hemos adoptado a lo largo de nuestra vida.

Porque es latente la posibilidad que en nuestras acciones veremos reflejadas sus consecuencias; aquello que lanzamos es lo que nos será devuelto en su magnitud y medida; aquellas actitudes que adoptemos hacia los demás serán las mismas que probablemente recibiremos por nuestro actuar. Porque la vida es aparentemente un espejo, un reflejo de lo que percibimos en lo superficial, pero sobre todo un reflejo de lo que somos en la actualidad por nuestras acciones pasadas. Y la profundidad donde la hemos dejado?, que factores nos hacen descuidar lo esencial de la vida?. Quizás sea que al estar tan sumergidos en la superficialidad de lo material, hemos creado un abismo inalcanzable cuando miramos dentro de nuestro Ser!. Por algún motivo, aún cuando pensemos que ya poseemos lo suficiente, sentimos que carecemos de todo; nos angustia lo material porque eso nos da tranquilidad, reconocimiento, estatus y confort. Y porque no atarse a ello, si es la base esencial de nuestra existencia?. Acaso eso será suficiente para sentirse feliz y pleno?, si es la vía de la felicidad, pues bien nos valdrá hacer buen uso de ello para alcanzar la plenitud interna; siempre y cuando haya equilibrio, equidad y balance, entre nuestras acciones y actitudes ante la vida, para aspirar alcanzar el éxito en todos los planos de nuestra vida. Que todo aquello que observemos en el espejo de nuestra vida; sea el vivo reflejo de acciones encaminadas a ser mejores y más humanos cada día, discerniendo en cada acción ejecutada en coherencia con nuestras aspiraciones personales, sin necesidad de recurrir a máscaras, confiando en nuestra individualidad sin temores, para desenvolvernos plenamente en la cotidianeidad.