viernes, julio 03, 2009

Un Saco de Zozobras

Un viajero cargaba un saco pesado bajo el cual se esforzaba y se quejaba sin cesar. De nadie podía obtener ayuda y consuelo. Caminaba despacio, gimiendo bajo su carga, cuando se le acercó un ángel y le preguntó:
"Hermano, ¿Qué llevas ahí?" Áquel respondió refunfuñando:
"Mis zozobras..." El ángel sonrío compasivamente y le dijo:
"Veamos tu carga y examinémos tus zozobras"
Así lo hicieron, pero, he aquí el saco estaba vacío.
"En verdad, dijo el viajero, había en él dos cargas demasiado pesadas para ser soportadas por mortal alguno; pero había olvidado que uno era de ayer y se fue"
"¿Y, la otra...?" Preguntó el ángel.
"La otra era de mañana y no ha llegado aún..."
Se sonrió el ángel con infinita compasión y le dijo: "El hombre se dobla bajo el peso de las zozobras de ayer y de mañana... El que se afana sólo por las cosas de hoy no necesita saco para ellas. Si tú quieres echar a un lado esa cosa negra y dedicar todo tu valor, fuerzas y regocijo a las actuales, nunca te agobiará una verdadera desdicha".
El hombre siguió su consejo y se puso en marcha. Al regresar de su destino anochecía y terminó su viaje risueño y regocijado.

Reflexión:

Cada día de nuestra vida la experimentamos en diversas etapas, al amanecer despertamos aletargados y aturdidos producto de las reminiscencias del sueño experimentado la noche anterior, sin prestarle mucha atención comenzamos un día más de rutina, a veces ligeros y motivados, y otras tantas cargando las preocupaciones y pendientes por cumplir; de esta forma iniciamos nuestras actividades, envueltos en ese interminable ir y venir del tiempo que transcurre su cruel marcha sin detenerse, sin darnos el tiempo suficiente para vivenciar y asimilar cada instante que es vital para nuestro aprendizaje y crecimiento interior, en un abrir y cerrar de ojos ya se escapó una oportunidad más de la vida, aquellas que son muy escasas y que en un instante, en un intervalo mínimo de tiempo pueden transformar integralmente nuestro curso normal de vida, un instante se escapa cuando no reaccionamos en ese momento crucial, cuando dudamos, cuando prejuzgamos, cuando retrocedemos y vacilamos en dar ese paso, la vida corre tan rápidamente que muchas de las sorpresas y maravillas contenidas en el misterio y enigma de la vida se escapan de nuestras manos y difícilmente estas se vuelven a manifestar, hemos perdido una oportunidad más de sorprendernos y aprehender.

Cada vivencia se transformara en experiencia cuando aprovechamos sin vacilar la oportunidad que se nos presenta en el camino, cuando en nuestro interior agolpa una sensación de alerta y de emoción, si sabemos interpretar ese lenguaje corporal y silencioso confiando en nuestras capacidades y actuamos conforme a esas sensaciones, en ese instante estamos creando el intervalo llamado presente, es el momento único e irrepetible, es la ausencia del pasado y del futuro, es la entrega total de nuestra atención a la vivencia, a la sensación, a la emoción, al sentimiento de extraer al máximo el conocimiento oculto detrás de lo aparentemente conocido, de las apariencias, de la superficialidad, de la frivolidad, de la hipocresía, de la soberbia; obstáculos que desintegran y anulan el momento vital llamado presente. Esa vivencia acompañada de emociones y sensaciones quedan atrapadas en la red del tiempo llamado pasado, cada una de las vivencias se transformarán en simples recuerdos, en meras sensaciones, en meras palabras; muchas de ellas al no haberlas aprovechado al máximo, llevarán una carga de desasosiego, de frustración, de nostalgia por no haber actuado con razonamiento e inteligencia, por haber dudado de nuestras capacidades innatas: escuchar nuestro interior y actuar sin dudar.

Surge a su vez un nuevo intervalo de tiempo: el llamado futuro, el mañana, el porvenir, aquello que desconocemos y que inventamos y reinventamos todo tipo de circunstancias y preparativos para no ser sorprendidos por lo que aún no conocemos, utilizamos la experiencia del pasado lo registrado en nuestra memoria, aquello que ya se vivió, y que dejó un grado de conocimiento y aprendizaje que utilizamos como herramienta para descifrar lo que está por venir y que ansiamos cumpla con nuestras expectativas trazadas, para evitar en lo posible cometer algún error que destruya nuestros planes de vida, el futuro es producto de la proyección de nuestra mente en base a experiencias propias y ajenas, anhelando lograr los mejores resultados que nos proporcionen estatus social, reconocimiento y confort ante nuestra angustia por desconocer lo desconocido, lo cuál nos genera un sentimiento de incertidumbre, agobio y zozobra que es producto de la vivencia mal encauzada, del error cometido, del remordimiento causado por dudar en el momento vital, generando a su vez una culpa que apaga nuestra autoestima, sólo conocemos lo ya vivido, lo conocido.

