viernes, julio 03, 2009

La Teoría es Insuficiente

Un erudito alquiló una barca para cruzar un río caudaloso. Al recibirlo, el barquero se expresó con frases gramaticalmente incorrectas. Después de corregirlo, el erudito preguntó:
- ¿Tú no has estudiado gramática?
- No señor, contestó el barquero, soy un iletrado.
- ¿Tampoco sabes geografía ni aritmética?, volvióa preguntar el erudito.
- No señor, nada de eso sé, respondió avergonzadoel aludido.
- Supongo que tampoco sabrás nada de historia, literatura o filosofía, interrogó de nuevoel hombre culto.
- No tengo ni idea de nada de eso, soy sólo unbarquero ignorante, habló humillado el pobre hombre.

Pues amigo, un hombre sin cultura es como si hubiera perdido la mitad de su vida!Instantes después, la barca, arrastrada por la corriente, fue a dar con unas rocas que provocaron una gran vía de agua. El barquero preguntó a su pasajero:
- Señor, ¿sabe usted nadar?- No, respondió.
- Entonces me temo que va a perder toda su vida

Reflexión:

La vida del ser humano requiere de equilibrio, basada no simplemente en el conocimiento adquirido a través de la lectura y la formación cultural, lo cuál sólo proporciona un estatus ante la sociedad en su desenvolvimiento de la comunicación a través del lenguaje y una mejor comprensión de su entorno; pero un factor esencial es el conocimiento adquirido a través de la experiencia producto de las vivencias en que se desenvuelve diariamente. Aquí es donde el Ego juega un papel importante en estas dos vertientes:

En primer lugar, cuando tenemos la oportunidad de prepararnos académicamente, donde desarrollamos nuestra cultura general proporcionando un importante bagaje de conocimientos acerca de los acontecimientos que marcaron la historia universal y a fin de inyectarnos un sentido de identidad y pertenencia, a través de grandes héroes que fueron íconos y que proporcionan un valioso ejemplo de lo que el ser humano puede lograr alcanzar cuando se adquiere un ideal por el cuál luchar y trascender en la vida; a su vez tenemos la oportunidad de prepararnos en alguna especialidad en particular con la finalidad de desarrollarnos humanística, técnica o profesionalmente y con este conocimiento formativo desenvolvernos como personas económicamente activas en nuestro medio social.

Y en segundo lugar se encuentra el conocimiento no formativo a nivel académico, el cuál se obtiene con la escuela de la vida, con las vivencias que día a día experimentamos, donde no existe un manual de vida en el cuál basarse, donde sólo disponemos del conocimiento de nuestros antepasados y ajenas, y que a pesar de ello, no resultan del todo efectivas para poder atacar o enfrentar alguna circunstancia en que nos encontremos envueltos, es el conocimiento puro que se va descubriendo a medida que lo vamos asimilando por medio de nuestras acciones, reacciones y emociones y de los resultados que obtenemos a consecuencia de ello y que nos va proporcionando verdadera experiencia propia.

Cómo juega el Ego en ambos conceptos?, por un lado tenemos aquella persona considerada ilustrada o culta, formado a través de la lectura tanto especializada como en cultura universal, ya sea para un fin profesional o puramente personal, y que por lo general son personas respetadas por su gran bagaje de conocimientos, lo que les proporciona un importante estatus social por el desarrollo de una correcta expresión tanto corporal como verbal; y por el otro lado el otro extremo aquellas personas consideradas por la sociedad como ¨ignorantes¨ por su falta de preparación cultural, por el hecho de no poseer los medios necesarios para su formación académica, siendo un sector relegado al no poseer las ¨cualidades¨ necesarias para su integración social.

El conocimiento es muy necesario para saber todo aquello que ha marcado la historia de la humanidad, todo cuánto sucede en nuestro entorno natural o más allá de nuestra planeta, el ser humano desde que tiene uso de su razón y conciencia ha vivido y vive en la tiniebla del misterio y el enigma, comienza así su incesante deseo por explicarse lo que sucede a su alrededor e intenta formularse alguna explicación de lo que desconoce en el universo y que le agobia constantemente y la insignificante pequeñez que representan su ignorancia y su debilidad ante lo que no puede explicarse para aspirar a poseer una certidumbre de lo que el futuro le depare.

Aquí es donde se desprende estas dos vertientes: la persona que se cultiva a través de la experiencia de los libros y que ímbuido en ese deseo por saber descuida en gran medida el desarrollarse internamente a través de la experiencia propia, muchas de sus acciones las basa en conceptos ya predefinidos, en normas ya establecidas, en procedimientos comprobados, en hipótesis ya formuladas e invierte una gran cantidad de su tiempo en alimentarse de ese conocimiento que aún cuando no es propio, si es vital para poder guiarse en la vida con mayor seguridad y confianza; esto trae como consecuencia que su Ego se vea potencializado a medida que va desarrollando su cultura, le proporciona seguridad y confianza para desenvolverse y ser reconocido en su medio social, sin embargo, internamente solo es un producto acumulativo de experiencias ajenas que las toma como propias, las moldea y adapta a sus necesidades dependiendo de sus circunstancias, es un producto consumista de lo establecido en lo ideológico, cultural, social, político y religioso, se basa en estándares ya impuestos, se relega la espontaneidad, lo natural, lo nuevo, lo desconocido y ante esa desazón fortalece su Ego para no sentirse vulnerable, desarrollando en algunos casos, su soberbia como mecanismo de defensa ante aquello que le perturba y que lo establecido no le proporciona..

