viernes, julio 03, 2009

El Collar de Perlas

El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente. Una niña se aproximó al negocio contra el vidrio de la vitrina, sus ojos brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró al negocio y pidió para ver un collar de perlas.
- Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?, dice ella.
El dueño del negocio miró desconfiado a la niña y le preguntó:
- ¿Cuánto dinero tienes?.
Sin dudar, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo atado y fue deshaciendo los nudos. Los colocó sobre el mostrador y dijo feliz:
– Es todo lo que tengo.Eran apenas algunas monedas que ella exhibía orgullosa.
- Sabe, quiero dar este regalo a mi hermana mayor.
Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar que es del color de sus ojos.
El hombre enternecido por tales palabras fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, y lo envolvió con un vistoso papel rojo y una cinta verde.
- Toma, dijo a la niña. Llévalo con cuidado.
Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo. Aun no acababa el día, cuando una linda joven entró al negocio. Colocó sobre el mostrador el envoltorio deshecho, preguntándole al dueño de la joyería:
.- ¿Este collar fue comprado aquí?
.- Sí señora.- ¿Y cuánto costó?
.- ¡Ah!, habló el dueño del negocio. El precio de cualquier producto de mi tienda, es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.
La joven continuó:
'Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo'.
El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven.
- Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar.
- 'ELLA DIO TODO LO QUE TENIA'.El silencio llenó la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuanto sus manos tomaban el pequeño envoltorio.


Reflexión:
El mejor regalo que puede obtener el ser humano es la gratitud desinteresada, podremos recibir desde un costoso collar de perlas o simplemente un sincero abrazo, que por el hecho de no poseer valor económico no lo exenta de un valor moral y humano, y es el que mayor satisfacción puede proporcionarnos, las manifestaciones de cariño y amor son invaluables, debido a que es un reconocimiento hacia nuestras actitudes para con nuestros semejantes. La verdadera donación es darse por entero... sin restricciones. Cada acción que llevemos a cabo durante nuestra existencia debe estar desprendida de nuestro ego, no buscar siempre un reconocimiento material o moral y basar nuestro actuar en ello, porque siempre estaremos condicionando nuestras acciones a las personas buscando simplemente un beneficio propio y haciendo un lado el bienestar común; el no recibir una recompensa material, a algunas personas no les resulta atractivo; estamos acostumbrados a esperar siempre algo a cambio para tenderle la mano a quien solicita nuestra ayuda, uno de los objetivos principales en esta vida es alimentar nuestro sentido filantrópico, actuar por un verdadero sentimiento de humanidad, porque nos nace hacerlo, y al actuar así, la recompensa llegará de inmediato, a través de una sonrisa, de unas palabras de agradecimiento de una manifestación de cariño o a través de un abrazo o un beso; esa satisfacción es muy reconfortable y nos alimenta espiritualmente, lo que invade de alegría y orgullo, la gratitud de quién ama no conoce límites para los gestos de ternura.

Cuando entregamos lo mejor de nosotros no sólo en nuestras acciones personales, sino también a quienes nos rodean sin condición alguna, la vida tarde o temprano nos enviará múltiples satisfacciones, alentando nuestro crecimiento personal y espiritual, obteniendo gran cantidad de amigos que incondicionalmente también nos apoyarán en los momentos difíciles y que se traduce en un gran sentido de pertenencia y seguridad; las oportunidades llegarán tarde o temprano producto de nuestras acciones anteriores, la vida se forja en la medida en que cosechamos lo que sembramos durante nuestro andar diario, de nosotros dependerá que tan fructífera sea la semilla que sembremos, en la medida en que actuemos con honestidad, evitando dañar la dignidad y sensibilidad de las personas. La gratitud con amor no sólo reanima a quien recibe, sino que reconforta a quien lo ofrece. La verdadera Riqueza no se fundamenta en lo material, se obtiene al materializar la filantropía hacia nuestros semejantes.