Entramos ahora en un nuevo conflicto, en un enfrentamiento entre dos intervalos de tiempo; lo ya vivido y lo aún no vivido, el pasado y el futuro, lo conocido y lo desconocido, esa es nuestra constante a lo largo de nuestra vida, estamos atrapados entre esos dos intervalos, en esa cruel y agobiante red del tiempo, absorbiendo nuestros pensamientos y eliminando el máximo de nuestra energía y concentración vital, estamos sumergidos entre la nostalgia de lo que ya vivimos y de la incertidumbre de lo que esta por llegar, deseamos repetir las sensaciones y emociones de que nos provocó placer y disfrute pleno, y evitar a su vez aquello que nos provocó dolor y sufrimiento, nuestra mente esta inmersa y estancada en pensamientos contradictorios, ambos absorbiendo y diluyendo nuestro momento vital: el presente, y en ese mar de contrariedades ambos intervalos comienzan a mezclarse, queremos descifrar lo desconocido con lo conocido, el futuro con el pasado, cuando ambos intervalos son irreconciliables entre sí, van en direcciones opuestas, que en su esencia no existen como tal, el verdadero y real tiempo es la sucesión de intervalos presentes, de lo que se experimenta de instante en instante, estamos tan sumergidos y obsesionados por estos intervalos que olvidamos que la clave para descifrar lo que es en apariencia desconocido es vivir el momento presente a plenitud, a su máxima concentración y alerta para no desaprovechar las oportunidades que la vida nos ofrece, al 100% de energía y concentración, a olvidarnos de que estamos regidos y sometidos por el factor tiempo.

Cuando nos entregamos enteramente a las sensaciones que la vivencia nos entrega, al presente, en ese momento tenderá a desaparecer de nuestra mente la nostalgia, el remordimiento, la culpa, la incertidumbre, el agobio y por ende la zozobra generada por éste cúmulo de pensamientos destructivos e innecesarios, y seremos capaces de desterrar de nuestra memoria las constantes cargas que acumulamos día con día, la sabiduría es producto de una vivencia real, de una entrega total de nuestra esencia, sin temer o dudar, sólo entregarnos enteramente a lo que dicte nuestro interior para mantener una conciencia tranquila, sin culpas o remordimientos, dejar atrás aquello que ya no funcionó, ser capaces de renovarnos momento a momento, a eliminar de nuestro pensamiento la necesidad de evocar lo que nos provocó en algún momento dolor y sufrimiento, estas sensaciones aletargan nuestra evolución; le damos más importancia y valor a lo destructivo que a lo positivo, realzamos más lo que nos genere autocompasión y aceptación ficticia que aquello que en su momento fue acertado y constructivo; y estancados en ese aletargamiento y autocompasión buscamos y pedimos ayuda al sentirnos ¨incapaces¨ de resolver nuestros propios problemas por el simple hecho de llamar la atención y sentirnos acogidos, evadiendo nuestra propia responsabilidad; ningún sistema profesional de autoayuda, superación personal, psicológica o psiquiátrica resolverá nuestra problemática, sino aceptamos la responsabilidad de nuestras acciones, ya que son producto de nuestras decisiones, y por ende somos los únicos responsables y constructores de nuestra vida, nadie tendrá ni poseerá la plena capacidad de ayudarnos a resolver nuestros conflictos emocionales y mentales sino comenzamos por ayudarnos a nosotros mismos, por el simple hecho de que nadie posee el real conocimiento de lo que somos, más que nosotros mismos y por lo tanto, en ese conocimiento interno, descubriremos el origen de nuestra problemática.

Cada ser humano posee todo lo necesario para ¨curarse¨ así mismo, cuando desarrollamos la capacidad de desterrar de nuestro pensamiento las sensaciones destructivas producto de lo pasado y de lo futuro, y nos concentramos en experimentar lo presente, cada momento que llega a nuestra vida, cada oportunidad, cada sensación, cada emoción, cada sentimiento, si somos capaces de seguir sorprendiéndonos, seguir descubriendo y seguir entregando lo mejor de nosotros mismos, el presente se manifestará en todo su potencial, aprovechando todo el conocimiento que conllevan las vivencias y el aprendizaje que obtenemos de esa asimilación sin intervalos de tiempo de por medio, sin zozobras ni cargas o culpas, sin nostalgias o incertidumbres; nuestro mejor plan de vida es experimentarnos y descubrirnos ante los retos que la vida nos entrega día a día, momento a momento; de renovarnos y dejar lo pasado y obsoleto atrás, de disfrutar y conocer nuevas amistades, nuevos amores, de atreverse a hacer aquello que nos hacen creer es imposible, de experimentar nuevos retos, de hacer a un lado el factor edad y rejuvenecer nuestro estado mental, de motivarnos cada mañana al despertar, de sentirnos espontáneos y auténticos, alegres y positivos, con fortaleza en nuestra autoestima para contrarrestar las criticas y las envidias, con seguridad para defender nuestra personalidad, forma de ser, de pensar y actuar, para que cada año venidero sea en potencia mejor al anterior, con renovadas expectativas de vida, cargado de experiencias y sabiduría, porque en el saber esta la libertad y esa libertad es sentirnos satisfechos de lo que somos y anhelamos trascender, ya no habrá necesidad de buscar aquello que nos proporcione felicidad y plenitud, porque la búsqueda se transformará en descubrimiento y ese descubrimiento es vivir el momento presente.