Y por el otro lado existen esos seres que alejados de las grandes ciudades, de los tumulos, se desarrollan en la escuela de la vida, desconocen en gran medida la historia universal, de los descubrimientos de la ciencia en la explicación de los fenómenos de nuestro universo, de los sistemas políticos, de las innovaciones en la tecnología, de la sistematización de los medios de comunicación masiva, de las nuevas tendencias de la moda, etc. Sólo posee el conocimiento heredado de sus antepasados, producto de la observación y el razonamiento de su entorno natural, su saber lo basa en lo que su ¨limitado¨ entendimiento le proporciona, se encuentra a un nivel de conciencia distinto, más apegado a la realidad pura de la vida, a conformarse con lo que su entorno le provee, es conocimiento propio el que desarrolla en gran medida potencializando lo ya adquirido a través de las generaciones anteriores, sin embargo a pesar de tener un contacto más íntimo con su ser, de cultivarse en la escuela de la vida, es generalmente aislado y temeroso a los que considera ¨diferentes¨ o ¨superiores¨ a él, porque así lo han sometido, se convierte en un ¨producto¨ maleable y manipulado en las grandes sociedades, su percepción de ese mundo diferente y ajeno el cuál desconoce le proporciona inseguridad y vulnerabilidad, su Ego lo reprime como mecanismo de defensa ante aquello que rebasa su entendimiento de lo natural que él domina.

El equilibrio se basa en crear el cimiento de nuestro conocimiento primario a través de la cultura general, de la preparación académica, de la vasta información que está a nuestro alcance como un medio referente para tener conciencia de los eventos que marcaron la historia, del ejemplo de grandes personajes que en la lucha por sus ideales fomentaron con su ejemplo la perseverancia y tenacidad por cristalizar sus ideales en la búsqueda de su propia libertad, en el deseo de trascender y dejar una huella permanente, y que en esa demostración de fortaleza interior, paulatinamente han logrado vencer sus ansiedades e incertidumbres, sentando las bases de una humanidad en decadencia que aspira a buscar la felicidad, aferrándose a esos ideales como punto de partida y como un fin motivacional para superar su incertidumbre ante un mundo en constante evolución, y por el otro lado con esas bases, con esos ejemplos históricos, crear nuestra propia historia, nuestras propias vivencias, nuestros propios errores, aciertos y desaciertos, la historia, las experiencias ajenas y el conocimiento cultivado son lo ya establecido, lo ya vivido y experimentado lo que en realidad no nos pertenece y por lo tanto necesitamos vivir, experimentar, saber, conocer, sentir; el verdadero conocimiento no es sinónimo de egolatría o soberbia; es sinónimo de humildad, de tolerancia; no necesariamente el que sabe más es el que ha vivido más, existen innumerables ejemplos de personajes en la antigüedad que mediante la contemplación y el razonamiento, basado en sus propias experiencias, lograron sentar las bases de la historia, de los grandes descubrimientos, de la filosofía pura, mediante su imaginación creadora, antes de lo establecido, sólo había misterio y enigma; de igual forma poseemos la capacidad de ser creadores e innovadores, de no sentir que lo sabemos todo, cuando en realidad no sabemos nada de la vida.

Debemos buscar nuestro equilibrio entre el conocimiento adquirido y el conocimiento cultivado, entre la soberbia y la humildad, la egolatría y la tolerancia, igual de valioso es cultivarse y experimentar con vivencias propias, entre la frontera de lo ya conocido y lo desconocido, no podemos descifrar lo desconocido con lo conocido, lo real con lo irreal, el futuro con el pasado, es necesario hacer a un lado lo experimentado para liberarnos y aspirar a descubrir lo nuevo, aquello que desconocemos y que es el presente el cuál diluimos por enfrascarnos entre lo pasado y lo futuro, se diluye la energía en lo que no podemos controlar, nuestro presente es esencial para descubrirnos como seres humanos, viviendo al máximo momento a momento, a permitir que la vida nos sorprenda, a dejar de prejuzgar lo que aún no se ha experimentado, hacer a un lado los temores, las dudas ante lo que se nos presente, simplemente hacer a un lado la teoría la cuál es insuficiente, es ilusoria, es irreal, la verdadera práctica es entregarnos a lo que dicte nuestro interior, a entregarnos por completo a nuestras emociones y sensaciones, a nuestras aspiraciones de vida, al conocimiento interno que nos impulsa a lograr aquello que aspiramos hallar que es la certeza de aquello para lo cuál llegamos a este mundo, cuya finalidad es sentirnos plenos y satisfechos por el hecho de Ser.