El Ego
Cuentan que un hombre llegó a la conclusión de que vivía muy condicionado tanto por los halagos y aceptación de los demás, como por las críticas y rechazos. Dispuesto a afrontar la situación, visitó a un sabio. Éste, al tanto de sus inquietudes, le dijo:
-Vas a hacer, sin formular preguntas, exactamente lo que te ordene. Ahora mismo irás al cementerio y pasarás varias horas vertiendo halagos a los muertos; después vuelve.El hombre obedeció y marchó al cementerio, donde llevó a cabo lo ordenado.
Cuando regresó, el sabio le preguntó:-¿Qué te han contestado los muertos?
-Nada, señor; ¿cómo van a responder si están muertos?
-Pues ahora regresarás al cementerio de nuevo e insultarás gravemente a los muertos durante horas.Cumplida la orden, volvió ante el sabio, que lo interrogó:
-¿Qué te han contestado los muertos ahora?-Tampoco han contestado en esta ocasión; ¿cómo podrían hacerlo?, ¡están muertos!
-Como esos muertos has de ser tú. Si no hay nadie que reciba los halagos o los insultos, ¿cómo podrían éstos afectarte?
Reflexión:
Existen etapas en la vida cotidiana en que es muy fácil caer en el mundo de las apariencias, siendo un impulso casi instintivo que por el temor a ser rechazados y quedar aislados, buscamos los medios necesarios para ser aceptados en una sociedad materialista, siendo dependientes de las opiniones de los demás sean éstas de rechazo o aceptación, pero finalmente actuamos condicionados por esta situación, con lo que gradualmente vamos renunciando inconscientemente a nuestra auténtica personalidad, creando una realidad alterna y desviando de esta forma nuestros verdaderos propósitos que nos hagan sentir plenos con nosotros mismos.
La ignorancia radica en la renunciación de nuestra personalidad, de nuestras virtudes, en la libertad de nuestro actuar por esa dependencia que alimenta falsamente nuestro ego, ya sea a través de halagos, reconocimientos, críticas o simplemente rechazos, aspectos que en apariencia van formando nuestra personalidad ante la sociedad, cuando en realidad sólo deforma nuestra autenticidad, nuestros principios más básicos como seres humanos, por esa devaluación en nuestra autoestima e inseguridad que nos hemos creado de nosotros mismos.
Alimentar nuestro Ego no depende de factores externos, siendo de igual forma un error el tratar de eliminarlo, el Ego es un principio fundamental que define nuestra identidad, nuestra autoestima que desemboca en la aceptación y seguridad de lo que somos, actuando en pos de nuestro equilibrio emocional y espiritual; es el mirarse al espejo no viendo nuestra apariencia exterior, sino a través de nuestra alma donde radica la verdadera belleza del ser humano, en lo que proyecta e inspira en los demás.
Realizando una introspección personal, en una búsqueda constante por definir quienes somos e iniciar nuestro andar para definir hacia donde vamos y en esa autoaceptación y autoconfianza, desarrollar la fuerza y determinación necesaria para hacer frente a los embates externos en que estamos envueltos cotidianamente en nuestra sociedad, derribando gradualmente los obstáculos que se nos presenten y lograr de esta forma cumplir nuestras expectativas de vida.
Existirán personas que intenten halagarnos, criticarnos e incluso insultarnos verbal o físicamente, con la finalidad de desvitrtuar nuestra forma de ser.
No necesitamos ser como los demás nos indiquen que es lo correcto o como debemos comportarnos para ser plenos y felices, basta únicamente con estar convencidos que nuestro actuar en la vida surge desde nuestro interior, porque ahí se encuentra el germen innagotable que da las respuestas correctas a nuestras inquietudes.
El pensamiento libre de prejuicios que definen el Ego, un Ego orientado hacia el enriquecimiento de nuestros aspectos personales y no dependiente de los factores externos es lo que construye el mundo, nos hace únicos y auténticos, donde la ignorancia es el olvido de sí mismo; si nos conocemos a nosotros mismos no habrá oscuridad, incertidumbre, ni soledad espiritual.
La Renunciación y dependencia de nuestra personalidad radica en la necesidad de alimentarnos de las opiniones ajenas.
La Emancipación e Independencia de nuestra personalidad radica en la necesidad de alimentarnos de nuestras propias experiencias libres de prejuicios.
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